El Fruto de un Discípulo
“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el
que permanece en mí, y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí
nada podéis hacer.” Juan 15:5
Objetivos:
1. Que todo
cristiano comprenda que ser fructífero determinará su posición delante de Dios.
2. Que
podamos comprender que todo hijo de Dios tiene la capacidad de dar frutos
3. Dejar de
vivir en forma estéril e iniciar una vida en la que produzcamos frutos y
glorifiquemos al Señor.
Preguntas:
1. ¿Por qué
debemos de dar fruto? Proverbios 11:30
2. ¿Qué clase
de fruto debe dar un cristiano? Lucas 6:43.
3. ¿Qué hace
Dios con un cristiano que no da fruto? Juan 15:2
4. ¿Cómo
hacemos para dar fruto? Juan 15:4.
I. El
Fruto (Gen.1.22; 1.28; 9.1; 9.7)
Gen 1:28 Y los bendijo
Dios; y les dijo Dios: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra, y
sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, y en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
a.
Dar fruto no es lo mismo que
crecer, tampoco es igual a desarrollarse. Podemos crecer y desarrollarnos y
nunca dar fruto.
b.
Es como la semilla que es
sembrada y empieza a crecer hasta llegar a convertirse en un árbol, su
desarrollo en tiempos de sequía o de mucho frío fue extraordinario y a pesar
del crecimiento y el desarrollo del árbol esto no le garantiza el fruto.
c.
Con esto queremos demostrar
que una cosa es el crecimiento y otra es el fruto que está directamente ligado
con la multiplicación.
d.
Jesucristo nos redimió y nos
ha dado la capacidad de ser fructíferos.
II. La clase de fruto determina la clase de árbol
a.
Esta es una ley de la siembra
y la cosecha. También es una ley divina. El árbol bueno se conoce por el buen
fruto.
b.
El fruto que hasta el momento
hemos dado habla por nosotros mismos. Si nosotros queremos ser discípulos del
Señor es necesario dar fruto ya que éste es, la prueba que somos sus
discípulos.
c.
El cristiano es un árbol de
vida.
d.
“En esto es glorificado mi
Padre, en que deis mucho fruto, y así probéis que sois mis discípulos.” Juan
15:8
III. El buen fruto determina nuestra relación con
el Señor
a.
El fruto que producimos es el
resultado de nuestra relación con Jesús. Ya que sin él no podemos dar fruto.
b.
Al producir tenemos la
seguridad de ser parte en la vid (Jesús es la vid y nosotros las ramas); por lo
tanto, no podemos hablar de tener una buena relación con el Señor si no damos
fruto. Juan 15:4.
c.
Si al dar fruto glorificamos
a Dios. ¿En qué posición estamos cuando no damos fruto?
IV. El fruto está directamente relacionado con
nuestras peticiones
a.
Hay muchos cristianos que no
reciben respuesta a sus peticiones. Esto se debe a la falta de fruto.
b.
Nosotros debemos de saber que
si damos mucho fruto y el mismo permanece, entonces podemos pedir a Dios lo que
queramos y el Padre nos lo dará. Juan 15:17
V. La clase
de semilla determina la clase de árbol
a.
Esta es otra ley en la
botánica y así lo es en lo espiritual. Si hoy sembramos semillas de uvas, vamos
a esperar viñas como resultado.
b.
En lo espiritual Dios espera
que los cristianos siembren en otros esta semilla de salvación y que por
consiguiente, dé como fruto una cosecha de almas.
c.
Si nosotros somos árboles de
vida debemos sembrar semillas de vida, que producirán nuevas vidas en otros.
Colosenses 1:6.
d.
Debemos hoy empezar a sembrar
semillas de vida en el corazón del hombre.
CONCLUSIONES:
1. ¿Qué clase
de árbol es el cristiano?
Es un
árbol de vida.
2. ¿Cómo
podemos dar fruto?
Con una relación
de el Señor Jesús.
3. ¿Por qué a
veces no reciben respuesta nuestras peticiones?
Porque no
hay fruto.
4. ¿Qué clase
de semilla debemos sembrar?
Semillas
de vida.
5. ¿En qué
campo hay que sembrar?
En el
corazón del hombre.