ángeles malos (demonios)
”Revestios de toda la armadura de Dios, para poder contrarrestar las acechanzas
del diablo. Porque no es nuestra pelea solamente contra hombres de carne y sangre, sino contra los príncipes y potestades, contra los adalides de estas tinieblas del mundo, contra los espíritus malignos esparcidos en los aires.”[2]
INTRODUCCIÓN
Después de haber hablado acerca de los ángeles, de haber conocido en que forma fueron creados, su naturaleza, su prueba, sus acciones, sus diferentes características y división en coros, de saber en qué se basa esta diferencia, etc., forzosamente tenemos que abordar el difícil tema de los ángeles malos (demonios[3]), los que no pasaron la prueba. Si al hablar de los ángeles en general nos encontramos con la dificultad de la falta de información segura en las Sagradas Escrituras, y que mucha de la doctrina referente a ellos es de tipo deductivo, aunado a la enorme cantidad de información proveniente de la fantasía popular, de la distorsión de esta información que en algunos casos es «malintencionada»; al hablar de los demonios nos encontramos con más ideas producto de esta exagerada fantasía, de mitologías, de consejas populares, mitos, temores exagerados, miedos irracionales; encontramos también ideas provenientes del paganismo, acerca de sus deidades (politeísmo), entremezcladas con la verdad acerca de los demonios, etc., así que en la actualidad esta información sobre la realidad espiritual de los demonios está muy distorsionada: esta distorsión se debe principalmente a que ya no se cree en él, distorsionada por el no entendible silencio de la Iglesia acerca de su realidad patente, por el ridículo afán de novedad y de exhibicionismo de las generaciones actuales que han hecho un verdadero culto a la figura y a la persona del demonio, elevándolo hasta la envidiable posición de un «ídolo», sectas que abiertamente se proclaman satánicas, etc. Aunado a lo anterior, las corrientes modernas de pensamiento:
racionalismo, positivismo, etc., donde lo único que toman en cuenta es lo que se puede estudiar, examinar, y sobre todo que puede ser repetible en sus operaciones, han venido a poner en tela de juicio la fe acerca de la vida espiritual en general, no sólo de los demonios. Y para colmo, lo poco que conoce el hombre moderno es la patraña New Age o el horror satanista.
Así que para no desviarnos de nuestra intención, que es la de que el creyente tenga ante su vista esta patente realidad, que a pesar de tenernos apesadumbrados y que nos ha impuesto una carga casi insostenible, no es visible ante nuestra miope visión, pero de acuerdo a nuestra fe, basados en las Sagradas Escrituras y en el Magisterio de la Iglesia. Esta realidad es una de las bases de nuestra fe, pues si el demonio como entidad real, personal, no existe, nada de lo que hemos creído tiene significado,[4] es por eso que esta acción de pasar inadvertido, aun dentro de la Iglesia, es la más colosal hazaña de Satanás en nuestro mundo actual. Triste conclusión: «La acción del ser espiritual es una
de las realidades más ignoradas de la actualidad».
Dividiremos nuestro estudio en seis puntos fundamentales, tratándolos al principio desde el punto de vista teológico, y agregando todo lo que la razón ha podido discernir acerca de ello, y sobre todo, la opinión de aquellos que se han dedicado a conocer y combatir a estas entidades espirituales, me refiero a los demonólogos y a los exorcistas. En algunos lugares, al igual que al hablar de los ángeles, tendremos que intercalar conceptos vertidos en las revelaciones privadas, cuidando que sean las más confiables:
1) El pecado de los ángeles.
2) El castigo.
3) Acción de los ángeles malos entre sí.
4) Acción sobre el mundo material.
5) Acción sobre el hombre.
6) Tratando de desenmascarar al demonio para vencerlo.
Al final de este recorrido, daremos un vistazo a esta realidad desde el punto de
vista de la Divina Voluntad, el que se nos ha dado a conocer a través de los
escritos de Luisa Piccarreta.
Pecado de los ángeles.
La lógica nos impone tratar primero la posibilidad del pecado en los ángeles, para poder hablar después de la caída, y todo lo referente a ella. Como vimos en lo expuesto en los ángeles, Dios creó a estos seres en estado de gracia, [5] pero es una verdad incuestionable que existen los demonios, por lo que es evidente que algunos ángeles pecaron. Vale la pena entender, que si la propia voluntad del ángel o la del hombre
fueran la regla de la moralidad, resultaría que tanto el ángel como el hombre serían impecables por naturaleza, ya que cualquier cosa que hicieran voluntariamente, estaría siempre dentro de la regla de la moralidad. Pero como la regla de la moralidad no es la voluntad del ser creado, sino la Voluntad de Dios, entonces sólo Él es impecable por naturaleza, de lo que resulta que el alejarse, gracias al libre albedrío, de esta Voluntad de Dios, apartándose del orden establecido por Él, es la causa del pecado, o mejor dicho, el pecado mismo.
En cuanto al «acto» del pecado, nada se puede decir con seguridad. Algunos santos Padres y escritores antiguos, tomando al pie de la letra las palabras de la Sagrada Escritura en Gn 62,[6] llegaron a decir que el primer pecado de los ángeles fue un pecado carnal, y por eso les atribuyeron también una especie de cuerpo aéreo y sutil, pero esta creencia fue abandonada a partir del siglo IV en Oriente y del V en Occidente. El pecado en los seres espirituales[7] sólo puede ser aquél al que puede inclinarse la naturaleza espiritual, puesto que nadie se inclina a lo que es contrario a su propia naturaleza, puesto que todas las cosas tienen el deseo natural de conservar su propio ser, por eso no puede inclinarse a los bienes propios del cuerpo (materia), y esta es la razón por la que el pecado de los ángeles no pudo ser un pecado carnal, aunado a que no tienen cuerpo, y si bien es verdad que pueden formarse una especie de cuerpo para manifestarse, también es verdad que no pueden realizar ninguna función fisiológica a través de dicho cuerpo. Su pecado fue de soberbia,[8] y como consecuencia de ella sobrevino el pecado de envidia.[9] Como vemos, esto coincide perfectamente con lo dicho por Sor María de Jesús de Ágreda, expuesto en la meditación anterior (Los ángeles).
