CONQUISTANDO LOS DESIERTOS
(1Co.10:1-12)
Cada uno de nosotros somos un
milagro de Dios; el hecho de que estemos donde estamos hoy, recibiendo de Su
palabra, es porque Él ha tenido el cuidado de traernos por mucho tiempo a que
seamos debidamente preparados y lo seguirá haciendo hasta que alcancemos la
estatura del varón perfecto en Cristo Jesús. Otra detalle que debemos resaltar
es que el día en que recibimos a Cristo como nuestro Señor y Salvador; todavía
no percibimos el cambio que se suscitó en nosotros que fue el traslado de las
tinieblas a su reino; y tampoco comprendemos aún que hay mucho por caminar y
desiertos que pasar hasta llegar a la tierra prometida.
De igual forma el pueblo de
Dios, cuando salió de Egipto y llegaron frente al mar Rojo; se detuvieron y
creyeron que ahí se había terminado su historia, porque a sus espaldas venía el
ejército de Faraón para matarlos; pero Dios abrió el mar, a través de Moisés; siguieron
viendo cosas maravillosas y el camino siguió hasta que llegaron al desierto
donde estarían por mucho tiempo hasta que llegaran a estar preparados para
entrar a la tierra de Canaán. Es lo mismo que ha sucedido con nuestra vida; un
día salimos del mundo y empezamos a pasar el desierto; pero para ese efecto, es
necesario analizar algunos puntos, para pasar el desierto.
PASTOR: Necesitamos un pastor que nos ayude o nos conduzca a cruzar desierto; no un predicador, sino un
pastor que nos guie y no solamente nos instruya. Que nos enseñe a entender cosas que son
desconocidas para nosotros y que en el camino vamos comprendiendo, aprendiendo,
conociendo lo que Dios quiere para nuestras vidas.
CAMELLOS: Podemos decir que son figura de los cinco ministerios, con los
cuales seremos nutridos espiritualmente hablando, con una dieta balanceada. Si no fuera por eso que sería de nosotros, no
tendríamos cobertura ni sería salvo nuestro ser integral.
MORIR: Josué salió de Egipto juntamente con todo el pueblo de Israel y
pasó el desierto sin que se opusiera a nada de lo que pasaba; nada le molestó.
Eso nos enseña que para pasar el desierto sin ningún problema, debemos morir a
nosotros mismos, a nuestros afanes de este mundo; y como consecuencia no tendremos
problemas a atravesar el desierto.
Cantares 3:6 (LBLA)¿Qué es eso
que sube del desierto como columnas de humo, con perfume de mirra e incienso,
con todos los polvos aromáticos del mercader?
En este verso está hablando de
la Iglesia; con aroma de mirra, figura del sufrimiento en medio del desierto.
Podemos decir que necesitamos pasar por el desierto antes de que seamos
arrebatados.
EL PADRE COMO PASTOR
Mas a su pueblo lo sacó como a
ovejas, como a rebaño los condujo en el desierto... (Salmos 78:52 LBLA)
El Padre condujo a Su pueblo
como ovejas por el desierto. Lo interesante de lo que sucedió con Israel, es
que el camino que les iba llevar de Egipto a Canaán, era de once días, pero se
les convirtió en cuarenta años. A veces, dependerá de nosotros, el tiempo que
estemos en el desierto, por la forma en la que asimilemos la enseñanza que Dios
quiere que aprendamos en medio del desierto.
EL HIJO COMO PASTOR
¿Qué hombre de vosotros,
teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el
desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? (Lucas 15:4 RV 1960)
Es interesante que el Hijo,
siendo el buen pastor y que Su vida da por Sus ovejas; las deja en el desierto,
para que se cumpla en ellas el propósito de purificación, previo a un cambio de
dimensión.
EL ESPÍRITU SANTO COMO PASTOR
El Espíritu de Jehová los
pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu
pueblo, para hacerte nombre glorioso. (Isaías 63:11-14 RV 1960)
Si no hubiera sido porque el
Espíritu Santo nos pastoreo en el desierto, hubiéramos perecido también, porque
él nos reconocía como sus hijos desde la eternidad es siempre, aunque no nos
reconociera nuestro padre Abraham ni tampoco Israel.
