lunes, 26 de diciembre de 2016

EL VALLE DE LAS TENTACIONES

EL VALLE DE LAS TENTACIONES

¿Por qué cuando Dios puso su Espíritu en nosotros no destruyó de una vez el poder satánico que operaba en nosotros? ¿Por qué todavía hay asechanzas del mal? Siendo ya cristiano ¿Ha tenido impulsos de pecar alguna vez? Pablo dice en Romanos 7:21-23 "Aunque quiero hacer el bien, el mal está presente en mí, porque, según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo en mis miembros una ley diferente que combate contra la ley de mi mente y me encadena con la ley del pecado que está en mis miembros".

Está hablando una persona que ya tiene la nueva naturaleza en su vida, alguien que desea obedecer, pero que reconoce que existe otro poder en su interior, en lo profundo de su ser, que va contra la voluntad de Dios y lo lleva hacia el pecado.
Ahora surge una nueva pregunta ¿Por qué dejó Dios que operara esta ley tan diferente y negativa? ¿Por qué dejó Dios que Satanás operara en el mundo y no lo destruyó de una vez? El mundo es del Señor, la creación es de Dios. Así como El dejó que operara un poder negativo en el mundo, mientras vuelve otra vez, de igual manera sucede en nosotros.

Pablo se preguntó acerca de quién lo libraría de esa esclavitud mortal, de esa naturaleza pecadora y la respuesta inmediata se da al decir que Jesucristo fue enviado para libertar (Romanos 7:25).
Los que pertenecen a Jesucristo deben someterse al poder vivificador del Espíritu Santo para vencer al poder negativo que está dentro del nacido de nuevo. Este poder, que será vencido, Dios lo dejó para probar nuestra voluntad libre. El hombre que tiene al Espíritu Santo tiene la alternativa de dejarse conducir por él o por la naturaleza caída que hay dentro, y que se complace en sus pasiones naturales lo cual ofende a Dios.
Hay una fiera dentro que, si le damos vía o nos ponemos a su servicio, salta, nos atrapa y nos conduce a una vida disoluta. El Espíritu Santo no se quedó para obligar a vivir una vida santa, sino para que el hijo de Dios anhele la consagración.

Cuando no se agrada al Señor, el Espíritu se contrista, se apaga o abandona, pues no permanece en un recipiente que no quiere limpiarse. El ejemplo más entendible de todo esto, lo tenemos en nuestro Señor Jesucristo, que vino como modelo, participando de cuerpo, alma y espíritu para ser probado como hombre.
Antes de iniciar el trabajo del Padre, Jesús fue llevado al desierto por cuarenta días para ser probado. Fue un probatorio real, no ficticio. Dios Padre permite que el poder satánico acometa a Jesús para ver si cedía terreno fuera de la voluntad divina. Es atacado en el cuerpo, alma y espíritu. Así, cualquier cristiano va a ser acechado en esos tres niveles. Maravilloso sería que no existieran problemas en el alma y en el cuerpo, pero si los hay.

  • TENTACIÓN EN EL CUERPO

Lucas 4:3,4 dice: "Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí a esta piedra que se haga pan. Jesús le respondió: "Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre". Hay una asechanza en la cual el enemigo le pide que satisfaga el hambre de su cuerpo. El enemigo usa una necesidad básica que no es mala; ¿Cuál sería entonces la tentación? Que Jesús actuara fuera de la voluntad del Padre; quiere decir que hacer lo bueno puede convertirse en malo cuando se sale del programa de Dios.

Hay muchos cristianos que caen en la tentación del cuerpo con cosas que no son malas en sí. Jóvenes se apartan por el deporte, que en sí no es dañino, es un ejercicio corporal, una distracción necesaria. El deporte es malo cuando ocupa un lugar demasiado prominente, que sustituye las devociones espirituales, el acercamiento a Dios. Entonces, el deporte que era bueno, se vuelve peligroso. Los adultos caen en arrobarse en su trabajo, y trabajar no es malo, pues el Señor pide que seamos diligentes en nuestros compromisos laborales, más sí el trabajo te absorbe tanto, te vuelve codicioso y quieres crecer demasiado, a expensas de robarle tiempo a lo eterno, entonces se vuelve piedra de tropiezo, y lo que daba prosperidad y bienestar se vuelve lazo.
Es decir que, para muchos, aquello que parece bueno, se torna en lazo por estar fuera de los planes de Dios. Tal vez un pecado reconocido como el adulterio, fornicación, borrachera, no lo dejamos entrar, pero no así las cosas pequeñas, que parecen buenas, pero que roban parte vital del programa espiritual de Dios.