No viene al caso repetir lo expuesto acerca de la prueba, por lo que solamente nos limitaremos a concluir, que del resultado de esta prueba, tuvo origen la naturaleza angélica caída, o sea los «demonios»
El castigo.
Una vez consumada la culpa, cuando la rebelión contra Dios fue un hecho cumplido, y que la voluntad de los ángeles, por ser de naturaleza espiritual, tuvo pleno conocimiento y consentimiento del hecho, habiendo resistido las tentativas de la Gracia para su conversión, dicha voluntad quedó congelada en su decisión y fue dictada la sentencia condenatoria.[10]¿En qué consistió el castigo? Según Sto. Tomás[11] consta de varias
consecuencias, de las cuales, las principales son estas cinco:
a) Privación de todos los dones gratuitos que habían recibido de Dios.
b) Exclusión de la eterna bienaventuranza y lanzamiento al infierno.
c) Obscurecimiento de su inteligencia.
d) Obstinación de su voluntad en el mal.
e) Vehemente dolor.
Veamos: La culpa ocasionó que su ser quedara simplemente con los bienes naturales que les fueron dados de acuerdo a su naturaleza, perdiendo seguidamente los dones sobrenaturales que se les habrían adjudicado por gracia, en caso de haberse adherido a la Voluntad de Dios mientras estaban en estado de viadores, perdiendo así la posibilidad de llegar a la visión beatífica, que es la bienaventuranza eterna.
Se habla de una batalla en el Cielo,[12] encabezada por San Miguel Arcángel y Lucifer.[13] ¿Habrá sido una batalla para arrojar a los demonios del Cielo? El ángel es un ser incorpóreo, no tiene materia, no ocupa un lugar, trátese del ángel bueno o del malo; y si esto es con la naturaleza espiritual creada, con muchísima más razón debe ser para la naturaleza espiritual Increada, o sea Dios.
Por lo tanto, el Cielo no lo debemos considerar como un lugar donde está Dios,[14] si fuera así, el infierno, ¿dónde estaría? ¿Fuera de Dios? Por supuesto que no, pues no existe nada fuera de Él, ¿En su Justicia? Podría ser, pero seguiría estando dentro de Dios, en uno de sus atributos, así que la batalla no hubiera tenido sentido, y Dios no hace nada sin sentido. El ángel es un ser intelectivo que se pone en contacto con las demás inteligencias creadas por medio de especies inteligibles, no por medio de palabras; ¿será acaso que esto es lo que se le prohibió a los demonios, y por eso se dice que fue arrojado
del Cielo? Para resolver lo anterior baste revisar la Sagrada Escritura, donde se habla de que Satanás se presenta ante Dios, recibe órdenes, disputa con San Miguel por el cuerpo de Moisés, sirve como acusador de los hombres ante la presencia de Dios, etc., lo cual nos dice claramente que no están incomunicados; que no quieran comunicarse mutuamente, o que no tengan nada que comunicarse, es otra cuestión, pero no que exista la imposibilidad de hacerlo, por lo que tampoco fue ésta la razón. Así que podemos concluir que el castigo no fue el haber sido arrojado del Cielo; pero, ¿entonces qué es el Cielo? El Cielo es un estado, el estado de unión con nuestro Creador, con su Divina Voluntad, el Cielo es un participar de la Vida Divina a su máxima expresión, en cuanto a criatura es posible, es disfrutar de todos los bienes divinos que contienen los actos comunicados por la Divina Voluntad en el acto de haber sido creada la naturaleza espiritual, y de los que la naturaleza humana haya conquistado a través de su vida, y cada cual participará de acuerdo al número de actos comunicados, pues esos serán los bienes que posea. ¿Qué tenemos ahora? «Que el haber sido arrojado del Cielo» y precipitado en el infierno[15] no es un castigo impuesto por Dios, sino consecuencia lógica de haberse apartado “voluntariamente” de la participación, tanto de la Vida de la Divina Voluntad, como de sus bienes que posee y quería comunicar a su criatura.[16]
En cuanto al obscurecimiento de su inteligencia, cabe mencionar que su inteligencia natural, muy superior por naturaleza a la humana, quedó íntegra, sin merma, lo que perdió fue la participación de los conocimientos que se les habrían infundido por participación (sobrenaturales), pues perdieron la posibilidad de la unión con su Creador.
La obstinación en el mal no la podemos tomar como un castigo, pues sería tanto como decir que Dios los obliga a seguir siendo malos, aunque, si se pudiera dar, se arrepintieran. Escoto atribuye esta obstinación a la carencia de gracia habitual; San Buenaventura, Durando, Vázquez, Suárez, etc., dicen que obedece a la sustracción de los auxilios sobrenaturales. Sto. Tomás y muchos de los teólogos modernos, afirman que la obstinación proviene de la misma naturaleza y condición del entendimiento y de la voluntad angélicos, que se adhieren de manera inamovible a los objetos aprehendidos y libremente elegidos. Tal como lo habíamos expuesto.
Padecen vehementes dolores, dice Sto. Tomás, pero si el dolor es la percepción sensible de un estímulo en un sentido, es obvio que los demonios no pueden sentir dolor, puesto que carecen de órganos corporales, por lo que sería mejor decir que están sujetos a vehementes «sufrimientos» de orden intelectual y afectivo.[17]
Acción de los ángeles malos entre sí.
