EL REINO DE DIOS
Jua 3:3 Respondió Jesús y le
dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el
reino de Dios.
Jua 3:4 Nicodemo le dijo*: ¿Cómo
puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda
vez en el vientre de su madre y nacer?
Jua 3:5 Jesús respondió: En
verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no
puede entrar en el reino de Dios.
Mat 21:43 Por eso os digo que el reino de
Dios os será quitado y será dado a una nación que produzca sus frutos.
Mar 1:15 y diciendo: El tiempo se ha
cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el
evangelio.
Mar 4:11 Y les decía: A vosotros os ha
sido dado el misterio del reino de Dios, pero los que están afuera reciben todo
en parábolas;
La
salvación que Dios prometió es un proceso; primero se anuncia, como lo hizo
Juan el
Bautista
(Lc. 3:6) luego se ve, como lo hizo Simeón (Lc. 2:30) y se cuida con temor y
temblor (Fil. 2:12). Por ello el propósito de Dios va más allá de ser
únicamente salvos, porque Él desea que heredemos el reino.
Existe un
proceso para participar en el reino de Dios, veamos:
1. Ver el reino de Dios, Juan 3:3 Ver es “Percibir a
través de la vista. Captar o percibir algo con cualquier sentido o con la inteligencia.
Es observar, estudiar, examinar, comprender, entender. Conocer algo por experiencia
directa o por otros medios” (Encarta 2003)
Moisés no
entró a Canaán porque golpeó por segunda vez la roca para obtener agua de
ella,
solamente la vio antes de morir (Dt. 34:1-5)
El paso
inicial para participar del reino de Dios es “nacer de nuevo”, porque ello abre
la puerta para ver el reino (Jn. 3:3), y la puerta es Jesucristo (Jn. 10:7, 9);
por eso el Señor inició su ministerio predicando las buenas nuevas del reino,
diciendo: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado." (Mt. 3:2)
Para ver
el reino de Dios, primero atendimos la Palabra de Dios (Ro. 10:15), para
abrirle nuestro corazón al Señor y llegar al nuevo nacimiento. Por otro lado,
los que han llegado
a ver el
reino, incluso pueden vivir sin llegar a ver muerte (Mr. 9:1), pero no debemos conformarnos únicamente con ver el reino de Dios, porque
es lo mínimo que podemos lograr como hijos de Dios.
2. Entrar en el reino de Dios, Juan 3:5 Entrar es “Ir o pasar de
fuera a adentro. Pasar por una parte para introducirse en otra. Penetrar o introducirse. Ser admitido o tener
entrada en alguna parte” (Encarta 2003)
La llave
que abre la puerta para entrar en el reino de Dios es “nacer del agua y del espíritu”,
es decir bautizarse en agua y recibir el bautismo con el Espíritu Santo. Recordemos que los hijos de Dios ya fuimos
sellados con el Espíritu Santo de la promesa (Ef. 1:13; 4:30).
Existen
otras cosas que necesitamos para entrar en el reino de Dios, veamos:
A. Justicia mayor que la de los Escribas y
Fariseos, Mt. 5:20
No es
nuestra propia justicia la que debe prevalecer, sino la que viene de parte de
Jesucristo, porque Él entregó su vida para que nosotros seamos justificados de
nuestros pecados.
B. Hacer
la voluntad del Padre, Mateo 7:21
No basta
con ser oidores de la Palabra de Dios, es necesario que seamos hacedores de la
voluntad de Dios, porque el siervo que sabiendo hacer lo bueno no lo hace, le
es contado por pecado (Stg. 4:17). Por eso el apóstol Pablo decía que no fue
rebelde a la visión celestial, porque le era necesario predicar la Palabra de
Dios día a día (Hch. 26:19)
C. Volverse y hacerse como los niños, Mateo 18:3
Esto es
cambiar nuestra forma de pensar, como la de los niños, para creerle al
Padre,
confiar en Él de que recibiremos lo necesario, porque si le pedimos pan
no nos
dará una piedra (Mt. 7:9); y para humildes como los niños (Mt. 18:4)
D. Seguir a Cristo, Mateo 19:21-23
Seguir se
traduce de “akoloutheo” que significa: Seguir a quien nos precede, unirse
como su acompañante, servidor o discípulo.
