El Nuevo Pacto
I
Introducción
La Biblia, como la tenemos hoy, está dividida en dos secciones que han
sido llamadas el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Obviamente, estos
nombres vienen de las palabras que Dios le habló a Jeremías, 'He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales hare nuevo pacto
con la casa de Israel y con la casa de Judá'. Las palabras testamento y pacto en
español son diferentes traducciones de la mismas palabras originales.
Pienso yo que muchos cristianos viven bajo el antiguo pacto. Sin dudas
que han leído el Nuevo Testamento y basan sus doctrinas en el contenido del
mismo, pero muchos aspectos de su vida y experiencias son del antiguo pacto en
lugar del nuevo. Es vital tener un apropiado entendimiento de la diferencia entre
los dos pactos para poder tener un verdadero crecimiento espiritual.
Yo creo que lo mismo fue cierto en los tiempos bíblicos. Algunos
creyentes en los días del nuevo testamento fallaron en recibir y experimentar
la plenitud del nuevo pacto que Jesús inauguró con su sangre. Por otro lado,
muchos santos del antiguo testamento vivieron mucho más allá de los beneficios
de sus días y tuvieron experiencias tremendamente profundas con Dios. Ellos
caminaron en los caminos del nuevo pacto.
Las condiciones del nuevo pacto son descritas en Jeremías 31:31-34: 'He aquí que vienen días, dice
Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de
Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para
sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui
yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la
casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente,
y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano,
diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de
ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y
no me acordaré más de su pecado'.
Este pasaje de Jeremías es citado completo en Hebreos 8:8-12. Mucho en
la carta a los hebreos trata con el tema del nuevo pacto y será útil para
continuar el estudio.
¿Por qué era es necesario que Dios hiciera un nuevo pacto? Consideraremos este tema bajo los
siguientes títulos: ley, maestros, escrituras, pueblo, sacerdotes, edificios, festivales y el sábado.
Dios hizo el primer pacto con el pueblo
de Israel cuando los sacó de Egipto. Este primer pacto estaba basado en la ley.
La ley estaba resumida en los diez mandamientos y era ampliada en los libros de
Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Estos libros, junto con el libro de
Génesis eran los libros que sirvieron de base para el Antiguo Testamento, y son
conocidos como el Torá o Ley.
Las leyes que Dios dio a través de
Moisés eran justas y cabales y tremendamente superiores a las de los pueblos
que les rodeaban. Estas eran severas para los estándares actuales. La pena de
muerte era llevada a cabo por casos de brujería, adulterio, violación y golpear
a los parientes y otros crímenes, así como por asesinato. Sin embargo, si
fueran impuestas hoy en día, estoy totalmente seguro que nos llevarían a una
sociedad más feliz. Los culpables comenzarían a sentir temor mientras que los
inocentes podrían caminar por las calles con libertad.
Por muy excelentes que eran estas
leyes, no produjeron un pueblo justo. Casi 1,000 años después de haber sido
dadas, el juicio de Dios cayó primero sobre Israel y luego sobre Judá. Ellos
habían roto todos los mandamientos de Dios y habían fallado totalmente en
guardar su lado del pacto. Por encima de todo, habían quebrantado el primer
mandamiento, y se habían vuelto y adorado a otros dioses. Así que los asirios y
los babilonios vinieron y devastaron su tierra, atacaron Jerusalén y se
llevaron al pueblo en cautiverio.
Fue en este momento crítico en la
historia de Israel que Jeremías anunció la promesa de Dios para un nuevo pacto.
La raíz del problema no radicaba en las
leyes que Dios había dado. Radicaba en la naturaleza humana. Decía Jeremías, 'Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso;
¿quién lo conocerá?' La esencia del
nuevo pacto es la promesa de Dios de cambiar el corazón, 'dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón'. Mientras
el corazón humano sea orgulloso, codicioso e idólatra, no hay forma que pueda
guardar las leyes de Dios, sin importar lo disciplinado, exhortado o entrenado
que sea. Tiene una ley de funcionamiento interna que está en conflicto con las
demandas de Dios.
Mucha gente nunca descubre esto. Puede
ser que experimenten una conversión genuina. Pueden apartarse de malos hábitos
y cambiar totalmente su estilo de vida. A pesar de ello, el ser interior sigue
siendo tan corrupto como era antes.
