viernes, 5 de agosto de 2016

EL NUEVO PACTO II

EL NUEVO PACTO II


Ahora procederemos y veremos que el nuevo pacto trae otros cambios paralelos y relacionados consigo. Comenzaremos considerando al nuevo pueblo de Dios.

Un Pueblo Nuevo
Dios escogió un pueblo específico de entre todos los pueblos de la tierra bajo el antiguo pacto. Ellos eran el pueblo de Israel, los descendientes físicos de Abraham, a través de Isaac y Jacob, posteriormente conocidos como los judíos. Hasta el día de hoy, ellos continúan siendo el pueblo escogido de Dios de acuerdo al orden natural. Aunque las personas pueden hacerse en judías al convertirse al judaísmo, el método normal para convertirse en un miembro de ese pueblo es a través del nacimiento físico del vientre de una madre judía.
Cuando el Mesías vino a Israel, los líderes y la mayoría de la nación judía lo rechazaron. Más aún, la mayoría rechazó el testimonio puro y poderoso de la iglesia antigua. Por ello, el juicio de Dios descendió sobre los judíos y en 70dc.,  los romanos saquearon Jerusalén y los dispersaron por toda la tierra. Tanto sufrimiento físico como ceguera espiritual descendió sobre el pueblo elegido pues fue por casi 1900 años que anduvieron errantes de país a país sin encontrar descanso.
Este siglo ha presenciado eventos de drama sin paralelo para con los judíos y su largo exilio terminó y su ceguera espiritual comenzó a ser quitada. El holocausto de Hitler causó espanto en el mundo y el subsecuente nacimiento y sobrevivencia de un Israel moderno lo ha sorprendido.
Los logros del pueblo judío han ido fuera de toda proporción. Ellos le han dado al mundo las escrituras, el comunismo y las armas nucleares. Sus logros académicos, científicos y artísticos han sido sorprendentes. Todo esto ha demostrado que ellos son un pueblo especial con un propósito especial de Dios.
Aunque la manifestación del poder de Dios en ellos ha sido dramática y maravillosa, el Israel natural sigue siendo el mismo pueblo del antiguo pacto. Fue un día grandioso cuando Aunque la manifestación del poder de Dios en ellos ha sido dramática y maravillosa, el Israel natural sigue siendo el mismo pueblo del antiguo pacto. Fue un día grandioso cuando Yahweh con su brazo extendido y poderoso sacó a su pueblo del antiguo pacto de Egipto. Fue un día aún mayor cuando Jesús con sus brazos extendidos y con el derramamiento de su sangre sacó a su pueblo del nuevo pacto del pecado.
Ingresar a las filas del pueblo del antiguo pacto es por medio del nacimiento. El nacimiento espiritual nos lleva al nuevo pacto. Todos aquellos, y sólo aquellos, que han nacido del Espíritu de Dios son su pueblo nuevo. Sólo el nuevo nacimiento nos puede hacer hijos e hijas de Dios.
Aquí debemos hacer énfasis en que ni el bautismo, ni la membresía de cualquier grupo o denominación, ni las buenas obras que hemos hecho, ni la nacionalidad, ni el color, ni cualquier otra cosa humana, puede hacer a alguien el pueblo de Dios del nuevo pacto. La única forma es por medio del nacimiento espiritual.


