lunes, 15 de septiembre de 2014

BIENAVENTURADOS LOS POBRES

BIENAVENTURADOS LOS  POBRES

Tema bíblico traducido y adaptado de  A. Gelin
por: Luis Esponda Samaniego

I. INTRODUCCION

Al poner la pobreza entre las exigencias de Dios (en primer lugar), ¿no se cae en una auténtica contradicción?

Porque la Biblia nos presenta la pobreza como un mal que debemos combatir, esta orientación tenía su origen en el corazón de la religión hebrea inspirada por Moisés. Israel fue constituido como un pueblo fraterno, en la que esta deficiencia no debía existir.
El Deuteronomio tratará de introducir más en la vida práctica esta intuición de Moisés. Los círculos levíticos que la comentarán y la armonizarán serán los continuadores auténticos del gran conductor de Israel.
Ellos pondrán en uso una serie de providencias encaminadas a paralizar el empobrecimiento en todas las personas víctimas de este mal: El año de remisión por las deudas y los esclavos hebreos, la prohibición de préstamos a intereses, la prohibición de retener una prenda del pobre por un préstamo, la obligación de los diezmos trienales en favor de los infelices, la paga cotidiana a los obreros el derecho de juntar y de espigar en los campos ya cosechados todo esto será justificado en la siguiente exhortación:

«Los necesitados (Ebionim) por desgracia no faltarán jamás en el pueblo; por eso yo te doy este mandamiento, y te digo: Abre con generosidad tu mano a tu hermano pobre (Ani) y necesitado (Ebion) en tu tierra» (Dt 15,1 l).
El Deuteronomio, en el Octavo Siglo, quería reconstruir un Israel fraterno. Sus iniciativas se reenlazan a los esfuerzos de los profetas, en los que sopla * la intemperancia de una caridad ardiente. Amós por ejemplo, protesta:  «Porqué han vendido al justo por algunas monedas de Plata y el pobre (Ebión) por un par de sandalias, aplastan la cabeza de los pobres (Dallin) y hacen desviara los humildes «(Anawin). (Am 2, 6-7).

El profeta ha retratado al pobre concreto y viviente y nosotros hemos trascrito sus expresiones características el  «DAL» es el pobre en su estado de carencia, y «la pobre gente del pueblo»(2Re24,14) representa el proletariado rural. El  «Ebion» es el pobre en su aspecto de mendigo y pordiosero. El Ani o Anan es el que está doblado y aplastado por el peso de una miseria > actual o permanente, pobreza económica o también una enfermedad, prisión u opresión.
Es inútil evocar aquí el tétrico cortejo de estos pobres que desfilan a lo largo de la Biblia, y especialmente en el salterio. Ahí se siente, se percibe por dentro la sangre de Abel que grita siempre, el lamento de esta buena gente que no acepta su suerte violenta. Y al mismo tiempo los gritos de piedad y de amor que le responden, de Nehemías  (5) a Ben Sira (Eclesiástico 4, 1 6) y a la epístola de Jn (2).

Es necesario recordar que Jesús ha hecho propia la exhortación del Deuteronomio citado arriba y para concluir evidentemente al mismo modo

II. LA POBREZA QUE  LIBERA

Desde el Antiguo Testamento se entendió que la riqueza tenía un poder de reabsorción. «La pobreza es buena Y nosotros debemos considerarla como el principio de nuestra alegría” (Procedhon). Un sabio fija los límites de aquella pobreza que distinguía ansiosamente de la ausencia: «No me des ni pobreza ni riqueza, sino concédeme sólo el alimento necesario, por temor que, habiéndome saciado, yo te rechace y diga ¿Quién es el Señor?“, “O de repente, convertido en pobre me dé al robo y ultraje el nombre de mi Dios” (Proverbios 30, 8-9).

Este énfasis no será olvidado por el Evangelio. Jesús ha insistido sobre los peligros de la riqueza que ilusiona y engaña  (Lc 12,15-21); envilece y acapara, que impide hacer fructificar en sí la palabra del Reino (Mt 13,22). «La ambición del dinero es la raíz de todos los males» (1 Tm 6, 10). Hemos sido invitados a deshacernos de todo para adquirir la preciosa perla del Reino (Mt 13, 45-46) no para ser poseídos por el mismo dinero, sino para ser ricos de Dios (Le 12,2 l).
En cuanto a los misioneros del Evangelio, su libertad debe ser más radical. Veamos por ejemplo, este antiguo ritual palestino ... No tomar nada para el viaje, excepto un bastón solamente, nada de pan, ni bolsa, ni dinero en la cintura, pero estar bien calzado con las sandalias, y no revestido de 2 túnicas (Mc 6,8-9).

III .- LA POBREZA DEL ESPIRITU

Sucede ahora, que la terminología de la pobreza ha sufrido una transferencia espiritual y ha pasado a designar «al hombre bíblico» en su comportamiento fundamental de «cliente». Los términos indicados se han convertido en expresiones técnicas del lenguaje religioso.
Ellos expresan el comportamiento del vocabulario tiene una historia que Israé1 más o menos al VI Siglo, se encontraba en una situación precaria-, bajo la esclavitud de la Asiria, se parece a un pueblo de pobres. ¿Por qué esta pobreza no se convertiría un valor en su infelicidad y en su mansa resignación?