Existe entre los demonios mutuas relaciones que tienen por objeto el mal y el aumento de las tinieblas del pecado. Persiste entre ellos el orden de mayor o menor perfección de la naturaleza que cada uno recibió de Dios, pues los dones naturales no se perdieron, de esto se entiende que hay demonios más inteligentes y poderosos que otros, y por eso algunos ejercen el mando sobre otros. Esta subordinación no procede de la amistad que pudieran tener entre ellos, sino de la maldad común con que odian a los hombres y se oponen a Dios. Entre ellos se comunican, pero no se puede llamar iluminación como en los ángeles buenos, en que los superiores participan sus dones a los inferiores, no, sino que aquí es un simple fraguar cómo hacer más mal.
Acción sobre la materia.
En este punto, simplemente enumeraremos todo lo que se dijo en la meditación de los ángeles en general, puesto que las dotes que les correspondían por ser de naturaleza espiritual no les fueron quitadas: Ejercen su influencia sobre las cosas corporales; no tienen poder alguno creador, ni pueden transformar substancialmente, con el imperio de su voluntad, unos seres materiales en otros, pero pueden utilizar las causas naturales para producir rápidamente sus efectos y producir con ello efectos sorprendentes y aparentemente milagrosos; pueden mover las cosas, trasladándolas de un lugar a otro (Mt 4 5 y 8, Hech 8 39); conocen mucho más que nosotros las leyes físicas, por lo que pueden hacer cosas que a nosotros nos parecerían milagrosas, pero que están dentro de lo natural para ellos; pueden formar cuerpos aparentes, no reales, para presentarse ante
las criaturas, (pero sin poder llevar a cabo ninguna función en él, como respirar, comer, beber, etc.), o confundir haciendo aparecer o desaparecer un cuerpo u objeto ante nuestra vista, pueden influir sobre los animales, se dice que pueden actuar sobre los elementos; pueden provocar ruidos; etc.
Acción sobre el hombre.
Ahora sí, hemos llegado al punto crucial de nuestra meditación, pues el punto neurálgico de la historia de la humanidad está centrado en esta «gran batalla» que se libra en la tierra, como una continuación de aquella que se libró en el Cielo; [18] es una guerra que se libra en el campo de batalla del alma, propiamente en la inteligencia y la voluntad; se trata de inducir a estas potencias hacia su Creador, o a ponerse en contra de Él, prefiriendo el vivir sin Dios y aficionándose a los dones naturales, ya sea los propios o los ajenos.
Es una batalla con algunas diferencias substanciales, pues aquí nuestro líder no es un arcángel, o un trono, o un serafín, no, es el mismo Jesucristo quien se pone a la cabeza junto con su Madre Santísima y la misma Iglesia fundada por Él; del lado contrario Satanás y sus ejércitos. Jesús trae consigo las armas de sus méritos, de sus virtudes, de sus sufrimientos, de su Pasión, de su sangre derramada por todos nosotros, de su muerte y resurrección. Trae consigo el amor del Padre, el suyo, y el del Espíritu Santo, con el cual trata, no por sugerencias, no por visiones infundidas en nuestra mente, sino con su misma Vida, atraernos a Sí; y por si fuera poco, trae las armas de su Vida Sacramental, de su palabra; pero el arma más mortífera para el enemigo es su Divina Voluntad como vida. Su Madre, la Santísima Virgen María, también Madre nuestra, lo acompaña con los dones de su Inmaculada Concepción;[19] con todos los merecimientos que conquistó por haber vivido toda su Vida en la Divina Voluntad, por lo que habiendo permanecido siempre en el acto en el que fue creada, sin salir jamás de él, fue la llena de Gracia, o sea, la llena de Dios; con los méritos de sus sufrimientos que unidos a los de su Hijo, son de la misma valía que los de Él; y con toda la riqueza inmensa que su Hijo deja a su Iglesia, de la cual Ella es depositaria y dispensadora. Por si fuera poco, se encuentra la Iglesia, que al ser fundada por Jesús, y siendo María su Madre, es una Iglesia Santa, que durante dos milenios ha germinado en méritos y ha producido un sinnúmero de almas santas, que de alguna manera han incrementado las gracias que están a nuestra disposición. La comunión de los santos, o sea todos aquellos bienaventurados que están en el Cielo o en el purgatorio, junto con todos los ángeles fieles, también están prontos a darnos toda la ayuda necesaria para salir victoriosos.
Del lado de los demonios, las armas son: El engaño, la mentira, el doblez, el envilecimiento, el odio, la degradación, la esclavitud, la soberbia, etc., pero muy bien disfrazadas con apariencia de iluminación, de conocimiento, de conveniencia, de superación, de libertad, de reconocimiento, de comodidad, de riqueza, de placer, de poder, de ciencia. Llegan a tratar de llenar el enorme vacío que deja la ausencia de Dios, que ellos mismos han ido instigando, para que sea la criatura la que se despoje de Él, con «bienes» finitos y efímeros.
Uno de estos grupos quiere emprender la batalla por amor a nosotros, y porque quiere volvernos ricos en méritos, para que nos sirvan de moneda para el Cielo, donde seremos bienaventurados por toda la eternidad, en la unión con nuestro Dios, disfrutando junto con todos los bienaventurados. El otro grupo emprende esta batalla con la única finalidad de dañar a Dios en sus criaturas, y de destruir a la criatura, instigado por la envidia, la cual se convierte en odio sin cuartel. Realmente, con esta disparidad en el poderío de estos dos grupos, solamente aquél que quiera ser derrotado lo será, pero todo aquél que quiera
resistir tiene a la mano todo lo necesario para imponerse sobre el enemigo, el cual tiene dos aliados poderosísimos, que son: el mundo y la carne. ¿Qué no haríamos por conquistarlos? Todo. Pero el arma más destructiva que tiene el enemigo, y que por cierto no es de él, (podríamos compararla a la estrategia que usan las artes marciales: usar la fuerza del enemigo, no la propia) es la voluntad humana, la cual es como una caña al viento, movida por los violentos vientos de las pasiones y las tendencias, los cuales son ayuda a nuestra concupiscencia para inclinarnos hacia la satisfacción de nuestras tendencias naturales, lo que la convierte en nuestro más fiero enemigo y también de Dios.[20] Esta lucha contra el demonio es actual, porque el demonio es un ser vivo y obrante en el mundo. En efecto, el mal que hay en él, el desorden que se encuentra en la sociedad, la incoherencia del hombre, la fractura interior de la cual es víctima, no son solamente las consecuencias del pecado original, sino también efecto de la acción infestadora y obscura de Satanás.[21] Ahora, con estas premisas que hemos puesto, iniciemos nuestra búsqueda: Según la Teología, las tres principales actividades diabólicas sobre el hombre, son:[22]
a) La tentación.[23]
b) La obsesión.
