¿CUÁL ES LA VERDADERA ADORACIÓN?
“Dios es Espíritu, y los que le adoran, en espíritu y
en verdad es necesario que lo adoren.” Juan 4:24
Juan 6:6-10, 13-24. El encuentro de Jesús con la mujer
Samaritana.
INTRODUCCIÓN
Debemos adorar a Dios en espíritu y verdad. ¿Por qué
busca el Padre a quienes lo adoren de esa forma? En esta lección están las
respuestas a dichas preguntas. Debido a nuestra débil naturaleza, a menudo es
difícil darle a Dios la reverencia que merece. Dios se ha revelado al hombre
como espíritu; por lo tanto, es importante comprender que Él desea que nosotros
también lo adoremos en espíritu.
El Padre busca a quienes lo adoren y tengan comunión
con Él de una forma que no sea superficial ni fingida. Quiere que la alabanza
de su pueblo sea espontánea y salga del corazón.
En esta lección estudiaremos el encuentro de Jesús con
la mujer junto al pozo. Veremos cómo Él la guió tiernamente a un nuevo nivel de
fe y de verdad. Jesucristo desea para nosotros lo mismo que deseaba para esta
mujer, que lleguemos a vencer los obstáculos en nuestra vida y que adoremos a
Dios en espíritu y en verdad.
RECONOZCA A JESUCRISTO Y
ACEPTE EL DON DE DIOS (Juan 4:6-10).
Jesús salió de Judea para volver a Galilea. En vez de
tomar la ruta acostumbrada para la mayoría de los judíos, atravesando
Decápolis, Jesús decidió ir por Samaria. Al entrar Jesús en Samaria, se detuvo
en la ciudad de Sicar (Juan 4:1-5).
Cansado y sediento debido al viaje, Jesús se sentó
junto al pozo de Jacob para tomar un breve descanso. Cerca del mediodía, una
mujer samaritana vino a sacar agua del pozo. Jesús entabló con ella una
conversación que fue el primer paso para guiarla a la fe en Él y a la verdadera
adoración a Dios.
La mujer se asombró de que Jesús, siendo judío, le
hablara a ella, ya que era samaritana. Sabía cuánto despreciaban los judíos a
los samaritanos y que evitaban cualquier contacto con ellos a toda costa.
Cuando le pidió a la mujer que le diera un poco de
agua, Jesús estaba preparando el escenario para hablarle del don de agua
viva, es decir, la vida eterna. Jesús le dijo a la mujer que, si
ella supiera quién era el que le pedía de beber agua del pozo, ella le pediría
a Él que le diera agua viva (vers. 10).
En la mentalidad judía, el agua viva eran aguas en
movimiento o que fluían de un riachuelo o manantial. Jesús le ofreció vida que
no estuviera estancada sino viva y en movimiento. Jesús sabía que la mujer
samaritana estaba viva, pero que no estaba verdaderamente llevando la vida que
Dios desea que las personas tengan.
Hoy muchos se parecen a esta samaritana. Al igual que
ella, existen pero no viven la vida abundante y eterna que Dios quiere que
disfruten. Como veremos, fue sólo cuando esta mujer reconoció a Jesús como su
Señor que su vida fue de veras transformada para bien. Debemos aceptar el
maravilloso don de salvación de Jesucristo si queremos recibir el don de Dios
del agua viva.
JESUCRISTO COMO LA FUENTE DE
AGUA VIVA (Juan 4:11-14).
La mujer samaritana vio que Jesús no tenía con qué
sacar el agua y le preguntó de dónde sacaría el agua (Juan 4:11). Al igual que
muchos de nosotros hoy, esta mujer pensó que Jesús estaba hablando de agua
física, cuando desde un principio estaba hablando del agua espiritual (vida
eterna). Jesús se estaba refiriendo a acercarse a una fuente de agua mejor que
la que Jacob les había proporcionado, la cual podría satisfacer a un nivel
mucho más profundo.
La mujer le preguntó a Jesús: “¿Acaso eres tú mayor
que nuestro padre Jacob?” En otras palabras, ella se preguntaba que había de
especial o peculiar en Jesús que le permitía ofrecerle “agua viva”. ¿Qué
características del agua viva que Jesús da la hacen deferente del agua común y
corriente?
A diferencia del agua natural que procede de la
tierra, el agua viva proviene sólo de Jesús. No sólo Él es el dador, sino que
es también la fuente de la cual sale el agua (7:37). Una persona volverá a
tener sed aun cuando tome agua natural. Recibir el agua viva satisface la sed
del hombre perpetuamente. Un pozo natural debe cavarse en un suelo adecuado,
pero la “fuente de agua viva’ que está brotando continuamente y salta para vida
eterna la coloca Dios en el corazón de las personas (4:14).
