LA PLAGA DE LA
IMPUNTUALIDAD
por Jorge Schulz
Periódicamente llegan plagas a diferentes partes del
mundo, y lamentablemente la iglesia no está exenta de ellas. Hay una plaga
contagiosa que ha dañado la salud espiritual de un gran número de
congregaciones cristianas, creo que es tiempo que nos concienticemos sobre la
necesidad de combatir esta mal. El problema al que me refiero es - la plaga de la impuntualidad.
Es cierto que a cualquiera de nosotros a veces le
pasa algo imprevisto que impide llegar a la hora indicada. Pero, infelizmente
para muchos la impuntualidad se ha vuelto crónica; se ha convertido en un
hábito de vida. Y quiero identificar ocho motivos por los que debemos declarar
la guerra contra esta plaga.
1. ES SEÑAL DE
INDISCIPLINA PERSONAL
"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere
debajo del cielo tiene su hora."
"El que guarda el mandamiento no experimentará
mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio. Porque para todo
lo que quisieres hay tiempo y juicio... " (Eclesiastés 3:1; 8:5,6)
Todos tenemos siete días a la semana. Cada día tiene
24 horas. Hay tiempo para cada actividad. Hay tiempo para dormir, para cocinar,
para comer y trabajar. Y necesitamos dar tiempo a Dios.
Varias veces por semana, nos reunimos como una
iglesia local, dejando los demás quehaceres. Son pocas horas al final de
cuentas que nos reunimos como pueblo de Dios. ¿No seríamos capaces de dar al
Señor el tiempo que hemos señalado para ese propósito?
Tal vez algunos tendrán que alistar el almuerzo de
domingo la noche anterior; otros tendrán que levantarse más temprano. Otros
llegan tarde porque están haciendo en el día del Señor lo que deberían hacer en
los otros seis días de la semana.
La impuntualidad demuestra indisciplina. Una
característica de uno que administra bien su tiempo es la puntualidad. Al
llegar siempre tarde, damos a conocer que no sabemos organizar nuestra vida y
nuestro tiempo.
El Sr. Donald Whitney dijo: "Una vida piadosa
es el resultado de una vida espiritual disciplinada. Y, en el centro de una
vida espiritual disciplinada está la disciplina del tiempo."
El Señor Jesús nos da un ejemplo: "Y cuando era
la hora, se sentó a la mesa" (Lucas 22:14). Su vida es un modelo de
perfecto orden y armonía.
El vino al mundo "en el cumplimiento del
tiempo". Y vivía cumpliendo en el momento preciso los propósitos de Dios.
Cada cristiano debe tener como meta crecer hacia la semejanza de Cristo y parte
de esa semejanza es la puntualidad.
Un hermano presentó una solicitud para trabajar como
misionero con una cierta misión. Le citaron a las 3:00 de la mañana para una
entrevista.
Era una mañana fría, pero el candidato llegó a la
hora citada. El esperó hasta las 8:00 de la mañana hasta que por fin llegó el
entrevistador.
La primera pregunta que se le hizo era: "Deletréeme
la palabra "panadero".
"P-a-n-a-d-e-r-o"
"Muy bien, ahora veamos cuanto sabe de números.
Dos multiplicado por dos, ¿cuánto es?"
"Cuatro," dijo el candidato.
"Muy bien," fue la respuesta. "Mañana
voy a recomendar al directorio, que le acepten como misionero. Ud. ha aprobado
el examen."
En la reunión con el directorio el entrevistador
dijo: "El candidato tiene todas las cualidades de un misionero."
"Primero, puse a prueba su auto negación. Le
cité a las 3:00 de la mañana en una noche fría. El dejó su cama caliente para
estar allí sin ninguna palabra de queja."
"Luego, le probé en el área de la puntualidad y
él llegó a hora."
"En tercer lugar, le examiné en cuanto a la
paciencia. Le hice esperar 5 horas para verme, y no demostró ninguna
impaciencia por la larga espera."
"Cuarto, le puse a prueba en el área del enojo.
El candidato no demostró ningún indicio de ello; ni siquiera cuestionó mi
tardanza."
"Quinto, probé su humildad. Le hice preguntas
que aun un niño pequeño podía responder y él no se demostró ofendido de ninguna
manera."
"Este hombre cumple con todos los requisitos
para ser la clase de misionero que necesitamos."
El ser puntual es una disciplina básica e importante
de la vida.
2. ES
PERJUDICIAL PARA EL DESARROLLO DE LAS REUNIONES
"Hágase todo decentemente y con orden" (1
Corintios 14:40).
En muchas congregaciones las reuniones comienzan con
unos cuantos hermanos presentes y de a poquito llegan los demás como a gotas.
Mayormente se tiene que comenzar a alabar a Dios muy apenas con unas pocas voces.
El director tiene que dirigir la alabanza frente a una cantidad de asientos
vacíos. A veces los primeros cantos son dúos o tríos hasta que algunos más
aparecen.