  • TENTACIÓN EN EL ESPIRITU

Lucas 4:6-8 narra que el diablo llevó al Señor a un lugar alto, desde el cual le mostró todos los reinos diciéndole: "A ti te daré toda autoridad y la gloria de ellos… sí me adoras". Respondiendo Jesús le dijo: "Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a El solo servirás". Aquí, se invita a realizar un culto a lo que no es de Dios.
Esta tentación al Espíritu pretende interrumpir la línea directa con el Padre. Hoy muchos adoran objetos, instituciones, hombres; rinden culto a la familia, a los hijos, a imágenes y hasta a su ego, y eso los aleja del único culto verdadero, la adoración a Dios.

  • TENTACIÓN EN EL ALMA

Cristo en el desierto, enfrentó la prueba. Dice la escritura que fue tentado en todo (Lucas 4:13). El diablo le dijo que se tirara de lo alto del templo de Jerusalén para confirmar que era el Hijo de Dios (Lucas 4:9-13). Se le estaba pidiendo un milagro innecesario para adquirir fama y grandeza.
Muchas veces se le dice a Dios: "Señor, sí tú me haces esto, voy a creer en ti", "Sí me sanas, voy a servirte". Se le pide un milagro innecesario, como probándolo (al Señor); y El no está a prueba, los probados son los hijos. Cada uno tiene sus debilidades, y el diablo tienta porque aún somos carnales. Cuando se sufre escasez, el enemigo llega para decir: " Mira, Dios no te da", y si se tiene abundancia dirá otra cosa, por ejemplo: "Ahora tienes mucho, date gusto, no importa lo que hagas".

Dios prueba al hombre porque éste no ha sido aprobado; más bien está siendo regenerado. La prueba al hombre es constante durante toda la vida, por tener este una baja naturaleza; hasta que finalmente lo apruebe o lo deseche. El Señor no dio lugar a la tentación, más sin embargo la experimentó. Fue tentado en el cuerpo, alma y espíritu. ¿Cómo escapar de esas tres áreas de tentación? El hombre no puede hacerlo con sus propias fuerzas, solamente sometiéndose al poder vivificador del Espíritu Santo, se puede romper el círculo vicioso del pecado en nosotros. ¿Quién te librará de ese pecado? Solamente Cristo, mediante la ley del Espíritu que fue puesto dentro de ti.

A esa ley llamémosle Poder del Espíritu, el cual puede neutralizar el pecado sí nos rendimos y dejamos por un lado las pasiones. El que decide qué hacer es el hombre, no es Dios. Con nuestra decisión escogemos la calidad de vida a llevar.

El inconverso no tiene alternativa, no tiene al Espíritu Santo. El pecador está tratando de dominar el poder del pecado cuando se siente redargüido por hacer el mal, pero no puede dejar de practicarlo. Conocer la voluntad de Dios no es suficiente para no hacer lo desagradable delante de El. Los que se dejan dominar por las bajas pasiones de la naturaleza viven solo para auto complacerse, solo para lo temporal.

  • ¿CÓMO VENCER LAS TENTACIONES?

Jesús derrotó al diablo en las tres esferas; aplicando la palabra escrita siempre dijo: "Escrito está". Entonces, la manera de vencer en las tres esferas es ceñirnos y obedecer, por el Espíritu, las escrituras. Cuando Cristo decidió obedecer, el Padre envió ángeles a auxiliarlo. La tentación de Jesús se desarrolló entre ángeles y fieras. Unos para auxiliar y otros para destruir, en caso no saliera victorioso. Sí obedecemos al llamado que el Espíritu Santo hace dentro de nosotros, el diablo no podrá dañarnos pues no habrá disponibilidad de la carne, sino solo del espíritu.



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