Cuando el agua viva salta en las personas, las lleva a
nuevos valles de adoración. Dan la espalda a la adoración muerta y carente de
vida, basada en tradiciones de los hombres y en esfuerzos por alcanzar su
propia justicia. Sólo volviéndose a Jesucristo las personas
pueden satisfacer totalmente el deseo de su corazón de
adorar y recibir vida eterna.
VENCER LOS OBSTÁCULOS;
Enfréntese al pecado (Juan 4:15-18).
Aunque la mujer samaritana no entendió plenamente todo
lo que Jesús dijo, tuvo la sensación de que había algo diferente en este
hombre. Le pidió esa agua que curaría su sed y facilitaría su labor (Juan
4:15). Sin embargo, Jesús fue directamente a la parte de su vida que le estaba
manteniendo lejos de la vida eterna.
¿Qué estaba tratando de
lograr Jesús al pedirle a esta mujer que buscara a su marido? El hecho de que ella estaba viviendo con un hombre con
quien no estaba casada, y se había divorciado de otros cinco hombres, indica
una promiscua manera de vivir. Cuando Jesús la confrontó con la verdad de su
vida privada, en realidad estaba ayudándola a enfrentar su pecado y abrir la
puerta al arrepentimiento. Era importante que esta mujer reconociera su pecado
para que pudiera participar del agua viva que Jesús le estaba ofreciendo.
Jesús sabía que la mujer samaritana intentaría evadir
su pecado (Ver. 17), así que le dijo la verdad acerca de su condición exacta
(ver.18). De la misma manera que Jesús conocía el pecado de esta mujer, Él
conoce nuestro pecado hoy. El pecado oculto o no confesado es siempre un
obstáculo para recibir el perdón y otras bendiciones de Dios. El pecado también
obstaculiza la verdadera adoración. Nos engañamos si creemos que podemos
ofrecer verdadera adoración a Dios y al mismo tiempo vivir en desobediencia.
Terminamos ofreciendo a Dios un amor fingido en nuestra adoración que nos guía
a una bancarrota espiritual. Sólo cuando se quita el pecado no confesado es que
comienza la verdadera adoración del Salvador.
VENCER LOS OBSTÁCULOS;
ENFRÉNTESE A LAS TRADICIONES (Juan 4:19-22).
Con la revelación de su pecado, la mujer samaritana se
dio cuenta de que había algo extraordinario en Jesús. Ella se dio cuenta de que
este hombre era profeta (Juan 4:19). Había otra cosa que alejaba a esta mujer
de la verdadera adoración. Era la tradición que estipulaba la mayoría de los
aspectos de su adoración (ver.20). Dicha tradición le exigía que adorara a Dios
en el lugar en el que habían adorado sus antepasados. El lugar de adoración se
había vuelto más importante que la persona a quien adoraba.
Ya sea que la tradición se fundamente en el lugar
adecuado para adorar, o en una manera o estilo de adoración adecuado, las
simples tradiciones siempre obstaculizarán la verdadera adoración. En su
respuesta a la mujer, Jesús le dijo que la ubicación no era el elemento clave
de la verdadera adoración (ver. 21-24).
¿Qué quiso decir Jesús
cuando afirmó que la hora venía cuando las personas no adorarían al Padre “ni
en este monte ni en Jerusalén” (Juan 4:21)? Jesús se refería a una época que cambiaría de modo radical la
manera de adorar de las personas, haciendo referencia probablemente a su
eminente muerte y resurrección, y a la venida del Espíritu Santo. El lugar
donde los hombres adoraran tendría mucho menos importancia luego de la muerte
de Jesús que la había tenido en otros tiempos. La presencia de Dios a partir de
ese momento habitaría en el corazón de las personas en vez de una ubicación
física, como una montaña o un templo. Las personas pueden adorarlo dondequiera
que estén y en el momento que lo decidan.
Jesús acusó a los samaritanos de no saber lo que
adoraban (Ver. 22). Ellos tenían una forma de religión, pero estaba formado por
rituales y ceremonias que se oponían a la relación personal que Dios deseaba.
Jesús también le aseguró que deseaba la salvación de su pueblo, los judíos.
Aunque los judíos sabían a quién adoraban, necesitaban el perdón de sus pecados
tanto como los samaritanos y los demás gentiles.
ADORE EN ESPÍRITU Y EN
VERDAD (Juan 4:23)
Después de tratar aquellos asuntos de la vida de la
mujer samaritana que la alejaban de la verdadera adoración, Jesús le dijo lo
que era la verdadera adoración. En Juan 4:23, Jesús completó la frase “la hora
viene” añadiendo “y ahora es”. ¿Qué es significativo en cuanto a la
afirmación de Jesús “y ahora Es”? A causa de Jesús, la adoración nunca
sería igual. Ya uno tendría que acudir a un lugar específico ni participar en
ritos especiales para adorar a Dios. Jesucristo hizo posible la entrada en la
presencia de Dios en cualquier parte. Jesús quería que la mujer supiera que la
verdadera adoración había tomado una nueva dimensión. Él convirtió el acto de
adoración en una experiencia personal para ella. Esto era algo que ahora ella
podría hacer por sí misma, sin necesidad de esperar que otra persona la guiara
a la adoración. La adoración es una experiencia de “ahora”, cuando quiera y
dondequiera que estemos.
