CULTO
A LA MADRE E HIJO
1.
La
reina Semiramis y su hijo-dios, Tammuz.
2.
Cómo
se desarrolló su adoración bajo distintos nombres y formas en varios países.
3.
Cómo
se mezcló con otras doctrinas de la Iglesia caída.
4.
Títulos
paganos aplicados a María.
1. La reina Semiramis
y su hijo-dios, Tammuz.
Uno
de los ejemplos más sobresalientes de cómo el paganismo babilónico ha
continuado hasta nuestros días, puede verse en la forma en que la Iglesia
Romana inventó el culto a María, para reemplazar el antiguo culto a la diosa-madre
de Babilonia. Como dijimos en el capítulo anterior, después de la muerte de
Nimrod, su adúltera esposa dio a luz a un hijo del que afirmó había sido
concebido sobrenaturalmente. Proclamó que éste era un dios-hijo; que era Nimrod
mismo, su líder, que había renacido y que tanto ella como su hijo eran divinos.
Esta historia era ampliamente conocida en la antigua Babilonia y se desarrolló
en un culto bien establecido, el culto de la madre y el hijo. Numerosos
monumentos de Babilonia muestran la diosa madre Semiramis con su hijo Tammuz en
sus brazos.
2. Cómo se
desarrolló su adoración bajo distintos nombres y formas en varios países.
Ahora,
cuando el pueblo de Babilonia fue disperso en las varias áreas de la tierra,
llevaron consigo el culto a la divina madre y al dios-hijo. Esto explica por
qué todas las naciones en tiempos pasados adoraban a la divina madre y a su
hijo de una u otra forma, ¡aun siglos antes de que el verdadero Salvador,
nuestro Señor Jesucristo naciera en este mundo! En los diversos países donde se
extendió este culto, la madre y el hijo eran llamados de diferentes nombres
debido a la división de los lenguajes en Babel, pero la historia básica seguía
siendo la misma.
Entre
los chinos, se llamaba «Shingmoo» o «Santa Madre», y a la diosa madre se
representa con un niño en los brazos y rayos de gloria alrededor de su cabeza.
Los germanos veneraban a la virgen «Hertha» con un niño en los brazos. Los
escandinavos la llaman «Disa» y también la representan con el niño en los
brazos. Los etruscos la llamaban «Nutria»; en India, la «Indraní», que también
era representada con un niño en los brazos, y también, entre los druidas,
adoraban a la «Virgo Paritura» como a la «Madre de Dios».
La
madre babilónica era conocida como «Afrodíta» o «Ceres», por los griegos; Nana,
por los sumerios, y como «Venus» o «Fortuna» por sus devotos en los viejos días
de Roma; su hijo era conocido como «Júpiter». La ilustración muestra a la madre
y al hijo como Devaki y Cris1ma (Krishna).
Por
algún tiempo, Isi, la «gran diosa» y su hijo Iswara, han sido venerados en la
India, donde se han erigido grandes templos para su culto. En Asia la madre era
conocida como «Cibeles», y su hijo como «Deoius». «Pero no tomando en cuenta su
nombre o lugar - dice un escritor -. Era la esposa de Baal, la reina-virgen del
cielo quien dio fruto sin haber concebido.»
Cuando
los hijos de Israel cayeron en apostasía, ellos también se descarriaron con
este culto de la diosa-madre. Como podemos leer en el libro de Jueces 2:13, «Y
dejaron a Jehová y adoraron a Baal y a Astaroth». Astaroth era el nombre bajo
el cual la diosa era conocida por los hijos de Israel. Da vergüenza el pensar
que aun aquellos que conocían al Dios verdadero, se alejaban de Él y adoraban a
la madre pagana. Pero eso es exactamente lo que hicieron. Uno de los títulos bajo el cual era la diosa
conocida por los israelitas, era el de «Reina del Cielo», como leemos en
Jeremías 44:17-19. El profeta Jeremías los reprendió por venerarla, ¡pero ellos
se rebelaron a pesar de su advertencia, y fue así como trajeron sobre sí mismos
una plena destrucción por la mano de Dios!
En
Éfeso, la gran madre era conocida como «Diana»; ¡el templo dedicado a ella en
esa ciudad era una de las Siete Maravillas del Viejo Mundo! Y no solamente en Éfeso,
sino también a través de Asia y del mundo entero era venerada la divina madre
(Hch. 19:27).
En
Egipto, la madre babilónica era conocida como Isis, y su hijo como Horus. Nada
es más común, en los monumentos religiosos de Egipto, que el infante Horus
sentado en el regazo de su madre (véase ilustración).
El
culto a la madre y al hijo era conocido también en Inglaterra en tiempos
pasados, pues en 1747 se encontró un monumento religioso en Oxford, de origen
pagano el cual exhibe a una mujer alimentando a un infante. «Así vemos -dice un
historiador-, que la virgen y el hijo eran venerados en tiempos anteriores
desde China hasta Bretaña... y aún en México la madre y el hijo eran
venerados.»