c) La posesión.
Tentar puede tener dos sentidos principales: Tantear, poner a prueba, experimentar, sondear. Y el segundo, Instigar al mal, solicitar, inducir al pecado, seducir. Según estos diversos sentidos se dice que tienta Dios, que tienta el demonio, que tienta la carne y el mundo, que tienta el hombre a Dios, y que tienta el hombre al hombre, veamos de qué manera:
Dios tienta al hombre en el sentido de que le pone a prueba, (enviándole dolores, enfermedades, persecuciones, etc.) para saber si lo amamos de verdad o no. Estas tentaciones de Dios tienden siempre al bien, nunca al mal.[24]
El demonio en cambio, tienta siempre para dañar, induciendo al pecado, y en este punto se dice que tentar es oficio propio de los demonios.[25]
La carne y el mundo se dice que tientan instrumental o materialmente,
y así se puede conocer quién es el hombre, por el hecho de seguir o resistir las
concupiscencias de la carne, o por despreciar las cosas prósperas y adversas del
mundo.
d) El hombre tienta a Dios cuando tiene la osadía de explorar el poder de
Dios, como dudando de Él.
e) El hombre tienta al hombre, unas veces para incitarlo al bien, y otras
para incitarlo al mal.
Para nuestro consuelo, aunque el demonio dispone de una enorme fuerza de
sugestión para seducir al alma inclinándola al pecado, tiene sin embargo dos
grandes limitaciones:
a) Una por parte de Dios, que no permitirá jamás que seamos tentados más
allá de nuestras fuerzas, como dice San Pablo: Fiel es Dios que no permitirá
que seáis tentados sobre vuestras fuerzas. I Cor. 1013
b) Otra por parte de nuestra voluntad, pues no pueden entrar en la
fortaleza de nuestro entendimiento ni de nuestra voluntad, y así no pueden
obligarnos a pecar si nosotros no queremos rendirnos voluntariamente. El pecado
es siempre voluntario, tan voluntario, que sin la voluntad no puede haber
pecado. El demonio lo que puede hacer es alterar las potencias inferiores, o
sea los sentidos externos y la imaginación, los cuales pueden de alguna manera
inclinar a la voluntad hacia el pecado.
En ocasiones los demonios pueden actuar sobre nosotros como enviados de
Dios;[26] pero no para inducirnos al pecado; en ocasiones actúan como
instrumentos de su justicia, y en otras como medio de purificación de aquella
alma. Sin embargo conviene aclarar que no todos los pecados que cometen los
hombres proceden de la incitación inmediata del diablo, sino que la gran mayoría
proceden del libre albedrío y de la corrupción de la carne.[27]
Los demonios no pueden seducir a los hombres por medio de verdaderos milagros;
pero sí pueden realizar cosas sorprendentes que superan las fuerzas humanas, con
el fin de inducir a los hombres al pecado; el mismo Cristo nos lo advirtió.[28]
Ahora tratemos de analizar un poco la acción de la tentación: Dentro de las
naturalezas intelectivas creadas, en el principio de ellas no podemos encontrar
una figura que se parezca a la «tentación», pero en las dos existentes, la
angélica y la humana, encontramos una prueba puesta por Dios,[29] prueba cuya
finalidad era que ambas naturalezas consiguieran la ratificación, por medio del
uso de su libre albedrío, a la bienaventuranza eterna, (visión beatífica de
Dios), para la cual habían sido creadas, pero que por necesidad de semejanza con
su Creador habían sido creadas libres, y en el ejercicio de esta libertad
consiguieran los méritos para gozarla, pero sobre todo, que llegaran a amar
libremente a Dios, el cual quería ser amado por sus criaturas, por sus hijos,
pero no con un amor forzado, obligado por la misma naturaleza de las criaturas,
pues hubiera sido indecoroso para la Majestad Divina, sino con un amor libre y
anhelante de amar a su Creador.
Después del pecado de los ángeles, el mal ha sido «creado» en el universo, pues
no existía, y conviene aclarar esto para quitar cualquier duda acerca del mal
como existente desde el principio,[30] dos principios antagónicos, bien y mal.
El mal NO existe por sí mismo. El mal es una ausencia, ausencia de bien, es
como la luz y las tinieblas: la luz existe, es una realidad operante; las
tinieblas, aunque existen, existen en función de la ausencia de la luz, pues si
ésta hace su aparición, las tinieblas desaparecen, lo que no puede suceder en
forma inversa, pues si está presente la luz, las tinieblas no pueden hacer su
aparición pues no son realidades operantes, sino en función de la deficiencia de
la luz. Falta saber qué o quién puede quitar el bien para que haga su aparición
el mal. Veamos, ¿qué es el bien? La respuesta salta a la vista: «Dios». ¿Qué
es aquello que puede quitar al bien? Sólo la voluntad libre, tanto angélica
como humana, que haciendo uso de su libre albedrío escoge alejarse de aquel
bien. Así que el mal fue introducido en el universo por la voluntad angélica
rebelde, y así hace su aparición el malo, el cual es el inspirador de la
rebeldía en los demás; esta función la inició, como ya se dijo, en el Cielo, con
los ángeles indecisos, pero que no tuvo éxito, pues fue derrotado por los
buenos, que consiguieron el mayor número de adeptos. Y así el malo (Satanás y
sus seguidores) no encontraron lugar en el Cielo (no encontraron donde actuar) y
fueron arrojados a la tierra.
