martes, 22 de agosto de 2017

Jesucristo, Sacerdote y Ofrenda

Jesucristo, Sacerdote y Ofrenda
(Heb 10:12)

Introducción:
Cuando Adán y Eva estaban en el huerto del Edén tenían una comunión perfecta con Dios pues su espíritu era puro y no conocían pecado. Después de la caída, Dios los vistió con pieles de animales, las cuales entendemos que fueron sacadas de un sacrificio y esto les enseñó que la única manera de atraer su presencia iba a ser a través del levantamiento de altares y de sacrificios de animales donde se derramaría la sangre de un inocente (Gen 3:21), lo cual encajaba perfectamente con la promesa de redención descrita en Génesis 3:15 donde leemos que de la simiente de la mujer se levantaría uno que heriría al enemigo de nuestras almas en la cabeza, pero que éste lo heriría en el calcañar.
Con esto se dio origen al sacerdocio levítico (que era una figura del sacerdocio eterno que habría de venir), en el cual solo se cubrían (no se borraban) los pecados por medio de sacrificios de corderos, tanto para el sumo sacerdote, como para el pueblo.
Todo esto apuntalaba al verdadero sacrificio que había a venir para reconciliar no solo las cosas que están en la tierra sino las que están en los cielos (Col 1:20) y a nuestro Dios le agradó que esa reconciliación se llevara a cabo a través de Cristo (Jn 3:16), nuestro único y suficiente salvador, el cual había sido preparado como el Cordero de Dios desde antes de la fundación del mundo (1 P 1:20) y al cual Dios nombraría Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, porque en toda la creación no había otro cordero sin mancha, sin pecado y perfecto capaz de ser El mismo el sacerdote y la ofrenda.

Desarrollo:
Cuando vino la ley vino también el conocimiento del pecado. El propósito de la ley entonces no era que el hombre se salvara por medio de ella porque por medio de la ley nadie ha sido justificado delante de Dios (Rom 3:20, Heb 7:19)). Este sacerdocio solo duraría hasta el tiempo de reformar todas las cosas (Heb 9:9-10). El sacerdocio levítico era imperfecto puesto que estaba constituido por hombres débiles, pecadores y mortales y que tampoco podía hacer perfectos a los santificados, por eso se hacía necesario que viniera un cambio de sacerdocio y de ley que abrogaran el sacerdocio y la ley antigua.


Jesucristo, el Sacerdote perfecto:
En el sacerdocio levítico los sacerdotes eran hombres débiles (Heb 7:27-28) quienes antes de ofrecer un sacrificio por el pueblo, debían ofrecer uno por ellos mismos. No estaban en la capacidad de ofrecer la ofrenda perfecta que había de venir puesto que ellos mismos eran imperfectos, por eso la escritura dice que nos convenía uno que fuera santo, inocente, sin mancha, aparatado de los pecadores, hecho más sublime que los cielos (Heb 7:26-27).
Además de esto eran mortales, necesitaban una sucesión sacerdotal, pero con Cristo no hay necesidad de esto puesto que El es inmortal, hecho sumo sacerdote para siempre (Heb 7:21). El sacerdote levita debía presentarse muchas veces con sangre ajena, pero Cristo se presentó una sola vez y con esa ofrenda hizo perfectos a los santificados (Heb 10:12). El sacerdocio levítico no fue instituido con juramento pero El, por un juramento del que le dijo: "Tu eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec (Heb 7:21). El Señor Jesucristo es mediador de un mejor pacto establecido sobre mejores promesas puesto que su sacrificio sí borró nuestros pecados para siempre (Heb 8:12) y la nueva ley (la del Espíritu) está siendo escrita ya no en tablas como en el antiguo pacto, sino en nuestros corazones y puesta en nuestras mentes, para que sea efectiva (Heb 8:10). Nuestro sumo sacerdote no entró al tabernáculo hecho de manos sino al mismo cielo llevando su propia sangre y dejando abierto el camino al lugar santísimo (Mt 27:51) para que nosotros pudiéramos entrar por medio de la sangre de Cristo. El sumo sacerdote del antiguo pacto podía entrar una vez al año al lugar santísimo. Nuestro Señor entró una vez para siempre habiendo obtenido redención eterna (Heb.9:12).
La función del sumo sacerdote era ofrecer las ofrendas por su pecado y el del pueblo. Nuestro Señor por medio del Espíritu eterno se ofreció asimismo sin mancha a Dios (Heb.9:14). Vemos entonces que Melquisedec fue el sumo sacerdote que ofreció la ofrenda perfecta que era El mismo y llevó su propia sangre al tabernáculo no hecho de manos en los cielos.

