miércoles, 12 de marzo de 2014

EL DIOS DE TODA GRACIA


EL DIOS DE TODA GRACIA
15 febrero 1995
1a. Pedro 5: 6-11

            Para principiar, diremos que  como cristianos, como hijos de Dios, nos encontramos en medio de un proceso de restauración de nuestra vida.  Esa restauración se inició en el momento que reconocimos al Señor Jesucristo como nuestro Salvador, o sea que se hizo la luz como en Génesis, pero muchas cosas se encontraban desordenadas.  En medio de ese proceso, la tribulación o sufrimiento juega un papel muy importante, ya que por medio de eso obtenemos experiencias que nos van formando y preparando de una forma que agrade a Dios.  No es que la salvación o la perfección se compren con el sufrimiento, pero éste último es definitivamente importante.

En Oseas 2:14, vemos que el Señor llevará a su amada al desierto y allí le hablará al corazón. La verdad de Dios es dada a nuestro corazón, en medio de la tribulación y de la angustia.


Todo cristiano es probado por medio del fuego, con el propósito que todo lo que es de Dios (oro, plata y  piedras preciosas) permanezca; lo que es ajeno a El (madera, heno y hojarasca) sea destruido, de tal manera que el cristiano sea purificado.  En Ap. 2:10 dice que la tribulación será por "un poco de tiempo". Dios sabe cual es el tiempo necesario para  que se cumpla su propósito.  A Abraham le fueron necesarios 25 años, a Moisés 40 años, y de esa forma, cada uno tendrá lo conveniente.

En este estudio, vemos que en los momentos de tribulación es el Dios de TODA gracia quien actúa.  En esos momentos  es cuando necesitamos a un Dios de misericordia, de toda gracia (las "Gracias" de Dios son muchas), El no es un Dios apaleador o con mano de hierro.

Tal y como nos lo deja ver en la Palabra, ocurren cosas hermosas cuando se halla gracia delante de Dios:

§  Se salva la familia (Noé);
§  le dan el mejor lugar (Ester);
§  participa de la mesa del Señor (Ruth).    
           
Debemos, entonces, acercarnos al Dios de gracia, ya que El es quien restaura, afirma, fortalece, y establece, pero todo ello lo hace a su tiempo.  El Señor es el que tiene el poder de presentarnos adecuadamente delante del Padre (Judas 24-25) pero nos prepara por medio del sufrimiento.  Para ser presentados delante del Señor deben cumplirse los pasos siguientes:

RESTAURAR
Esto es lo primero que El cumple en nuestra vida, a fin de presentarnos delante del Padre.  En Mat. 4:18-21, el Señor llamó a su discipulado a dos grupos de personas, unos que echaban las redes y otros que remendaban las redes. Esto es evangelismo y discipulado. La palabra restaurar y remendar, son en griego el mismo término katartizo= equipar completamente y llegar a ser perfecto. Esto es lo que el Señor quiere hacer con nosotros. Antes de comentar lo que va a ser restaurado, es fundamental que hagamos algunas observaciones:

Para ser restaurado, antes hay que reconocer que se necesita de la restauración.  Eso solo ocurre si nos humillamos y reconocemos nuestra situación de ruina.  Nadie puede ser restaurado si antes no es destruido. El que ya ha pasado tribulación es el que tiene misericordia, como Bernabé (hijo de la consolación), compartió esa consolación con Pablo, Juan Marcos y seguramente  con muchos otros.

Ahora veamos,  qué hay que restaurar? Que es lo que el Señor quiere restaurar en nosotros?                 

1.  LAS REDES : Mateo 4
El Señor llamó a unos hombres que se encontraban restaurando las redes. Esto representa que la restauración que Dios hará, es en evangelismo, pero no en el Departamento de Evangelismo de las iglesias, sino en  cada uno de los cristianos en su función evangelística. Todos hemos sido llamados a predicar las buenas nuevas de salvación y no necesariamente en una campaña, en un estadio o desde un púlpito, sino con nuestra vida, con nuestro testimonio, con nuestro actuar diario.   
Estando restaurados, podemos restaurar y discipular a otros.  Pero es triste reconocer que así como una red rota deja salir a los peces, algunas veces actuamos de forma que aquellos que han sido llamados por el Señor se alejan lastimados por nuestras actitudes y forma de vivir.  Debemos evaluar cómo estamos viviendo y darnos cuenta si nuestra red está rota o no.  De ser así estamos urgentemente necesitados de esa restauración del Dios de toda gracia.

2.   LA ALABANZA : Mateo 21:16
Esta restauración es muy importante porque no solamente se refiere a la perfección de la alabanza, sino también a los que alaban.  Según este verso,la restauración la efectúa el Señor por medio de los niños y de los que maman.  Esta es una enseñanza maravillosa porque no se refiere a niños cronológicos, sino a la condición del corazón.  Es decir que el Señor restaurará la alabanza en aquellos que tienen un corazón puro, sin malicia, tierno, confiado.  Un niño es alguien que se deja conducir, y confía en su padre. De la misma forma Dios quiere que nos dejemos guiar por su Espíritu Santo.   Recordemos que la palabra que identifica al Espíritu Santo es SHADAI, también  significa "el pecho que amamanta" o sea que al decir que "de la boca de los que maman" se refiere a aquellos que están en íntima relación con el SHADAI.  Los niños son los que se dejan guiar sin objetar, se dejan llevar por el Espíritu sin pensar mucho en el "que dirán" o en el "como se verá".

Será resturada la alabanza y los alabadores que tengan inocencia y pureza en su corazón, y no aquellos que son "cristianos profesionales".  (Es muy diferente ser un profesional cristiano).

La leche espiritual, no adulterda, se refiere a la Palabra ungida, a la doctrina, la cual se recibe sin recelo, sin analizarla humanamente, y se pone en práctica.

3. A LA ESTATURA DE CRISTO: Lucas 6:4O             

El Señor Jesucristo es nuestro Maestro.  Al ser restaurados por Dios, llegaremos a ser semejantes a El (Ef. 4:13) en la totalidad de su enseñanza. En Fil.1:6 tenemos la promesa de Dios que nuestra alma será restaurada y que seremos llevados a la perfección en la cual fuimos creados.  Sin embargo recordemos que el Día del Señor puede ser, incluso, la gran tribulación.

Tenemos dos opciones:
            -permitir que se nos restaure rindiéndo nuestra voluntad  AHORA.
            -ser restaurados como cumplimiento extremo de la palabra de  Dios (aún en la gran tribulación)


Dios nos ha dejado coberturas, ministros que nos dan a conocer su Palabra y de los cuales debemos aprender. En cumplimiento de Heb. 13:7, acordémonos de ellos, consideremos los frutos que el Señor les ha permitido dar, e imitemos la fe que ha fructificado en ellos.  Busquemos la restauración.

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