EL DESIERTO ES UNA PREPARACION (Cuando
es de Dios)
A veces pensamos que en la
preparación nos puede ir bien, sin embargo cuando vemos la preparación de
algunos personajes de la Biblia, podemos ver que hubo sufrimiento;
principalmente cuando nos ponemos en problemas en forma automática, sin que nos
estuvieran llamando a pasar por algún tipo de situaciones; en ese momento es
cuando se convierte en cuesta arriba estar en el desierto porque no fue un
traslado por Dios, sino por nuestra negligencia.
Entonces Jesús fue llevado por
el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. (Mateo 4:1 LBLA)
Existen desiertos en nuestra
vida, en los cuales, Dios nos quitará algo que nos está haciendo daño, y ese
cambio nos podría hacer sentir desubicados, quizá desprotegidos. Sin embargo,
Dios tiene cuidado de nosotros como lo hizo con Israel: una columna de fuego en
noche para protegernos del frio y una nube en el día para protegernos del sol;
no permitirá que muramos a medio desierto.
Y sucedió que mientras Aarón
hablaba a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el
desierto y, he aquí, la gloria del SEÑOR se apareció en la nube. (Éxodo 16:10
LBLA)
Ciertamente existe el desierto
y en algún momento de nuestra vida podemos estar en medio de él; pero es en el
desierto donde veremos la mano de Dios de una mejor forma.
Y el ángel del SEÑOR la
encontró junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente en el
camino de Shur, y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde has venido y a
dónde vas? Y ella le respondió: Huyo de la presencia de mi señora Sarai. Y el
ángel del SEÑOR le dijo: Vuelve a tu señora y sométete a su autoridad. (Génesis
16:7-9 LBLA)
Agar fue una persona que se
auto invitó a estar en el desierto porque estaba huyendo de su autoridad; Sara,
quien le daba un mal trato. A veces vivimos tiempos en los que sentimos que
nuestra autoridad nos ha tratado mal y queremos huir, tanto de lo secular como
en la Iglesia; y lo que debemos hacer es volver con la autoridad que Dios ha
puesto sobre nuestra vida y discernir el porqué del trato que nos están dando,
porque puede ser parte de un desierto que debemos atravesar para formar nuestro
carácter.
CRISTO ES EL MOTIVO DE NUESTRA
ADORACIÓN
Después Moisés y Aarón entraron
a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja
ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto. (Éxodo 5:1 RV 1960)
El hecho de que estemos en
desierto, no significa que no alabemos y adoremos a Dios. En el desierto es
cuando más deberíamos buscar el rostro del Señor. Cuando buscamos escuchar la
voz de Dios; resulta que de la forma como menos lo pensamos, así nos hablará,
pero sin olvidar que debemos celebrarle fiesta a Jehová en el desierto.
Pero ninguno dice: "¿Dónde
está Dios mi Hacedor, que inspira cánticos en la noche... (Job 35:10 LBLA)
La noche es figura de la
prueba; pero en medio de la prueba, Dios nos puede llenar de cantos de
diferente índole; aunque eso no significa que debemos acostumbrarnos a estar en
el desierto, porque el desierto es solamente un lugar de preparación para que
al completarlo, podamos seguir avanzando. Por eso es que Dios no permitió que
Moisés le construyera un templo en el desierto; el tabernáculo de Moisés era
movible, porque debían avanzar hasta salir del desierto.
Y María la profetisa, hermana
de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de
ella con panderos y danzas. (Éxodo 15:20 RV 1960)
Es interesante que todas las
mujeres tuvieran panderos, pero lo tenían guardado, porque eran esclavas y lo
pudieron usar hasta que fueron libertadas y entonces celebraron fiesta a Jehová
y hubo danza también.
EN EL DESIERTO SE SIRVE
...y dile: Jehová el Dios de
los hebreos me ha enviado a ti, diciendo: Deja ir a mi pueblo, para que me
sirva en el desierto; y he aquí que hasta ahora no has querido oír. (Éxodo 7:16
RV 1960)
El desierto es un lugar para
que recapacitemos y le sirvamos a Dios en todo momento; no obstante también nos
llegará la prueba; porque es necesario que nos preparen, estando todas las
áreas de nuestra vida.
EN EL DESIERTO SE OFRENDA
Camino de tres días iremos por
el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, como él nos dirá.
