LAS OBRAS DEL ESPIRITU SANTO
Actualmente estamos viviendo en la época del espíritu Santo. El
periodo del Antiguo Testamento podríamos llamarle la época del padre, el
periodo de los evangelios, la época del hijo; y desde pentecostés hasta la
segunda venida de Cristo: la época del Espíritu Santo.
Todo lo relacionado con la doctrina del espíritu santo debe ser por
consiguiente, de interés especial para los aquellos que vivimos en esta época.
Sin embargo, la mayoría de los creyentes viven ignorantes de lo que es el
Espíritu Santo. La iglesia cristiana debe prestar atención hoy día a la
exhortación de Pablo: “Y acerca de los dones espirituales sería
mejor decir asuntos relacionados con el Espíritu, no quiero que ignoréis”
(1Co.12:1). Tal vez la razón por la que el pecado contra el espíritu Santo es
tan grave, es porque es un pecado cometido a la luz de la revelación clara y
plena de la divinidad. No debemos, por consiguiente, permanecer ignorantes de
esta doctrina tan importante.
EL ESPIRITU SANTO SU
PERSONALIDAD
EL ESPIRITU SANTO: UNA
PERSONA.
Anteriormente hemos visto que los atributos del Espíritu Santo le dan
una personalidad real: EL ES UNA PERSONA, y que sus nombres divinos le hacen
DIOS. Esto es muy importante, porque una multitud de filosofías (Arrianismo,
Socinianismo, etc.). y de sectas falsas (testigos de Jehová, Luz del mundo,
Unitarismo, etc.), niegan su personalidad, su deidad o ambas.
En todas las épocas se ha dudado del Espíritu santo, que este sea una
persona o Dios, por esto en esta ocasión empezaremos por ver las razones que
tienen aquellos que dudan de la personalidad del Espíritu Santo, y sobre todos
aquellos que toda de su deidad.
"RAZONES PARA LA DUDA DE LA PERSONALIDAD DEL ESPIRITU SANTO."
PARECE IMPERSONAL EN
CONTRASTE CON LAS OTRAS DOS PERSONAS DE LA TRINIDAD.
La creación hace posible que entendamos a Dios Padre como una persona.
La encarnación nos enseña con claridad de personalidad de Jesucristo. Pero las
obras del Espíritu Santo nos parecen tan “secretas” y “místicas”. Se nos ha
dicho tanto de su influencia, de su gracia, de su poder y dones, que nos
sentimos inclinados a pensar de él como una mera influencia, poder o
manifestación de la naturaleza divina, cosa que está equivocada, en otras
palabras aunque somos cristianos y en nuestra doctrina basada en la Biblia
decimos que el Espíritu Santo es una persona, muchas veces pensamos en él más
como un agente más que como una persona.
POR LOS NOMBRES QUE SE LE
DAN.
Al Espíritu Santo se le llama aliento,
viento, poder. Los símbolos que usan al hablar del Espíritu Santo son: aceite (oleo), fuego, agua, etc, (vea por ejemplo Juan 3:5-8; 20:22; Hechos 2:1-4; 1 Juan 2:20). Es por eso que no es
de extrañar que algunos estudiantes de las Sagradas escrituras se hayan sentido
inclinados a creer (erróneamente por supuesto), que el Espíritu santo es una
influencia impersonal que emana de Dios Padre.
PORQUE EL ESPIRITU SANTO
NO SE MENCIONA EN LOS SALUDOS DEL NUEVO TESTAMENTO.
Como una ilustración véase 1
Tesalonicenses 3:11: “Más el mismo Dios y Padre Nuestro, y el
Señor nuestro Jesucristo, encamine nuestro viaje a vosotros.” Pero
nunca debemos olvidar a este respecto que la bendición apostólica de 2 Corintios 13:13, habla de las tres
personas de la Trinidad, afirmando así la personalidad igualmente de las tres.
PORQUE LA PALABRA
ESPIRITU ES NEUTRO.
Esta palabra en griego también se puede traducir como viento y espíritu. Es de suma importancia el saber que el Espíritu Santo es
una persona para nuestra vida diaria. Son muchos los que pueden dar testimonio
de la gran bendición que han recibido en sus vidas cuando llegaron a conocer al
Espíritu Santo como una persona, y no simplemente como una influencia benéfica.
