CARACTERISTICAS DE LA PERSONA QUE
MINISTRA
(Las
Ciudades de Refugio)
“Habla a los hijos de Israel y
diles: “Cuando crucéis el Jordán a la tierra de Canaán escogeréis para vosotros
ciudades para que sean vuestras ciudades de refugio, fin de que pueda huir allí
el homicida que haya herido a alguna persona sin intención.”
(Nm.
35:10-11 – LBA)
INTRODUCCION:
Después de haber sacado al pueblo
de Israel de la esclavitud en Egipto, Dios comenzó a darles mandamientos,
estatutos y decretos que habrían de regir los diferentes aspectos de la vida,
dentro de los cuales se incluyen ordenanzas específicas referentes al homicidio
y la violencia. Dentro de estas leyes estaba establecido que si una
persona cometía un homicidio también debía morir, pero si había cometido
homicidio sin intención o por accidente, debía refugiarse en un lugar señalado
para ello (Exo. 21:12-13). Luego, cuando Dios le dio instrucciones al
pueblo de Israel con respecto a las ciudades que deberían dar a los levitas
para que pudieran habitar en medio del pueblo, estableció que deberían darles
cuarenta y ocho ciudades en total, de las cuales deberían escoger seis como
Ciudades de Refugio, siendo los lugares señalados para que el homicida huyera y
fuese librado del vengador de la sangre (Núm. 35:1-8), lo cual constituye una
figura para nosotros que somos el Israel de Dios.
DESARROLLO:
Cuando ocurría un homicidio en
Israel, Dios había establecido conforme al Antiguo Pacto, que la persona que
hería de muerte a otra persona, tenía que morir también, porque la sangre
derramada contaminaba la tierra y la única forma de hacer expiación por la
tierra a causa de la sangre derramada en ella, era por medio de la sangre de la
persona que la había derramado (Exo. 21:12; Núm. 35:33-34), sin embargo Dios
también estableció que si lo había herido de muerte sin intención, sin haber
tenido enemistad anteriormente con él o por accidente, el homicida debía huir
del vengador de la sangre a una ciudad de refugio hasta que compareciera
delante de la congregación para ser juzgado (Exo. 21:13; Núm. 35:9-15),
Ahora bien, si entendemos que las cosas que fueron escritas en tiempos pasados
fueron escritas para nuestra enseñanza, a fin de que por medio de la
perseverancia y el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza (Rom. 15:4),
es indudable que todo lo que se ha descrito anteriormente con respecto a las
leyes sobre el homicidio, contiene una enseñanza para nuestra vida en el Nuevo
Pacto que habrá de darnos consuelo y esperanza, de manera que es importante que
analicemos cada uno de los personajes y aspectos que intervienen en esta
figura, tal como se describe a continuación.
EL
HOMICIDA: En términos generales describe a una persona
que ha pecado, por cuanto el homicidio es un hecho que quebranta la Ley de Dios (Exo. 20:13), sin
embargo Dios hace una clasificación entre la persona que cometía homicidio de
manera premeditada y el que cometía homicidio sin intención o por accidente, de
tal manera que cuando el homicidio era premeditado, el homicida moría
indefectiblemente (Núm. 35:20-21), siendo figura de una persona que practica
el pecado (1 Juan 3:8-9) para quien no queda sacrificio alguno por los pecados,
sino una horrenda expectación de juicio (Heb. 10:26-31) pero cuando el
homicidio era sin intención o por accidente, el homicida debía ser librado del
vengador de la sangre en una ciudad de refugio (Núm. 35:22-25) lo que
representa a una persona que cometió un pecado, para el cual ha sido
designado el Señor Jesucristo como Abogado para con el Padre y como
propiciación por el pecado (1 Juan 2:1-2) por cuanto Dios es tan misericordioso
que no juzga solamente las acciones, sino también las actitudes de la persona
que ha pecado contra El.
EL
VENGADOR: Es la persona que debía dar muerte al
homicida cuando se encontrara con él, a fin de hacer expiación por la tierra, a
causa de la sangre que había sido derramada en ella. El término vengador
se traduce del vocablo hebreo Go’el que también se utiliza para
describir a un redentor o a un pariente cercano, de manera que en el Antiguo
Pacto era el pariente más cercano a la persona que había muerto quien debía dar
muerte al homicida, siendo figura de tres personas diferentes que hacen la
función de vengador en el Nuevo Pacto, disciplinando, castigando o azotando a
una persona que ha cometido un pecado en contra del Cuerpo de Cristo, con el
propósito de hacer expiación y quitar la contaminación.
¨ Dios
(Nahúm 1:1-2; Salmos 94:1-2; 1 Tesalonicenses 4:3-6).
¨ Una
Autoridad (Romanos 13:1-4).
¨ Satanás
(1 Corintios 5:1-5).
Características
Generales: Es interesante notar que Dios designó seis
ciudades de refugio, porque en el contexto bíblico el número seis es número
de hombre, porque a lo largo de toda la Biblia siempre aparece relacionado
con la humanidad. Esto significa que Dios designó a seres humanos para
hacer la función de ministrar a su pueblo, con el propósito de que el pueblo no
ponga su confianza en los hombres sino en Dios, sin tomar este aspecto como una
excusa para no buscar ministración. De la misma manera, la persona que ha
sido designada por Dios para ministrar debe obrar con benignidad o compasión
para con las personas que ministra, porque él mismo está sujeto a flaquezas
(Heb. 5:1-3). Por otra parte, también es importante notar que las
ciudades de refugio debían estar ubicadas en el centro de un campo de
pastoreo (Núm. 35:1-5 – Dios Habla Hoy), lo cual significa en primer
término que las personas que ministran deben estar bajo la autoridad y la
cobertura de un ministerio pastoral; en segundo término, es muy importante que
haya un lugar específico dentro de la congregación destinado para la
ministración, para que el pueblo pueda acudir allí y ser atendido, de manera
que no es correcto que una persona vaya a ministrar a otra en su casa, excepto
por alguna delegación pastoral en casos específicos.