Pablo sufrió una conversión dramática
en el camino a Damasco. Su vida completamente cambió de dirección. El celo que
una vez tenía por perseguir a los cristianos comenzó ahora e invertirlo en
predicar el evangelio. Pero allí no terminaron sus problemas. De alguna forma,
acababan de comenzar. Él nos dice en el capítulo 7 de la carta a los Romanos
cómo luchó con la ley para descubrir que no podía guardarla. Yo no creo que se
estuviera refiriendo a los días antes de su conversión. Pienso que estas
batallas vinieron después que él se había encontrado con Jesús en el camino a
Damasco. Finalmente encontró la victoria y proclamó triunfante: 'Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la
ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por
cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne
de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado...' En Romanos 8 Pablo describe el nuevo camino de victoria que
él había descubierto.
¿Qué significa tener la ley de Dios
escrita en el corazón? Es nada menos que un cambio total de naturaleza. Es un
milagro sobrenatural. Usted puede entrenar a un perro a rogar y a pararse en
sus patas traseras y a hacer todo tipo de trucos. Con perseverancia y
recompensas puede hacerlo actuar incluso en contra de su naturaleza. Pero nunca
podrá cambiarla. Por mucho que usted trate de hacerlo comportarse como un ser
humano, seguirá siendo un perro. Dios hace de nuevo nuestra naturaleza para que
podamos actuar de acuerdo a Sus leyes. Se convierte en algo natural de hacer.
Pedro habla de esta verdad cuando escribe: '...por medio de las cuales [El] nos ha dado preciosas y grandísimas
promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la
concupiscencia;' (2
Pedro 1:4). Un animal nunca podrá convertirse en humano, pero un humano puede,
por la gracia de Dios, llegar a ser divino.
El corazón humano es pecaminoso por
naturaleza. Puede ser que muchos
factores hagan parecer como que esto no es así. Una buena educación al crecer,
buenas amistades e influencias, presión pública para hacer lo correcto y el
orgullo religioso pueden contribuir para mejorar el exterior; pero ninguna de
estas cosas puede cambiar el corazón. Un nuevo nacimiento de lo alto es lo
único que puede y esta es la esencia de la promesa del nuevo pacto.
Maestros
Después de hablar de la ley, Jeremías continúa
hablando acerca de enseñar: 'Y no enseñará más ninguno a su
prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande'. Juan confirma estas palabras diciendo: 'no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os
enseña todas las cosas...' (1Juan
2:27)
Fundamentalmente, toda enseñanza humana
es por naturaleza, del viejo pacto. El hombre es quien la hace y solamente
puede ser externa. La enseñanza del nuevo pacto es realizada por el Espíritu
Santo y es interna. Jesús le dijo a Sus discípulos, 'Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si
no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo
enviaré... Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis
sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la
verdad;...' (Juan
16:7, 12, 13) Jesús estaba enseñando que el Espíritu Santo que habita dentro de
nosotros es mejor que Su propia enseñanza, pues esta era, como toda enseñanza
humana, externa. Aunque él era el mejor maestro que el mundo había visto jamás,
la enseñanza del Espíritu Santo iba a ser mejor. A pesar de las apariencias,
hasta ahora estaban listos para hacer esta transición de lo externo hacia lo
interno.
Podemos contrastar las palabras de
Jesús con las de Moisés : 'Porque yo sé que después
de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he
mandado'. (Deuteronomio 31 :29) Esa era la situación del antiguo pacto (y del que prevalece para la
mayoría de cristianos hoy en día); sin un maestro y un líder todo se rompería
en pedazos.
Encontramos el mismo contraste en la
profecía de Joel, citada por Pedro en el día de Pentecostés : 'Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda
carne... hijos... hijas... jóvenes... ancianos... siervos... siervas...'. Cada persona, hasta la sierva que no sabe leer ni escribir, podrá tener
una relación directa, personal, reveladora e interna con Dios. La dependencia a
grandes líderes y maestros fue quitada.
La mayoría de líderes religiosos tienen
una actitud que está más cerca en espíritu a las palabras de Moisés : 'Porque yo conozco tu rebelión, y tu dura cerviz; he aquí que aun
viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto más después que
yo haya muerto?'. Ellos quieren
sentirse indispensables. Por supuesto que están genuinamente interesados en el
bienestar de su rebaño, pero les hace falta entender correctamente el nuevo
pacto y tener fe en que el Espíritu Santo los guardará en su poder. Lo peor
sería que estuvieran preocupados de perder su posición, ingresos y seguridad
económica si nadie depende de ellos.