Recordemos siempre que el Espíritu Santo es un amigo y un ayudador cariñoso que
siempre está presente.
PRUEBAS DE QUE EL
ESPIRITU SANTO ES UNA PERSONA.
Es fácil definir la personalidad cuando se aplica al ser divino. Dios
no puede ser medido con normas humanas. Dios no fue hecho a la imagen del
hombre, sino que fue el hombre quien fue hecho a la imagen de Dios. Tomemos en
cuenta que Dios no es un hombre deificado. Solamente Dios tiene una
personalidad perfecta. El Espíritu Santo posee los atributos, propiedades y
cualidades de la personalidad divina, por lo tanto es Dios y la tercera persona
de la trinidad. Veamos cómo nos muestra la Biblia al Espíritu Santo.
AL ESPIRITU SANTO SE LE
DAN NOMBRES QUE NOS MUESTRAN SU PERSONALIDAD.
En Juan 14:16 y 16:7; se le llama al Espíritu santo “El Consolador”, esto indica a una
persona que llamamos a nuestro lado, como un cliente llama a un abogado. En 1 Juan 2:1, se usa esta misma palabra
para referirse a Cristo, lo que indica que esta palabra no se puede usar
aplicándola a una influencia abstracta e impersonal. Cristo también, al hablar
del Espíritu Santo como el consolador, usa el artículo definido masculino, y de
esta manera Cristo nos da a entender que el Espíritu santo es una persona. Por
lo tanto, no puede (ni debe) confundirse persona con una influencia.
SE LE APLICAN PRONOMBRES
PERSONALES.
En Juan 16:7-8, 13-15, se
usa diez veces el pronombre masculino del griego ekeinoV (Ekeinos) que significa
en la mayoría de los casos: Aquel, refiriéndose al Espíritu Santo. La misma
palabra se aplica a Cristo en 1 Juan
2:6; 3:3, 5, 7, 16. Esto es
significativo porque la palabra Espíritu pneuma (Pneuma) es neutra, y debía de llevar artículo neutro. Sin embargo se
usa el pronombre masculino en contra
del uso común siendo esta una afirmación llana, definida y clara de la
personalidad del Espíritu Santo.
SE LE IDENTIFICAN CON EL
PADRE Y EL HIJO COMO UNA PERSONA.
En la forma bautismal de Mateo
28:19, se le da al Espíritu Santo personalidad, pues no se puede leer “Bautizándolos
en el nombre del Padre y del Hijo y del viento o aliento,” como se ve
esto si sería un grave error. Debe notarse que dice en el nombre: singular; no
los nombres (plural), esto nos indica que los tres son igualmente personas.
En la Bendición Apostólica en 2
Corintios 13:14, se puede aplicar la misma argumentación que hemos usado
antes con la fórmula bautismal.
La identificación de los cristianos Hechos 15:28, se habla del Espíritu Santo como una persona. Otros
pasajes donde se le menciona de esta manera son Hechos 10:38; Romanos 15:13; o Lucas 4:14. En estos pasajes es
imposible no pensar en el Espíritu Santo como una persona, no se puede
confundir con una fuerza, viento o aliento.
SE LE ATRIBUYEN
CARACTERISTICAS PERSONALES.
El Espíritu Santo es representado en la Biblia como escudriñando las
verdades más profundas de Dios (1
Corintios 2:10-11) ¿Podría hacer esto una mera influencia? véase también Isaías 11:3; 1 Pedro 1:11.
Los dones espirituales son distribuidos a los creyentes conforme a la
voluntad del Espíritu 1 Corintios 12.
aquí encontramos sabiduría, prudencia y discreción, todo lo cual es señal
distintiva de la personalidad del Espíritu Santo, pues no solamente da los
dones espirituales, sino que los da con discreción, conforme a él le parece
mejor (véase Juan 3:8).
Al espíritu Santo se le atribuye también una mente, lo que implica
pensamiento, propósito y determinación Romanos
8:27, la mente es un atributo de la personalidad.