El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, fue creado varón y hembra,
con una finalidad específica, la cual era ser imagen y semejanza del Verbo
encarnado (otros Jesús), pues Él es nuestro hermano mayor, nuestro modelo puesto
por el Padre celestial, nuestro camino. Pero también fuimos dotados de una
voluntad con libre albedrío, por lo que teníamos que ejercitarlo. Para esto
Dios nos pone una prueba, al igual que a los ángeles, pero en este suceso se
introduce un nuevo “ingrediente”, la presencia del malo, el cual desea continuar
con la batalla que inició en el Cielo, y en Eva encuentra un terreno fértil para
inocular su soberbia, su rebeldía, su envidia, su gula, y todos los vicios
existentes en su naturaleza, casi casi como si fueran “dones preternaturales”
dados a ella por el maligno, si aceptaba unirse a él. Lo que ella aceptó. En
este momento se dio la primera «tentación» en el mundo, la cual tiene una
característica muy peculiar, que tanto en Eva como en Adán no existía la
concupiscencia (tendencia al mal)[31] pues eran inmaculados, pero que a raíz del
pecado de Adán, no del de Eva, pues ella no era cabeza de misión, aparece y
vuelve más vulnerables a los descendientes de ellos, y así el demonio toma más
fuerza en su acción ordinaria, pues no sólo propone a la inteligencia y a la
voluntad, sino que ahora agrega la acción sobre este fomes peccati. Él,
haciendo uso de su inteligencia superior, sabe en que punto atacar, cuál
concupiscencia (vicio) es donde puede tener éxito, pues no le gusta ser
derrotado (Sant. 114-15).[32]
Al ser el demonio un ser inteligente, personal, no una fuerza o energía, casi
nunca llega haciendo uso de la fuerza, sino que siempre trata de convencernos
por medio de razonamientos precisos y orientados a exaltar nuestra naturaleza,
inclinaciones, debilidades, confrontándolas con nuestras normas de vida
fundamentada en Dios. Es a través de esta tentación que nos vamos introduciendo
cada vez más en el mundo sin Dios, y esto, además de alejarnos de Él, de
sumirnos cada vez más en el “pecado” y poner en riesgo aun nuestra salvación,
puede ser la puerta de entrada para las acciones extraordinarias del demonio.
Cabría la pregunta, ¿por qué Dios no limita la acción de los demonios para que
sus hijos no sean tentados? Aquí nos enfrentamos a un verdadero misterio, sin
embargo debemos estar ciertos, de que si lo permite es para bien de las almas y
para mayor gloria suya.
Hay que recordar que Jesús fue tentado. Se dice: “No podía pecar.” Esto sería
exacto si hubiese sido sólo Dios, Dios no puede pecar siendo perfección, pero su
segunda naturaleza estuvo sujeta a tentaciones, y las tentaciones son medios
para pecar si no son rechazadas, y duras tentaciones fueron desencadenadas
contra Él. Pero Jesús no pecó porque no quiso pecar, y también por esto es
declarado Hijo de Dios, no sólo por su naturaleza divina. Veamos entonces cómo
rechaza Jesús las tentaciones, para aprender a hacerlo nosotros. Analicemos
este pasaje en Mt. 4
...En aquella sazón, Jesús fue conducido del Espíritu de Dios al desierto, para
que fuese tentado allí por el diablo.[33] Y después de haber ayunado cuarenta
días con cuarenta noches, tuvo hambre. Entonces, acercándose el tentador le
dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en panes. Mas
Jesús le respondió: Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda
palabra o disposición que sale de la boca de Dios. Después de esto lo
transportó el diablo a la santa ciudad de Jerusalén, y lo puso sobre lo alto del
templo, y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo, pues está
escrito: Que te ha encomendado a sus ángeles, los cuales te tomarán en las
palmas de sus manos para que tu pie no tropiece contra alguna piedra. Le
replicó Jesús: También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. Todavía le
subió el diablo a un monte muy encumbrado y le mostró todos los reinos del mundo
y la gloria de ellos, y le dijo: Todas estas cosas te daré si, postrándote
delante de mí me adorares. Le respondió entonces Jesús: Apártate de ahí,
Satanás; porque está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a Él solo
servirás. Y con esto le dejó el diablo; y he aquí que se acercaron los ángeles
y le servían.
Satanás se presenta siempre en apariencia benévola y en forma ordinaria. Si las
almas están atentas y sobre todo en contacto espiritual con Dios, advierten el
aviso que las pone alertas para combatir las acechanzas del demonio. Pero si no
hacen caso al aviso divino, se separan debido a pensamientos del todo humanos
que entorpecen; si no buscan ayuda en la oración que las une a Dios y que da
fuerzas al corazón humano, difícilmente pueden ver la trampa escondida bajo una
apariencia inofensiva, y helas aquí que caen. Librarse después de esa trampa,
sí que es difícil.
Los dos caminos más usados por Satanás para llegar a las almas son el sentido y
la gula. Siempre empieza por la materia. Cuando ésta ha sido derrotada y
sujeta, el ataque continúa en las partes superiores del hombre: primero la parte
moral, el pensamiento con su soberbia y avidez; después el espíritu, al quitarle
no sólo el amor divino, que ya no existe desde el momento en que ha sido
substituido por otros amores humanos, sino también el temor de Dios. Entonces
es cuando el hombre se entrega a Satanás en alma y cuerpo con la condición de
poder gozar de lo que quiera y gozar siempre. Hay que comportarse como Jesús:
Silencio y oración.
