viernes, 19 de mayo de 2017

EXANASTASIS III

EXANASTASIS III

No debemos pasar por alto la transformación de los discípulos en todo esto. Como hicimos notar anteriormente, eran hombres vencidos y profundamente desalentados estos seguidores que fueron testigos de la crucifixión, pero poco después se mostraron dispuestos a ir a la cárcel, e incluso a morir, por amor a Cristo. ¿Qué fue lo que los hizo cambiar de esta manera? Los hombres no corren semejantes riesgos a menos que estén seguros de lo que creen. Los discípulos estaban completamente convencidos. Quizás deberíamos añadir que su certeza se reflejaba en su modo de adorar. Eran judíos, y los judíos son tenaces en la adherencia a sus costumbres religiosas. Sin embargo, estos hombres comenzaron a observar el día del Señor, en memoria semanal de la resurrección, en lugar del día de reposo. En ese día del Señor celebraban la santa comunión, que no era una conmemoración de un Cristo muerto, sino una agradecida rememoración de las bendiciones que les trasmitía un Señor vivo y triunfante. El otro sacramento, el bautismo, era una recordación de que los creyentes eran sepultados con Cristo, y que resucitaban con él (Col. 2.12). La resurrección daba significado a todo lo que hacían.

A veces se dice que Cristo no murió realmente sino que sufrió un desmayo, y que luego, en la frescura de la tumba, volvió en sí. Esto plantea toda una serie de interrogantes. ¿Cómo logró salir de la tumba? ¿Qué fue de él? ¿Por qué no tenemos más noticias de él? ¿Cuándo murió? Las preguntas se multiplican sin que aparezca respuesta alguna. Algunos han llegado a creer que los discípulos fueron víctimas de alucinaciones. Pero no podemos explicar así las apariciones posteriores a la resurrección. Las alucinaciones les vienen a los que en cierto sentido las están buscando, y no hay indicios de que haya sido así en el caso de los discípulos. Una vez comenzadas, las alucinaciones tienden a seguir, mientras que las apariciones cesaron abruptamente. Las alucinaciones son fenómenos individuales, mientras que en este caso hasta quinientas personas vieron al Señor en una misma ocasión. No parecería tener sentido cambiar un milagro en el plano físico por uno en el plano psicológico, que es justamente lo que exige esta teoría.

No obstante, en la actualidad muchos estudiosos niegan lisa y llanamente la posibilidad de una resurrección física. Pueden afirmar rotundamente que “los huesos de Jesús descansan en el suelo de Palestina”. Pueden decir que Jesús “resucitó” en el sentido de que ingresó en el kerygma; los discípulos se convencieron de que había sobrevivido en su paso por la muerte y que, por consiguiente, podían predicar que estaba vivo. Pueden, también, ubicar el cambio en los discípulos. Estos hombres habían visto que Jesús era realmente libre, de modo que comenzaron a experimentar lo mismo ellos también. Esto significa que se convencieron de que Jesús no estaba muerto, sino que era una influencia viva. Dos grandes escollos atraviesan la senda de todas las opiniones semejantes a estas. Uno es que no es esto lo que dicen las fuentes. En forma tan elocuente como pueden expresarlo las palabras, nos afirman que Jesús murió, que fue sepultado, y que resucitó. La segunda dificultad es de tipo moral. No podemos negar que los discípulos creían que Jesús había resucitado. Esto fue lo que les dio su empuje, y esto fue, también, el tema central de su predicación. Si Jesús estaba muerto, entonces Dios ha edificado la iglesia sobre una ilusión, conclusión inaceptable. Además, tales puntos de vista ignoran la tumba vacía. Este es un hecho insoslayable. Quizás es digno de mención el hecho de que estas perspectivas son bastante modernas (aunque ocasionalmente han surgido antecesores, cf 2 Ti. 2.17s). No forman parte del cristianismo histórico, y si fueran correctas, casi todos los cristianos han vivido en el más craso error a través de los siglos en lo que hace a una doctrina cardinal de la fe.

III. La resurrección de los creyentes

No sólo es verdad que Jesús resucitó, sino que un día también resucitarán todos los hombres. Jesús refutó el escepticismo de los saduceos sobre este punto con un interesante argumento tomado de la Escritura (Mt. 22.31–32). La posición general del NTNT Nuevo Testamento es que la resurrección de Cristo trae aparejada la resurrección de los creyentes. Jesús dijo, “yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Jn. 11.25).