SE LE ATRIBUYEN HECHOS
PERSONALES.
El Espíritu Santo habla (Apocalipsis
2:7). El habla por medio de los apóstoles Mateo 10:20. El habla es un atributo de la personalidad.
El Espíritu Santo intercede (Romanos
8:26). Pero también llama (Hechos
13:2), cuida a la iglesia Hechos
16:6-7, y dirigiendo la vida y
práctica de los apóstoles y de toda la iglesia. Tales hechos indican su
personalidad.
ES CAPAZ DE UN TRATO
PERSONAL.
El Espíritu santo puede ser entristecido (Efesios 4:30); insultado (Hebreos
10:29); se puede mentir contra él (Hechos
5:3); es blasfemado y ofendido (Mateo
12:31-32), por todo esto la Biblia nos muestra que el Espíritu Santo es una
persona.
EL ESPIRITU SANTO: SU
DEIDAD.
La divinidad del Espíritu Santo quiere decir que: El Espíritu Santo es
DIOS. Este hecho se nos presenta claramente en las Escrituras de cinco maneras
diferentes.
SE LE DAN NOMBRES DIVINOS:
Esto ya lo vimos anteriormente, aquí solamente
daremos un repaso. En Hechos 5:4, al
Espíritu Santo se le llama Dios. En 2
Corintios 3:18, se le llama Señor.
POSEE ATRIBUTOS DIVINOS: Esto también ya lo hemos visto anteriormente. Solo veremos como repaso
que el Espíritu Santo es: Eterno (Hebreos
9:14); omnipotente (Lucas 1:35);
omnipresente (Salmo 139:7-10);
omnisciente (1 Corintios 2:10,11); etc.
SE LE ASIGNAN OBRAS
DIVINAS: La creación (Génesis 1:2; Salmo 104:30; ver también Job 33:4); la regeneración (Juan 3:5-8); la resurrección (Romanos 8:11).
SE ASOCIA A LOS NOMBRES
DEL PADRE Y DEL HIJO: Los mismos argumentos con
que se prueba la personalidad del Espíritu Santo, pueden emplearse para probar
su deidad. Así como la Biblia nos demuestra su personalidad, también podemos
ver con claridad su divinidad, pues se le coloca en igualdad con el Padre y el
Hijo en todo momento 1 Corintios 12:4-6.
EN EL ANTIGUO TESTAMENTO HAY PASAJES QUE EN EL NUEVO TESTAMENTO SE LE
APLICAN AL ESPIRITU SANTO.
Compare Isaías 6:8-10 con Hechos 28:25-27; y Exodo 16:7 con Hebreos
3:7-9.
NOMBRES DEL ESPIRITU
SANTO: Esto ya lo hemos visto, pero solo lo veremos como un repaso rápido.
Así como al Padre se le dan ciertos nombres para indicar su naturaleza y obra,
así también se le dan nombres al Espíritu Santo para indicar su carácter y su
obra.
ESPIRITU SANTO: Lucas 11:13;
Romanos 1:4.
ESPIRITU DE GRACIA: Hebreos
10:29.
ESPIRITU DE FUEGO: Isaías 4:4;
Mateo 3:11.
ESPIRITU DE VERDAD: Juan 14:7;
15:26; 16:13; 1 Juan 5:6, de esta manera se opone al espíritu del error 1 Juan 4:6.
ESPIRITU DE VIDA: Romanos 8:2.
ESPIRITU DE SABIDURIA Y CONOCIMIENTO: Isaías 4:18, comparece con Isaías
11:2; 61:1-2.
ESPIRITU DE PROMESA: Efesios
1:13.
ESPIRITU DE GLORIA: 1 Pedro
4:14.
ESPIRITU DE DIOS Y DE CRISTO: 1
Corintios 3:16; Romanos 8:9.
LA OBRA DEL ESPIRITU
SANTO.
La obra del Espíritu Santo puede resumirse en las siguientes
divisiones: “Su obra en el mundo,” su relación con “Las Escrituras,“ con
“Jesucristo”, y finalmente con el creyente.
También veremos dentro de la obra del Espíritu Santo que puede ser
ofendido, esto lo veremos al final del presente capítulo.
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