Jesús no le dijo al jóven rico que diera todo a los pobres, sino “da a
los pobres”, porque Él nunca nos va a quitar todo lo que poseemos, y cuando
damos Él nos da algo mejor. El llamado para que lo siguiera era para hacerlo
discípulo.
E. Definidos para Cristo, Marcos 9:43-47
Cuando
Jesús comenzó a predicar del reino de Dios, enseñó que nadie puede servir a Mammon,
el dios de las riquezas, y al mismo tiempo a Dios (Lc.16:13), porque ninguno
puede tener dos señores. Esto nos enseña que debemos morir a nuestros deseos y
vivir para Cristo, por eso es importante que subamos al altar para entregarnos
como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios (Ro. 12:1-2).
F. Pasar por tribulaciones, Hechos 14: 22
Tribulaciones
se traduce de “thlipsis” que significa: Aflicción, tribulación y presionar.
Luego que
pasamos una tribulación obtenemos paciencia y perseverancia para tener un
carácter probado y con ello tener esperanza (Ro. 5:3). Cuando pasamos por
tribulaciones somos consolados y sólo quien ha sido consolado puede consolar a
otros.
Heredar el Reino
Heredar es
“Suceder por disposición testamentaria o legal en los bienes y acciones que alguien
tenía al tiempo de su muerte. Recibir algo propio de una situación anterior.
Dar a alguien heredades, posesiones o bienes raíces.” (Encarta 2003) Esta etapa
se asemeja con el ingreso al Lugar Santísimo, donde únicamente entraba el Sumo
Sacerdote una vez al año.
Veamos otras de las condiciones para heredar el
reino:
A. Ser misericordioso, Mt. 25:34-36 Una de las actitudes del
que hereda el reino es que tiene misericordia, practica el verdadero ayuno (Is.
58:6-7). Lleva a la práctica el conocimiento adquirido de los cinco
ministerios, porque al que tiene hambre le da de comer, como lo hace el
maestro; al que tiene sed le da del agua de vida, como el evangelista; recibe al
forastero como un pastor, cubre al desnudo de la manera que lo hace un apóstol
y visita al que está en la cárcel, como el profeta.
B. No practicar la injusticia, 1 Co. 6:9-10 El que es injusto en lo
poco, también lo será sobre lo mucho; la persona injusta hace distinción entre
personas cuando emite un juicio (Sal. 82:2); también son injustos los
fornicarios, los idólatras, los adúlteros, los afeminados, los homosexuales,
los ladrones, los avaros, los borrachos, los calumniadores y los estafadores,
quienes no heredarán el reino de Dios.
C. No practicar las obras de la carne, Gá. 5:19 Todo el que ha nacido de
nuevo pasa por varias etapas desde ser niño hasta llegar a ser maduro; un niño
espiritual se caracteriza porque es carnal y lo evidencia cuando es partidista,
tiene celos y contiendas; por ello no puede digerir alimentos sólidos sino
únicamente leche (1 Co. 3:1-3) y practica las obras de la carne porque aún no
ha podido “andar en el Espíritu”.
