martes, 27 de noviembre de 2018

LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS


LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS

"...Dejad a los niños, y no les impidas que vengan a mí...
Al ver y escudriñar la Palabra de Dios, nos encontramos con una serie de situaciones en las que, en algún momento de nuestra vida; al llegar a tener el privilegio de parte de Dios, de llegar a ser padres; vemos que hemos contraído una obligación para alguien que ha salido de nuestros lomos; pero esa obligación no es, ni se debe convertir en una carga para nuestras vidas, sino por el contrario, debemos gozarnos de la obligación para con nuestros pequeños y recordar que escrito esta: "Herencia de Jehová son los hijos". Ahora con el pasar del tiempo, la humanidad ha tratado de implementar una serie de reglas para una supuesta protección de la niñez y que esta, ya no continúe padeciendo de la maldad de la humanidad. Sin embargo al dar un vistazo acerca de este panorama que encierra grandes opiniones y criterios; nos damos cuenta que dentro de sus reglas dictadas por la misma humanidad, existen algunas normas que quedan muy por fuera de lo que la Palabra de Dios contempla. Pero sobre todo lo que la ley pretende dar como protección a los niños; algo de lo más grave que se ha desviado por completo, es el área espiritual, apoyando a la voluntad de niños a que tomen el camino que ellos deseen sin que exista alguien de conciencia madura que los pueda guiar por el buen camino que es Cristo.
"Porque el marido que no es creyente es santificado por su mujer, y la mujer que no es creyente es santificada por su marido creyente; de otra manera vuestros hijos serian inmundos, más ahora son santos."


Algo que es una obligación muy grande para los padres y que debe serlo por amor más que por deber, es el hecho de ser espirituales en todo tiempo, sin importar las circunstancias que estemos viviendo. Nuestro deber es caminar con nuestro cónyuge de la mano; sin embargo en los hogares en los que por algún motivo se han constituido como hogares mixtos, o sea donde solo uno de los dos, (Padre o Madre) es cristiano, este debe caminar por el espíritu y tener su mirada puesta en Cristo para que las tormentas que estén a su lado no hagan que se hunda en los problemas y como consecuencia su caminar cambie espiritualmente hablando. El Apóstol Pablo nos enseña que debemos mantener una postura de santificación para poder mantener a nuestros hijos en el camino que es Cristo, y para que sean tenidos dentro de una mejor expectativa que Dios contempla para nuestros hijos.

Como consecuencia de sostener un nivel de espiritualidad como la que Dios nos demanda; sin llegar a ser religiosos, sino llegando a tener una íntima comunión con nuestro Señor, El nos va a llenar de su Santo Espíritu, de su poder, para tener autoridad y orar por nuestros hijos, sabiendo que el Espíritu Santo que mora en nosotros es poderoso y que podemos ser vasos de barro en las manos de nuestros Dios y que encontraremos misericordia cuando nos enfrentemos a enfermedades que si ponemos fe en Dios y que orándole a Él, obrara de forma maravillosa, encontrando la sanidad que buscamos para nuestros hijos. Como el padre del muchacho endemoniado que hizo cuanto pudo para sanar a su hijo y algunas veces quizás hizo cosas que no debía; pero que en realidad lo que él buscaba era la sanidad para su muchacho; hasta que escucho hablar de Cristo; entonces toma a su hijo y lo lleva delante de Él y el muchacho es sanado. Hoy nuestro Señor Jesucristo nos ha dado autoridad para echar fuera todo espíritu de las tinieblas que este turbando la vida de nuestros hijos y no solo de nuestros hijos, sino de toda nuestra familia, y que cuando se nos anuncie la llegada de una enfermedad a los nuestros, la rechacemos en el nombre que es sobre todo nombre; EN EL NOMBRE DE JESÚS.

No obstante que Dios nos enseña a orar y que nos ha dado de su poder y autoridad para reprender todo espíritu de las tinieblas; debemos mantener un equilibrio que Dios nos enseña también a guardar. Por ejemplo si nuestros hijos están enfermos y acudimos al médico, y luego sabemos de la medicina que sanara de su enfermedad corporal; en el nombre de Jesús, debemos ministrarle de la medicina que el medico dictó a que se le ministrara; porque debemos recordar que Dios actúa en infinidad de formas y que cada vez que actúa en nuestras vidas nos enseña algo nuevo; y muchas veces su enseñanza es que seamos humildes de corazón y no arrogantes.
"Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando fuera viejo no se apartara de el."

La instrucción que ministremos a nuestros hijos, apoyándonos en la Palabra de Dios; el día de mañana traerá su fruto positivo porque escrito esta. Los niños tienen derecho a ser instruidos para que puedan desenvolverse de una forma adecuada cuando fuera oportuno. Debemos enseñarles de acuerdo a su edad, la diferencia entre el bien y el mal para que puedan ver las consecuencias de la desobediencia pero sin infundirle temor, sino ante todo; temor a Jehová. Este último punto viene a ser bastante delicado, puesto que si en determinado momento, la instrucción que recibe un niño, es al momento en que comete un error, y su actuar se convierte en motivo de burla; este niño puede recibir un trauma que puede tener serias complicaciones en su madurez.
"El niño de pecho jugará..."

Otro de los derechos de los niños es el poder desarrollar sus sentidos que muchas veces lo hacen jugando y al hacerlo no debemos impedírselos. Debemos pedir sabiduría a Dios si aún no la tenemos porque eso también es de Dios; escrito esta que si alguien es falto de sabiduría que la pida a Dios. Debemos tenerla para saber cómo conducirnos y participar con nuestros hijos y no impedirles que se desarrollen en medio de un juego, y que sea supervisado por nosotros como padres.

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