¿Qué significa adorar a Dios
en espíritu? Las personas
fueron creadas como seres de carne y hueso con una naturaleza espiritual. La
verdadera esencia de Dios es de un ser espiritual. Puede entenderse que adorar
a Dios en espíritu significa adorarlo con el espíritu humano. Esta es la parte
del ser humano que refleja con mayor exactitud la imagen de Dios.
Es en este plano espiritual que Dios se comunica y
tiene comunión con nosotros. Hay algunas ocasiones en que no podemos pronunciar
las palabras apropiadas para expresar nuestros sentimientos y, mediante la
adoración en el Espíritu, le damos a conocer nuestras necesidades a Dios
(Romanos 8:26). Cuando adoramos a Dios en espíritu, se forma una unión siempre
creciente que nos lleva a momentos hermosos de comunión con Él. La
importancia de adorar a Dios en espíritu es evidente “porque también el Padre
tales adoradores busca que lo adoren” (Juan 4:23).
¿Qué significa adorar a Dios
en verdad? En su conversación con
la mujer junto al pozo, Jesús la guió progresivamente a que conociera que la
verdadera adoración debía provenir de su espíritu. En Juan 4:24, Jesús indicó
que la verdadera adoración no es sólo en espíritu sino también en verdad.
La verdadera adoración siempre el centro del
ministerio de Jesús. En su humanidad como hijo el siempre nos enseñó a adorar
al Padre. Jesús combatió constantemente las falsas practicas de adoración que
mostraban una comprensión errónea de quién es Dios.
Esta mujer samaritana es sólo un ejemplo de esto.
Aunque se sabe muy poco de las creencias religiosas del pueblo samaritano, la
mayoría de los relatos parecen indicar que tenían un sincretismo que combinaba
elementos de la fe judía con las religiones paganas de los gentiles exiliados
en Samaria por causa de los asirios (2 Reyes 17:27 -32). Los samaritanos
adoraban a Dios, pero no como se revela en la verdad de su Palabra.
Cuando Jesús habló con la mujer junto al pozo, quiso
despertar en ella el deseo de adorar al Dios verdadero tal y como Él se había
revelado en su Palabra. Sin el verdadero conocimiento de Dios que resulta de su
revelación de sí mismo en las Sagradas Escrituras, pudiéramos adorar falsos
dioses. Jesús llevó a la mujer junto al pozo a tomar decisiones basadas en el
conocimiento que Él le dio. Ella llegó a la conclusión de que Jesús era en
realidad el Mesías que iba a venir (ver. 25). En esta ocasión fuera de lo
común, Jesús confirmó la conclusión de ella y públicamente reconoció que era el
Mesías (ver.26).
Quienes reconocen a Jesucristo pueden entrar en la
verdadera adoración, ya que sólo cuando hemos sido limpiados del pecado
mediante la sangre de Jesucristo puede nuestro espíritu tener comunión con un
Dios Santo. Y sólo cuando nos acercamos a Dios a través de el que es la Verdad
–Jesucristo—podemos adorar en verdad.
CONCLUSIÓN
Cuando Jesús se encontró con la mujer junto al pozo,
su propósito era hacer que comprendiera que la verdadera adoración a Dios sólo
podía venir por medio del Mesías mismo. Jesús tocó aspectos de su vida que le
obstaculizaban el camino hacia la verdadera adoración. Debemos preguntar: “¿Qué
cosas en mi vida me impiden ofrecer la adoración verdadera? Podemos vencer esas
cosas reconociendo primeramente que Jesucristo es nuestro Salvador. Luego, a
medida que ponemos en práctica las verdades de la Palabra de Dios, Él nos
mostrará cómo adorar en espíritu y en verdad.
Algunas personas sólo acuden a Dios cuando necesitan
que se les atienda en una situación especial. Sin embargo, Dios desea una
adoración sincera basada en nuestro amor por Él y nuestro deseo de agradarle en
todo lo que sea posible. Quizá necesitemos modificar nuestra forma de
acercarnos para adorar a Dios e incluir más tiempo para meditar en Dios como
nuestro Padre quien desea la comunión y cercanía de sus hijos.
Ahora le pido en el nombre de Jesús que ore por
aquellas personas que usted conoce que no tienen una relación personal con
Dios. Sí usted se ha descuidado en su relación con Dios o sí usted nunca
se a convertido a Él ore ahora y hágalo para que Jesucristo pueda entrar a tu
vida. Sólo Él puede perdonar tus pecados y darte paz. Es así como único podrás
adorarle a Él en espíritu y en verdad. ¡Que Dios te bendiga!
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