LA HERENCIA DE DANIEL
(16
de agosto de 1992)
"Y
el Señor entregó en sus manos a Joacim, rey de Judá, y algunos de los
utensilios de la casa de Dios; los llevó a la tierra de Sinar, a la casa de su
dios, colocando los utensilios en la casa del tesoro de su dios." Daniel
1:2 (LBA)
INTRODUCCION
Con el objetivo de obtener favores de
sus dioses, el pueblo babilónico realizaba una serie de prácticas religiosas
que, generalmente, culminaban en el ofrecimiento de una víctima a través del
sacrificio.
Un culto altamente practicado por este
pueblo era el culto fálico. En este culto a la fertilidad, cuyo símbolo era un
órgano sexual masculino, se ofrecían en sacrificio, aunque no de muerte,
aquellos jóvenes provenientes de otros pueblos y que eran capturados en la
guerra.
Tan grande influencia ejerció en su
época este culto que inclusive en la actualidad existen lugares que perpetuan
la memoria de estas prácticas. Hoy en día estos lugares se encuentran en medio
de plazas públicas y son conocidos como obeliscos. Al reunirse en semejantes
lugares, muchas personas, incluyendo cristianos, inconscientemente mantienen
vivo el recuerdo de estos cultos y de estas abominaciones.
DESARROLLO
La palabra utensilio, tiene su raiz en
el hebreo antiguo kely. Este vocablo tiene varias acepciones. Como visto, una
de ellas es utensilio, sin embargo, otra es órgano sexual masculino. En 1a Samuel 21:4 y 5, la Biblia dice:
"Respondió el sacerdote a David, y dijo: No hay pan común a mano, pero hay
pan consagrado; siempre que los jóvenes se hayan abstenido de mujer. Y David
respondió al sacerdote, y le dijo: Ciertamente las mujeres nos han sido
vedadas; como anteriormente, cuando he salido en campaña, los cuerpos de los
jóvenes se han mantenido puros, aunque haya sido un viaje profano; cuánto más
puros estarán sus cuerpos hoy?"
Algunas
versiones traducen "cuerpos de los jóvenes" por "vasos (kely) de
los jóvenes". Por eso Saúl le pidió a David que le presentara cien
prepucios filisteos por la dote de su
hija (1a Samuel 18:25).
El
culto a la fertilidad del mundo: esterilidad espiritual
Cuando un hijo del pueblo de Israel era
capturado por los babilónicos, generalmente era ofrecido a sus dioses en un
culto fálico; de esta manera la víctima era transformada en eunuco.
Un eunuco era una persona que había sido
sacrificada de tal manera que sus funciones fisiológicas sexuales no podían ser
nunca más desarrolladas. Un eunuco perdía totalmente su capacidad reproductora.
El cristiano que afrenta
sistemáticamente a Dios, a la manera de Joacim, se expone a ser entregado al
rey de Babilonia y ser transformado en eunuco espiritual.
En esta triste condición, el cristiano
manifiesta actitudes temerosas, actitudes carentes de virilidad; perdiendo la
promesa contenida en 2a Timoteo 1:7 "Porque no nos ha dado Dios espíritu
de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio."
También pierde su fertilidad y se
convierte en esteril. En la era del Padre, descrita en el Antiguo Testamento,
la reproducción física era un símbolo de bendición y prosperidad; la
esterilidad en cambio, era una señal de maldición y un estigma (Exodo 23:26 y
Deuteronomio 7:14). En la era del Espíritu, el Apostol Pablo traslada la
importancia de la reproducción a la esfera espiritual y la destaca inclusive
sobre la física (1a Corintios 4:15, 1a Corintios 4:17, Gálatas 4:19 y Filemón
1:10).
El cristiano debe dar a luz cristianos
en el evangelio y esta reproducción espiritual es producto del buen testimonio.
Este es el tipo de paternidad al que exhorta el Apostol Pablo. Esto es ser
padre a nivel espiritual.
El
Padre del Espíritu es Dios, el Padre del Tabernáculo Terrenal es el Padre
Natural y el Padre del Alma es un determinado tipo de ministro (1a Corintios
4:15, 1a Corintios 4:17, Gálatas 4:19 y Filemón 1:10)
El cristiano debe reproducirse
espiritualmente, debe engendrar hijos en el evangelio, a la manera del Apostol
Pablo (1a Corintios 4:15, 1a Corintios 4:17, Gálatas 4:19 y Filemón 1:10), y
producir luz en medio de las tinieblas (Mateo 5:14). Si la capacidad
reproductora se pierde, entonces el cristiano se constituye en sal insípida,
desechada de Dios y pisoteada por los hombres (Mateo 5:13).
Según
la zoología, las ovejas deben dar a luz una vez al año. El no hacerlo es
síntoma de enfermedad.