Jesucristo la Ofrenda perfecta:
La Biblia nos habla de diferentes sacrificios que se hacían en el antiguo pacto como el sacrificio de la expiación, el sacrificio por el pecado, los sacrificios de paz, etc., los cuales eran figura de lo que Cristo vendría a hacer, pues en El se cumplieron todos ellos, sin embargo en este estudio estaremos detallando únicamente dos, los cuales se ofrecían en el día de la expiación descritos en Levítico 16. Estos sacrificios no borraban los pecados, como lo explicamos anteriormente, solo los cubrían, por eso la escritura dice: "---sacrificio y ofrenda no quisiste, por eso me preparaste cuerpo. Entonces dije: He aquí yo vengo oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mi."
La escritura nos dice en (Lev1:1-13) que Aarón tomaría de la congregación de los hijos de Israel ofrenda de animales del ganado o del rebaño. Que debía ser un macho sin defecto. Cristo cumplió con eso pues El es el Cordero de Dios señalado por Juan el Bautista (Jn 1:29, Lc. 23:4, Jn 18:38, 1 Pe. 2:22, He. 4:15, 2 Co. 5:21).
...He aquí niño os es nacido... (Is.9:6, 53:3; Jn.19:5). Isaías también compara al Mesías con un cordero (Is. 53:7) .
(Lev. 4:4, 7:2, 16:27) La escritura describe cómo la ofrenda era sacrificada a la puerta de el tabernáculo de reunión, pero el cordero era sacrificado al lado norte del altar del sacrificio. Lo asombroso es que nuestro Jesús fue sacrificado afuera de las puertas de la ciudad, al lado norte del altar del sacrificio, ya que el verdadero Gólgota se encuentra al lado norte entre las puertas del pescado y las ovejas (He.13:12).
A la ofrenda le eran impuestas las manos para que cargara el pecado del pueblo Lev. 16:21 de la misma manera Jesucristo llevo nuestros pecados (Is.53:5, 12; 1Pe. 2:24) luego de sacrificada la ofrenda, la sangre era llevada al lugar Santísimo (Lev.4:4, 16:14), así también Jesucristo nuestro Señor se presentó en el lugar Santísimo del cielo, (Ro.3:25, He10:19, 12:24, Mt.12:24, Jn. 20).
Luego se hacia el holocausto (hebreo ohla que significa sacrificio, totalmente quemado, ascender) se quemaba la victima por completo la cual era agradable aroma ante Dios el Padre (Lev 1:9), también el cordero pascual era asado (Ex 12:8), así mismo nuestro Señor Jesucristo cumplió con esta parte del sacrifico descendiendo al lago de fuego.
Vemos que después de ser degollado el cordero, era quemado completamente sobre el altar (Lev 4:4,11-12).Esto se cumple en Jesús pues derramó toda su sangre en la cruz del calvario, hasta la última gota (Jn 19:34). Su sufrimiento lo podemos ver prefigurado en los salmos 88 y 22 e Isaías 53 donde se describe tanto su sacrificio en la cruz como su resurrección, (Mt 27:46) Mateo describe su separación de Dios a causa del pecado, por eso expresa: "Padre, ¿por qué me has desamparado?"
El macho cabrío escogido para poner sobre él todos los pecados del pueblo y que posteriormente era llevado al desierto, debía ser presentado vivo delante de Jehová (Lev 16:10). Nuestro Señor Jesucristo también fue presentado vivo delante del Padre antes de descender al lago de fuego para ser totalmente quemado hasta convertirse en cenizas. Esto significa que fue levantado de la muerte para ser lanzado vivo al lago de fuego y experimentar la segunda muerte, para que nosotros los que hemos creído en El no vayamos a ese lugar de donde ya no hay retorno. Esto lo podemos ver descrito en el salmo 69:14-15 "Sácame del cieno y no me dejes hundir; sea yo librado de los que me odian y de lo profundo de las aguas. No me cubra la corriente de las aguas, ni me trague el abismo, ni el pozo cierre sobre mí su boca." En el libro de Efesios 4:9, la Biblia dice que El descendió a las profundidades de la tierra. Hebreos 10:5 nos dice que le fue preparado un cuerpo para poder presentarse como la ofrenda de expiación por nuestros pecados. Zacarías 3:1-2 nos enseña que Jesús en el momento de presentarse delante del Padre, fue reconocido como un tizón arrebatado del fuego.. El salmo 139:16 dice que su cuerpo fue entretejido en las profundidades de la tierra y esto nos está hablando del cuerpo que tendría al resucitar. Job expresa: "Yo sé que mi redentor vive, y que al final se levantará de las cenizas." (Job 19:25).
De esta manera, el Señor Jesucristo cumplió con el sacrificio perfecto y aplacó totalmente y para siempre la ira de Dios, la cual ya no nos alcanzará por cuanto estamos en Cristo y ya no hay condenación para nosotros (Ro 8:1)
Luego de ejecutado el sacrificio, el Señor resucitó glorioso y recuperó la gloria que antes tenía con el Padre (Jn 17:5). Ahora está sentado a la diestra del Padre esperando hasta que todos sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies (1Co.15:25, Heb.1:3) y de día y de noche intercede por nosotros (Heb.7:25) para que regresemos a El porque ha preparado moradas para nosotros.

Conclusiones:
En esto vemos el amor de Dios que de tal manera nos amó que nos dio a su unigénito hijo para que al creer en El seamos salvos de la segunda muerte.
Intentar conocer la magnitud del sacrificio de Nuestro Señor Jesús, implica también conocer (Gr. ginosko), entender y explicar lo que El le dijo a sus discípulos, que la ley, los salmos y los profetas hablaban de El, apuntándolo como el Mesías y el Cordero. El entender que el sacrificio fue más allá de la cruz, abre un panorama muy distinto que cambia nuestra vida como cristianos. Meditar sobre el holocausto, cómo el Rey de reyes, el vencedor, el que nunca conoció pecado ni derrota vino a sufrir la angustia, angustia hasta la muerte, y a padecer, a derramar su preciosa Sangre por cada uno de nosotros, es la esencia de nuestra salvación, por lo que Pablo dijo yo predico a Cristo y al Cristo Crucificado.


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