D. Morir para Cristo, 1 Co. 15:50 Para heredar el reino de
Dios debemos morir a nuestros deseos, para ser transformados e ir de victoria
en victoria, hasta ver a Dios en Sion. Cuando el Señor Jesucristo se apareció
resucitado a los apóstoles, ya había derramado su sangre, es decir la vida biológica
(Lv. 17:11; Gn. 9:4-5). Esa vida es la que debemos entregar, por eso el apóstol
Pablo decía que estaba crucificado con Cristo y ya no vivía el sino que Cristo
en él (Gá. 2:20; 5:24)
E. Dejar la idolatría, Ef. 5: 5 Cuando se nos pide
despojarnos de la idolatría, se refiere a que no debemos practicar la iniquidad
(1 S. 15:23), además de no ser avaros. El apóstol Pablo tenía su espíritu
enardecido por la idolatría que existía en Atenas, de manera que les predicó al
Dios no conocido porque ellos eran supersticiosos y tenían ídolos para
cualquier evento de la vida (Hch. 17:16-22)
F. Ser ricos en fe, Stg. 2:5 Como cristianos, debemos
ser ricos en la fe, para poder heredar
el reino. Cuando conocemos el reino
de Dios, podemos escoger entre verlo,
entrar en él o heredarlo. Dios nos envió a
la tierra con el propósito de darnos galardones y una buena posición en el
reino eterno; por ello depende únicamente de cada uno, llegar a lo que Dios
espera de nosotros para no alejarnos avergonzados delante de su presencia.
¿COMO NO ES EL REINO DE
LOS CIELOS?
EL REINO DE LOS CIELOS NO ES DE ESTE MUNDO
Nosotros
podríamos llevarles el mensaje del evangelio a los políticos, pero no hacernos
uno con ellos. Jesús respondió: Mi reino
no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores
pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es
de aquí. (Juan 18:36 LBLA). Debemos
comprender que el Reino de los Cielos, se está estableciendo en nuestro corazón
y deberíamos tener un trono dentro de nosotros para que el Rey llegue y tome Su
lugar en nuestro corazón.
Nosotros
podemos dar una opinión, pero no debemos confundir, en tener opinión, a que tengamos
la última palabra en decisiones políticas, porque el Reino de los Cielos no es
de este mundo. La Iglesia de Cristo no es de este mundo tampoco, por
consiguiente no debe enrolarse en cosas que solamente nos van a detener la
búsqueda de Dios.
¿CUANDO SERA DE ACA EL REINO DE LOS CIELOS?
Y oí una
gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder y el
reino
de nuestro
Dios y la autoridad de su Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos, el
que los acusa delante de nuestro Dios día y noche, ha sido arrojado.
(Apocalipsis
12:10
LBLA)
No podemos fechar específicamente un
acontecimiento tan grande, pero si podemos fechar con acontecimientos, para
saber si el Reino de los Cielos ya está aquí. Esto es muy importante porque
cuando se den ciertos acontecimientos, será la señal que el Reino estará ya
aquí, cuando el acusador haya sido arrojado a la tierra; esa es la señal; el
acusar, o sea Satanás será arrojado a la tierra, porque ahora mismo está en los
ambientes celestes y desde ahí está manipulando a sus servidores; aunque
parecería que ya fue arrojado a la tierra, con tanta violencia que se ha
desatado.
El séptimo
ángel tocó la trompeta, y se levantaron grandes voces en el cielo, que decían:
El reino
del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo; y El
reinará
por los
siglos de los siglos. (Apocalipsis 11:15 LBLA).
El Reino será entonces cuando nuestro Señor Jesucristo esté de regreso;
ese es otro acontecimiento que nos marcará la fecha de Su venida.
EL REINO DE LOS CIELOS NO ES LO MATERIAL
Porque el
reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu
Santo.
(Romanos 14:17 LBLA) Vosotros, pues, no busquéis qué habéis de comer, ni qué
habéis de beber, y no estéis preocupados. Porque los pueblos del mundo buscan
ansiosamente todas estas cosas; pero vuestro Padre sabe que necesitáis estas
cosas. Mas buscad su reino, y estas cosas os serán añadidas. No temas, rebaño
pequeño, porque vuestro Padre ha decidido daros el reino. (Lucas 12:29-32 LBLA)
El punto
principal no son las añadiduras, ciertamente las añadiduras vendrán, pero no
deben ser nuestra prioridad. Necesitamos abrir los ojos de nuestro
entendimiento para saber que no somos de este mundo, por lo tanto no debemos
acomodarnos a este mundo, tratando de construir una ciudad para la eternidad.
Nuestro Señor Jesucristo pronto viene por nosotros y no debemos tener nada que
nos esté enraizando a la tierra.
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