 En varias ocasiones habló de la resurrección de los creyentes en el último día (Jn. 6.39–40, 44, 54). Los saduceos se ofendieron porque los apóstoles anunciaban “en Jesús la resurrección de entre los muertos” (Hch. 4.2). Pablo nos dice que “por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Co. 15.21s; cf.cf. confer (lat.), compárese 1 Ts. 4.14). De la misma manera, Pedro dice, “nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos’ (1 P. 1.3).

Resulta perfectamente claro que los autores de los libros del NTNT Nuevo Testamento no pensaban que la resurrección de Cristo fuese un fenómeno aislado. Se trataba de un gran acto divino, pleno de consecuencias para los hombres. Al resucitar a Cristo, Dios ponía su sello de aprobación sobre la obra expiatoria efectuada en la cruz. Demostraba su poder divino frente al pecado y la muerte, al mismo tiempo que su voluntad de salvar a los hombres. Por ello, la resurrección de los creyentes es consecuencia inmediata de la de su Salvador. Tan característico de ellos es la resurrección que Cristo puede hablar de ellos como “hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección” (Lc. 20.36).

Esto no quiere decir que todos los que serán resucitados lo serán para bendición. Jesús habla de la “resurrección de vida”, pero también habla de la “resurrección de condenación” (Jn. 5.29). La clara enseñanza del NT Nuevo Testamento es que todos serán resucitados, pero que los que han rechazado a Cristo encontrarán que la resurrección es asunto sumamente grave. Para los creyentes, el hecho de que su propia resurrección está relacionada con la de su Salvador transforma totalmente la situación. A la luz de la obra expiatoria realizada a favor de ellos enfrentan la resurrección con calma y gozo.

Poco dice la Escritura sobre la naturaleza del cuerpo de resurrección. Pablo dice que se trata de un “cuerpo espiritual” (1 Co. 15.44), lo que a aparentemente significa que satisface las necesidades del espíritu. Expresamente lo diferencia del “cuerpo físico” que tenemos ahora, e inferimos que un “cuerpo” que satisface las necesidades del espíritu es, en algún sentido, diferente del que actualmente conocemos. El cuerpo espiritual tiene las cualidades de incorruptibilidad, gloria, y poder (1 Co. 15.42s). Nuestro Señor nos ha enseñado que no habrá matrimonio después de la resurrección, y por lo tanto no habrá función sexual (Mt. 12.25).

Quizás podamos adelantar algo si pensamos en el cuerpo resucitado de Cristo, porque Juan nos dice que “seremos semejantes a él” (1 Jn. 3.2), y Pablo indica que el nuestro es un “cuerpo de humillación”, pero que será semejante al “cuerpo de la gloria suya” (Fil. 3.21). Aparentemente el cuerpo de resurrección de nuestro Señor fue en algún sentido como el cuerpo natural, y en algún sentido diferente. Así, en algunas ocasiones fue reconocido inmediatamente (Mt. 28.9; Jn. 20.19s), pero en otras no (especialmente en el viaje a Emaús, Lc. 24.16; cf.cf. confer (lat.), compárese Jn. 21). Apareció súbitamente en medio de sus discípulos, que estaban reunidos a puertas cerradas (Jn. 20.19), mientras que, por el contrario, desapareció de la vista de los dos que fueron con él a Emaús (Lc. 24.31). Les dijo que tenía “carne” y “huesos” (Lc. 24.39). En algunas ocasiones comió (Lc. 24.41–43), aunque no podemos asegurar que el alimento material sea una necesidad en la vida posterior a la muerte (cf.cf. confer (lat.), compárese 1 Co. 6.13). Parecería que el Señor resucitado podía conformarse o no a las limitaciones de esta vida física según su voluntad, y esto podría indicar que cuando resucitemos tendremos facultades similares.

IV. Consecuencias doctrinales de la resurrección
La significación cristológica de la resurrección es considerable. El hecho de que Jesús haya profetizado que se levantaría de los muertos al tercer día tiene importantes consecuencias para su persona. El que pudo hacer esto es más grande que los hijos de los hombres. No cabe duda de que Pablo considera que la resurrección de Cristo reviste capital importancia. “Si Cristo no resucitó”, dice, “vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe … si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (1 Co. 15.14, 17). La cuestión es que el cristianismo es un evangelio, es la buena nueva acerca de la forma en que Dios envió a su Hijo para que fuese nuestro Salvador. Pero si, en realidad, Cristo no resucitó, entonces no tenemos ninguna seguridad de que se haya logrado nuestra salvación. En consecuencia, la realidad de la resurrección de Cristo tiene un profundo significado. También es importante la resurrección de los creyentes. Según Pablo, si los muertos no resucitan bien podríamos adoptar el lema “comamos y bebamos, porque mañana moriremos” (1 Co. 15.32). Los creyentes no son personas para quienes esta vida es todo. Su esperanza yace en otra parte (1 Co. 15.19). Esto da perspectiva y profundidad a su modo de vivir.