Silencio. La razón es que si Satanás se presenta seductor y se acerca, se le
debe soportar sin tantas impaciencias y temores inútiles. Es menester
reaccionar con valor a su presencia y a su seducción con la plegaria.[34] Es
inútil discutir con Satanás, vencería él, porque tiene una lógica más fuerte.
Nadie, más que Dios puede vencerle y por eso es necesario recurrir a Dios, que
hablará por nosotros, a través de nosotros. Enseñar a Satanás el nombre y la
señal de Jesús, no tan solo escritos en el papel o grabados en madera, sino
escritos y grabados en el corazón. Contraatacar a Satanás usando las palabras
de Dios, tan solo cuando insinúa que él es como Dios. El demonio no las
soporta. A continuación, después de la lucha, viene la victoria y los ángeles
vienen y ayudan al vencedor contra el odio de Satanás, lo confortan como rocío
del cielo con la gracia que derraman a manos llenas en el corazón del hijo y la
bendición que acaricia el alma. Es necesario tener voluntad de vencer a
Satanás, y fe en Dios y en su ayuda. Fe en el poder de la oración y en la
bondad del Señor; entonces no puede hacer ningún mal.
Generalmente la criatura cuando es tentada se siente culpable e impotente, y eso
la lleva a seguir pensando en lo mismo, lo que produce debilidad y
desesperación, y esto la envuelve en una red.[35] El demonio es demasiado
astuto, y usa las dos posibilidades de acción; me explico con un ejemplo: puede
ser que la tentación sea a dejar la oración, pero si no tiene éxito, puede
tentar a excederse en la oración omitiendo sus deberes. A veces puede tentar a
desesperación haciendo que la criatura se vea demasiado pecadora, o por el
contrario, que exalte su virtud y nazca la soberbia espiritual, pensando que ya
está muy lejos del pecado. El exceso de confianza pierde al hombre, sobre todo
cuando esta confianza se finca en las propias virtudes, fuerzas o acciones.
Este es el modo de vencer; no otro, así que aprendámoslo y ejercitémonos en él,
para vencer cualquier asechanza de nuestro mayor enemigo.
Además de la simple tentación, el demonio puede ejercer su acción maléfica sobre
el hombre mediante la obsesión y la posesión. Nadie está exento de la
tentación. Varían las formas, cambian los procedimientos, aumenta o disminuye
su intensidad, pero el hecho mismo de la tentación permanece constante a lo
largo de la vida espiritual. Pero a veces el demonio no se contenta con la
simple tentación, tratándose sobre todo de almas muy elevadas, a las que apenas
impresionan las tentaciones ordinarias, despliega todo su poder infernal,
llegando, con el permiso de Dios, hasta la obsesión, y a veces posesión corporal
de su víctima. En la obsesión, la acción es extrínseca a la persona, mientras
que en la posesión, el demonio entra realmente en el cuerpo de su víctima y le
maneja desde dentro.[36]
Puntos de vista según los exorcistas y los demonólogos.[37] Ahora vamos a ver
todo lo que han dicho del demonio aquellas personas que lo conocen más de cerca,
que se han enfrentado a él, me refiero a los exorcistas, y también tomaremos la
opinión de dos connotados demonólogos.
Habla Don G. Amorth:[38] “En primer lugar, por parecernos una cuestión por
demás importante, ponemos la siguiente afirmación: Es equivocado afirmar la
existencia de otras fuerzas o entidades espirituales, ignoradas por la Biblia e
inventadas por los espiritistas, por los seguidores de las ciencias esotéricas u
ocultas, por los seguidores de la reencarnación o por los que sostienen a las
llamadas almas errantes.[39] No existen espíritus buenos fuera de los ángeles;
ni existen espíritus malos fuera de los demonios. Las almas de los difuntos van
inmediatamente, o al paraíso o al infierno o al purgatorio, como ha sido
definido por dos concilios, el de Lion y el de Firenze. Los espíritus que se
presentan en las sesiones espiritistas, o las almas de los difuntos presentes en
seres vivientes para atormentarlos, no son otra cosa que demonios. Las
rarísimas excepciones permitidas por Dios, son excepciones que confirman la
regla.
¿Cuáles son los disturbios que el demonio puede causar a los hombres mientras
están en vida?
a) Acción ordinaria, la cual está dirigida a todos los hombres, que es la de
tentarlos al mal.[40] No todas las tentaciones provienen del demonio, al menos
por vía directa, pues en ocasiones tienen origen en nuestra naturaleza caída,
que al ser puesta en contacto con imágenes, conversaciones, personas y ambientes
malos, puede sentirse atraída hacia el mal.[41] Sólo diremos que según el p.
Fortea, la tentación nunca es crónica, y nunca deja secuelas, lo que sirve para
diferenciarla de los procesos patológicos.
b) Acción extraordinaria, que es la que Dios le concede sólo en determinados
casos, y puede ser clasificada en 6 formas diferentes:[42]
1.- Sufrimientos físicos causados por Satanás externamente. Se trata de los
fenómenos que leemos en tantas vidas de santos, ejemplo, el cura de Ars y Padre
Pio. Es una forma en que nunca ha habido una influencia interna en las personas
que la sufren y jamás ha sido necesario el exorcismo; cuando más la oración de
personas que están al corriente de cuanto sucede.
