EL
BAUTISMO
CON EL
ESPÍRITU SANTO
(Hch. 1:5)
INTRODUCCIÓN:
Dios se manifestado a través de los tiempos como un Dios trino.
Cada persona de la Tri-Unidad ha desarrollado una tarea especifica en cada una
de las diferentes eras que ha habido. Actualmente estamos viviendo en la
era del Espíritu Santo, y por ellos después de arrepentirnos y reconocer al
Señor Jesucristo como nuestro Salvador, después de identificarnos con su muerte
y resurrección por medio del bautismo en agua, es necesario que seamos
bautizados en el Espíritu Santo. De esta manera podemos tener la
manifestación plena del Espíritu Santo en nuestra vida; éste nos es dado por
medio del Señor Jesucristo conforme a la promesa del Padre (Jl. 2:28-29; Mt.
3:11; Lc. 24:29; Hch. 2:20).
DESARROLLO:
Bautizar (Gr. Baptizo) significa “sumergir, introducir, lavar o teñir
algo”, de tal manera que el bautismo en el Espíritu Santo significa ser
sumergidos, lavado o teñidos en el Espíritu Santo. Cuando el Señor Jesucristo
dijo que el Padre enviaría otro Consolador (Jn. 14:16), dando a entender que El
era un Consolador y el Espíritu Santo era otro, y que ambos habrían de realizar
una obra conjunta en nuestra vida. Ambos habitan en nosotros a la manera
de una concepción de gemelos que deben ser dados a luz (Ro. 8:9). El
primer turno del parto gemelar le corresponde al Señor Jesucristo, quien
realiza la obra redentora en nuestra vida; el segundo turno le corresponde al
Espíritu Santo, quien aplica internamente esta obra salvadora y tiene la tarea
de desarrollar la vida de Cristo en nosotros. Hay alguno aspectos a
considerar:
LA COMUNIÓN CON EL ESPÍRITU SANTO, 2 Co. 13:14:
En términos generales,
necesitamos ser bautizado en el Espíritu Santo para poder tener comunión con
El, lo cual a su vez es lo único que nos puede llevar a tener intimidad con
nuestro Señor. La comunión del Espíritu Santo se manifiesta en tres
diferentes facetas:
a. El Espíritu Santo con nosotros,
Jn. 14:17: Estar con nosotros significa estar a la par, o en compañía de
nosotros. Antes de venir a los pues de Cristo, el Espíritu Santo estaba con
nosotros para redargüirnos de pecado y conducirnos a Cristo (Jn. 16:8).
b. El Espíritu Santo en nosotros,
Jn. 20:22: Al reconocer al Señor Jesucristo como nuestro Salvador, se da
el parto gemelar; el primer Consolador (Gr. Parakletos) viene a morar en
nosotros. Hace de nosotros un odre nuevo (Mt. 9:17), en el cual se ha de
echar el vino nuevo, o sea el Espíritu Santo, el otro Consolador, en una
operación casi inmediata. Es importante resaltar que ésta es la única
forma en la que el Espíritu Santo mora dentro de los hombres; no puede llegar
el segundo sí antes no llegó el primero.
c. El Espíritu Santo sobre nosotros,
Hch. 1:8: El Espíritu Santo viene sobre nosotros como una investidura de
poder para ser testigos (Gr. martys o martyros) de Cristo. Es por medio
de esta vestidura de poder que podremos realizar la obra que nos ha sido
encomendada, a través de experiencias extraordinarias y sobrenaturales.
BENEFICIOS DEL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO:
De la misma manera que el Hijo Prodigo (Lc. 15:11-32), al volver
nosotros a la casa del Padre (salvado por el Hijo), necesitamos ser limpiados,
vestido, adornados, etc., para poder disfrutar de la fiesta preparada para
nosotros. El bautismo en el Espíritu Santo nos va a permitir disfrutar de
las bendiciones de nuestro Padre, y traerá los siguientes beneficios:
a. Nos santifica (1 P. 1:2)
b. Nos guía a toda la verdad (Jn.
14:26)
c. Nos muestra a Jesús como Señor
(1 Co. 12:3)
d. Intercede por nosotros conforme
a la voluntad del Padre (Ro. 8:26)
e. Nos recuerda lo que dijo
nuestro Señor Jesucristo (Jn. 14:26)
f. Reparte dones (1
Co. 12:4)
Además de estos, hay otros muchos beneficios que recibimos a través
del Bautismo en el Espíritu Santo, los cuales nos ayudan en nuestro caminar en
la obra del ministerio, y aun en nuestra comunión con Dios, a fin de ser
agradables a El por medio de Cristo.
COMO SE RECIBE EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO:
No se puede definir una única forma o patrón establecido para recibir
la manifestación del Espíritu Santo en nuestra vida. En algunos casos,
algunos discípulos lo recibieron por medio de la imposición de manos (Hch. 8:17),
y en otros casos, en medio de la predicación de la Palabra (Hch.
10:44-46). Se puede establecer que el bautismo en el Espíritu Santo se
recibe por la fe y no por obras (Gá. 3:2; 14), y que Dios se lo da a todo aquel
que se lo pida (Lc. 11:13).
CONCLUSIONES:
Estamos viviendo la era mas maravillosa de todos los tiempos, en la
cual Dios quiere darnos bendiciones indescriptibles, las cuales aún los ángeles
anhelan mirar (1 P. 1:12), y que están preparadas para nosotros desde tiempos
antiguos, para ser manifestados ahora, por medio del Espíritu Santo que nos ha
sido dado. Anhelemos fervientemente la comunión con el Espíritu Santo de
Dios!!!
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