EL DON DE FE
INTRODUCCION:
Mucho se ha escrito acerca de
la fe. Se ha dicho que de acuerdo a Heb 11:1 la fe es tener la certeza de
recibir aquello que se espera, además sabemos que la fe es una, de acuerdo a
Efe 4:5 que hay una sola fe,
y que esa fe se manifiesta en
distintas formas y facetas:
- Como una puerta Hec 14:27
- Como un fruto Gál 5:22
- Como escudo Efe 6:16
- Como un don 1 Cor 12:8
- Para salvación Efe 2:8
- Como un rudimento Heb 6:1
- Como un misterio 1 Tim 3:9
- Como una ley Rom 3:27
- Como un espíritu 2 Cor 4:13
Sin embargo, como veremos mas
adelante, cada una de estas facetas de la fe tiene una aplicación distinta, de
acuerdo a lo que Dios desee obrar en su iglesia. Además es necesario observar que la fe es muy
necesaria para nuestro desemvolvimiento en este ayión, ya que por ella
podemos extender nuestra mano hacia las cosas del mundo venidero y obtener sus
beneficios dentro de este (ver la fe de Abraham, de Enoc, de Elias, de Rahab y
muchos otros mas. Heb 11). Estos personajes lograron penetrar por la fe, en la
era de la gracia,
perteneciendo a la ley.
En este estudio veremos la fe
actuando en la Iglesia como un don. Los dones son regalos dados por Dios para
que su Iglesia crezca y se fortalezca en el Señor hasta alcanzar la plena
maduréz y ser atraida y presentada hacia el mismo Señor Jesucristo por el
Espíritu Santo, por lo que el mismo Espíritu Santo obra en nosotros para que
esos dones sean puestos en acción y podamos ser canales de bendición y
edificación a otros.
DESARROLLO:
Además de que la fe tiene
distintas facetas, como ya hemos visto, consecuentemente ésta tiene distintas
funciones, una de ellas es obrar para sanidad y salvación (Mat 10:52), otra
función de la fe es traer arrepentimiento como en el caso de Pedro cuando Jesús
le dice que ha sido pedido para ser sarandeado pero que él mismo le ha rogado
al Padre para que su fe no falte (ver Luc 22:31-32 y 22:62). Si a Pedro le hubiera
faltado la fe no habría llorado ni se habría arrepentido de esta manera.
Los dones que el Espíritu
Santo reparte deben ser compartidos, comunicados y ministrados a otros (Rom
1:11-12), es por eso que debemos anhelarlos, ya que estos regalos del siglo
venidero son útiles para nosotros en este siglo. Como hemos visto, la fe es un don dado por el
Espíritu Santo, pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el
bien común. Pues a uno le es dada palabra de sabiduría (ver Rhema Zoe 119), a
otro palabra de ciencia por el mismo Espíritu (ver Rhema Zoe 120), a otro fe
por el mismo Espíritu... Para edificación del cuerpo de Cristo. La fe es además una puerta (Hec 14:27), por
lo cual nosotros podemos acercarnos confiadamente al Padre pedir que se nos
abra esta puerta (Mat 7:7), haciendo uso de la fe en el Nombre de Cristo Jesús
(Hec 3:6,16). El Señor se regocija
grandemente en aquellos que le creen y aman (Mat 9:28), en aquellos que le
piden con humildad (Stg 4:6, Mar 10:46), el don de fe movido por el amor al
Señor también es poderoso para activar el favor del Señor hacia sus hijos (Luc
7:47).
CONCLUSION:
Hay que tener cuidado de no
poner nuestra fe en los afanes de este mundo o en alguna otra cosa que no sea
el Señor, para que nuestra fe no sea desviada (1 Tim 4:1, Heb 3:12). La Biblia dice que el que se acerca a Dios
crea que existe y que es galardonador de los que le buscan.
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