domingo, 24 de enero de 2016

EL DON DE FE

EL DON DE FE


INTRODUCCION:
Mucho se ha escrito acerca de la fe. Se ha dicho que de acuerdo a Heb 11:1 la fe es tener la certeza de recibir aquello que se espera, además sabemos que la fe es una, de acuerdo a Efe 4:5 que hay una sola fe,
y que esa fe se manifiesta en distintas formas y facetas:

  • Como una puerta        Hec 14:27
  • Como un fruto            Gál 5:22
  • Como escudo              Efe 6:16
  • Como un don              1 Cor 12:8
  • Para salvación              Efe 2:8
  • Como un rudimento    Heb 6:1
  • Como un misterio        1 Tim 3:9
  • Como una ley             Rom 3:27
  • Como un espíritu        2 Cor 4:13

Sin embargo, como veremos mas adelante, cada una de estas facetas de la fe tiene una aplicación distinta, de acuerdo a lo que Dios desee obrar en su iglesia.  Además es necesario observar que la fe es muy necesaria para nuestro desemvolvimiento en este ayión, ya que por ella podemos extender nuestra mano hacia las cosas del mundo venidero y obtener sus beneficios dentro de este (ver la fe de Abraham, de Enoc, de Elias, de Rahab y muchos otros mas. Heb 11). Estos personajes lograron penetrar por la fe, en la
era de la gracia, perteneciendo a la ley.
En este estudio veremos la fe actuando en la Iglesia como un don. Los dones son regalos dados por Dios para que su Iglesia crezca y se fortalezca en el Señor hasta alcanzar la plena maduréz y ser atraida y presentada hacia el mismo Señor Jesucristo por el Espíritu Santo, por lo que el mismo Espíritu Santo obra en nosotros para que esos dones sean puestos en acción y podamos ser canales de bendición y edificación a otros.

DESARROLLO:
Además de que la fe tiene distintas facetas, como ya hemos visto, consecuentemente ésta tiene distintas funciones, una de ellas es obrar para sanidad y salvación (Mat 10:52), otra función de la fe es traer arrepentimiento como en el caso de Pedro cuando Jesús le dice que ha sido pedido para ser sarandeado pero que él mismo le ha rogado al Padre para que su fe no falte (ver Luc 22:31-32 y 22:62). Si a Pedro le hubiera faltado la fe no habría llorado ni se habría arrepentido de esta manera.

Los dones que el Espíritu Santo reparte deben ser compartidos, comunicados y ministrados a otros (Rom 1:11-12), es por eso que debemos anhelarlos, ya que estos regalos del siglo venidero son útiles para nosotros en este siglo.  Como hemos visto, la fe es un don dado por el Espíritu Santo, pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común. Pues a uno le es dada palabra de sabiduría (ver Rhema Zoe 119), a otro palabra de ciencia por el mismo Espíritu (ver Rhema Zoe 120), a otro fe por el mismo Espíritu... Para edificación del cuerpo de Cristo.  La fe es además una puerta (Hec 14:27), por lo cual nosotros podemos acercarnos confiadamente al Padre pedir que se nos abra esta puerta (Mat 7:7), haciendo uso de la fe en el Nombre de Cristo Jesús (Hec 3:6,16).  El Señor se regocija grandemente en aquellos que le creen y aman (Mat 9:28), en aquellos que le piden con humildad (Stg 4:6, Mar 10:46), el don de fe movido por el amor al Señor también es poderoso para activar el favor del Señor hacia sus hijos (Luc 7:47).

CONCLUSION:
Hay que tener cuidado de no poner nuestra fe en los afanes de este mundo o en alguna otra cosa que no sea el Señor, para que nuestra fe no sea desviada (1 Tim 4:1, Heb 3:12).  La Biblia dice que el que se acerca a Dios crea que existe y que es galardonador de los que le buscan.


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