La importancia de la paternidad es tan
grande que los libros de Esdras y Nehemías indican que la restauración de
Jerusalén comenzó cuando los jefes de las casa paternas se levantaron para
reedificar la ciudad. El cristiano aún dentro de una congregación necesita
padres espirituales. A los pastores les fue encargado el cuidado de las almas
de las ovejas.
El
proceso de la caida
La caida y destrucción es un proceso. La
esencia de este proceso es el engaño: "Pero temo que, así como la
serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la
sencillez y pureza de la devoción a Cristo." (2a Corintios 11:3)
Inicialmente el cristiano se encuentra
en Jerusalén, acto seguido es llevado a Sinar, después a la casa del dios del
rey de Babilonia y finalmente es colocado entre el tesoro de este dios;
constituido de esta manera en trofeo para la burla y el menoscabo de los
habitantes de Babilonia.
De hecho, el hacer burla de los
derrotados era parte de las costumbres de guerra en las sociedades antiguas.
Los vencidos eran capturados y exhibidos ante los habitantes del pueblo
vencedor.
Por eso, al referirse a la victoria del
Señor Jesucristo, Colosenses 2:15 dice: "Y habiendo despojado a los
poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre
ellos por medio de El."
Cuando el diablo derrota a un cristiano lo exhibe para
humillación. Exactamente a la manera de Sansón: "Y sucedió que cuando
estaban alegres, dijeron: Llamad a Sansón para que nos divierta. Llamaron,
pues, a Sansón de la cárcel, y él los divertía. Y le pusieron de pie entre las
columnas." (Jueces 16:25).
En resumen, el cristiano que se ve
envuelto en este proceso de engaño comenzará perdiendo su comunión con Dios y con
su pueblo. Será partícipe de Egipto y Babilonia donde perderá su fertilidad y
su visión y su fin estará en el menosprecio.
Sin embargo, y gracias a la misericordia
de Dios: " (...) donde el pecado abundó, sobreabundó la
gracia."(Romanos 5:20) y más: "Hijitos míos, os escribo estas cosas
para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo." (1a Juan 2:1)
De esta última cita, se puede observar
que al momento de fallarle a Dios, el cristiano se encuentra en un juicio. El
Juez es el Padre, el Abogado defensor es el parakletos (constituido por el Hijo
en el Cielo y el Espíritu Santo en la Tierra) y el acusador el diablo.
Dios
honra a los que le honran
El Señor Jesucristo, en reiteradas
oportunidades, indicó que aquel que deseara salvar su vida la perdería y el que
la menospreciara por casua de su Nombre, la salvaría (Mateo 10:30, Mateo 16:25,
Marcos 8:35, Lucas 9:24, Lucas 17:33 y Juan 12:25). En muchas ocasiones Daniel arriesgó su vida
por causa de Dios. En este momento destacan dos de esas tantas ocasiones.
La primera se encuentra cuando este
varón se propuso mantenerse puro y sin contaminación (Daniel 1:8). Este hombre,
conjuntamente con sus tres amigos, fueron probados en plenitud (Daniel 1:12 al
15) y Dios se agradó tanto de esta actitud que les concedió una victoria tan
grande (Daniel 1:17) que el rey de Babilonia confirmó por sí mismo lo sucedido (Daniel
1:20).
La segunda se describe cuando el rey
decretó la muerte de todos los sabios de su reino, incluyendo por supuesto a
Daniel y a sus tres amigos (Daniel 2:12). Este varón temeroso de Dios,
intercedió delante del capitán de la guardia y, al rey, le solicitó tiempo para
declararle la interpretación (Daniel 2:14 al 16). Nuevamente Dios se agradó de
la vida de este siervo y le reveló el misterio de la visión y su interpretación
(Daniel 2:19). Inmediatamente Daniel honró a Dios (Daniel 2:19) y reconoció
delante del rey a Aquel que le reveló el misterio (Daniel 2:28). Como
resultado, el rey honró a Daniel y le engrandeció en su reino (Daniel 2:48).
En cada prueba Daniel demostró su
virilidad y de todos los frutos que las pruebas le produjeron, tal vez el más
importante fue que al término de cada una, este varón creció espiritualmente.
Tipos
de cristianos
Un aspecto muy importante que el
cristiano debe entender es la diferencia que existe entre la salvación otorgada
por Dios y los galardones que se pueden alcanzar. Con su sacrificio en la cruz, el Señor
Jesucristo ha concedido a todo aquel que en El crea la vida eterna:
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan
3:16).
La salvación es una e igual para todos
los hijos: "Porque uno es el Señor, una la fe y uno el bautismo."