Características
Específicas: Además de lo que se explicó con
anterioridad existen otras características importantes que debe tener la
persona que ministra, las cuales están descritas en la Biblia, tomando como
figura el significado de los nombres y la ubicación de cada una de las ciudades
de refugio, según están descritas en Josué 20:1-9.
Cedes
(Heb. Kedesh): Significa Lugar Santo y
se deriva del verbo Kadash que puede ser traducido como consagrar
o santificar, dando a entender que la persona que ministra debe buscar
la santidad y consagrarse a Dios. Cedes estaba ubicada en Galilea (Heb.
Galiylah) que significa distrito, y era el nombre de un grupo
de veinte ciudades al Norte de Samaria; esto nos enseña que la persona que
ministra no debe ser una persona solitaria o aislada (ver Prov. 18:1 – La Biblia de las Américas),
sino debe formar parte de un equipo ministerial que trabajan en armonía.
Por otra parte, estaba dentro del territorio de la tribu de Neftalí (Heb. Naphtaliy)
que significa lucha o contienda, dándonos a entender que la
persona que ministra debe ser alguien dispuesto a pelear batallas espirituales
por sí mismo y por las personas a quienes ministra.
Siquem
(Heb. Shekem): Significa hombro que, en el
contexto bíblico representa responsabilidad; además de esto, los levitas
transportaban el Arca del Pacto sobre sus hombros (1 Cro. 15:15), dándonos a
entender que la persona que ministra debe ser responsable en la función que le
ha sido encomendada y debe hacerlo con el Arca del Pacto sobre sus hombros, es
decir, teniendo comunión constante con Dios, de manera que también pueda colocar
un manto sobre sus hombros para cubrir la desnudez de aquéllos a quienes
ministra, tal como hicieron los hijos de Noé (Gén. 9:20-23). Siquem estaba
ubicada en la región montañosa de Efraín (Heb. Ephrayim) que significa
doblemente fructífero, dando a entender que la persona que ministra debe
abundar en frutos agradables a Dios.
Quiriat-arba (Heb. Qiryath
ha-Arbá):
Significa Ciudad de Cuatro que es un número que representa equilibrio,
de manera que la persona que ministra debe ser equilibrada en los diferentes
aspectos de su vida. Además de esto, Quiriat-arba también era conocida
con el nombre de Hebrón que significa asociación y se deriva del verbo Habar
que significa unir o unirse a alguien, lo cual denota que la
ministración siempre debe ir enfocada hacia la unidad, tanto dentro del
contexto familiar como dentro del Cuerpo de Cristo. Hebrón estaba ubicada
en el territorio de Judá (Heb. Yehuwdah) que significa alabado,
dando a entender que quienes ministran deben ser personas de buen testimonio,
lo que hace que sean alabadas por otras personas (comparar Rom. 13:3; 1 Cor.
11:2;).
Beser
(Heb. Betser): Significa fuerte o fortaleza
por lo que se entiende que las personas que ministran deben ser personas
fuertes en los diferentes aspectos de su vida, principalmente en cuanto a su
carácter y su conciencia sabiendo que no son fuertes por su propia fuerza, sino
por la fuerza que proviene de Dios (ver 2 Cor. 12:9-10). Esta ciudad se
ubicaba en el territorio de la tribu de Rubén que significa Ved, un hijo,
dándonos a entender que las personas que ministran deben conducir a la persona
que es ministrada a no poner su mirada en él, sino en el Hijo de Dios que es el
único que nos puede librar de la ley, del pecado y de la muerte (Rom. 7:24-25).
Ramot
(Heb. Ra’moth): Significa alturas, se
ubicaba en la región de Galaad (Heb. Gilad) que significa región rocosa
y representa el lugar que busca el águila para ser rejuvenecida (Sal. 103:5),
es decir, una roca que se encuentra en las alturas de los montes, en donde ser
transformada. Esta ciudad se encontraba dentro del territorio de Gad,
cuyo significado es fortuna o afortunado y nos habla de una vida
plena o vida en abundancia,
Golán
(Heb. Go’lan): Se origina del verbo Galah
que significa descubrir o remover, haciendo referencia a la función de la
ministración de descubrir por medio de los dones y las manifestaciones del
Espíritu Santo (1 Cor. 12:4-11) la condición interna de la persona que está
siendo ministrada. Esta ciudad pertenecía a la región de Basán (Heb. Bashan)
que significa fructífero o fértil, siendo figura del corazón del
hombre en donde se siembra la semilla que es la Palabra de Dios y da fruto
al treinta, al sesenta y al ciento por uno. Golán se encontraba en el
territorio de Manasés (Heb. M’enashsheh) que significa el que hace olvidar que
debe ser una característica importante de la persona que ministra.
CONCLUSION:
La ministración es el medio que
Dios ha establecido para que su pueblo sea perfeccionado y pueda alcanzar la
estatura del varón perfecto, designando para este efecto a personas con
características específicas que les permiten ser semejantes a una ciudad de
refugio, a donde puede acudir toda persona que ha quebrantado los mandamientos
del Señor, a fin de ser librado del vengador y ser restaurado por medio de la
sangre que fue derramada por el Sumo Sacerdote del Nuevo Pacto, es decir, el
Señor Jesucristo.
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