martes, 2 de septiembre de 2014

LA EXANASTASIS

LA EXANASTASIS
Filipenses 3:10-11

Anhelo conocerle a él y el poder de su resurrección, y participar en sus padecimientos, para ser semejante a él en su muerte; y de alguna manera, me encontraré en la resurrección de los muertos.

INTRODUCCIÓN
La Biblia indica que por la desobediencia de Adán muchos fueron constituidos pecadores (Ro. 5:10-19) y por esa desobediencia la muerte entró a la tierra, de manera que en Adán todos mueren (1 Co. 15:21-22); sin embargo, Dios envió por medio de Jesucristo la resurrección, que era la forma de vencer a la muerte.

DESARROLLO
La muerte es la consecuencia de la primera rebelión contra Dios. Era por medio de la muerte que el diablo tenía esclavizada en servidumbre a la humanidad (He. 2:14-15); pero el Señor Jesucristo la venció en la resurrección y, al sustituirnos en la muerte, nos dio la potestad para que también venzamos a la muerte en la transformación o la resurrección para Vida.

La Biblia enseña que cuando Jesucristo resucitó la muerte ya no podía enseñorearse de Él (Ro. 6:9); esto mismo ocurre con los hijos de Dios, porque como el hijo nos sustituyó, también en nosotros puede ser realidad que la muerte no se enseñoree de manera que nunca muramos, pero existe otro grupo del que la muerte sí se enseñorea, de manera que mueren y nunca resucitarán.

Vemos en la Biblia dos grandes grupos relacionados con la resurrección, los que resucitan y los que no resucitan, veamos algunos aspectos:

·         LOS QUE NO RESUCITAN, Isaías 26:14: Isaías escribe de un grupo de criaturas de las que la muerte se enseñorea y por lo tanto no resucitan, e indica: "Muertos son, no vivirán: han fallecido, no resucitarán: porque los visitaste, y destruiste, y deshiciste toda su memoria" [RV60]

Cuando se indica han fallecido se utiliza la palabra hebrea rapha [Strong 7496] que significa: fantasma, fantasma de la muerte, muerto y difundo. Se utiliza para indicar a seres en estado de muerte, por ejemplo:

·         Job 26:5: Tiemblan las sombras de los muertos, debajo de las aguas y de los que las habitan.
·         Proverbios 9:18: No saben ellos que allí están los muertos, que sus invitados están en lo profundo del Seol.
·         Isaías 14:9: El Seol abajo se estremeció a causa de ti, y despertó a los muertos, para que en tu venida fueran a tu encuentro. Hizo levantar de sus tronos a todos los caudillos de la tierra, a todos los reyes de las naciones.

Es importante saber que cuando la Biblia habla de rapha se refiere a gigantes [Strong 7497] que fueron producto de mezclas entre razas, por lo que todas las criaturas producidas por mezcla entre razas o manipulación genética no resucitan, porque no son humanos. Veamos algunos versos que indican sus características:
·         Deuteronomio 3:11: Sólo Og, rey de Basán, había quedado del resto de los refaítas. He aquí su cama, que era de hierro, ¿acaso no está en Rabá de los hijos de Amón? Ella tiene 9 codos de largo por 4 codos de ancho, conforme al codo de un hombre.
·         2 Samuel 21:16: Entonces Isbi-benob, uno de los descendientes de Harafa, cuya lanza pesaba 300 siclos de bronce, ceñido con una espada nueva, trató de matar a David.
·         2 Samuel 21:20: Y hubo otra batalla en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie, veinticuatro en total. El también era un descendiente de Harafa.
En Génesis 6:1-4 vemos otros seres que fueron producto de mezclas de diferentes razas (Ver el estudio: La Redención del Cuerpo II):
·         Gigantes-Nefilim [Strong 5303]
·         Poderoros-Giborim [Strong 1368]

·         LOS QUE SÍ RESUCITAN: Vemos en la Biblia que solamente los humanos resucitan, pero para ellos existen dos tipos de resurrección:
·         La resurrección de Juicio, Jn. 5:29: Es la que corresponde a todos aquellos que no reciben al Señor Jesús para ser salvos y en el juicio de trono blanco serán levantados para juicio eterno (Ap. 20:11-15)
·         La resurrección de Vida, Jn. 5:29: Es la resurrección para Vida Eterna y corresponde a los que reciben al Señor Jesucristo. En la resurrección de vida podemos ver que existen tres grupos:
·         Resurrección de los justos, Lc. 14:14.
·         Mejor resurrección, He 11:35.
·         Resurrección de entre los muertos, Mt. 17:9.

La Biblia nos muestra en el Nuevo Testamento diferentes tipos de resurrección y para ello utiliza varias palabras griegas que en las traducciones en español escriben resurrección, pero que en el idioma griego no tienen ese significado, pero contienen enseñanzas trascendentales para el desarrollo del cristiano y el deseo de buscar y anhelar el encuentro con el Señor, veamos:

·         ANISTEMI [Strong 450], Marcos 5:42: Se refiere a la resurrección personal, es decir, es un evento personal. Sus principales traducciones son: pararse, alzarse arriba, levantar arriba, subir, levantarse, ascender y levantar de levantar de la muerte. No significa resucitar. Veamos algunos ejemplos de este levantar de la muerte:
·         El Señor Jesucristo, Hch. 13:33-34: Dios Padre lo resucitó.
·         Lázaro, Jn 11:23-24: El Señor Jesucristo lo resucitó.
·         Dorcas, Hch. 9:40: Fue resucitado por el apóstol Pedro.
·         ANASTASIS [Strong 386], Juan 11:25: Significa resucitar. Se refiere a un evento de resurrección global, pero más que un evento, Anastasis es la persona de Jesucristo, porque El dijo: "Le dice Jesús: YO SOY la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá".


