LOS
PORTADORES DE LA LUZ
Jesús
les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no
andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8:12 LBLA)
Dicho
en otras palabras, nuestro Señor nos convertirá en portadores de luz, pero
primero deben existir 4 requisitos:
1.
Haber
padecido una gran lucha de padecimientos.
2.
Haber
probado del don celestial.
3.
Ser
participantes del Espíritu Santo.
4.
Seguirlo.
Siendo
iluminados, no necesariamente estamos siguiendo a Cristo, sino que El nos puede
estar siguiendo; por eso dice la Biblia que a los israelitas, los seguía la
roca que les daba de beber, no eran ellos los que seguían la roca; si hubieran
seguido a la roca, hubieran llegado en 11 jornadas a Canaán, pero como ellos
prefirieron tomar sus propias decisiones, se tardaron 40 años en llegar a la
tierra prometida. Muchos cristianos no le han entregado su voluntad a Dios y
escuchan Su voz a sus espaldas como le sucedió al Apóstol Juan; escuchó la voz
a sus espaldas y cuando se volteó, cambió todo para él. Entonces para poder
seguir a Cristo, necesitamos escuchar Su voz como parte de Su rebaño y poderlo
seguir; el problema es que a veces no escuchamos la voz de Dios porque no
queremos y no porque no sea clara Su voz; pero si le obedecemos, entonces
empezamos a seguirlo porque somos de Su rebaño. No obstante que para poder
seguir al Señor Jesucristo, a veces parecería que las cosas se empiezan a
complicar:
Y
el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. (Mateo 10:38
LBLA)
Con
esto lo que Dios nos está diciendo es que está cambiando nuestro estado: de
iluminados, a portadores de luz, pero para eso, es necesario estar dispuestos a
morir a nosotros mismos; a nuestros deseos terrenales, a nuestras metas
profesionales, metas laborales, al derecho de hacer vida matrimonial, al
derecho de tener familia, etc., los que nos atrevamos a seguirlo con nuestra
propia cruz, le veremos tal y como El es, aunque a estas alturas no hemos
llegado a ser luz, solamente somos portadores de luz, pero le veremos.
Finalmente, debemos saber que para poder sobrellevar el sufrimiento, debe ser
bajo un espíritu de oración constante.
Jesús,
mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a
los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. (Marcos 10:21 LBLA)
Podremos
seguir a nuestro Señor Jesucristo, poniendo toda la confianza en El; no
depender de las cosas materiales para seguirlo, sino que, al escuchar su voz
diciéndonos: SIGUEME, debemos obedecerle sin importar nada; aun sin hacer un
presupuesto financiero para saber si lo podemos seguir ahora mismo porque si El
nos llama, El sabe de qué tenemos necesidad y sin lugar a dudas, no nos dejará
a medio camino.
Pero
Jesús le dijo: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos. (Mateo
8:22 LBLA)
Para
poder seguir a Jesús, debemos despojarnos de cualquier vínculo que nos esté
deteniendo en hacer la voluntad de Dios; aun vínculos familiares los cuales
pueden ser los más fuertes en romper.
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