Algunos miembros de esta nueva raza espiritual tienen dones naturales sobresalientes. Dios ha escogido principalmente a los pobres y a los débiles de este mundo. Pablo nos recuerda que 'Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;' (1Co.1:26,27).
En lugar de ello, el nuevo pueblo de Dios tiene dones y poderes espirituales. Muchos de éstos son invisibles al ojo natural y están escondidos al ojo natural y a la mente natural. Sin embargo, su verdadero beneficio es mucho mayor. Hasta que los libros del cielo sean abiertos y sus secretos sean revelados, los conflictos espirituales y las victorias de muchos hombres y mujeres humildes de Dios permanecerán ocultos de sus semejantes. Solamente la eternidad revelará aquello que ha traído bienestar duradero a la humanidad.
Es un privilegio nacer por nacimiento natural como parte del pueblo de Dios del antiguo pacto. Pero es aún un mayor privilegio el nacer por nacimiento espiritual como parte del pueblo del nuevo pacto. Gloria a Dios, hay cada vez cantidades mayores de personas que son pueblo de Dios tanto por nacimiento natural como nacimiento espiritual.
Un Nuevo Sacerdocio
Bajo el nuevo pacto no solamente hay un pueblo nuevo, sino también un sacerdocio nuevo. Los sacerdotes del antiguo pacto fueron escogidos de la tribu de Leví y de la familia de Aarón. Ellos tenían tareas específicas en el tabernáculo y en el templo, pues ellos servían como intermediarios entre Dios y los hombres. El capítulo 7 de Hebreos nos deja ver claramente que el nuevo pacto tiene un nuevo sacerdocio que es muy superior al anterior. Esta nueva orden es llamada la orden de Melquisedec y Jesús es su Sumo Sacerdote.
La membresía del sacerdocio levítico era heredada de padre a hijo. Este sistema no siempre daba buenos resultados. ¡Los buenos padres no siempre tenían buenos hijos! Los hijos de Elí eran totalmente corruptos y los hijos de Samuel no fueron mucho mejores. La herencia basada en lo natural es poco confiable. Sin embargo, el sistema levítico era funcional y suficiente para ilustrar el concepto del sacerdocio y Dios lo usó hasta que El trajo la nueva orden del sacerdocio de Melquisedec.
Hebreos 7 :3 describe a Melquisedec como 'sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.' Jesús entró a este nuevo sacerdocio, 'no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.' (Heb.7:16) El entró, no porque su padre adoptivo José hubiera sido sacerdote, ni porque un comité eclesiástico lo aceptó, sino por designio de Dios. El sencillamente cumplía con todos los requisitos de Dios para el puesto de sacerdote. Su ordenación no fue una ceremonia religiosa, sino una proclamación de Dios en el momento que fue bautizado, 'Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia', mientras que el Espíritu Santo descendió sobre El en forma de paloma.
El sacerdocio levítico cumplía con su propósito. Los sacerdocios eclesiásticos nunca han sido más que una falsificación de éste (a pesar de tener muchos hombres íntegros y sinceros conformándolo). Dios ordena sacerdotes en este sacerdocio de Melquisedec del nuevo pacto bajo los mismos términos con los que escogió a su Sumo Sacerdote. El unge con el Espíritu Santo a aquellos a los que El ha elegido para desempeñar las tareas que El les ha asignado.
Un Nuevo Edificio
El nuevo pacto tiene un nuevo pueblo, un nuevo sacerdocio y también un nuevo edificio.
En la cima de la historia nacional de Israel, Salomón edificó el primer gran templo. Los ejércitos de David habían sido victoriosos a donde quiera que fueran y Salomón estaba disfrutando de la paz y prosperidad consecuente. El concentró sus energías en edificarle una casa al Señor. Dios nunca había ordenado esto, aunque sí le había dicho a Moisés que edificaría un tabernáculo. Fue la bien intencionada idea de David la que Dios permitió que Salomón implementara.
Pero Dios no miraba este templo con mucho agrado. El permitió que fuera dañado por un terremoto en los días del rey Uzías.  Nabucodonosor lo quemó hasta los cimientos durante el tiempo del cautiverio. Aquellos que volvieron del exilio en Babilonia lo re-edificaron. Antiochus Epiphanes lo contaminó al colocar una estatua de Júpiter dentro del mismo y ofreciendo un cerdo en el altar. Luego fue reconstruido por el impío Herodes el Grande, quien lo hizo ser una magnífica estructura, en el tiempo de Jesús.
Los judíos de este tiempo lo reverenciaban. Jesús, Esteban y Pablo todos fueron acusados de blasfemar en su contra. Cuando los discípulos lo estaban admirando, para su total desaliento, Jesús les dijo, '¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.'
La mente de Dios estaba determinada a edificar otro templo - un templo del nuevo pacto. '...si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano', dijo Esteban en un discurso que lo llevó a ser el primer mártir por Jesús. El plan divino era infinitamente mayor. Su templo real estaría hecho de seres humanos. El no quería habitar en el ladrillo y la piedra, sino en la carne y sangre. El nuevo testamento está lleno de este mensaje: 'Porque vosotros sois el templo del Dios viviente'. La idea de que Dios quiere un edificio especial en donde El pueda ser adorado se acabó para siempre. El dio su veredicto final acerca del templo terrenal en el 70 dC cuando las legiones romanas cumplieron la profecía de Jesús hasta la última palabra al no dejar piedra sobre piedra, pues buscaban oro escondido en sus cimientos.
