CONQUISTANDO
LOS DESIERTOS:
Cada uno de nosotros somos un milagro de Dios; el hecho de que
estemos donde estamos hoy, recibiendo de Su palabra, es porque El ha tenido el
cuidado de traernos por mucho tiempo a que seamos debidamente preparados y lo
seguirá haciendo hasta que alcancemos la estatura del varón perfecto en Cristo
Jesús. Otra detalle que debemos resaltar es que el día en que recibimos a
Cristo como nuestro Señor y Salvador; empezamos a ver todo de una forma
diferente, incluso el cielo nos pareció distinto al que normalmente veíamos;
porque empezamos a ser trasladados de dimensión y todo lo vemos diferente.
De igual forma el pueblo de Dios, cuando salió de Egipto y
llegaron frente al mar Rojo; se detuvieron y creyeron que ahí se había
terminado su historia, porque a sus espaldas venía el ejército de Faraón para
matarlos; pero Dios abrió el mar, a través de Moisés; siguieron viendo cosas
maravillosas y el camino siguió hasta que llegaron al desierto donde estarían
por mucho tiempo hasta que llegaran a estar preparados para entrar a la tierra
de Canaán. Es lo mismo que ha sucedido con nuestra vida; un día salimos del
mundo y empezamos a pasar el desierto; pero para ese efecto, es necesario
analizar algunos puntos, para pasar el desierto.
CON PASTOR: Necesitamos un pastor que nos guie en medio del desierto; no un predicador, sino un pastor que nos de la guianza y no solamente la instrucción.
CON CAMELLOS : Podemos decir que son figura de los cinco ministerios, con los
cuales seremos nutridos espiritualmente hablando, con una dieta balaceada.
MUERTOS: José
salió de Egipto juntamente con todo el pueblo de Israel y pasó el desierto sin
que se opusiera a nada de lo que pasaba; nada le molestó. Eso nos enseña que
para pasar el desierto sin ningún problema, debemos morir a nosotros mismos, a
nuestros afanes de este mundo; y como consecuencia no tendremos problemas a
atravesar el desierto.
¿Qué es eso que sube del desierto como columnas de humo, con
perfume de mirra e incienso, con todos los polvos aromáticos del mercader?
(Cantares 3:6 LBLA)
En este verso está hablando de la Iglesia; con aroma de mirra,
figura del sufrimiento en medio del desierto. Podemos decir que necesitamos
pasar por el desierto antes de que seamos arrebatados.
EL PADRE COMO PASTOR
Mas a su pueblo lo sacó como a ovejas, como a rebaño los condujo
en el desierto... (Salmos 78:52 LBLA)
El Padre condujo a Su pueblo como ovejas por el desierto. Lo interesante
de lo que sucedió con Israel, es que el camino que les iba llevar de Egipto a
Canaán, era de once días, pero se les convirtió en cuarenta años. A veces,
dependerá de nosotros, el tiempo que estemos en el desierto, por la forma en la
que asimilemos la enseñanza que Dios quiere que aprendamos en medio del
desierto.
EL HIJO COMO PASTOR
¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de
ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió,
hasta encontrarla? (Lucas 15:4 RV 1960)
Es interesante que el Hijo, siendo el buen pastor y que Su vida da
por Sus ovejas; las deja en el desierto, para que se cumpla en ellas el
propósito de purificación, previo a un cambio de dimensión.
EL ESPÍRITU SANTO COMO PASTOR
El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que
desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.
(Isaías 63:14 RV 1960)
La Biblia nos enseña que dentro de nosotros existe el viejo
hombre, que a veces podría convertir se en un ogro; el cual es al que debemos
anular de nuestra vida.
EL DESIERTO ES UNA PREPARACION(Cuando es de Dios)
A veces pensamos que en la preparación nos puede ir bien, sin
embargo cuando vemos la preparación de algunos personajes de la Biblia, podemos
ver que hubo sufrimiento; principalmente cuando nos ponemos en problemas en
forma automática, sin que nos estuvieran llamando a pasar por algún tipo de
situaciones; en ese momento es cuando se convierte en cuesta arriba estar en el
desierto porque no fue un traslado por Dios, sino por nuestra negligencia.