La resurrección de Cristo está relacionada con nuestra salvación, como cuando Pablo dice que Cristo “fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación” (Ro. 4.25; cf.cf. confer (lat.), compárese 8.33s). No hay necesidad alguna de entrar aquí en el significado preciso del uso de “por” y “para”; esta es tarea que incumbe a los comentaristas. Nos limitaremos a hacer notar que la resurrección de Cristo tiene relación con el acto central por medio del cual somos salvos. La salvación no es algo que ocurre aparte de la resurrección.

Tampoco termina allí. Pablo habla de su deseo de conocer a Cristo “y el poder de su resurrección” (Fil 3.10), y exhorta así a los colosenses: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba …” (Col. 3.1). Ya les había recordado que fueron sepultados junto con Cristo en el bautismo, y en el mismo sacramento fueron resucitados juntamente con él (Col. 2.12). En otras palabras, el apóstol ve el mismo poder que levantó a Cristo de entre los muertos obrando en los que son de Cristo. La resurrección es algo que continúa.

Resurrección
1. anastasis (ajnavstasi"), denota: (I) un levantamiento (ana, arriba, y jistemi, poner en pie) (Lc 2.34: «levantamiento»); el Niño iba a ser como una piedra contra la que muchos en Israel tropezarían, en tanto que otros encontrarían en su fortaleza y firmeza un medio de su salvación y vida espiritual; (II) de la resurrección de entre los muertos: (a) de Cristo (Hch 1.22; 2.31; 4.33; Ro 1.4; 6.5; Flp 3.10; 1 P 1.3; 3.21); por metonimia, de Cristo como el autor de la resurrección (Jn 11.25); (b) de aquellos que son de Cristo, en su parusia, véase ADVENIMIENTO (Lc 14.14: «la resurrección de los justos»; Lc 20.33,35,36; Jn 5.29a: «la resurrección de vida»; 11.24; Hch 23.6; 24.15a; 1 Co 15.21,42; 2 Ti 2.18; Heb 11.35b; Ap 20.5: «la primera resurrección»; de ahí que la inserción de «es» denota la finalización de esta resurrección, de la que Cristo fue «las primicias»; 20.6; (c) del resto de los muertos, después del milenio, cf. Ap 20.5 (Jn 5.29b: «la resurrección de condenación»; Hch 24.15b: «de los injustos»); (d) de aquellos que fueron resucitados en una relación más inmediata con la resurrección de Cristo, y que así ya tuvieron parte en la primera resurrección (Hch 26.23 y Ro 1.4; siendo que en ambos pasajes «muertos» es plural; véase Mt 27.52); (e) de la resurrección mencionada en términos generales (Mt 22.23; Mc 12.18; Lc 20.27; Hch 4.2; 17.18; 23.8; 24.21; 1 Co 15.12,13; Heb 6.2); (f) de aquellos que fueron resucitados en los tiempos del AT, para volver a morir (Heb 11.35a, lit. «fuera de resurrección»).
2. exanastasis (ejxanavstasi"), (ek, de, desde, o fuera de, y Nº 1), Flp 3.11, seguido de ek, lit. «fuera de resurrección de entre los muertos».

3. egersis (e[gersi"), un levantarse (relacionado con egeiro, levantar). Se utiliza de la resurrección de Cristo (Mt 27.53).