2.- La posesión diabólica. Es el tormento más grave y tiene lugar cuando el
demonio se apodera de un cuerpo «no de un alma» haciéndolo obrar o hablar como
él quiere, sin que la víctima pueda resistir, y por tanto, sin que sea
responsable moralmente. Según Mons. Balducci, es el dominio que Satanás ejerce
directamente sobre el cuerpo, e indirectamente sobre el alma de una persona.[43]
Esta posesión transforma a un individuo en un instrumento fatalmente dócil al
poder despótico y perverso del demonio, pero no se es responsable de las
acciones realizadas, aunque sean ofensivas en grado sumo para todo lo que es
sagrado y divino, aunque sean brutales, inmorales y, en fin, contrarias a
cualquier ordenamiento positivo y natural. No siempre ese dominio se realiza en
forma plena; a veces deja una lucidez suficiente para mantener al sujeto
consciente de lo que sucede, aunque sea impotente para reaccionar (posesión
mitigada); otras veces se limita a una simple molestia física, a veces
inexplicable, misteriosa (posesión física). En este estado, el individuo con
razón se dice poseído, endemoniado, porque es instrumento y víctima del poder
diabólico. Así, tenemos dos elementos en la posesión: la presencia del demonio
en el cuerpo del hombre y el ejercicio de un poder.
Esta forma es también la que se presta a fenómenos espectaculares, señales más
vistosas: el demonio puede mover a una persona, levantarla, suspenderla en el
aire inclusive por largo tiempo, transportarla a cualquier lugar, y todo con la
mayor facilidad y rapidez. Con mayor razón puede mover cada una de las partes
del cuerpo de las maneras más extrañas, ridículas y espantosas, puede comunicar
una fuerza superior a la edad y sexo, puede alterar la conformación exterior del
cuerpo, causar todos los tipos de enfermedad y hasta la muerte, puede modificar
la voz. Hace hablar en lenguas nuevas, revelar cosas ocultas.[44] Puede
extender su acción a todas las funciones de la vida vegetativa y sensitiva, y a
través de los sentidos, tanto externos como internos, indirectamente llega al
entendimiento y a la voluntad.
Una cosa es si la posesión diabólica es posible en sí misma, independientemente
del hecho de que se realice o no, y otra es ver si concretamente se dan casos
ciertos, seguros (posibilidad concreta)
Que sea posible es fácil darse cuenta por el concepto mismo del fenómeno; en
efecto, nada impide que el demonio pueda entrar en un cuerpo y servirse de él a
su gusto como dócil instrumento. Esta posibilidad resulta también del hecho que
Cristo confirió a los apóstoles el poder para liberar a los endemoniados. Sin
embargo, la posesión no se queda solamente en el campo de una posibilidad
abstracta, teórica, sino que entra en el mundo de las realidades concretas.
3.- La vejación diabólica. Disturbios y enfermedades de graves a poco graves,
pero que no llegan a la posesión y a hacer perder la conciencia ni hacer cumplir
acciones o pronunciar palabras de las cuales no sea responsable, ejemplo
bíblico, Job, la mujer encorvada y el sordomudo curados por Jesús. Otro ejemplo
sería san Pablo, que tenía una vejación diabólica que consistía en un disturbio
maléfico.[45] Coincide con la infestación personal de Mons. Balducci.
4.- Obsesión diabólica. Se trata de asaltos espontáneos, en ocasiones
continuos, de pensamientos obsesivos, y frecuentemente, racionalmente absurdos,
pero tales, que la víctima no esté en posibilidades de librarse de ellos, por lo
que la persona vive en un continuo estado de postración, desesperación,
tentaciones de suicidio. Casi siempre las obsesiones influyen también en los
sueños. Coincide con la infestación personal de Mons. Balducci.
5.- Sujeción diabólica. Llamada también dependencia diabólica; se cae en este
mal cuando voluntariamente nos sometemos al servicio del demonio, las más usadas
son el pacto de sangre y la consagración a Satanás.[46] Una de las primeras
referencias del pacto con el demonio es a través de San Jerónimo. No siempre el
demonio tiene la capacidad de cumplir los deseos, aunque puede prometer mucho.
Estas acciones se pueden romper, pues nadie nos puede quitar la libertad.
6.- Infestaciones diabólicas sobre casas, objetos, animales. La opinión de G.
Amorth, es que esta clase de mal siempre se refieren a cosas, no a personas.
Según Mons. C. Balducci, esto sería la infestación local, que es una actividad
que el demonio ejerce directamente sobre la naturaleza inanimada, perteneciente
al reino animal y vegetal, para luego llegar indirectamente al hombre con
intenciones siempre maléficas.
Visto todo lo anterior, oigamos algo de lo que Nuestro Señor dice a Monseñor
Ottavio Michelini acerca del demonio:
- Siendo superior a la naturaleza humana, puede mucho sobre ella, y se vale de
esta superioridad para azuzar al hombre al mal, él sabe induciros a un radical
cambio en el modo de vivir.
- Él puede mucho más sobre la naturaleza humana de lo que el hombre puede sobre
la naturaleza animal, y tú ves cuánto puede el hombre sobre la naturaleza
animal.
- El hombre puede dominar a un animal, pero Satanás puede dominar a un hombre
mucho más, mucho más.
¿Cómo defendernos de todos estos males? Los exorcismos solamente para la
posesión diabólica, verdadera y propia; para los otros casos deben bastar los
medios comunes de la Gracia: la oración, los sacramentos, la limosna, la vida
cristiana, el perdón de las ofensas y el recurrir al Señor, a la Virgen, a los
Santos y a los ángeles.
Querer profundizar más acerca de las acciones de Satanás en el hombre, y de las
características de cada una de las formas extraordinarias de acción, exceden con
mucho la finalidad de este trabajo, por lo que lo dejaremos de lado para no
extendernos demasiado.
Sólo quisiera citar las palabras del apóstol Juan en su primera carta 518:
«Sabemos que todo aquél que es hijo de Dios, no peca, mas el nacimiento que
tiene de Dios por la gracia le conserva; y el maligno espíritu no le toca»[47]
El mal está en nuestra falta de fe, en nuestro mal obrar, en la falta de
oración, falta de verdadera vida Eucarística, falta de intimidad con nuestra
Madre Santísima y con la corte celestial.