De esto debemos tener presente aspectos importantes como los siguientes:
·         El Señor fue el primero de la resurrección, Hch. 26:23.
·         En Jesucristo está la resurrección de entre los muertos, Hch. 4:2.
·         Por medio de Jesucristo vino la resurrección, 1 Co. 15:21.
·         Los apóstoles dan testimonio de la resurrección del Señor, Hch. 4:33.
·         Por medio del bautismo se participa de esta resurrección, Ro. 6:5.
·         EGEIRO [Strong 1453], Marcos 5:41: Significa: subir, levantar, ponerse en pie, levantar arriba, subir arriba, despertar y causar ascenso. No significa resucitar. Se usa frecuentemente en el Nuevo Testamento en el sentido de levantar, voz activa; o de levantarse o ser levantado, así:
·         De la posición de sentado, echado, de enfermedad (Mt. 2:14; 9:5, 7,19; Stg. 5:15; Ap. 11:1); de alzar a una oveja para sacarla de un hoyo (Mt. 12:11)
·         De hacer aparecer o, en la voz pasiva, aparecer o levantarse, para ocupar un lugar en medio de gente (Mt. 3:9; 11:11; Mr. 13:22; Hch. 13:22). Así, se dice de Cristo en Hechos 13:23.
·         De levantar o levantarse de entre los muertos:
·         De Cristo (Mt 16.21), y frecuentemente en otros pasajes (pero no en Fil, 2 Ts., 1 Ti., Tit., Stg., 2 P., Epístolas de Juan y Judas).
·         De la acción de Cristo de levantar a los muertos (Mt. 11:5; Mr. 5:41; Lc. 7:14; Jn. 12:1, 9, 17)
·         Del acto de los discípulos (Mt. 10:8)
·         De la resurrección de los creyentes (Mt. 27:52; Jn. 5:21; 1 Co. 15:15, 16, 29, 32, 35, 42, 43, 44, 52; 2 Co. 1:9; 4:14); de la de los incrédulos (Mt. 12:42)

EGERSIS [Strong 1454], Mateo 27:53: Significa resurrección y se refiere a los que resucitaron cuando Jesús resucitó; de acuerdo a lo que la Biblia nos muestra en Mateo 27:51 al 53 este evento ocurrió de la siguiente forma:
1.      El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló, y las rocas se partieron,

2. Se abrieron los sepulcros, V. 52.

3. Muchos cuerpos de hombres santos que habían muerto se levantaron (gr. Egeiro), V. 52.

4. El Señor resucitó, ellos resucitan (gr. Egersis) V.53.

5. Salen de los sepulcros, V. 53.

6. Fueron a la santa ciudad y aparecieron a muchos, V. 53.

EXEGEIRO [Strong 1825], 1 Corintios 6:14: Se compone de las palabras ek [Strong 1825] que significa: de, fuera de (lugar, tiempo o causa) y egeiro [Strong 1453] (Ver arriba)

De acuerdo al significado de las palabras anteriores, se puede obtener las siguientes traducciones: levantar fuera de tiempo, levantar fuera de lugar y levantar fuera de causa.

Ahora bien en 1 Corintios 6:14 el apóstol Pablo indica: "Pues como Dios levantó al Señor (egeiro), también a nosotros nos levantará (exegeiro) por medio de su poder", este verso lo podemos traducir: "Pues como Dios levantó al Señor, también a nosotros nos levantará fuera (antes) de tiempo por medio de su poder"

Por otro lado, nuevamente el apóstol Pablo, indica acerca de la parusia en 1 Corintios 15:52 "En un momento, en un abrir de ojo, a la final trompeta; porque será tocada la trompeta, y los muertos serán levantados (egeiro) sin corrupción; mas nosotros seremos transformados" [RV1909] y escribe que en la parusia del Señor ocurrirá un levantamiento (egeiro)

Todo esto nos enseña que exegeiro se refiere a un levantamiento antes del tiempo que ocurra el levantamiento general de 1 Corintios 15:52; esto nos muestra la oportunidad que tenemos de ser llevados por el Señor antes que Él se manifieste en su parusia (1 Ts. 4:15-17; 1 Co. 15:52) en eventos personales o individuales. Algunos ejemplos de los ejemplos que la Biblia nos muestra sin lugar a dudas, son:

·         Enoc, Gé. 5:22-24 y He. 11:5: Algunas de las cosas que Enoc hizo para participar de exegeiro son:
·         Caminó con Dios 300 años.
·         Por la Fe.
·         Agradó a Dios.

·         Elías, 2 R. 2:10-12.
·         Pablo, Fil. 1:24-26; 2 Ti. 4:5-8 y
·         Juan, Jn. 21:22-23.

Exegeiro también aparece en Romanos 9:17 donde el apóstol Pablo escribe: "Porque la Escritura dice al Faraón: Para esto mismo te levanté (exegeiro), para mostrar en ti mi poder y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra" haciendo referencia a Exodo 9:16 donde se indica: "Pero por esto mismo te he dejado con vida, para mostrarte mi poder y para dar a conocer mi nombre en toda la tierra"; que en la traducción en ingles de la Biblia Septuaginta (LXX) se lee: "Y para este propósito tu estas preservado..."

Otros versos en donde la LXX utiliza exegeiro son:

·         Jeremías 51:1: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo levanto un viento destructor contra Babilonia y contra los habitantes de Caldea.
·         Habacuc 1:6: He aquí que levanto a los caldeos, pueblo furioso e impetuoso que marcha por la anchura de la tierra, para tomar posesión de los lugares habitados que no le pertenecen.

EXANASTASIS [Strong 1815], Filipenses 3:10-11: Significa resurrección. Aparece en Filipenses 3:10-11, pero en Hebreos 11:35 aparece de la forma compuesta: ek-anastasis, de donde se pueden obtener las siguientes traducciones: resucitar fuera de tiempo, resucitar fuera de lugar y resucitar fuera de causa.

Los versos de Filipenses generalmente son traducidos: "A fin de conocerle, y la virtud de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, en conformidad a su muerte; Si en alguna manera llegase á la resurrección (exanastasis) de los muertos; y pueden ser traducidos: "A fin de conocerle, y la virtud de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, en conformidad a su muerte; Si en alguna manera llegase á la resurrección fuera (antes) de tiempo de los muertos.

Así mismo el verso de Hebreos se traduce: "las mujeres recibieron sus muertos por resurrección (ek, anastasis) unos fueron estirados, menospreciando la vida, para ganar mejor resurrección"; y puede ser traducido: "las mujeres recibieron sus muertos por resurrección fuera (antes) de tiempo unos fueron estirados, menospreciando la vida, para ganar mejor resurrección"

El evento de Exanastasis se realiza en dos formas:

·         Los que resucitaron (Anistemi, Egeiro, Egersis, etc.) antes que resucitara (anastasis) el Señor, He. 11:35: De los cuales que podemos mencionar a:
·         Lázaro, Jn. 11:11.<
·         El hijo de la Sulamita, 1 R. 17:20-22.
·         La muchacha, Mt. 9:23-25.
·         Los huesos secos, etc.

Los que se participan de la Exanastasis después de la resurrección del Señor, Fil. 3:10-11: Al tomar la segunda traducción de Filipenses indicada arriba y añadirle lo escrito en Juan 11:24 donde leemos: "Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección (anastasis) en el día final", nos muestran que en final ocurrirá un evento masivo de resurrección (Mt. 22:28. Que quienes se extravían indican que ya ha ocurrido; 2 Ti. 2:17-18)

Este evento se refiere a la parusia del Señor cuando los muertos resucitarán, se levantarán y serán transformados (1 Ts. 4:16); es decir que la exanastasis es el evento global de no morir, sino ser transformados para estar con el Señor, por eso el apóstol Pablo expresaba: "luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, y juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Ts. 4:16-17)

CONCLUSIÓN
En nuestro corazón siembre debe permanecer el deseo de estar con el Señor y ya no ver su rostro solamente por fe, sino que verlo cara a cara; por eso debemos consagrarnos, caminar con el Señor, vivir en fe, correr y pelear bien y guardar la fe para alcanzar el mayor galardón que Dios tiene para nosotros, para ser llevados por el Señor antes del tiempo de su Parusia o en todo caso ser dignos de ser llevados en ese evento.