Resucitar
1. egeiro (ejgeivrw), para cuyos varios significados, se utiliza: (a) de levantar los muertos, voces activa y pasiva, p.ej., de la resurrección de Cristo (Mt 16.21; 17.23; 20.19; 26.32; Lc 9.22; 20.37; Jn 2.19: «lo levantaré»; Hch 3.15; 4.10 [no 5.30, véase (c) más abajo]; 13.30,37: «levantó»; Ro 4.24: «levantó»; v. 25; 6.4,9; 7.4; 8.11: «que levantó», dos veces; 8.34; 10.9: «levantó»; 1 Co 6.14a: «levantó»; 15.13,14,15, dos veces, 16,17,20; 2 Co 4.14; Gl 1.1; Ef 1.20; Col 2.12: que … levantó»; 1 Ts 1.10; 2 Ti 2.8; 1 P 1.21); (b) de la resurrección de seres humanos (Mt 10.8; 11.5; 27.52: «se levantaron»; Mc 12.26; Lc 7.22; Jn 5.21: «levanta»; 12.1, 9,17; Hch 26.8; 1 Co 15.29 y 32,35,42,43, dos veces, 44, 52; 2 Co 1.9; 4.14; Heb 11.19: «para levantar»); (d) de levantar a una persona para que ocupe un puesto en medio de un pueblo, dicho de Cristo (Hch 5.30; y también en 13.23, donde los mss. más comúnmente aceptados tienen ago, traer, lba: «ha dado»); de David (Hch 13.22; para el v. 33, véase Nº 2); (d) metafóricamente, de un cuerno de salvación (Lc 1.69); (e) de hijos, de piedras, mediante el poder creador de Dios (Lc 3.8); (f) del templo, como los judíos pensaron (Jn 2.20: «lo levantarás»); (g) de levantar una persona, sanándola de una enfermedad física (Mc 1.31; 9.27; Hch 3.7; 10.26; Stg 5.15); (h) metafóricamente, de levantar aflicción (Flp 1.17, en los textos más comúnmente aceptados; Reina-Valera sigue tr, donde se halla epifero: «añadir»).

2. anistemi (ajnivsthmi), para diferentes aplicaciones véase LEVANTAR, Nº 8, se traduce resucitar: (a) de la resurrección de los muertos por parte de Cristo (Jn 6.39,40, 44,54); (b) de la resurrección de Cristo de entre los muertos, «levantó» (Hch 2.24; 2.32; 13.34; para el v. 30 véase kathizo, poner, seguido en los textos más comúnmente aceptados; véase (c) más adelante; Hch 17.31: «con haberle levantado»; (c) de suscitar o levantar a una persona para que ocupe un lugar en medio de una nación, traducido con el verbo levantar, dicho de Cristo (Hch 3.26; 7.37; 13.33: «levantando», Besson), no aquí por resurrección de entre los muertos, a pesar de la descaminada traducción de Reina-Valera; esto queda confirmado por la última parte del versículo, que explica el levantamiento como habiendo tenido lugar por su encarnación, y por el contraste con el v. 34, donde se destaca el hecho de que fuera resucitado «de entre los muertos», usándose el mismo verbo: (d) de suscitar descendencia (Mt 22.24); (e) de ser levantado del sueño natural (Mt 1.24; aquí algunos mss. tienen diegeiro, despertar del todo).

3. sunegeiro (sunegeivrw), levantar juntamente con (sun, con, y Nº 1). Se utiliza de la resurrección espiritual del creyente con Cristo (Ef 2.6: «juntamente con Él nos resucitó»); voz pasiva en Col 2.12: «fuisteis … resucitados con Él»; 3.1: «Si … habéis resucitado con».
4. anago (ajnavgw), conducir o traer arriba, o traer de nuevo (ana). Se traduce en este último sentido de la resurrección del Señor (Heb 13.20). lit. «Y el Dios de la paz, que trajo de nuevo de entre los muertos al pastor de las ovejas», traducido «que resucitó» (rvr).

I. LA RESURECCIÓN
Existen 5 palabras en griego para definirnos resurrección:  
(I)              Abantasis (levantamiento o resurrección de los muertos),
(II)            Exnecron (resurrección de entre los muertos),
(III)          Anastasis (pararse de nuevo, levantamiento),
(IV)          Egersis (resurgir de la muerte, levantar, despertar),
(V)            Exanastasis (levantar de la muerte, levantar, trasladar).
Jesús dijo: “Yo soy la resurrección…” no especifica tiempo, ni tiempos.


II. LA RESURECCIÓN DE ENTRE LOS MUERTOS POR TURNOS: Es la experiencia que tendrán todos los que durmieron en Cristo, aunque dentro de estos contextos sucederán varios acontecimientos. La resurrección para todos los hombres no acontecerá de una forma simultánea, sino habrá un intervalo de tiempo, años. Se dará por turnos.

