Los
ángeles malos o caídos
La distinción entre ángeles
buenos y ángeles malos aparece constantemente en la Biblia, pero es importante
señalar que no existe señal alguna de dualismo o conflicto entre dos principios
iguales, uno bueno y otro malo. El conflicto descrito es más bien realizado en
la tierra entre el Reino de Dios y el Reino del Maligno, pero siempre con la
inferioridad del último. La existencia, pues, de este espíritu inferior, y por
consiguiente creado, debe de ser explicado.
El desarrollo gradual de la
conciencia hebrea sobre este tema está claramente presente en la Sagrada
Escritura. El relato de la caída de nuestros Primeros Padres (Gén.3) es
expresado en tales términos que es imposible ver en ellos otra cosa diferente
que la existencia de un agente del mal quien está envidioso de la raza humana.
La declaración (Gén.6, 1) de que los "hijos de Dios" se casaban con
las hijas de los hombres es explicado por la caída de los ángeles, en Enoc,
6-11, y en los códices, D, E, F, y A de la Septuaginta dice frecuentemente, por
"hijos de Dios", oi aggeloi tou theou.
Desgraciadamente, los códices B
y C son diferentes que el Génesis 6, pero probablemente es porque ellos,
también, leyeron oi aggeloi en este pasaje, pues constantemente ponen la
expresión "los hijos de Dios"; cf. Job, 1, 6; 2, 1; 38, 7; pero por
otro lado, véase Sal 2, 1; 88, & (Septuaginta). Filón, haciendo un
comentario sobre este pasaje en su tratado "Quod Deus sit
immutabilis", I, sigue a la Septuaginta. Para conocer la doctrina de Filón
sobre los Ángeles, cf. "De Vita Mosis", III, 2, "De
Somniis", VI: "De Incorrupta Manna", I; "De
Sacrifciis", II; "De Lege Allegorica", I, 12; III, 73; y para el
punto de vista del Génesis 6, 1, cf. San Justino, Apol., II, 5. Debe además
señalarse que la palabra hebrea nephilim que es traducida por gigantes,
en 6,4, pueden significar "los caídos".