El verbo egeiro es traducido de la siguiente manera por la TRADUCION DEL NUEVO MUNDO:

De las 123 formas y variantes de egeiro en 118 ocasiones es traducido mediante el verbo LEVANTAR en sus diferentes conjugaciones.
En las 5 que le faltan como sigue:
SACARLA: en 1 ocasión,
DESPIERTEN: en 1 ocasión,
DESPERTANDO: en 1 ocasión,
DESPERTO: en 1 ocasión,
DESPIERTO: en 1 ocasión

En la única ocasión en que un cuerpo sin vida es levantado y este continua muerto es en Hechos 20: 9 y allí se usa la palabra “Érthé" que es la conjugación en tiempo aoristo, voz pasiva, modo indicativo, en tercera persona del singular del verbo “Airó” (αἴρω).

Según el diccionario de W. E. Vine “Airó” es en su primera acepción:
ALZAR 1. Airó (αἴρω 142) significa: (a) levantar, subir; (b) llevar, acarrear; (c) tomar, recoger. Se usa de alzar la voz; los ojos; la mano.
De modo que si se usara este pasaje como prueba de que “levantar” puede referirse a una persona muerta sepa usted una cosa: NO ES EL MISMO VERBO QUE SE USA EN MATEO 27: 52, 53.
Referencia bíblica Vocablo griego Transliteración Traducción del Nuevo Mundo

Hechos 20: 9 Ηρθη érthé Sentado a la ventana, cierto joven de nombre Eutico se abismó en profundo sueño mientras Pablo seguía hablando, y, desplomándose en el sueño, cayó desde el tercer piso abajo, y lo alzaron muerto.

Vemos así que casi en un 90% el verbo egeiro hace referencia a algún tipo de resurrección sea simbólica o literal, pasada, presente o futura y que en un poquito mas del 10% se la usa para referirse a despertar o levantarse sobre los pies pero en ningún caso se hallo el verbo egeiro para referirse a que una persona sea levantada muerta y que esta continúe así. Siempre tiene que ver con un paso de muerte a vida o de un estado de inactividad a uno activo, de movimiento, de recobro de fuerzas. ¿Podemos afirmar con este ensayo que aquellos Santos fueron resucitados? De ningún modo. El hecho esta consignado solo una vez en las Escrituras y como tal es un poco oscuro el evento como para decidir si fue así. Tampoco puede decirse lo contrario como lo hace la Sociedad Watchtower porque tanto para una opinión o interpretación como para la otra el material y las pruebas son las mismas. Pero la Sociedad Watchtower dice que el cotejo de este pasaje a la luz de otros ejemplos bíblicos pueden llevar a una conclusión un tanto mas cercana a lo que en verdad pudo haber ocurrido, pues bien, si seguimos esta regla propuesta por la Sociedad Watchtower podemos decir que lo que allí ocurrió SI fue una resurrección. Las pruebas que he presentado en este ensayo demuestran que es más cercana la posibilidad de que así fuera, los textos consignados son un antecedente muy superior a los que esgrime la Sociedad Watchtower a favor de su interpretación. Creo firmemente que lo que allí sucedió fue algún tipo de resurrección colectiva a pequeña escala de algunos personajes considerados santos, no se si por la opinión de los religiosos de aquel entonces o bien eran profetas, patriarcas considerados santos por Dios mismo al hacer que se diera cuenta de ellos en su calidad de tales en la Escritura.
Este ensayo no es definitivo. Puede contener algún error involuntario o de tipografía. Esta sujeto a, correcciones y modificaciones. Es libre de copiarlo quien lo desee total o parcialmente respetando la fuente y el autor.

LECTURA ADICIONAL.

En al siguiente apartado incluyo material vinculado al tema tratado para su lectura adicional.

Comentario Jamieson-Fausset-Brown
52. Y abriéronse los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron—Estos santos dormidos (véase la nota sobre 1 Tes 4:14) eran creyentes del tiempo del Antiguo Testamento, quienes, según la puntuación usual en nuestra versión fueron vueltos a la vida en el momento de la muerte de nuestro Señor, mas quedaron en sus sepulcros hasta la resurrección de él, cuando salieron. Pero es mucho más natural, según pensamos, y consonante con otros pasajes bíblicos, entender que sólo las sepulturas fueron abiertas, probablemente por el terremoto, al morir nuestro Señor, y esto sólo como preparación para la salida subsiguiente de los que dormían en ellas, cuando el Espíritu de vida entrara en ellos por su Señor resucitado, y junto con él salieran como trofeos de su victoria sobre la tumba. Así, al abrirse los sepulcros en el momento que expiraba el Redentor, fué hecha una proclamación simbólica gloriosa de que la muerte que acababa de efectuarse había “sorbida a la muerte con victoria”; (1Co_15:54) y ya que los santos que dormían en ellos podían ser despertados sólo por su Señor resucitado para acompañarlo en su salida de la tumba, era propio que “el Autor de la vida” (Hech_3:15) fuese el primero en resucitar de entre los muertos (Hech._26:23; 1Co_15:20, 1Co_15:23; Col_1:18; Rev_1:5).

53. vinieron a la santa ciudad—aquella ciudad donde había sido condenado aquél en virtud de cuya resurrección ellos ahora estaban vivos—y aparecieron a muchos—para que hubiese evidencia innegable de la resurrección de ellos, y por medio de ésta, evidencia de la resurrección de su Señor también. Así que como no fue considerado propio que el apareciera otra vez en Jerusalén, salvo a sus discípulos, fue hecha provisión para que el hecho de la resurrección no fuese dejado en duda. Debe notarse, sin embargo, que la resurrección de aquellos santos dormidos no fué como la del hijo de la viuda de Naín, de la hija de Jairo, de Lázaro y del hombre que “revivió, y levantóse sobre sus pies”, cuando su cuerpo muerto tocó los huesos de Eliseo (2Rey.i_13:21), las que fueron meras revocaciones temporales del espíritu alejado, al cuerpo mortal, para ser seguidas por una separación final del cuerpo, hasta el toque de “la final trompeta.” (1Co_1:52). Pero ésta fue una resurrección una vez por todas, a vida eterna; y así no hay lugar para dudar de que ellos fueron a la gloria con su Señor, como trofeos brillantes de la victoria de él sobre la muerte.