A. LA RESURRECCIÓN DE CRISTO: Como fundamento de nuestra fe, Pablo dice que si Cristo, no hubiera resucitado, vana es nuestra predicación  y vana es nuestra fe. (1 Co.15:13, 17). Los resucitados por Jesús en su ministerio volvieron a morir, pero Cristo el resucitado, no volvió a ver muerte (Ro. 6:9) sino que le dio muerte a la muerte (Os. 13:14).

B. LA RESURRECCIÓN DE TESTIGOS (Mt. 27:52): Estos testificaron que, al resucitar Cristo, también los santos resucitan en Él, pues dice la escritura que se mostraron a los suyos para que creyeran en Jesús. Son los testigos del holocausto, salieron a comunicar lo que habían visto.  El Señor en todos los eventos tiene testigos.

C. LA RESURRECCIÓN DE ENTRE LOS MUERTOS: Cuando termine el período de la Gracia, la Iglesia fiel, la Esposa de Cristo, será arrebatada y los muertos en Cristo resucitaran primero, (1 Ts. 4:16) con cuerpos a semejanza del cuerpo de Cristo, gloriosos (1 Co. 15:42-44).  Fueron los que alcanzaron madurez, los que dieron a entender su corazón, los que murieron para Él. Los que se guardaron fielmente, consagrados, que buscaron la santificación.

D. LA RESURRECCIÓN DE LOS DOS TESTIGOS EN LA GRAN TRIBULACIÓN:
Estos tendrían una función específica.  La escritura no da mucha luz al respecto, sin embargo, dice que la bestia los vencerá matándolos, pero que al tercer día resucitaran (Ap. 11:1-14).

E. LA RESURRECCIÓN DE LOS SALVOS DE TODOS LOS TIEMPOS: Los que no alcanzaron cuerpo celeste (Ap. 20:4) Son los santos del Antiguo Testamento y los Santos o mártires de la Gran Tribulación. Este acontecimiento se dará al inicio del milenio.

F. LA RESURRECCIÓN DE LOS PERDIDOS DE TODOS LOS TIEMPOS: Al final de los tiempos, después del milenio (Ap. 20:5) también los malos resucitaran para presentarse ante el Gran Juicio del Trono Blanco donde serán juzgados y condenados eternamente (Dn. 12:2). Esta es la separación eterna de Dios con los hombres que no quisieron reconciliarse con Él, ni aceptar su plan de redención, es decir, creer en Jesucristo, como el mediador entre Dios y los hombres.  Serán todos los que no están inscritos en el libro de la vida.
Por lo consiguiente pasaran al lago de fuego y azufre. Este lugar fue preparado para Satanás, el falso profeta y el anticristo (Ap. 20:10-15) y con el irán también sus ángeles caídos. Finalmente, también la muerte y el Hades serán lanzados al lago de fuego (Ap. 20:14), pues son estos los últimos enemigos a vencer por nuestro Señor Jesucristo,  y así la muerte será eliminada de la historia del hombre (1 Co. 15:26).

CONCLUSIONES
·        Jesucristo es la resurrección y la vida, y todo aquel que adquirió vida en El, aunque muera físicamente, El lo resucitara, pues para El, solo duerme.
·        Después de resucitados, todos pasaran a otra forma de existencia, (Dn. 12:2) habrán rangos de gloria y rangos de condenación.

·        Después de la segunda resurrección tendrá lugar el Reino Eterno, son cielos nuevos y tierra nueva, donde ya no habrá  mas muerte, porque será deshecha, reinando Dios en todo. 

EXANASTASIS II

EXANASTASIS II

El verbo egeiro es traducido de la siguiente manera por la TRADUCION DEL NUEVO MUNDO:

De las 123 formas y variantes de egeiro en 118 ocasiones es traducido mediante el verbo LEVANTAR en sus diferentes conjugaciones.
En las 5 que le faltan como sigue:
SACARLA: en 1 ocasión,
DESPIERTEN: en 1 ocasión,
DESPERTANDO: en 1 ocasión,
DESPERTO: en 1 ocasión,
DESPIERTO: en 1 ocasión

En la única ocasión en que un cuerpo sin vida es levantado y este continua muerto es en Hechos 20: 9 y allí se usa la palabra “Érthé" que es la conjugación en tiempo aoristo, voz pasiva, modo indicativo, en tercera persona del singular del verbo “Airó” (αἴρω).