Entonces, ¿cuál es el lugar de los
maestros en el Nuevo Pacto? Encontramos la respuesta a esta pregunta en Efesios
4:11-16. Este pasaje describe a los maestros como uno de los cinco tipos de
ministerio o servicio que son dados por el Cristo ascendido a su iglesia apóstoles,
profetas, pastores, maestros y evangelistas. Pablo dice que el propósito de
estos ministerios es el de proteger a los nuevos creyentes del engaño y de
llevar al Cuerpo de Cristo a la madurez.
La mayoría de nuevos creyentes no son
capaces de entrar directamente al nuevo pacto. Ellos primero tienen que pasar
por la experiencia del antiguo pacto. Muchos en los tiempos del nuevo
testamento (y ahora también), eran paganos que nunca habían conocido ni
siquiera el antiguo pacto. Ellos tenían que venir bajo la ley que Pablo
describe como 'la ley ha sido nuestro ayo, para
llevarnos a Cristo'. Luego, lo amplía diciendo que, 'Entre tanto que el
heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino
que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.'
(Gálatas 4:1,2)
El nuevo creyente también puede caer
presa del engaño con facilidad. Vivimos en un tiempo en el que Jesús dijo que habría
muchos falsos profetas. El nuevo creyente (y muchos otros que debieran tener
más discernimiento) a menudo tiene gran dificultad en reconocer a un lobo
vestido de oveja. Sus sentidos aún no están entrenados para discernir. Si el
ministerio quíntuple estuviera trabajando correctamente hoy en día entre
nosotros, los engañadores encontrarían que su trabajo no es tan sencillo. Es a
causa de la falta de esos ministerios genuinos lo que hace que tantos
cristianos permanezcan en la niñez espiritual en donde son fácil presa de
enseñanzas falsas y erradas.
Los hijos de padres cristianos se
encuentran en una situación similar. Ellos todavía no pueden caminar en el
nuevo pacto. Les enseñamos y los disciplinamos y aplicamos la ley a sus vidas.
Aunque ellos pueden demostrar un genuino deseo de seguir a Jesús, no podemos
dejarlos libres de la ley y permitirles hacer lo que deseen. Ellos no están
listos todavía. Deben primero aprender a obedecer una ley externa.
Los pastores y los maestros son
necesarios para traer a cada nuevo creyente a través de una experiencia del
antiguo pacto hasta que la otra persona llegue a la madurez espiritual, y pueda
caminar en la plenitud del nuevo pacto. Es hasta entonces que ha terminado su
tarea. El continuará disfrutando de la comunión con otros santos (aunque en un nivel
más enriquecedor y profundo que el nivel anterior) y él, entonces podrá enseñar
y pastorear a creyentes jóvenes, pero él ya no tendrá necesidad de un maestro.
Las Escrituras
La ley escrita en piedras y ampliada en
papel era el fundamento del antiguo pacto. La ley escrita en nuestros corazones
es el fundamento del nuevo. En el antiguo pacto, las escrituras daban un grupo
de leyes y reglas para la vida diaria. ¿Todavía necesitaremos las escrituras en
el nuevo pacto ? Si es así, ¿qué lugar ocupan?
Comencemos por hacer las mismas
preguntas acerca de Jesús. ¿Necesitaba él las escrituras ? ¿Cuál era el lugar
de las escrituras en su vida? Yo creo que la respuesta para él es que no, él no
necesitaba las escrituras. La ley de Dios estaba escrita perfectamente en su
corazón. Su relación con Su Padre era perfecta, y él no necesitaba nada externo
para apoyarlo. Ellos caminaron en una comunión sin interrupciones en toda Su
vida. El citó la escritura en sus confrontaciones con los fariseos. El le abrió
las escrituras a sus discípulos en el camino a Emaús. No tengo ninguna duda en
que él se deleitaba en las escrituras al ver en su mente el reflejo de sí
mismo. Para él, 'Toda la Escritura es inspirada
por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia' (2 Timoteo 3:16), pero yo no creo que él la necesitara para sí mismo.