Diccionario W. E. Vine
RESURRECCIÓN
1. anastasis (386), denota:
(I)un levantamiento (ana, arriba, y jistemi, poner en pie) (Lc._2:34 «levantamiento»); el Niño iba a ser como una piedra contra la que muchos en Israel tropezarían, en tanto que otros encontrarían en su fortaleza y firmeza un medio de su salvación y vida espiritual;

(II) de la resurrección de entre los muertos: (a) de Cristo (Hech._1:22; 2.31; 4.33; Rom_1:4; 6.5; Flm._3:10; 1Pe_1:3; 3.21); por metonimia, de Cristo como el autor de la resurrección (Jn._11:25); (b) de aquellos que son de Cristo, en su parusia, véase ADVENIMIENTO (Lc._14:14 «la resurrección de los justos»; Lc._20:33,35,36; Jn._5:29a: «la resurrección de vida»; 11.24; Hech._23:6; 24.15a; 1Co_15:21,42; 2Ti_2:18; Heb_11:35b; Rev_20:5 «la primera resurrección»; de ahí que la inserción de «es» denota la finalización de esta resurrección, de la que Cristo fue «las primicias»; 20.6; (c) del resto de los muertos, después del milenio, cf. Rev_20:5 (Jn._5:29b: «la resurrección de condenación»; Hech._24:15b: «de los injustos»); (d) de aquellos que fueron resucitados en una relación más inmediata con la resurrección de Cristo, y que así ya tuvieron parte en la primera resurrección (Hech._26:23 y Rom_1:4; siendo que en ambos pasajes «muertos» es plural; véase Mat_27:52); (e) de la resurrección mencionada en términos generales (Mat_22:23; Mc 12.18; Lc._20:27; Hech._4:2; 17.18; 23.8; 24.21; 1Co_15:12,13; Heb_6:2); (f) de aquellos que fueron resucitados en los tiempos del AT, para volver a morir (Heb_11:35a, lit. «fuera de resurrección»). 2. exanastasis (ejxanavstasi", 1815), (ek, de, desde, o fuera de, y Nº 1), Flm._3:11, seguido de ek, lit. «fuera de resurrección de entre los muertos». Para su significado véase LLEGAR, Nº 14.3. egersis (e[gersi", 1454), un levantarse (relacionado con egeiro, levantar). Se utiliza de la resurrección de Cristo (Mat_27:53).

Dicanec
RESURRECCIÓN
La característica más extraordinaria de la predicación cristiana es el acento que se pone en la resurrección. Los primeros predicadores estaban seguros de que Cristo se había levantado de entre los muertos, y seguros, en consecuencia, de que los creyentes también serían resucitados en el día señalado. Esto los distinguió de todos los demás maestros del mundo antiguo. Hay resurrecciones en otras partes, pero ninguna como la de Cristo. En general se trata de relatos mitológicos relacionados con el cambio de estación y el milagro anual de la primavera. Los evangelios nos hablan de un hombre que realmente murió, pero que venció la muerte al levantarse nuevamente. Y si bien es cierto que la resurrección de Cristo no se parece en nada a lo que encontramos en el paganismo, también es cierto que la actitud de los creyentes con respecto a su propia resurrección, corolario de la de su Señor, es radicalmente diferente de todo lo que ocurre en el mundo pagano. Nada hay que sea más característico del mejor pensamiento de la época, que su desesperanza frente a la muerte. Resulta claro que la resurrección es de primordial importancia para la fe cristiana.

El concepto cristiano de la resurrección debe distinguirse tanto del concepto griego como del judío. Los griegos pensaban que el cuerpo era algo que impedía la verdadera vida, y esperaban el momento en que el alma se liberaría de su prisión. Concebían la vida después de la muerte en función de la inmortalidad del alma, pero rechazaban firmemente toda idea de resurrección (cf.cf. confer (lat.), compárese la burla ante la predicación de Pablo en Hch. 17.32). Los judíos estaban firmemente persuadidos de los valores del cuerpo, y pensaban que estos no se perderían, por lo que esperaban la resurrección del cuerpo. Pero creían que sería exactamente el mismo cuerpo (Apocalipsis de Baruc 1.2). Los cristianos pensaban que el cuerpo sería resucitado, pero también transformado para convertirse en vehículo adecuado para una vida diferente en la era venidera (1 Co. 15.42ss). El concepto cristiano es, por lo tanto, distintivo.

I. La resurrección en el Antiguo Testamento

Poco hay sobre la resurrección en el AT Antiguo Testamento, lo que no quiere decir que no se la mencione, sino que no alcanza prominencia. Los hombres del AT Antiguo Testamento eran muy prácticos, y se concentraban en la tarea de vivir la vida presente al servicio de Dios; poco tiempo tenían para especular sobre la vida venidera. Además, no debemos olvidar que vivían del otro lado de la resurrección de Cristo, y es esto último lo que da base a la doctrina. A veces empleaban la idea de la resurrección para expresar la esperanza nacional del renacimiento de la nación (p. ej.p. ej. por ejemplo Ez. 37). La declaración más clara sobre la resurrección del individuo la encontramos en Dn. 12.2, “y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”. Esto claramente contempla la resurrección, tanto de los justos como de los impíos, y también considera las consecuencias eternas de las acciones humanas. Hay otros pasajes que tratan la resurrección, principalmente algunos de los salmos (p. ej.p. ej. por ejemplo Sal. 16.10s; 49.14s). Se disputa el significado preciso de la gran afirmación de Job (Job 19.25–27), pero es difícil pensar que no esté presente allí la idea de la resurrección. A veces los profetas se ocupan del tema también (p. ej.p. ej. por ejemplo Is. 26.19). Pero en general el AT Antiguo Testamento poco nos dice sobre el mismo. Esto quizás se deba a que alguna doctrina sobre la resurrección existía en pueblos como los egipcios y los babilonios. En una época en que el sincretismo constituía un grave peligro, este hecho sin duda disuadiría a los hebreos de prestar demasiada atención a la idea.

Durante el período intertestamentario, cuando el peligro no era tan inminente, la idea se vuelve más prominente. No se alcanza uniformidad, y aun en la época del NT Nuevo Testamento los saduceos todavía negaban que hubiera resurrección. Pero para entonces la mayor parte de los judíos ya había aceptado alguna idea acerca de la resurrección. Generalmente pensaban que el mismo cuerpo volvería a la vida tal como estaba.