Entonces, ¿qué pasa con los edificios de nuestras iglesias? Sin duda que muchos de ellos tienen gran mérito arquitectónicamente y muchas personas les tienen mucho aprecio. Pero, no podemos permitir que dichas consideraciones obscurezcan nuestro juicio espiritual. El considerarlos casas de Dios o como lugare ssantos es negar el nuevo pacto. El reverenciar un edificio es idolatría que solamente nos puede llevar a ceguera espiritual y confusión.
Muchas iglesias en el campo de Inglaterra (donde yo vivo) están edificadas en lugares que en el pasado fueron utilizados para adoración pagana. Se dio una situación similar en los tiempos del Antiguo Testametno. Por largos períodos de tiempo en la historia de Israel, Yahweh fue adorado en los lugares altos, en donde los paganos antes habían ofrecido sacrificios. Incluso el profeta Samuel parece haber hecho esto, y sin dudas que Dios vio la intención de su corazón y aceptó sus sacrificios. Muchos reyes justos de Judá en los últimos años permitieron que esta práctica continuara. El rey Ezequías se destacó por encima de sus antecesores y destruyó estos lugares altos. El veredicto de Dios, '...ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá... Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, ... Y Jehová estaba con él; ...' (2 Reyes 18 :5-7)
Nuevos Festivales
Con los festivales se aplican los mismos principios que hemos estado viendo. Dios ordenó los festivales del antiguo pacto. Los principales eran la Pascua, Pentecostés y el de los Tabernáculos. A través de Moisés, él le ordenó a los israelitas que subieran tres veces al año a Jerusalén para observarlos. El guardar fielmente estos festivales requería de mucho tiempo, esfuerzo y gasto financiero y fueron olvidados por varios siglos. Los reyes Ezequías, Josías y, después Esdras, el escriba, recibieron estos festivales e instruyeron al pueblo que debían observarlos.
Jesús tenía algo mucho mejor que ofrecer. El trajo el cumplimiento al nuevo pacto. Pablo se refirió a esto con las siguientes palabras: '...porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad'. Gradualmente, los seguidores de Jesús se apartaron de los festivales externos, pues descubrieron su contraparte y ésta era mucho mejor. Yo hablo en mayor profundidad acerca de este tema en el artículo The Festivals of Israel (Festivales de Israel).
La iglesia organizada, especialmente después de haberse establecido bajo el emperador romano Constantino, perdió las realidades del nuevo pacto y las revirtió a festivales paganos que nunca fueron ordenados por Dios. Navidad, la Pascua y otros festivales en el calendario de la iglesia tienen sus orígenes en antiguas religiones paganas. En otro artículo titulado Christmas and Other Festivals in the Old Covenant, New Covenant and Church (Navidad y otros Festivales en el Antiguo Pacto, Nuevo Pacto y la Iglesia) he escrito acerca de estos temas.
Un Nuevo Sábado
Al igual que pasa con los festivales, también ocurre con el Sábado. Dios designó el sábado como el día de solemne pacto entre El y el pueblo de Israel. El sábado era el séptimo día de la semana. El autor de la carta a los hebreos veía claramente que el sábado hablaba de descanso espiritual, un día relativamente independiente de cualquier día de la semana. El lo dijo de esta forma : 'Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia'. (Hebreos4:9-11)
La iglesia, de nuevo, había ganado aceptación con el hombre y había perdido el favor de Dios, se había vuelto al paganismo para encontrar inspiración y había adoptado el sábado como el día especial que había que guardar. Para mayor información a este respecto, lea El Descanso del Sábado.
Resumen
Hemos estudiado la ley, los maestros, las escrituras, el pueblo, los sacerdotes, los edificios, los festivales y el sábado. En cada uno de estos aspectos podemos ver los mismos tres aspectos : una orden del antiguo pacto, el cumplimiento del nuevo pacto y una falsificación de la iglesia.
Hubo maestros genuinos del antiguo pacto, luego la gloriosa realidad del Maestro que habita dentro de nosotros, luego la falsificación de la jerarquía religiosa con sus muchas y variadas manifestaciones. Dios le dio una ley buena y justa a Su pueblo, seguido de la maravillosa realidad de una ley interna escrita en sus corazones. Tristemente después vemos que por muchos siglos volvieron a las leyes humanas, rituales y libros de oración que nunca fueron inspirados por Dios. Encontramos un pueblo del antiguo pacto descendientes de Abraham, a través de Isaac y Jacob, un pueblo nuevo nacidos del Espíritu de Dios, y un pueblo falsificado basado en el bautismo o en la membresía de la iglesia. Vemos a los sacerdotes levíticos, a los sacerdotes de Melquisedec y a los sacerdotes eclesiásticos. Hubo un tabernáculo del antiguo pacto y después, un templo, un templo humano maravilloso del nuevo pacto que sobrepasaba al original y luego edificios paganos reclamando ser las casas de Dios. Tenemos las sombras de festivales levíticos, y las realidades del nuevo pacto, y los festivales paganos falsos. Finalmente tenemos el sábado del antiguo pacto y un descanso espiritual del nuevo pacto y el día domingo para la iglesia pagana.

Jesús inauguró el nuevo pacto con Su sangre. Muchos de sus primeros seguidores derramaron su sangre por el privilegio de caminar en ella. La carta a los hebreos fue escrita, en su mayoría, para fortalecerlos en ese conflicto. Tiene abundantes advertencias para aquellos que quieren volver atrás. Cada capítulo es importante para este tema. Permítame terminar con una cita del capítulo 12, versículos 18 al 24: 'Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,... sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel. Mirad que no desechéis al que habla.'

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