Según el diccionario de W. E. Vine “Airó” es en su primera acepción:
ALZAR 1. Airó (αἴρω 142) significa: (a) levantar, subir; (b) llevar, acarrear; (c) tomar, recoger. Se usa de alzar la voz; los ojos; la mano.
De modo que si se usara este pasaje como prueba de que “levantar” puede referirse a una persona muerta sepa usted una cosa: NO ES EL MISMO VERBO QUE SE USA EN MATEO 27: 52, 53.
Referencia bíblica Vocablo griego Transliteración Traducción del Nuevo Mundo

Hechos 20: 9 Ηρθη érthé Sentado a la ventana, cierto joven de nombre Eutico se abismó en profundo sueño mientras Pablo seguía hablando, y, desplomándose en el sueño, cayó desde el tercer piso abajo, y lo alzaron muerto.

Vemos así que casi en un 90% el verbo egeiro hace referencia a algún tipo de resurrección sea simbólica o literal, pasada, presente o futura y que en un poquito mas del 10% se la usa para referirse a despertar o levantarse sobre los pies pero en ningún caso se hallo el verbo egeiro para referirse a que una persona sea levantada muerta y que esta continúe así. Siempre tiene que ver con un paso de muerte a vida o de un estado de inactividad a uno activo, de movimiento, de recobro de fuerzas. ¿Podemos afirmar con este ensayo que aquellos Santos fueron resucitados? De ningún modo. El hecho esta consignado solo una vez en las Escrituras y como tal es un poco oscuro el evento como para decidir si fue así. Tampoco puede decirse lo contrario como lo hace la Sociedad Watchtower porque tanto para una opinión o interpretación como para la otra el material y las pruebas son las mismas. Pero la Sociedad Watchtower dice que el cotejo de este pasaje a la luz de otros ejemplos bíblicos pueden llevar a una conclusión un tanto mas cercana a lo que en verdad pudo haber ocurrido, pues bien, si seguimos esta regla propuesta por la Sociedad Watchtower podemos decir que lo que allí ocurrió SI fue una resurrección. Las pruebas que he presentado en este ensayo demuestran que es más cercana la posibilidad de que así fuera, los textos consignados son un antecedente muy superior a los que esgrime la Sociedad Watchtower a favor de su interpretación. Creo firmemente que lo que allí sucedió fue algún tipo de resurrección colectiva a pequeña escala de algunos personajes considerados santos, no se si por la opinión de los religiosos de aquel entonces o bien eran profetas, patriarcas considerados santos por Dios mismo al hacer que se diera cuenta de ellos en su calidad de tales en la Escritura.
Este ensayo no es definitivo. Puede contener algún error involuntario o de tipografía. Esta sujeto a, correcciones y modificaciones. Es libre de copiarlo quien lo desee total o parcialmente respetando la fuente y el autor.

LA EXANASTASIS

LA EXANASTASIS
Filipenses 3:10-11

Anhelo conocerle a él y el poder de su resurrección, y participar en sus padecimientos, para ser semejante a él en su muerte; y de alguna manera, me encontraré en la resurrección de los muertos.

INTRODUCCIÓN
La Biblia indica que por la desobediencia de Adán muchos fueron constituidos pecadores (Ro. 5:10-19) y por esa desobediencia la muerte entró a la tierra, de manera que en Adán todos mueren (1 Co. 15:21-22); sin embargo, Dios envió por medio de Jesucristo la resurrección, que era la forma de vencer a la muerte.

DESARROLLO
La muerte es la consecuencia de la primera rebelión contra Dios. Era por medio de la muerte que el diablo tenía esclavizada en servidumbre a la humanidad (He. 2:14-15); pero el Señor Jesucristo la venció en la resurrección y, al sustituirnos en la muerte, nos dio la potestad para que también venzamos a la muerte en la transformación o la resurrección para Vida.

La Biblia enseña que cuando Jesucristo resucitó la muerte ya no podía enseñorearse de Él (Ro. 6:9); esto mismo ocurre con los hijos de Dios, porque como el hijo nos sustituyó, también en nosotros puede ser realidad que la muerte no se enseñoree de manera que nunca muramos, pero existe otro grupo del que la muerte sí se enseñorea, de manera que mueren y nunca resucitarán.