II. La resurrección de Cristo

En tres ocasiones Cristo volvió a la vida a ciertas personas (la hija de Jairo, el hijo de la viuda de Naín, y Lázaro). Pero estos casos no deben tomarse como casos de resurrección sino de resucitación. No hay indicación de que estas personas hayan hecho otra cosa que volver a la vida que habían dejado. Y Pablo nos dice explícitamente que Cristo es “primicias de los que durmieron” (1 Co. 15.20). Pero estos milagros nos muestran que Cristo es Señor de la muerte. El tema vuelve a hacerse presente en el hecho de que él había profetizado que se levantaría tres días después de su crucifixión (Mr. 8.31; 9.31; 10.34, etc.). Este punto es importante, ya que nos muestra a Cristo en forma suprema como dueño de la situación. Y también significa que la resurrección es de primordial importancia, porque en ella está comprometida la veracidad de nuestro Señor.

Los evangelios nos dicen que Jesús fue crucificado, que murió, y que al tercer día la tumba en que había sido colocado estaba vacía. Unos ángeles les dijeron a algunas mujeres que se había levantado de los muertos. Durante algunas semanas Jesús apareció periódicamente ante sus seguidores. Pablo menciona algunas de estas apariciones, pero no menciona explícitamente la tumba vacía, por lo que algunos eruditos sugieren que ella no figuraba en la tradición de la iglesia primitiva. Pero bien podríamos responder que Pablo da por sentado que la tumba quedó vacía. ¿Qué otra cosa podría significar el que dijera que Jesús “fue sepultado, y que resucitó al tercer día …” (1 Co. 15.4)? No tenía objeto que mencionara expresamente la sepultura si no estaba pensando en la tumba vacía. Además, la mencionan los cuatro evangelios. Debe aceptarse como parte de la auténtica tradición cristiana. Algunos han sugerido que los discípulos acudieron a una tumba equivocada, en la que un hombre vestido de blanco les dijo, “no está aquí”, con lo que quiso decir, “está en otra tumba”. Pero, en primer lugar, esto es pura especulación, y, en segundo lugar, da pie a un sinnúmero de interrogantes. Es imposible sostener que todos se equivocaron de tumba, tanto los amigos como los enemigos. Cuando en las primeras predicaciones se hizo hincapié en la resurrección, podemos estar seguros de que las autoridades habrían hecho todo lo posible por encontrar el cuerpo.

Pero si la tumba estaba realmente vacía parecería que sólo tenemos tres posibilidades: que sus amigos se llevaron el cuerpo, que se lo llevaron sus enemigos, o que Jesús resucitó. Es demasiado difícil sostener la primera hipótesis. Todas las pruebas de que disponemos nos indican que los discípulos no pensaban en la resurrección, y que la noche del primer viernes santo se los ve como hombres sin esperanza. Eran hombres vencidos, descorazonados, que se ocultaban por miedo a los judíos. Además, Mateo nos dice que se colocó una guardia en la tumba, de modo que no podían robar el cuerpo, aun cuando hubieran querido hacerlo. Pero lo más increíble es que estuvieran dispuestos a sufrir posteriormente por predicar la resurrección, como nos dice el libro de Hechos que realmente ocurrió. Algunos sufrieron prisión, y Jacobo fue ejecutado. Nadie sufre una pena así por sostener una mentira conscientemente. También debemos recordar que cuando la secta cristiana llegó a perturbar suficientemente a las autoridades como para que se la persiguiera, los jefes de los sacerdotes habrían pagado con gusto por cualquier información relativa al robo del cuerpo, y el caso de Judas nos basta para demostrar que podría haberse encontrado un traidor en las filas del propio Jesús. La conclusión a que se llega es que es imposible sostener que los creyentes robaron el cuerpo de Cristo.

Igualmente difícil de sostener es la teoría de que sus enemigos se apoderaron del cuerpo. ¿Qué motivo hubieran tenido? No encontramos motivo alguno. Haberlo hecho habría significado echar a rodar rumores de una resurrección que según vemos tenían sumo interés en evitar. Además, la guardia junto a la tumba hubiera sido un obstáculo tan grande para ellos como para los amigos del Señor. Pero la objeción absolutamente decisiva es que no pudieron mostrar el cuerpo cuando empezó la primera predicación. Pedro y sus compañeros pusieron gran empeño en hablar de la resurrección de su Señor. Es evidente que ella hizo un gran impacto en la imaginación de los discípulos. Si en esas circunstancias sus enemigos hubieran mostrado el cuerpo de Jesús, la iglesia cristiana se hubiese disuelto en medio de la burla. El silencio de los judíos es tan significativo como la predicación de los cristianos. El hecho de que los enemigos de Jesús hayan sido incapaces de mostrar su cuerpo es prueba concluyente de que no estaban en condiciones de hacerlo.

Como parece imposible sostener ya sea que sus amigos o sus enemigos robaron el cuerpo, y desde el momento en que la tumba estaba vacía, nos vemos ante la disyuntiva de aceptar o no la hipótesis de la resurrección, hecho que corroboran las apariciones de Jesús después de su resurrección. En total hubo diez apariciones diferentes, según nos lo dicen los cinco relatos de que disponemos (los cuatro evangelios y 1 Co. 15). No es fácil armonizarlos (aunque no es imposible, como a menudo se afirma; el intento que se hizo en la Santa Biblia Anotada de Scofield, por ejemplo, puede o no ser la forma correcta de armonizarlos, pero no cabe duda de que demuestra que es posible hacerlo). Las dificultades no hacen más que demostrar que los relatos son independientes. No se trata de una repetición estereotipada de un relato oficial. Además, existe un notable acuerdo en cuanto a los hechos principales. Hay una gran variedad de testigos. A veces uno o dos vieron al Señor, otras veces un número mayor, como en el caso de los once apóstoles, y una vez un grupo grande de quinientos discípulos. Entre ellos había hombres y mujeres. La mayor parte de las apariciones fueron a creyentes, pero es posible que la aparición a Jacobo se haya producido cuando este todavía no creía. Especialmente importante es la de Pablo. Aquí no se trata de un hombre crédulo, sino de un hombre culto que se oponía enconadamente a los cristianos. Y Pablo es terminante cuando afirma que vio a Jesús después de su resurrección de entre los muertos. Tan seguro estaba de ello que afincó todo el resto de su carrera terrenal en esa certidumbre. El canónigo Kennett lo expresa rotundamente cuando dice que Pablo se convirtió antes de que se cumplieran cinco años de la crucifixión, y afirma que “a muy pocos años de la época de la crucifixión de Jesús, las pruebas de su resurrección estaban en la mente de por lo menos una persona de educación absolutamente irrefutable” (Interpreter 5, 1908–09, pp.pp. página(s) 267).