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser
tentado por el diablo. (Mateo 4:1 LBLA)
Existen desiertos en nuestra vida, en los cuales, Dios nos quitará
algo que nos está haciendo daño, y ese cambio nos podría hacer sentir
desubicados, quizá desprotegidos. Sin embargo, Dios tiene cuidado de nosotros como
lo hizo con Israel: una columna de fuego en noche para protegernos del frio y
una nube en el día para protegernos del sol; no permitirá que muramos a medio
desierto.
Y sucedió que mientras Aarón hablaba a toda la congregación de los
hijos de Israel, miraron hacia el desierto y, he aquí, la gloria del SEÑOR se
apareció en la nube. (Éxodo 16:10 LBLA)
Ciertamente existe el desierto y en algún momento de nuestra vida
podemos estar en medio de él; pero es en el desierto donde veremos la mano de
Dios de una mejor forma.
Y el ángel del SEÑOR la encontró junto a una fuente de agua en el
desierto, junto a la fuente en el camino de Shur, y le dijo: Agar, sierva de
Sarai, ¿de dónde has venido y a dónde vas? Y ella le respondió: Huyo de la
presencia de mi señora Sarai. Y el ángel del SEÑOR le dijo: Vuelve a tu señora
y sométete a su autoridad. (Génesis 16:7-9 LBLA)
Agar fue una persona que se auto invitó a estar en el desierto
porque estaba huyendo de su autoridad; Sara, quien le daba un mal trato. A
veces vivimos tiempos en los que sentimos que nuestra autoridad nos ha tratado
mal y queremos huir, tanto de lo secular como en la Iglesia; y lo que debemos
hacer es volver con la autoridad que Dios ha puesto sobre nuestra vida y
discernir el por qué del trato que nos están brindando, porque puede ser parte
de un desierto que debemos atravesar para formar nuestro carácter.
CRISTO ES EL MOTIVO DE NUESTRA ADORACIÓN
Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le
dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme
fiesta en el desierto. (Éxodo 5:1 RV 1960)
El hecho de que estemos en desierto, no significa que no alabemos
y adoremos a Dios. En el desierto es cuando más deberíamos buscar el rostro del
Señor. Cuando buscamos escuchar la voz de Dios; resulta que de la forma como
menos lo pensamos, así nos hablará, pero sin olvidar que debemos celebrarle
fiesta a Jehová en el desierto.
Pero ninguno dice: "¿Dónde está Dios mi Hacedor, que inspira
cánticos en la noche... (Job 35:10 LBLA)
La noche es figura de la prueba; pero en medio de la prueba, Dios
nos puede llenar de cantos de diferente índole; aunque eso no significa que
debemos acostumbrarnos a estar en el desierto, porque el desierto es solamente
un lugar de preparación para que al completarlo, podamos seguir avanzando. Por
eso es que Dios no permitió que Moisés le construyera un templo en el desierto;
el tabernáculo de Moisés era movible, porque debían avanzar hasta salir del
desierto.
Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su
mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. (Éxodo
15:20 RV 1960)
Es interesante que todas las mujeres tuvieran panderos, pero lo
tenían guardado, porque eran esclavas y lo pudieron usar hasta que fueron
libertadas y entonces celebraron fiesta a Jehová y hubo danza también.
EN EL DESIERTO SE SIRVE
...y dile: Jehová el Dios de los hebreos me ha enviado a ti,
diciendo: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva en el desierto; y he aquí que
hasta ahora no has querido oír. (Éxodo 7:16 RV 1960)
El desierto es un lugar para que recapacitemos y le sirvamos a
Dios en todo momento; no obstante también nos llegará la prueba; porque es
necesario que nos preparen, estando todas las áreas de nuestra vida.
EN EL DESIERTO SE OFRENDA
Camino de tres días iremos por el desierto, y ofreceremos
sacrificios a Jehová nuestro Dios, como él nos dirá. (Éxodo 8:27 RV 1960)
Cuando estamos en el desierto, es cuando mejor aprendemos a
ofrendarle a Dios y aprendemos a diezmar con todo el corazón. La viuda que
menciona la Biblia; tuvo que vivir una experiencia extraordinaria para ser
trasladada de dimensión; con un poquito de aceite y harina, pudo comer ella, su
hijo y el profeta Elías durante tres años; pero quizá si hubiera tenido mucho
aceite y harina, no hubiera experimentado el milagro de la sobreabundancia.