Si la prédica comenzara a la hora señalada, la
mayoría perdería la primera mitad del mensaje. Puesto que el predicador ha
pasado horas orando, estudiando y preparando, preferimos que él predique a
personas que van a escucharle y no a asientos vacíos. Por esta razón, el
mensaje se posterga hasta que más gente llegue. Y al final no falta alguno que
diga: "Aquí terminan muy tarde las reuniones."
A veces estamos adorando en la Cena del Señor, y
siguen entrando hermanos para tomar su asiento a media reunión. Interrupciones
de ese tipo distraen y detractan de lo que estamos haciendo. Otros llegan tarde
y luego piden un himno que ya se cantó antes que ellos entrasen. Se han perdido
la mitad de la reunión y no están al tanto de lo que pasó en la primera parte
del culto. Algunos llegan tan atrasados que han perdido el primer símbolo y
alguien tiene ir a servirles expresamente a ellos. Todo eso resulta muy
negativo.
¡Qué tremendo sería, en cambio, que todos
estuviésemos presentes 5 ó 10 minutos antes del inicio! Podríamos sentarnos y
preparar nuestros corazones en la presencia del Señor, meditar en un himno o
leer algún pasaje de la Palabra de Dios. En el momento de comenzar todos
uniríamos nuestras voces en alabanza a Dios. Habría un coro unido desde el
primer himno. ¡Cuánto más ánimo y expectativa habría si todos participásemos
juntos desde el inicio de la reunión!
Si llegáramos temprano a las reuniones nocturnas,
podríamos estar orando silenciosamente que Dios nos hable, que derrame su
bendición y obre en la reunión.
¡Qué diferencia habría en nuestros cultos si nos
libráramos de los perjuicios de la impuntualidad!
3. ES UNA
COSTUMBRE NEGATIVA QUE CONTIAGA A OTROS
"Un poco de levadura leuda toda la masa"
(Gálatas 5:9)
Otro de los problemas de la impuntualidad es que -
es altamente contagiosa. Mayormente los hermanos nuevos suelen llegar a la
hora. Ellos dan por sentado que todo creyente ha de tener un ferviente interés
en aprovechar cada minuto de la reunión. Con el correr del tiempo, ellos
observan que este no es el caso con los hermanos más antiguos, y pronto
comienzan a seguir su mal ejemplo. Ellos dicen: "Aquí estoy fuera de
honda, nadie respeta la hora, ¿por qué lo voy a hacer yo?" Se acomodan a
la costumbre general y así otros más ingresan a las filas de los tardones.
La Palabra de Dios nos exhorta: "... decidid no
poner tropiezo u ocasión de caer al hermano" (Romanos 14:13). "Sé
ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y
pureza" (1 Timoteo 4:12). ¿Qué tipo de ejemplo estás dando tú?
4. ES UN
TESTIMONIO NEGATIVO PARA LOS DE AFUERA
"Nuestras cartas sois vosotros, escritas en
nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres" (II
Corintios 3:2).
Los demás oyen nuestras palabras, pero sobre todo
observan nuestras acciones. Nuestra vida es una carta abierta que ellos leen
cuidadosamente.
Cuando ven nuestra falta de preocupación para ser
puntuales en llegar a las reuniones, ellos leen un mensaje de apatía e
indiferencia respecto a Cristo y el evangelio.
Al ver nuestra impuntualidad es probable que los de
afuera saquen conclusiones como las siguientes:
-"A esta gente no le interesa mucho lo que
ocurre aquí."
-"Evidentemente no es algo muy prioritario para
ellos."
-"Si los miembros de esta iglesia demuestran
tan poquito apego a las cosas de Cristo, creo que el asunto no me va a
interesar mucho."
Pero, si llegada la hora, el local está lleno de
gente que canta y participa con entusiasmo y fervor, los que entran dirán:
"Aquí hay algo. Lo que veo en esta gente me despierta el interés de saber
más."
Nuestra actitud respecto a la puntualidad podría
decir mucho a los que nos observan. ¡Cuidado que de esa manera estemos poniendo
tropiezos a otros!
5. ES UNA
MANERA DE ROBAR TIEMPO A LOS DEMÁS
"El que hurtaba, no hurte más" (Efesios
4:28).
Cuando otros tienen postergar el inicio de la
reunión a causa de nuestra impuntualidad les hemos robado tiempo. Otros
disciplinadamente han llegado a hora para adorar al Señor y nosotros hemos
quitado tiempo de la adoración haciéndoles esperar hasta que se nos ocurra
aparecer.
En este caso hemos jugado el papel de ladrón,
robando a otro uno de sus bienes más preciosos, su tiempo. Y no sólo hemos
robado a los hermanos, también hemos robado a Dios un tiempo de adoración. La
Biblia nos exhorta:
"El que hurtaba, no hurte más".
Lucas 6:31 dice: "Y como queréis que hagan los
hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos." ¿A cuántos
les gusta que otros le hagan esperar? A nadie le agrada eso. Entonces, no demos
a otros el trato que no quisiéramos recibir de ellos.