No debemos pasar por alto la transformación de los discípulos en todo esto. Como hicimos notar anteriormente, eran hombres vencidos y profundamente desalentados estos seguidores que fueron testigos de la crucifixión, pero poco después se mostraron dispuestos a ir a la cárcel, e incluso a morir, por amor a Cristo. ¿Qué fue lo que los hizo cambiar de esta manera? Los hombres no corren semejantes riesgos a menos que estén seguros de lo que creen. Los discípulos estaban completamente convencidos. Quizás deberíamos añadir que su certeza se reflejaba en su modo de adorar. Eran judíos, y los judíos son tenaces en la adherencia a sus costumbres religiosas. Sin embargo, estos hombres comenzaron a observar el día del Señor, en memoria semanal de la resurrección, en lugar del día de reposo. En ese día del Señor celebraban la santa comunión, que no era una conmemoración de un Cristo muerto, sino una agradecida rememoración de las bendiciones que les trasmitía un Señor vivo y triunfante. El otro sacramento, el bautismo, era una recordación de que los creyentes eran sepultados con Cristo, y que resucitaban con él (Col. 2.12). La resurrección daba significado a todo lo que hacían.

A veces se dice que Cristo no murió realmente sino que sufrió un desmayo, y que luego, en la frescura de la tumba, volvió en sí. Esto plantea toda una serie de interrogantes. ¿Cómo logró salir de la tumba? ¿Qué fue de él? ¿Por qué no tenemos más noticias de él? ¿Cuándo murió? Las preguntas se multiplican sin que aparezca respuesta alguna. Algunos han llegado a creer que los discípulos fueron víctimas de alucinaciones. Pero no podemos explicar así las apariciones posteriores a la resurrección. Las alucinaciones les vienen a los que en cierto sentido las están buscando, y no hay indicios de que haya sido así en el caso de los discípulos. Una vez comenzadas, las alucinaciones tienden a seguir, mientras que las apariciones cesaron abruptamente. Las alucinaciones son fenómenos individuales, mientras que en este caso hasta quinientas personas vieron al Señor en una misma ocasión. No parecería tener sentido cambiar un milagro en el plano físico por uno en el plano psicológico, que es justamente lo que exige esta teoría.

No obstante, en la actualidad muchos estudiosos niegan lisa y llanamente la posibilidad de una resurrección física. Pueden afirmar rotundamente que “los huesos de Jesús descansan en el suelo de Palestina”. Pueden decir que Jesús “resucitó” en el sentido de que ingresó en el kerygma; los discípulos se convencieron de que había sobrevivido en su paso por la muerte y que, por consiguiente, podían predicar que estaba vivo. Pueden, también, ubicar el cambio en los discípulos. Estos hombres habían visto que Jesús era realmente libre, de modo que comenzaron a experimentar lo mismo ellos también. Esto significa que se convencieron de que Jesús no estaba muerto, sino que era una influencia viva. Dos grandes escollos atraviesan la senda de todas las opiniones semejantes a estas. Uno es que no es esto lo que dicen las fuentes. En forma tan elocuente como pueden expresarlo las palabras, nos afirman que Jesús murió, que fue sepultado, y que resucitó. La segunda dificultad es de tipo moral. No podemos negar que los discípulos creían que Jesús había resucitado. Esto fue lo que les dio su empuje, y esto fue, también, el tema central de su predicación. Si Jesús estaba muerto, entonces Dios ha edificado la iglesia sobre una ilusión, conclusión inaceptable. Además, tales puntos de vista ignoran la tumba vacía. Este es un hecho insoslayable. Quizás es digno de mención el hecho de que estas perspectivas son bastante modernas (aunque ocasionalmente han surgido antecesores, cf 2 Ti. 2.17s). No forman parte del cristianismo histórico, y si fueran correctas, casi todos los cristianos han vivido en el más craso error a través de los siglos en lo que hace a una doctrina cardinal de la fe.



III. La resurrección de los creyentes

No sólo es verdad que Jesús resucitó, sino que un día también resucitarán todos los hombres. Jesús refutó el escepticismo de los saduceos sobre este punto con un interesante argumento tomado de la Escritura (Mt. 22.31–32). La posición general del NTNT Nuevo Testamento es que la resurrección de Cristo trae aparejada la resurrección de los creyentes. Jesús dijo, “yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Jn. 11.25).

 En varias ocasiones habló de la resurrección de los creyentes en el último día (Jn. 6.39–40, 44, 54). Los saduceos se ofendieron porque los apóstoles anunciaban “en Jesús la resurrección de entre los muertos” (Hch. 4.2). Pablo nos dice que “por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Co. 15.21s; cf.cf. confer (lat.), compárese 1 Ts. 4.14). De la misma manera, Pedro dice, “nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos’ (1 P. 1.3).

Resulta perfectamente claro que los autores de los libros del NTNT Nuevo Testamento no pensaban que la resurrección de Cristo fuese un fenómeno aislado. Se trataba de un gran acto divino, pleno de consecuencias para los hombres. Al resucitar a Cristo, Dios ponía su sello de aprobación sobre la obra expiatoria efectuada en la cruz. Demostraba su poder divino frente al pecado y la muerte, al mismo tiempo que su voluntad de salvar a los hombres. Por ello, la resurrección de los creyentes es consecuencia inmediata de la de su Salvador. Tan característico de ellos es la resurrección que Cristo puede hablar de ellos como “hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección” (Lc. 20.36).

Esto no quiere decir que todos los que serán resucitados lo serán para bendición. Jesús habla de la “resurrección de vida”, pero también habla de la “resurrección de condenación” (Jn. 5.29). La clara enseñanza del NT Nuevo Testamento es que todos serán resucitados, pero que los que han rechazado a Cristo encontrarán que la resurrección es asunto sumamente grave. Para los creyentes, el hecho de que su propia resurrección está relacionada con la de su Salvador transforma totalmente la situación. A la luz de la obra expiatoria realizada a favor de ellos enfrentan la resurrección con calma y gozo.

Poco dice la Escritura sobre la naturaleza del cuerpo de resurrección. Pablo dice que se trata de un “cuerpo espiritual” (1 Co. 15.44), lo que a aparentemente significa que satisface las necesidades del espíritu. Expresamente lo diferencia del “cuerpo físico” que tenemos ahora, e inferimos que un “cuerpo” que satisface las necesidades del espíritu es, en algún sentido, diferente del que actualmente conocemos. El cuerpo espiritual tiene las cualidades de incorruptibilidad, gloria, y poder (1 Co. 15.42s). Nuestro Señor nos ha enseñado que no habrá matrimonio después de la resurrección, y por lo tanto no habrá función sexual (Mt. 12.25).

