viernes, 19 de enero de 2018

LA IDOLATRIA

LA IDOLATRIA

Hechos 17:16, Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía  dentro de él al ver que la ciudad estaba entregada a la idolatría.

INTRODUCCION.
Deseamos en esta oportunidad ver claramente lo tremendo que es la idolatría, quisiera antes que nada decir que la idolatría es un proyecto de pecado de Satanás muy profundo capaz de tallar en las paredes del alma del cual hablaremos en este estudio. La humanidad ha estado por miles y miles de años atada a este problema, sin embargo los que ahora estamos en Cristo debemos de asegurarnos que en nuestra alma no haya residuo de tal proyecto de pecado.

DESARROLLO.
Parece un misterio inexplicable que una nación como la cananea, que había tenido como rey, instructor y sacerdote a un personaje como el que la epístola a los Hebreos nos describe, no pudiera ser tolerada por Dios a causa de su absoluta degeneración y depravación, no demasiado años después.  Por otro lado, ¿qué ocurrió a la historia del pueblo judío? cayó una y otra vez en la más grosera idolatría. ¿No parece imposible en un pueblo que había sido objeto de tantos y tan señalados favores y milagros de parte de Dios y tenía los profetas inspirados por el Espíritu Santo, con potestad incluso para realizar milagros en épocas cruciales como en el tiempo de Acab? ciertamente es inexplicable. ¿Y que diremos de la corrupción de la cristiandad en pocos siglos hasta llegar al oscurantismo y degradación moral que padeció el mundo? no existe otra explicación de que el diablo siempre esta provocando de que la idolatría este siempre en la humanidad, veamos porque según la historia, Israel cayó en cautiverio varias veces por causa de su idolatría, Dios frecuentemente castigaba los pecados de los judíos mediante servidumbres o cautividades:

LA HERENCIA DE DANIEL

LA HERENCIA DE DANIEL

"Y el Señor entregó en sus manos a Joacim, rey de Judá, y algunos de los utensilios de la casa de Dios; los llevó a la tierra de Sinar, a la casa de su dios, colocando los utensilios en la casa del tesoro de su dios. "Daniel 1:2La Biblia de las Américas

INTRODUCCION
Con el objetivo de obtener favores de sus dioses, el pueblo babilónico realizaba una serie de prácticas religiosas que, generalmente, culminaban en el ofrecimiento de una víctima a través del sacrificio.
Un culto altamente practicado por este pueblo era el culto fálico. En este culto a la fertilidad, cuyo símbolo era un órgano sexual masculino, se ofrecían en sacrificio, aunque no de muerte, aquellos jóvenes provenientes de otros pueblos y que eran capturados en la guerra. 

Tan grande influencia ejerció en su época este culto que inclusive en la actualidad existen lugares que perpetuan la memoria de estas prácticas. Hoy en día estos lugares se encuentran en medio de plazas públicas y son conocidos como obeliscos. Al reunirse en semejantes lugares, muchas personas, incluyendo cristianos, inconscientemente mantienen vivo el recuerdo de estos cultos y de estas abominaciones.

DESARROLLO
La palabra utensilio, tiene su raíz en el hebreo antiguo (kely). Este vocablo tiene varias acepciones. Como visto, una de ellas es utensilio, sin embargo, otra es órgano sexual masculino.   En 1a Samuel 21:4 y 5, la Biblia dice: "Respondió el sacerdote a David, y dijo: No hay pan común a mano, pero hay pan consagrado; siempre que los jóvenes se hayan abstenido de mujer. Y David respondió al sacerdote, y le dijo: Ciertamente las mujeres nos han sido vedadas; como anteriormente, cuando he salido en campaña, los cuerpos de los jóvenes se han mantenido puros, aunque haya sido un viaje profano; cuánto más puros estarán sus cuerpos hoy?"

ATENCION: algunas versiones traducen "cuerpos de los jóvenes" por "vasos (kely) de los jóvenes". Por eso Saúl le pidió a David que le presentara cien prepucios filisteos  por la dote de su hija (1a Samuel 18:25).

lunes, 15 de enero de 2018

La gracia de ofrendar

La gracia de ofrendar


"Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia, que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad" (2ª Cor. 8:1-2)
Como en cualquier otro asunto referido a las prácticas de la iglesia, para lograr una comprensión cabal del tema que nos ocupa debemos recurrir necesariamente a la enseñanza de las doctrinas del Nuevo Testamento, siendo oportuno recordar que el antiguo régimen de la ley no tiene aplicación en la Asamblea cristiana.
Según leemos en el pasaje bíblico precedente, en el orden del Nuevo Pacto la generosidad del creyente está motivada por la gracia que Dios le ha dado para socorrer a otros.
Las Escrituras distinguen apropiadamente el acto de ofrendar como un "servicio para los santos", utilizando indistintamente términos como: "ofrenda", "socorro", "donativo", "contribución", "ministración para los santos", etc. (nunca "diezmo")