(Éxodo 8:27 RV 1960)
Cuando estamos en el desierto,
es cuando mejor aprendemos a ofrendarle a Dios y aprendemos a diezmar con todo
el corazón. La viuda que menciona la Biblia; tuvo que vivir una experiencia
extraordinaria para ser trasladada de dimensión; con un poquito de aceite y
harina, pudo comer ella, su hijo y el profeta Elías durante tres años; pero
quizá si hubiera tenido mucho aceite y harina, no hubiera experimentado el
milagro de la sobreabundancia.
EN EL DESIERTO ENCONTRAMOS EL
LLAMAMIENTO
Viendo Jehová que él iba a ver,
lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió:
Heme aquí. (Éxodo 3:4 RV 1960)
En medio del desierto
encontraremos el llamamiento y la sobrenaturalidad en nuestra vida; porque a
pesar de que no veamos la provisión material; no nos faltará nada para vivir;
porque Dios no nos dejará morir; El puede multiplicar las pocas cosas que
tenemos; hasta que pasemos el desierto.
Y toda la congregación de los
hijos de Israel murmuró contra Moisés y contra Aarón en el desierto. (Éxodo
16:2 LBLA)
Uno de los problemas que se
pueden presentar en el desierto es la murmuración contra nuestras autoridades.
Lamentablemente es tan fácil caer en ese error; y a veces no sabemos que la
murmuración es como un veneno a nuestra vida que nos puede destruir
silenciosamente.
El anduvo por el desierto un
día de camino, y vino y se sentó bajo un enebro; pidió morirse y dijo: Basta
ya, SEÑOR, toma mi vida porque yo no soy mejor que mis padres. (1 Reyes 19:4
LBLA)
Tenemos la bendición de que
Dios no siempre accede a todas nuestras oraciones; porque en tal caso, hubiera
atendido la petición de Elías cuando le pidió que lo matara. A veces, llegamos
delante de Dios estando en el desierto y le pedimos que nos lleve con El; sin
comprender que no ha llegado nuestro tiempo; sin comprender que el propósito
por el cual aún estamos en la tierra, no ha concluido; cometemos el error de pensar
egoístamente y nos olvidamos de la
comisión que Dios nos ha encomendado.
EN EL DESIERTO
Y Moisés apacentaba el rebaño
de Jetro su suegro, sacerdote de Madián; y condujo el rebaño hacia el lado
occidental del desierto, y llegó a Horeb, el monte de Dios. (Éxodo 3:1 LBLA)
En el desierto nos
encontraremos con el monte de Dios, y es ahí donde tendemos un encuentro
sobrenatural con el Señor, el cual nos cambiará la forma de vida.
En el desierto morará el
derecho, y la justicia habitará en el campo fértil. (Isaías 32:16 LBLA)
En el desierto se encuentra el
derecho y esto nos habla de gobierno. El peligro de que nos hagan una
injusticia es que nos podamos amargar y eso hará que sintamos que se vuelva más
tiempo la estadía en el desierto.
Núm 21:9 Y Moisés hizo una serpiente de
bronce y la puso sobre el asta; y sucedía que cuando una serpiente mordía a
alguno, y éste miraba a la serpiente de bronce, vivía.
En el desierto es
cuando nos muerde la serpiente, y miramos en figura a nuestro Señor Jesucristo
y vivimos por su sacrificio en la cruz.
Cuando la capa de rocío se
evaporó, he aquí, sobre la superficie del desierto había una cosa delgada, como
copos, menuda, como la escarcha sobre la tierra. (Éxodo 16:14 LBLA)
En el desierto nos cambiaran de
dieta espiritual para nutrir nuestra vida adecuadamente y que podamos avanzar.
Es cuando de manera espiritual
el Señor nos alimenta con pan de ángeles, pero a la vez, será cuando Dios
empiece a formar nuestro carácter, por medio de la humillación. El desierto nos
sirve para ponernos a cuentas con Dios por aquellas cosas que hicimos y que
desagradamos Su corazón; pero es el lugar donde se aprende humildad.
Gén 16:14 Por eso se llamó a aquel pozo
Beer-lajai-roi; he aquí, está entre Cades y Bered.
(Pozo del viviente que me ve).
En el desierto Dios nos abre
pozos y fuentes, de tal manera que no moriremos, porque el desierto no es para
matarnos, sino para que nos preparemos al encuentro con Dios. Si alguien no
quiere el desierto, pues la noticia es que debemos de transitar por el para qué caminemos seguros y como consecuencia podamos ser libres y tener
la llenura del Espíritu Santo.
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