Quizás podamos adelantar algo si pensamos en el cuerpo resucitado de Cristo, porque Juan nos dice que “seremos semejantes a él” (1 Jn. 3.2), y Pablo indica que el nuestro es un “cuerpo de humillación”, pero que será semejante al “cuerpo de la gloria suya” (Fil. 3.21). Aparentemente el cuerpo de resurrección de nuestro Señor fue en algún sentido como el cuerpo natural, y en algún sentido diferente. Así, en algunas ocasiones fue reconocido inmediatamente (Mt. 28.9; Jn. 20.19s), pero en otras no (especialmente en el viaje a Emaús, Lc. 24.16; cf.cf. confer (lat.), compárese Jn. 21). Apareció súbitamente en medio de sus discípulos, que estaban reunidos a puertas cerradas (Jn. 20.19), mientras que, por el contrario, desapareció de la vista de los dos que fueron con él a Emaús (Lc. 24.31). Les dijo que tenía “carne” y “huesos” (Lc. 24.39). En algunas ocasiones comió (Lc. 24.41–43), aunque no podemos asegurar que el alimento material sea una necesidad en la vida posterior a la muerte (cf.cf. confer (lat.), compárese 1 Co. 6.13). Parecería que el Señor resucitado podía conformarse o no a las limitaciones de esta vida física según su voluntad, y esto podría indicar que cuando resucitemos tendremos facultades similares.

IV. Consecuencias doctrinales de la resurrección

La significación cristológica de la resurrección es considerable. El hecho de que Jesús haya profetizado que se levantaría de los muertos al tercer día tiene importantes consecuencias para su persona. El que pudo hacer esto es más grande que los hijos de los hombres. No cabe duda de que Pablo considera que la resurrección de Cristo reviste capital importancia. “Si Cristo no resucitó”, dice, “vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe … si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (1 Co. 15.14, 17). La cuestión es que el cristianismo es un evangelio, es la buena nueva acerca de la forma en que Dios envió a su Hijo para que fuese nuestro Salvador. Pero si, en realidad, Cristo no resucitó, entonces no tenemos ninguna seguridad de que se haya logrado nuestra salvación. En consecuencia, la realidad de la resurrección de Cristo tiene un profundo significado. También es importante la resurrección de los creyentes. Según Pablo, si los muertos no resucitan bien podríamos adoptar el lema “comamos y bebamos, porque mañana moriremos” (1 Co. 15.32). Los creyentes no son personas para quienes esta vida es todo. Su esperanza yace en otra parte (1 Co. 15.19). Esto da perspectiva y profundidad a su modo de vivir.

La resurrección de Cristo está relacionada con nuestra salvación, como cuando Pablo dice que Cristo “fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación” (Ro. 4.25; cf.cf. confer (lat.), compárese 8.33s). No hay necesidad alguna de entrar aquí en el significado preciso del uso de “por” y “para”; esta es tarea que incumbe a los comentaristas. Nos limitaremos a hacer notar que la resurrección de Cristo tiene relación con el acto central por medio del cual somos salvos. La salvación no es algo que ocurre aparte de la resurrección.

Tampoco termina allí. Pablo habla de su deseo de conocer a Cristo “y el poder de su resurrección” (Fil 3.10), y exhorta así a los colosenses: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba …” (Col. 3.1). Ya les había recordado que fueron sepultados junto con Cristo en el bautismo, y en el mismo sacramento fueron resucitados juntamente con él (Col. 2.12). En otras palabras, el apóstol ve el mismo poder que levantó a Cristo de entre los muertos obrando en los que son de Cristo. La resurrección es algo que continúa.

Resurrección
1. anastasis (ajnavstasi"), denota: (I) un levantamiento (ana, arriba, y jistemi, poner en pie) (Lc 2.34: «levantamiento»); el Niño iba a ser como una piedra contra la que muchos en Israel tropezarían, en tanto que otros encontrarían en su fortaleza y firmeza un medio de su salvación y vida espiritual; (II) de la resurrección de entre los muertos: (a) de Cristo (Hch 1.22; 2.31; 4.33; Ro 1.4; 6.5; Flp 3.10; 1 P 1.3; 3.21); por metonimia, de Cristo como el autor de la resurrección (Jn 11.25); (b) de aquellos que son de Cristo, en su parusia, véase ADVENIMIENTO (Lc 14.14: «la resurrección de los justos»; Lc 20.33,35,36; Jn 5.29a: «la resurrección de vida»; 11.24; Hch 23.6; 24.15a; 1 Co 15.21,42; 2 Ti 2.18; Heb 11.35b; Ap 20.5: «la primera resurrección»; de ahí que la inserción de «es» denota la finalización de esta resurrección, de la que Cristo fue «las primicias»; 20.6; (c) del resto de los muertos, después del milenio, cf. Ap 20.5 (Jn 5.29b: «la resurrección de condenación»; Hch 24.15b: «de los injustos»); (d) de aquellos que fueron resucitados en una relación más inmediata con la resurrección de Cristo, y que así ya tuvieron parte en la primera resurrección (Hch 26.23 y Ro 1.4; siendo que en ambos pasajes «muertos» es plural; véase Mt 27.52); (e) de la resurrección mencionada en términos generales (Mt 22.23; Mc 12.18; Lc 20.27; Hch 4.2; 17.18; 23.8; 24.21; 1 Co 15.12,13; Heb 6.2); (f) de aquellos que fueron resucitados en los tiempos del AT, para volver a morir (Heb 11.35a, lit. «fuera de resurrección»).
2. exanastasis (ejxanavstasi"), (ek, de, desde, o fuera de, y Nº 1), Flp 3.11, seguido de ek, lit. «fuera de resurrección de entre los muertos».
3. egersis (e[gersi"), un levantarse (relacionado con egeiro, levantar). Se utiliza de la resurrección de Cristo (Mt 27.53).
1. egeiro (ejgeivrw), para cuyos varios significados, se utiliza: (a) de levantar los muertos, voces activa y pasiva, p.ej., de la resurrección de Cristo (Mt 16.21; 17.23; 20.19; 26.32; Lc 9.22; 20.37; Jn 2.19: «lo levantaré»; Hch 3.15; 4.10 [no 5.30, véase (c) más abajo]; 13.30,37: «levantó»; Ro 4.24: «levantó»; v. 25; 6.4,9; 7.4; 8.11: «que levantó», dos veces; 8.34; 10.9: «levantó»; 1 Co 6.14a: «levantó»; 15.13,14,15, dos veces, 16,17,20; 2 Co 4.14; Gl 1.1; Ef 1.20; Col 2.12: que … levantó»; 1 Ts 1.10; 2 Ti 2.8; 1 P 1.21); (b) de la resurrección de seres humanos (Mt 10.8; 11.5; 27.52: «se levantaron»; Mc 12.26; Lc 7.22; Jn 5.21: «levanta»; 12.1, 9,17; Hch 26.8; 1 Co 15.29 y 32,35,42,43, dos veces, 44, 52; 2 Co 1.9; 4.14; Heb 11.19: «para levantar»); (d) de levantar a una persona para que ocupe un puesto en medio de un pueblo, dicho de Cristo (Hch 5.30; y también en 13.23, donde los mss. más comúnmente aceptados tienen ago, traer, lba: «ha dado»); de David (Hch 13.22; para el v. 33, véase Nº 2); (d) metafóricamente, de un cuerno de salvación (Lc 1.69); (e) de hijos, de piedras, mediante el poder creador de Dios (Lc 3.8); (f) del templo, como los judíos pensaron (Jn 2.20: «lo levantarás»); (g) de levantar una persona, sanándola de una enfermedad física (Mc 1.31; 9.27; Hch 3.7; 10.26; Stg 5.15); (h) metafóricamente, de levantar aflicción (Flp 1.17, en los textos más comúnmente aceptados; Reina-Valera sigue tr, donde se halla epifero: «añadir»).
2. anistemi (ajnivsthmi), para diferentes aplicaciones véase LEVANTAR, Nº 8, se traduce resucitar: (a) de la resurrección de los muertos por parte de Cristo (Jn 6.39,40, 44,54); (b) de la resurrección de Cristo de entre los muertos, «levantó» (Hch 2.24; 2.32; 13.34; para el v. 30 véase kathizo, poner, seguido en los textos más comúnmente aceptados; véase (c) más adelante; Hch 17.31: «con haberle levantado»; (c) de suscitar o levantar a una persona para que ocupe un lugar en medio de una nación, traducido con el verbo levantar, dicho de Cristo (Hch 3.26; 7.37; 13.33: «levantando», Besson), no aquí por resurrección de entre los muertos, a pesar de la descaminada traducción de Reina-Valera; esto queda confirmado por la última parte del versículo, que explica el levantamiento como habiendo tenido lugar por su encarnación, y por el contraste con el v. 34, donde se destaca el hecho de que fuera resucitado «de entre los muertos», usándose el mismo verbo: (d) de suscitar descendencia (Mt 22.24); (e) de ser levantado del sueño natural (Mt 1.24; aquí algunos mss. tienen diegeiro, despertar del todo).
3. sunegeiro (sunegeivrw), levantar juntamente con (sun, con, y Nº 1). Se utiliza de la resurrección espiritual del creyente con Cristo (Ef 2.6: «juntamente con Él nos resucitó»); voz pasiva en Col 2.12: «fuisteis … resucitados con Él»; 3.1: «Si … habéis resucitado con».
4. anago (ajnavgw), conducir o traer arriba, o traer de nuevo (ana). Se traduce en este último sentido de la resurrección del Señor (Heb 13.20). lit. «Y el Dios de la paz, que trajo de nuevo de entre los muertos al pastor de las ovejas», traducido «que resucitó» (rvr).