Entonces, el creyente no ofrenda simplemente por acatar un mandato obligatorio, sino que lo hace impulsado por la gracia que Dios le concede para dar. Toda contribución forzada carece de valor genuino, más allá de su cuantía material, porque: "Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre"(2ª Cor. 9:7.
Un pasaje característico sobre el modo de ofrendar se encuentra en 1ª Corintios 16:1-3

Curiosamente, muchos comentaristas comienzan a considerar la enseñanza desde el versículo 2: "Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado..." Sin embargo, no debemos pasar por alto lo mencionado en el versículo 1: "En cuanto a la ofrenda para los santos..."Aquí observamos un aspecto esencial, hoy en alguna medida descuidado: En todos los casos, el dador, antes de ofrendar, determina el destino de su contribución. Este principio se reitera en todas los pasajes que se refieren al tema: "Entonces, los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; lo cual; en efecto hicieron enviándolo a los ancianos por medio de Bernabé y de Saulo." (Hechos 11:29/30) "Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén." (Romanos 15:26. "En cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba..." (2 Cor. 9:1) Entonces, aplicando este criterio general, las contribuciones, si bien podían ser hechas en forma anónima en cuanto a la identidad de los dadores, siempre se realizaban con un destino específico, determinado previamente por los propios ofrendantes. La ignorancia de este principio ha provocado no pocos conflictos en la historia de la iglesia en relación con el destino de los fondos recolectados.

A propósito, no encontramos en la iglesia bíblica ningún tesorero, ni comisión administradora de fondos de uso general. Cuando los creyentes tenían conocimiento de alguna estrechez, acordaban contribuir específicamente, cada uno según sus posibilidades, y toda la ofrenda así recogida se destinaba al fin propuesto, en el caso, ayudar a los necesitados. Cuando ayudaban a los creyentes necesitados de otras iglesias, los donativos se entregaban por medio de los ancianos de aquellas. (Hechos 11:30.
Si se trataba del sostenimiento de obreros, éstos eran encomendados a la gracia de Dios (Hechos 15:40), y Dios daba su gracia a las iglesias, y aún a creyentes individuales, para que abundaran en generosidad, supliendo sus necesidades.

Observemos que las Escrituras señalan tres fines básicos de las ofrendas:
·         Para los pobres que hay entre los santos (Romanos 15:26)
·         Para los obreros encomendados a la gracia de Dios (Filipenses 4:15-16)
·         Para los ancianos o pastores de la iglesia local (1 Timoteo 5:17-18)

Respecto del primer punto, sólo como referencia para comprender mínimamente la importancia que encierra, recordemos el caso de la ciudad de Sodoma, que fue destruida por fuego y azufre. En Génesis 18:20 leemos: "...Por cuanto el pecado de ellos se ha agravado en extremo." Pensamos inmediatamente en las repulsivas desviaciones morales de sus habitantes, por las cuales cayó sobre ellos el justo juicio de Dios. Sin embargo, es notable lo que la Escritura declara en Ezequiel 16:49: "He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: Orgullo, abundancia de pan y despreocupada tranquilidad tuvieron ella y sus hijas, pero ella no dio la mano al pobre y necesitado" (Versión R.V. actualizada)
Obviando más detalles; la peor de las maldades de Sodoma fue tener abundancia de pan, y no dar la mano al pobre y necesitado. Claro que eso ocurrió con los impíos, pero en la iglesia bíblica el asunto nunca se consideró como un tema menor. Tanta importancia reviste, que la mayoría de los versículos que se citan para enseñar sobre la ofrenda, están referidos esencialmente a un sólo tipo: la ofrenda para los pobres entre los santos. Dios establece que el socorro para ellos debe provenir de la iglesia, antes que del mundo. Vemos, entonces, que esto no es secundario, y tiene prioridad sobre cualquier otro proyecto de inversión. "Para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, como está escrito: El que recogió mucho no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos. (2Co. 8:14-15)
Aunque el creyente determina el destino de su ofrenda, es preciso recordar que, como en cualquier otro servicio, lo que damos o hacemos deberá ser siempre "en el Nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él" (Colosenses 3:16) y "de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís (Col.3:23-24.
Por lo tanto, dada en el Nombre del Señor, la ofrenda de un creyente no le otorga a éste ninguna atribución sobre la persona u obra de quien recibe la ayuda.

Consideremos seguidamente el versículo 2Co.16: "Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo..."
Nos referiremos a tres aspectos en cuanto a la ofrenda para los santos:

1.      Cada primer día de la semana: Se nos enseña que el tiempo propicio para apartar algo como ofrenda para los santos, es cada primer día de la semana. Se trata entonces de una práctica de frecuencia semanal regular.
2.      Cada uno de vosotros ponga aparte algo, ...guardándolo.  No se sugiere en el pasaje que las ofrendas habrían de recogerse necesariamente cuando los creyentes celebraran la Cena del Señor. En cambio, Pablo indica que cuando él llegara no se recogerían entonces ofrendas, aunque seguramente sí se reunirían "para partir el pan".
Tampoco puede inferirse que los hermanos entregaran imperiosamente su ofrenda a la iglesia.  Más bien, el énfasis está puesto en la responsabilidad que tenía cada uno de apartarla para el Señor y guardarla hasta el momento oportuno. Aunque durante cierto tiempo no se recogerían ofrendas, no dejarían de apartarlas y guardarlas en forma individual.
3.      "...según haya prosperado" Aquí se aplica un principio de proporcionalidad. "Abundad también en esta gracia...conforme a lo que tengáis, porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene". El creyente que tiene, debe dar en proporción a lo que tiene; el que no tiene, y consecuentemente no puede dar, no está obligado a hacerlo. Por lo contrario, si alguien padeciera necesidad, imprescindiblemente debe ser auxiliado con ofrendas de los demás. "Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre." (2 Cor. 9:8/9).