(Efesios 4:5)
Al referirse a los galardones, el
Apostol Pablo indica: "Prosigo hacia la meta para obtener el premio del
supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." (Filipenses 3:14)
El galardón es una recompensa al amor, a
la fidelidad y a la consagración: "Y todo el que compite en los juegos se
abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero
nosotros, una incorruptible." (1a Corintios 9:25) Y añade el Apostol
Pablo: "En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor,
el Juez justo, me entregará en aquel día; y no solo a mi, sino también a todos
los que aman su venida." (2a Timoteo 4:8)
La salvación es una dádiva de Dios, o
sea, un regalo inmerecido para con la humanidad. Los galardones también
provienen de Dios pero, a diferencia de la salvación, se obtienen como
consecuencia de una consagración hacia el Señor. No todos los cristianos se
consagran en la misma medida, no todos alcanzan la misma estatura espiritual y
no todos tendrán la misma recompensa. Este hecho se describe en la parábola de
los talentos (Mateo 25:14 al 30) y en la parábola de las minas (Lucas 19:11 al
27).
Para no perder estos premios, los
Apóstoles Santiago y Juan exhortan a perseverar en la fe y a no desmayar en medio
de las pruebas:
"Bienaventurado el hombre que
persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la
corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman." (Santiago
1:12)
"Vengo pronto; retén firme lo que
tienes, para que nadie tome tu corona." (Apocalipsis 3:11)
Los galardones son dones que Dios otorga
a aquellos que los buscan. Esta realidad se cumplió en Daniel y en sus tres
amigos. En Daniel 1:17, la Biblia
indica: "A estos cuatro jóvenes Dios les dio conocimiento e inteligencia
en toda clase de literatura y sabiduría; además Daniel entendía toda clase de
visiones y sueños." (Daniel 1:17)
Como figura del Pueblo de Dios, estos
cuatro jóvenes eran salvos. Estos cuatro jóvenes tipifican dos tipos de
cristianos: aquellos que a la manera de los tres amigos de Daniel tenían
conocimiento e inteligencia en toda clase de literatura y sabiduría; y aquellos
que a la manera de Daniel, además de esto, tenían toda clase de visiones y
sueños.
Los tres amigos de Daniel se encontraban
en la administración de la provincia de Babilonia (Daniel 2:48) cuando
enfrentaron a la estatua de oro y entraron al horno de fuego siete veces
calentado (Daniel 3). Estos tres jóvenes tipifican a un grupo de cristianos
que, debido a su falta de amor, se dejarán envolver en los negocios de la
Babilonia espiritual de los últimos tiempos y se encontrarán, súbitamente, en
medio de la gran tribulación.
Este grupo de cristianos tendrá
inteligencia en literatura y sabiduría, o sea, poseerá gran conocimiento de teología
y de la Palabra de Dios pero que, desafortunadamente, no vive lo que predica
(Juan 14:15, Juan 14:21 y Juan 15:10).
Daniel, en cambio, se encontraba en el
palacio del rey (Daniel 2:49). Este varón representa a un grupo de cristianos
que, además de conocer literatura y sabiduría, es versado en visiones y sueños.
Este grupo de cristianos se deleita en el palacio del Rey: "Una cosa he
pedido al Señor, y ésa buscaré: que habite yo en la casa del Señor todos los
días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su
templo." (Salmo 27:4)
La madurez espiritual es producto del
equilibrio entre los cuatro elementos mencionados en Daniel 1:17, o sea, la
revelación o apocalupsis, conocimiento o gnosis, profecía o profetella y
enseñanza o didache.
Esto lo confirma el Apostol Pablo en su
carta a la Iglesia de Corinto: "Ahora bien, hermanos, si yo voy a vosotros
hablando en lenguas, ¿de qué provecho os seré a menos de que os hable por medio
de revelación, o de conocimiento, o de profecía, o de enseñanza?" (1a
Corintios 14:6)
El cristiano equilibrado estará en el
Palacio del Rey todo el tiempo que dure la prueba en Babilonia.
CONCLUSION
Los pueblos antiguos practicaban una
serie de rituales hacia sus dioses. Un ritual altamente difundido era el culto
a la fertilidad en donde se sacrificaban jóvenes cautivos de otros pueblos. Las
víctimas eran transformadas en eunucos.
El cristiano que con engaño es llevado a Babilonia perderá su fertilidad
y su final será de humillación.
En muchas oportunidades Daniel arriesgó
su vida y Dios siempre respaldó su actitud al punto de honrarlo sobre los
demás. Al final de cada prueba la estatura espiritual de Daniel crecía.
Los dos grupos tipificados en Daniel y
sus tres amigos eran salvos. Sin embargo, la consagración hizo una diferencia
entre estos grupos: el primero permanece en el Palacio del Rey y el segundo en
los negocios de Babilonia.
El cristiano que no alcance la madurez
espiritual se enfrentará a la estatua de oro (anticristo) y entrará en el horno
de fuego siete veces calentado (gran tribulación).
Para obtener la madurez espiritual se
necesita equilibrio entre la revelación o apocalupsis, el conocimiento o
gnosis, la profecía o profetella y la enseñanza o didache.
Esta madurez la obtendrá cristiano que
la anhele, gracias a la promesa del Señor para el Israel Espiritual (la
Iglesia) a ser cumplida en el final de los tiempos: "Y sucederá que
después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y
vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes
verán visiones." (Joel 2:28)
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