Vemos en la Biblia dos grandes grupos relacionados con la resurrección, los que resucitan y los que no resucitan, veamos algunos aspectos:

jueves, 18 de mayo de 2017

LAS LLAVES DEL REINO

LAS LLAVES DEL REINO
Mt. 16:19

INTRODUCCIÓN:
 El Señor Jesús dijo: YO SOY LA PUERTA Y EL QUE POR MI ENTRE SERÁ SALVO (Jn.10:9) y por medio de él podemos no solamente ver el Reino de Dios sino también entrar a su reino, y disfrutar de las bendiciones que nuestro Padre Celestial a dispuesto dar a aquellos que con un corazón necesitado y humilde buscan su presencia. (Sal. 51:17).

DESARROLLO:
Gracias a la misericordia del Señor hemos sido trasladados de un reino de tinieblas a un reino de luz, (Jn.8:12; 1P.2:9). Dios ha determinado dejar herramientas espirituales para vivir en abundancia (Dt.8:6-7, Jn.10:10).  En el reino de Dios hay puertas espirituales (Jn.10:9, Is.26:12) Y cada puerta tiene su respectiva llave.  A continuación algunas de estas llaves a las que Jesús se refería en Mateo 16:19.

·       LLAVE DEL NUEVO NACIMIENTO, Jn. 3:3: Esta llave permite al hombre que sus ojos espirituales sean abiertos para ver el Reino de Dios para entrar y habitar en el. En Génesis 2:17 y 3:6 Adán y Eva desobedecieron a Dios, y como consecuencia hubo muerte espiritual, Dios para restablecer esa comunión envió a su hijo Jesucristo(1 P. 1:3), y por medio de su muerte perdona los pecados y nos da vida espiritual (Ro. 8:10-16,  Col 2:13).  En Hechos 2:21 el Apóstol Pedro usó esta llave y la bendición fue grande al nacer de nuevo muchas personas  (Hch. 2:37) Ej. de frutos del nuevo nacimiento:   a) se anda en luz             (1 Jn. 1:7), b) ama a sus hermanos (1 Jn. 3:14), c) hace justicia (1 Jn. 2:29), d) no practica el pecado               (1 Jn. 3:9), e) vence al mundo (1 Jn. 5:4-5), f) anhela la leche espiritual (1 P. 2:2).

·       LLAVE DEL BAUTISMO EN AGUA, Jn. 3:5: En Marcos l6:16  el  Señor  Jesús ordena el bautismo en agua, como un complemento a una salvación integral, (espíritu, alma y cuerpo; Ro. 6:6,) la palabra Bautismo del Gr. Baptizo = Sumergir, inmersión, lavar, teñir algo, tomar el color de...Muchos nacidos de nuevo no ven frutos en su vida, porque no se han bautizado. El Apóstol Pedro recibió esta llave y por ello exhortaba a los recién nacidos de nuevo a bautizarse inmediatamente (Hch.2:38-41) lo mismo hizo el apóstol Pablo con el carcelero y su familia en Filipos (Hch.16:31-33).  Son muchos los beneficios que se obtienen al usar esta llave; a) Primera ministración al alma, b) se obtiene una consciencia limpia, c) nos identificamos en su muerte y resurrección (el que no se bautiza no resucita, (Col. 2:12   d) hay novedad de vida, y el cuerpo de pecado queda reducido a la impotencia o abolido legalmente, de hecho ser  hasta nuestra transformación.  La figura la podemos ver cuando David mata a Goliat 2 veces; primero una piedra en la frente, y luego le quita la cabeza con una espada, (1S.17:49-51)

·       LLAVE DEL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO, Hch.2:2-4: significa estar sumergido en el Espíritu Santo (Jn. 1:33) esta llave nos da la oportunidad de vivir en abundancia espiritual, es un regalo de Dios solo debemos pedirlo, anhelarlo y creer que El nos lo da por su amor, la evidencia del bautismo en Espíritu Santo es hablar en nuevas lenguas, con esta llave podemos ser testigos de experiencias propias como las siguientes:
a)     Ver su gloria y tener los cielos siempre abiertos  (Hch.7:55-56, Is.60:11), el apóstol Pedro recibió esta llave en Hch. 2:4, y nos da poder para vencer y para bendecir a otros (Hch.10:44-45). Es muy importante que el cristiano busque la llenura del Espíritu Santo, que viene por medio de la consagración llegando a ser un estado permanente en el cristiano.  Debemos procurar tener comunión con el Espíritu Santo (2 Co. 13:14).
b)     El nos enseñará  y recordará  todas las cosas (Jn. 14:26), en la tierra intercede por nosotros (Ro. 8:26).

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