Jesús es nuestro Señor y Salvador, y
también nuestro modelo y ejemplo. Dios, nuestro Padre desea que seamos como El,
y en la plenitud del nuevo pacto lo seremos. Es un error el pensar que
lograremos esto al leer incesantemente las escrituras. Así no fue con Jesús, ni
tampoco lo será con nosotros. El heredó su caracter de Su Padre, y nosotros también
lo haremos.
Leer las escrituras no hará que su
contenido esté escrito en nuestros corazones. Quizás nos queden grabadas en la
mente si tenemos mentes con mucha retentiva, pero eso no es lo mismo. Es más
bien al revés como funciona. Cuando Dios haya escrito su ley en nuestros
corazones, venimos a las escrituras y reconocemos su contenido por lo que ya
tenemos dentro. Las entendemos y nos deleitamos en ellas tal y como lo hizo
Jesús. También las encontramos 'útiles
para enseñar, redargüir, corregir e instruir en justicia'. Podemos usarlas para enseñar y entrenar, para reprender y exponer las
obras de tinieblas y para la corrección de otros y de nosotros mismos. Si
fuéramos lanzados en prisión y nos quitaran nuestra Biblia, sin duda que la
extrañaríamos, pero nuestra vida espiritual no dependen de ella. Ella refleja
lo que ya está en nuestro corazón, pero no son el medio por el cual Dios la
pone allí. El hace esto por el Espíritu.
Hay muchos malentendidos a causa de
referirse a la Biblia como la Palabra de Dios o simplemente como la Palabra. La
Biblia en sí nunca lo hace así. Se refiere a sí misma como las escrituras y
quiere decir algo un tanto diferente cuando habla acerca de la palabra de Dios.
Si lo duda, escudriñe la Biblia con una concordancia y verá. Observe en Hechos
17: 11: 'Y éstos... recibieron la
palabra... escudriñando cada día las Escrituras'. La palabra aquí es claramente distinta de las Escrituras.
También cuando leemos que la Palabra fue hecha carne, es obvio que no fue la
Biblia la que fue hecha carne.
Hay otros tres versículos que son
citados frecuentemente como refiriéndose a la Biblia, 'No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la
boca de Dios','...la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios' - parte de la armadura en Efesios 6. 'Porque
la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos. 'Tomar estos versículos como que
estuvieran refiriéndose a las Escrituras es forzar una interpretación del
antiguo pacto en ellas. Creer y enseñar un antiguo concepto de pacto de la
Biblia nunca nos llevará a experimentar el nuevo pacto. En lugar de ello,
seremos como aquellos de quienes Jesús habló diciendo: '¡Ay
de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la
ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo
impedisteis.' (Lucas 11 :52).
Si 'la palabra de Dios' no quiere decir la Biblia, ¿qué significa? Cuando nos
despojamos de nuestras ideas preconcebidas, podemos comenzar a encontrar la
respuesta. En griego, la palabra Logos tiene un significado muy amplio, pero se
centra en los conceptos de palabra y pensamiento. La palabra logos de Dios es
lo que sea que Dios piensa o dice. Es cualquier mensaje o pensamiento que se
origina en El. Dios creó el universo al hablar. El habló a y a través de los
profetas de los tiempos antiguos. El habló en y a través de Su Hijo Jesucristo.
El habla a y a través de Su pueblo hoy. Todo esto es Su palabra. Cuando Su
palabra viene a nosotros, es el alimento que nos sustenta. Es poderosa y
penetra nuestros corazones. Es la espada del Espíritu. No regresa a El vacía,
sino cumple aquello para lo cual El la envía.
Por favor no me malentienda. No estoy
discutiendo ni la autoridad ni la inspiración de las Escrituras. Lo que
pretendo aclarar es el lugar de las mismas en el nuevo pacto. Yo quiero darles
el lugar que Jesús les da y que ellas mismas se dan.
Para más información acerca de este
tema, por favor lea The
Scriptures and the Word of God ('Las Escrituras y la
Palabra de Dios').
Otros Cambios
¿Qué otros cambios vienen con el nuevo pacto ? Al estudiar el tema
comenzamos a descubrir una maravillosa consistencia en los caminos de Dios. A
veces es tan sencilla que nos sorprendemos de haberla pasado por alto por tanto
tiempo. Como ya hemos visto, nos hemos trasladado de una ley visible y externa
hacia una que es interna e invisible. Es así como los maestros humanos son
reemplazados por la presencia del Espíritu de Dios haciendo su morada dentro de
nosotros.
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