«Buscad al Señor todos vosotros los pobres del país, que cumplen sus mandatos, practiquen la justicia y sean humildes (Anawah)” (Sof 2,3).
Vemos en este texto el pasaje del sentido sociológico al sentido religioso. De aquí en adelante la expresión no cesará de ser auroleada, será un título de honor. En la miseria nacional el exilio, alrededor del 540. Israel ha entendido al profeta, anunciar su regreso ala Tierra Santa: “Cielos cantad, exsulta ¡Oh tierra!, montes irrumpid en canto de alegría, que el Señor ha consolado a su pueblo, ha tenido compasión de los infelices» (Is 49, 13).

"Los pobres de «Jahvé», esta es ahora la designación de Israel seleccionado y cualitativo que ha venido a la luz en tierra extranjera. Regresando a la Palestina, ellos no dejarán de llevar: un título que, en las dificultades de la restauración, no subraya solamente su pobreza real, sino que expresa también el desaliento que surge de tal situación y que provoca en los fieles una ardiente búsqueda de Dios, en la oración, en la confesión y en la penitencia y por ello una humildad que transforma los   "pobres" en «piadosos» (Duhm). La Biblia, en semejantes coyunturas ha expresado la mejor definición dela pobreza espiritual: apertura total a Dios, absoluta humildad en el respeto, en la obediencia y en el sentimiento de la propia culpa y fragilidad. Es la perfección de una fe que ha  centrado todo en Dios, fuera de toda seguridad humana:
“Ahora bien, sobre el humilde reposa mi mirada y sobre el arrepentido de corazón que teme, mi palabra“ (Is 66:2).

El salterio expresa la conducta práctica de estos «pobres» después del exilio. Reagrupados no en grupitos sino en un «movimiento», ellos se sienten el verdadero Israel se reúnen en el Templo, en los ritos de acción de gracias, cuando uno de ellos quiere agradecer al Señor por un favor: “En Dios se gloriará mi alma, escuchen los afligidos (Anawin) y tengan alegría. Engrandeced al Señor conmigo. Y juntos exaltemos su nombre”  (Salmo, 34, 3-4). Los pobres (Anawin) tendrán alimento en saciedad. Aquellos que buscan a Dios lo alabarán (Salmo 22,27).

Los pobres hacen grupo. Un poco orgullosos de ser el pueblo de Dios (Sal 149, 4). Tal vez ligeramente farisaicos (Salmo 26), cuando se comparan con los impíos que prosperan mientras ellos "los pisoteados hijos de Dios" (Salmo 73,15), viven mediocremente (Mi 3,14-15 ), están prontos a proferir maldiciones que todavía nos turban (Salmo 69; 109) Ciertamente, no son todavía cristianos ...
Esperan juntos la venida de aquel Mesías que saldrá tal vez de sus filas (Salmo 22; Is 53). Y su espiritualidad muy cercana a la de Jeremías, y de Job, que es como el prototipo literario. Se expresa mediante diálogos. El diálogo del alma con Dios interior, en las cuales son anotadas sus contriciones  y sus llamados ala gracia (Salmo 5 1) y sus silencios improvisados:
“Mi corazón, Señor, no es engreído ni mis ojos soberbios. Ni me he puesto a buscar cosas grandiosas o muy maravillosas para mí. Al contrario, tranquila y en silencio he mantenido mi alma como un niño en los brazos de su madre”. (Sal 131, 1-2).

Se comprende la admonición de Ben Sira, llena de admiración por el ideal que los pobres representan.“Cuando más grande eres, tanto más humilde, y encontrarás gracias hacia el Señor, porque sublime es su potencia y a los humildes (Anawin) revela su secreto” (Eclesiástico 3,18-19).
Estamos muy cerca del Evangelio (Lc 10, 21). El Ideal de pobreza espiritual, es vivido por los Esenios no muy lejos de mar Muerto, y un documento importante de recientes descubrimientos nos revelan este vivo anhelo que unen los salmistas al Evangelio.

A la sombra del Evangelio, punto de pasaje entre las dos Alianzas: está María en quien se concentra el Israé1 cualitativo. En ella culminan la plegaria y la esperanza de los Anawin y el Magnificat es la perla de su literatura.
Ha dirigido su mirada a la humildad de su sierva (Lc 1, 48). A este punto no hacemos comentarios limitándonos a mencionar la frase de Santa Teresa del Niño Jesús «Cuanto más pobre seas Jesús te amará más»

IV. JESUS, EL HEREDERO

Jesús se ha definido: «Dulce y humilde de corazón» (Mt 11, 29).
Los críticos piensan que la fuente aramea dice simplemente: "Yo soy «Anaw», y que el traductor griego ha explicitado este término lleno de sentido, en el que entraban los conceptos de humildad delante del Padre, y de humildad fraterna delante de los hombres.

El término, de hecho se refiere precisamente, al comportamiento concreto, a aquella experiencia centenaria que hasta ahora hemos evocado. ¿Es entonces posible que algo de este Ideal vivido por Cristo no haya pasado en su mensaje y que el código de las bienaventuranzas no sea el correspondiente?
Hemos dicho ya que es lo que pensaba Jesús de la pobreza efectiva, y no hay duda que la bienaventuranza de los pobres en San Lucas (6,20); tenga esta pobreza como intención,    pero en cuanto condiciona y presupone una práctica religiosa.

En la narración de Mt 5, 2; esta práctica religiosa es considerada en sí misma  ¡Bienaventurados los pobres de espíritu!
Reducir estas palabras a una exhortación al desapego, sería rechazar una referencia sustancial a un tema que la elite espiritual de Israé1 había elaborado practicándola.


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