I. LA RESURECCIÓN
Existen 5 palabras en griego para definirnos resurrección. Abantasis (levantamiento o resurrección de los muertos), Exnecron (resurrección de entre los muertos),  Anastasis (pararse de nuevo, levantamiento), Egersis (resurgir de la muerte, levantar, despertar), Exanastasis (levantar de la muerte, levantar, trasladar).
Jesús dijo: “Yo soy la resurrección…” no especifica tiempo, ni tiempos.

II. LA RESURECCIÓN DE ENTRE LOS MUERTOS POR TURNOS
Es la experiencia que tendrán todos los que durmieron en Cristo, aunque dentro de estos contextos sucederán varios acontecimientos. La resurrección para todos los hombres no acontecerá de una forma simultánea, sino habrá un intervalo de tiempo, años. Se dará por turnos.

A. LA RESURRECCIÓN DE CRISTO
Como fundamento de nuestra fe, Pablo dice que si Cristo, no hubiera resucitado, vana es nuestra predicación  y vana es nuestra fe. (1 Co.15:13, 17). Los resucitados por Jesús en su ministerio volvieron a morir, pero Cristo el resucitado, no volvió a ver muerte (Ro. 6:9) sino que le dio muerte a la muerte (Os. 13:14).

B. LA RESURRECCIÓN DE TESTIGOS (Mt. 27:52)
Estos testificaron que, al resucitar Cristo, también los santos resucitan en Él, pues dice la escritura que se mostraron a los suyos para que creyeran en Jesús. Son los testigos del holocausto, salieron a comunicar lo que habían visto.  El Señor en todos los eventos tiene testigos.

C. LA RESURRECCIÓN DE ENTRE LOS MUERTOS
Cuando termine el período de la Gracia, la Iglesia fiel, la Esposa de Cristo, será arrebatada y los muertos en Cristo resucitaran primero, (1 Ts. 4:16) con cuerpos a semejanza del cuerpo de Cristo, gloriosos (1 Co. 15:42-44).  Fueron los que alcanzaron madurez, los que dieron a entender su corazón, los que murieron para Él. Los que se guardaron fielmente, consagrados, que buscaron la santificación.

D. LA RESURRECCIÓN DE LOS DOS TESTIGOS EN LA GRAN TRIBULACIÓN
Estos tendrían una función específica.  La escritura no da mucha luz al respecto, sin embargo, dice que la bestia los vencerá matándolos, pero que al tercer día resucitaran (Ap. 11:1-14).

E. LA RESURRECCIÓN DE LOS SALVOS DE TODOS LOS TIEMPOS
Los que no alcanzaron cuerpo celeste (Ap. 20:4) Son los santos del Antiguo Testamento y los Santos o mártires de la Gran Tribulación. Este acontecimiento se dará al inicio del milenio.

F. LA RESURRECCIÓN DE LOS PERDIDOS DE TODOS LOS TIEMPOS
Al final de los tiempos, después del milenio (Ap. 20:5) también los malos resucitaran para presentarse ante el Gran Juicio del Trono Blanco donde serán juzgados y condenados eternamente (Dn. 12:2). Esta es la separación eterna de Dios con los hombres que no quisieron reconciliarse con Él, ni aceptar su plan de redención, es decir, creer en Jesucristo, como el mediador entre Dios y los hombres.  Serán todos los que no están inscritos en el libro de la vida.
Por lo consiguiente pasaran al lago de fuego y azufre. Este lugar fue preparado para Satanás, el falso profeta y el anticristo (Ap. 20:10-15) y con el irán también sus ángeles caídos. Finalmente, también la muerte y el Hades serán lanzados al lago de fuego (Ap. 20:14), pues son estos los últimos enemigos a vencer por nuestro Señor Jesucristo,  y así la muerte será eliminada de la historia del hombre (1 Co. 15:26).

CONCLUSIONES
·         Jesucristo es la resurrección y la vida, y todo aquel que adquirió vida en El, aunque muera físicamente, El lo resucitara, pues para El, solo duerme.
·         Después de resucitados, todos pasaran a otra forma de existencia, (Dn. 12:2) habrán rangos de gloria y rangos de condenación.
·         Después de la segunda resurrección tendrá lugar el Reino Eterno, son cielos nuevos y tierra nueva, donde ya no habrá  mas muerte, porque será deshecha, reinando Dios en todo.


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