6. DEMUESTRA
FALTA DE CONSIDERACIÓN POR OTROS
La puntualidad es una forma de demostrar alta estima
por otras personas y su tiempo. Ser puntual es una parte del amor cristiano. Es
pensar en el bien de los demás y no sólo en el mío. La impuntualidad es
desestimar a otros y a su tiempo. Filipenses 2:3 dice: "estimando cada uno
a los demás como superiores a él mismo." Una forma de mostrar esa
consideración es por medio de la puntualidad.
El llegar atrasado demuestra falta de respeto para
otros. Estamos diciendo: "No me importa si otros tienen que esperarme a
mi. Que me esperen." Llegamos y si la reunión no ha comenzado decimos:
"Ah, estoy a hora. No ha empezado todavía." En lugar de eso debemos
decir: "Por mi impuntualidad, soy culpable de atrasar el inicio de la
reunión. Hay hermanos que llegaron más antes que yo y ellos han tenido que
estar aquí esperando hasta que hubiera más gente para iniciar la reunión. A
causa de personas como yo este culto está comenzando tarde."
En cierta oportunidad el gerente general de Patiño,
el magnate de las minas, tenía una propuesta para mejorar la relación
obrero/patronal.
Él quiso sugerir que el obrero fuese pagado en la
moneda en que se vendía el mineral; sea libra esterlina, dólar americano o lo
que fuera. Se fijó una reunión para las 10:00 de la mañana para que el gerente
conversara con Patiño al respecto. Cuando Patiño no llegó a las 10:00 el
gerente le esperó hasta las 10:05 y dijo: "a mí nadie me va a faltar
respeto" y se fue. Por la impuntualidad de Patiño esa reunión nunca se
produjo. Ese gerente entendió claramente que la falta de puntualidad demuestra
falta de respeto, por más que seamos el hombre más rico del mundo.
¿Se nos ocurre que algunos de nosotros está faltando
respeto a sus hermanos todas las semanas? Están fallando en cumplir el
mandamiento más repetido en la Biblia, que nos amemos los unos a los otros.
Muchos no se dan cuenta de cuanta frustración han causado a otros por sus
atrasos a las reuniones, y de cuanto desaliento han sembrado. Es importante
tomar conciencia de ese hecho.
7. ES MOTIVO
DE PÉRDIDA DE BENDICIONES
Mateo 25:1-13 nos relata la parábola de las Diez
Vírgenes. En esa historia aprendemos tres cosas de las vírgenes que llegaron
tarde:-
a) Llegaron atrasadas por no hacer los preparativos
necesarios.
La puntualidad requiere preparar las cosas de
antemano para poder evitar los atrasos. Necesito hacerme las siguientes
preguntas:
-¿Qué cosas debo atender el día anterior?
-¿Cuánto tiempo necesito para alistarme?
-¿Cuánto tiempo necesito para llegar a la reunión?
-¿A qué hora debo partir de mi casa?
b) Las que llegaron tarde son denominadas:
"imprudentes".
Tendríamos que deducir de esta historia que la
impuntualidad es una imprudencia. ¿No seríamos prudentes en corregir esta área
de nuestra vida?
c) Por su atraso perdieron una bendición grande.
Por su impuntualidad las insensatas se perdieron la
boda. En esta parábola eso representa perder el reino de Dios. Fue un pequeño
descuido, pero resultó en un gran perjuicio. Los pequeños atrasos pueden
ocasionar grandes consecuencias.
¡Cuánto bien espiritual hemos perdido por habernos
perdido la primer mitad de muchas reuniones! ¡Cuántas veces el Señor tenía una
palabra para nosotros, pero no estabamos allí para recibirla! ¡Cuánto pan
espiritual hemos perdido por nuestros atrasos! ¡Cuántas horas de alabanza a Dios
hemos desperdiciado!
Cuando Alejandro el Magno fue preguntado cómo había
podido conquistar el mundo, él respondió: "fue logrado por no
demorar." ¡Cuánto avance hemos perdido nosotros por nuestras demoras en
las cosas de Dios!
Probablemente la mayoría raramente falla en su
puntualidad a sus trabajos seculares. ¿Hemos de hacer menos para Aquel que su
vida dio por nosotros en la cruz? Si nosotros cumplimos puntualmente con
nuestros empleadores terrenales, ¿acaso no merece mucho más nuestro Señor
Jesús?
Cuando terminamos de sacar todas nuestras excusas,
tenemos que admitir que en el fondo tenemos un corazón que ha perdido su primer
amor.
Hay un refrán que dice: "Cuando el corazón está
bien, los pies son veloces." Tal vez aquí está la verdadera razón porque
nos cuesta llegar a la hora. El problema no está en los pies, sino en el
corazón.
¿Hasta qué punto has sido tú afectado por esta
plaga? Probablemente todos tenemos que admitir que hemos sido contagiados.
Posiblemente nunca nos hemos propuesto seriamente a corregir esta costumbre
negativa. Pero, por medio de este estudio, hemos aprendido ocho buenas razones
para hacerlo.
¿Estás dispuesto a proponerte ante Dios a combatir
este problema en tu propia vida? ¿No es tiempo que tú abandones las filas de
los tardones?
Te animo a que declares guerra contra la
impuntualidad. Aún no es demasiado tarde para hacerlo.
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