Por último, es apropiado recordar las palabras finales que Pablo dirige a los ancianos de Efeso, en su mensaje de despedida en Mileto:

"En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir." (Hechos 20:35)


LA GENÉTICA DE CAÍN

LA GENÉTICA DE CAÍN   
(Génesis 4:25-26)

 Dr. Luis Ponce, Ebenezer, California

(El Punzón del Escriba)

El evangelio no es una religión aburrida y adormecedora, sino Vida, poder de Dios y revelación para corrección del alma humana.

Dios hizo el cosmos y lo supervisó diciendo: “Todo es bueno en gran manera”, ¿Si Dios hace todas las cosas buenas por qué el mundo está en caos?. Por el pecado y la desobediencia del hombre, pero Dios no lo hizo así. ¿Por qué algunos Cristianos se estancan y otros crecen espiritualmente?, ¿Por qué no cambia el hombre y deja de hacer lo que le causa daño?.  
El maligno sabía que para destruir a toda la humanidad necesitaba hacer caer al “cabeza de raza”, Adán, porque el pecado causaría un desorden genético por medio del cual heredaría a todas sus generaciones deseos pecaminosos, planeó la forma de reprogramar el alma del hombre de la inocencia al pecado. 
Adán y Eva comieron del árbol de la ciencia del bien y del mal, conociendo extremos que en su estado de inocencia ignoraban, el impacto emocional fue tan fuerte que se incubó en su corazón y trastocó su genética; al dar a luz Eva fuera del paraíso se dio cuenta que sus hijos traían el bien y el mal en su comportamiento porque les habían trasladado genes dañados, mientras que Caín degeneraba de manera invisible al ojo humano, Abel era regenerado por el poder de la sangre de cordero de su altar.  Ambos creían en Dios, construyeron altar y esperaban la promesa de la simiente que aplastaría la cabeza de la serpiente, la gran diferencia:

La sangre en el altar
En la séptima generación de Caín, nació Lamec el primer hombre en tener dos mujeres, autor de doble homicidio y promulgó el colmo de la venganza al suponer que el sería vengado 70 veces 7, 490 veces su muerte, para atemorizar a sus enemigos.  Abel no deja descendencia, pero en el año 130 de la vida de Adán engendró a Set, del que Eva dice: Dios me ha dado “otra simiente” en lugar del hijo que mató Caín, estaba diciendo que habían caminado en el proceso de regeneración por lo que este hijo venía cubierto con la sangre, a Set le nació un hijo llamado Enós y por ese tiempo se empezó a invocar el nombre del Señor, apareció este ministro en la tercera generación, el apóstol Pablo reconoce a Timoteo como un Cristiano de tercera generación al observar en su abuela y en su madre una Fe no fingida,           parece ser que en la tercera generación es notorio el proceso de regeneración del alma, son Cristianos tremendos.
Los científicos han descubierto que aun la capacidad de arrepentirse viene escrita en los genes.  La Sangre en el altar tiene relación con el pecado, la sangre fue dada por Dios para expiación desde la caída ancestral, por eso vino Jesucristo: El Cordero de Dios para eliminar el pecado y la muerte, dando una esperanza de Vida, pero también para que seamos regenerados, preparados para volver a la casa del Padre, la sangre del Cordero rociada por la Fe nos hacer estar en novedad de vida.

Si deseas un cambio en tu vida espiritual este conocimiento es definitivo. 
Todo cristiano debe recibir ministración a su genética, esta revelación para que el que la desee comprender y la practique será su preparación para el encuentro secreto de Jesucristo y la Iglesia consagrada, separada del pecado.
Los alcohólicos traen esas tendencias escritas en sus genes; aunque se desintoxique, sea sermoneado, se arrepienta y salga con la decisión de no beber, no va a lograrlo si el problema está en la genética, ¿Cómo se soluciona este problema?, ¡Con Cristo!, dando oportunidad al alma de encontrar a Jesús, luego una ministración constante a sus genes para que las cosas viejas pasen.

Se ministra rociando la Sangre y sembrando la Palabra, oyendo con atención para dar fruto, cuando la Palabra es clavada en el corazón cambia la manera de ser, de pensar, somos otros.  No se sienta orgulloso de seguir igual, no permita que se estanque el alma en las manías del pasado. A los hijos se les debe explicar aunque aparentemente no entiendan, imponer manos y orar bendiciendo en el nombre de Jesús, desautorizando y reprendiendo todo trastoque genético, y en su lugar ministrar la genética de Dios, la regeneración del hombre dada por la sangre de Nuestro Señor Jesucristo. 

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