EN EL DESIERTO ENCONTRAMOS EL LLAMAMIENTO
Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la
zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. (Éxodo 3:4 RV 1960)
En medio del desierto encontraremos el llamamiento y la
sobrenaturalidad en nuestra vida; porque a pesar de que no veamos la provisión
material; no nos faltará nada para vivir; porque Dios no nos dejará morir; El
puede multiplicar las pocas cosas que tenemos; hasta que pasemos el desierto.
Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra
Moisés y contra Aarón en el desierto. (Éxodo 16:2 LBLA)
Uno de los problemas que se pueden presentar en el desierto es la
murmuración contra nuestras autoridades. Lamentablemente es tan fácil caer en
ese error; y a veces no sabemos que la murmuración es como un veneno a nuestra
vida que nos puede destruir silenciosamente.
El anduvo por el desierto un día de camino, y vino y se sentó bajo
un enebro; pidió morirse y dijo: Basta ya, SEÑOR, toma mi vida porque yo no soy
mejor que mis padres. (1 Reyes 19:4 LBLA)
Tenemos la bendición de que Dios no siempre accede a todas
nuestras oraciones; porque en tal caso, hubiera atendido la petición de Elías
cuando le pidió que lo matara. A veces, llegamos delante de Dios estando en el
desierto y le pedimos que nos lleve con El; sin comprender que no ha llegado
nuestro tiempo; sin comprender que el propósito por el cual aun estamos en la
tierra, no ha concluido; cometemos el error de pensar solamente en nuestra
conveniencia y nos olvidamos de la comisión que Dios nos ha encomendado.
PELIGROS EN EL DESIERTO
Y Moisés apacentaba el rebaño de Jetro su suegro, sacerdote de
Madián; y condujo el rebaño hacia el lado occidental del desierto, y llegó a Horeb,
el monte de Dios. (Éxodo 3:1 LBLA)
En el desierto nos encontraremos con el monte de Dios, y es ahí
donde nos entregaran a nuestra familia; porque estando en el desierto podría
llegar la mano de un hermano con el que no teníamos comunión, con el que quizá
un día, tuvimos algunas diferencias; pero llegó el momento de volver a la
reconciliación con nuestra familia consanguínea y espiritual.
En el desierto morará el derecho, y la justicia habitará en el
campo fértil. (Isaías 32:16 LBLA)
En el desierto se encuentra el derecho y esto nos habla de
gobierno. El peligro de que nos hagan una injusticia es que nos podamos amargar
y eso hará que sintamos que se vuelva más tiempo la estadía en el desierto.
Tú aplastaste las cabezas de Leviatán; lo diste por comida a los
moradores del desierto. (Salmos 74:14 LBLA)
En el desierto Dios le aplastó la cabeza al Leviatán; mientras
nosotros estamos en los desiertos, Dios pelea la batalla por nosotros.
Cuando la capa de rocío se evaporó, he aquí, sobre la superficie
del desierto había una cosa delgada, como copos, menuda, como la escarcha sobre
la tierra. (Éxodo 16:14 LBLA)
En el desierto nos cambiaran de dieta espiritual para nutrir
nuestra vida adecuadamente y que podamos avanzar.
A veces en el desierto creemos que estamos solos; porque veremos
que aquellos que eran nuestros amigos, nos darán la espalda; pero a la vez,
será cuando Dios empiece a formar nuestro carácter, por medio de la
humillación. El desierto nos sirve para ponernos a cuentas con Dios por
aquellas cosas que hicimos y que desagradamos Su corazón; pero es el lugar
donde se aprende humildad.
El pozo que cavaron los jefes, que los nobles del pueblo hicieron
con el cetro y con sus báculos. Y desde el desierto fueron a Mataná. (Números
21:18 LBLA)
En el desierto Dios nos abre pozos y fuentes, de tal manera que no
moriremos, porque el desierto no es para matarnos, sino para que nos preparemos
al encuentro con Dios. Si alguien no quiere el desierto, puede optar al horno
de fuego siete veces calentado, donde se queman las ataduras para que podamos
caminar libremente y como consecuencia podamos ser llenos del Espíritu Santo.
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