Según el Jesuita francés Tonquédec, notable exorcista, dice que hay un
grandísimo número de infelices que, aun no presentando señales de posesión
diabólica recurren al ministerio del exorcista para ser liberados de sus
sufrimientos: enfermedades rebeldes, adversidades, desgracias de todo tipo. Los
endemoniados son muy raros, pero estos infelices son legiones. Sin embargo en
mi experiencia, dice el p. Amorth, tengo la seguridad de que en la época actual
el número de afectados ha aumentado grandemente. Un primer factor para esto es
la situación del mundo consumista de occidente, en el cual el sentido
materialista y hedonístico de la vida ha hecho que la mayoría pierdan la fe,[48]
y a medida que disminuye la religión aumenta la superstición. Junto con lo
anterior, enumera el p. Amorth algunas causas, según él, del aumento en los
casos de acción demoníaca en las personas: la práctica del yoga, del zen, de la
meditación trascendental; prácticas basadas en la reencarnación, en el
disolverse la persona humana en la divinidad, en fin, sobre doctrinas
inaceptables para un cristiano. La magia, el espiritismo, la multiplicación de
«espectáculos» del horror, donde al sexo y a la violencia se le agrega
frecuentemente un sentido de perfidia demoníaca. Ni qué decir acerca de la
negligencia de la jerarquía de la Iglesia, donde se ha descuidado el punto
crucial de la batalla en contra del demonio y por lo mismo se ha disminuido la
práctica del exorcismo, hasta el punto de que muchos Obispos nunca han visto,
mucho menos practicado uno.[49]
¿Cómo se puede caer en los disturbios extraordinarios del demonio? Las causas
se pueden resumir como sigue:
A.- Por permisión de Dios. Vale la pena mencionar a dos personas que
recientemente fueron beatificadas por el Papa Juan Pablo II: Don Calabria y Sor
María de Jesús crucificado, los cuales, sin que hubiera ninguna causa humana, ni
culpa por parte de ellos, ni maleficios realizados por otras personas, tuvieron
períodos de verdadera y propia posesión diabólica, en los cuales, los dos beatos
han dicho y hecho cosas contrarias a su santidad, y sin tener ninguna
responsabilidad, porque era el demonio quien obraba sirviéndose de sus miembros.
B.- Cuando se sufre un «maleficio». También aquí no hay culpa por parte de
quien es víctima de este mal. El «maleficio» es dañar a otros a través de la
intervención del demonio. El modo más usado es la brujería, y también es la
causa más frecuente de posesión y de otros disturbios maléficos. Hay maleficios
para matar, para provocar posesión, para que le vaya mal en los negocios, para
provocar enfermedades, etc.
C.- Por un estado grave y endurecido de pecado. Este estado en la actualidad va
en aumento, por lo que también va en aumento el número de personas afectadas por
el demonio. El evangelio nos presenta un caso emblemático en la figura de
Judas. ¿Quién sabe cuántos esfuerzos haya hecho Jesús por llamarlo y
corregirlo? Recibiendo sólo rechazos y endurecimiento en el vicio, hasta que
llegó al colmo: «¿Cuánto me dais si os lo entrego?» Y le fijaron 30 monedas
(Mt. 2615) Luego leemos aquella tremenda frase durante la última cena: «Y
entonces Satanás entró en él» Jn. 1317 En la actualidad hay familias en las
cuales las personas viven estados matrimoniales desordenados, abortos,
perversiones sexuales aberrantes, homosexualidad, drogadicción, etc. En todos
estos casos, el camino de curación inicia en una sincera conversión. Aquí el p.
Fortea introduce el término “hechizo”, el cual es aquella operación que se hace
para obtener algo positivo con el concurso de los demonios. El hechizo no suele
conseguir lo que se busca con él, pero puede provocar posesión, o algún tipo de
influencia, siempre en el que lo hace o en quien lo encarga.
D.- Por frecuentar lugares o personas maléficas. Esto es la práctica o la
asistencia a sesiones espiritistas,[50] magia, cultos satánicos o sectas,
prácticas de ocultismo, frecuentar magos o hechiceros, escuelas satánicas. Son
formas que exponen al peligro de incurrir en un maleficio, en una consagración o
pacto con el demonio.
Es oportuno poner aquí las palabras de Jesús a Mons. Ottavio Michelini en el
libro “Confidencias de Jesús a un sacerdote”
Un Arma Tremenda: El «Maleficio»
...La perfidia y la malicia de las potencias oscuras del mal es tal, que muy
difícilmente se puede conocer toda su extensión. ¿Puedes tú hoy contar las
herejías que laceran a la Iglesia?
Las potencias oscuras del Infierno además, sometiendo a sí a los hijos de su
iglesia, querida para diseminar todos los males posibles con los cuales golpear,
lacerar y atormentar almas y cuerpos, tienen también a disposición un mal
grande, un arma tremenda para golpear, no sólo el espíritu sino también los
cuerpos de los miembros de mi Iglesia: «El maleficio»
«Maleficio» Presencia de oscuras fuerzas ocultas. Este es un aspecto
negativo y demoledor, pero son tantos los aspectos negativos y demoledores de la
Pastoral moderna, desviada como está de su finalidad fundamental, que es la de
arrancar a las almas de las garras de las fuerzas oscuras del mal.
¿Qué quiere decir «maleficio» y qué es? Es la presencia de “fuerzas oscuras”
ocultas en personas, lugares o cosas, con las cuales en general se crean
situaciones de sufrimiento espiritual y material.
Del «maleficio» ¿cuántos son víctimas hoy? ¡Un número sin número! Sin
embargo esta palabra: «Maleficio», que es causa de indescriptible sufrimiento,
suscita perplejidad, dudas e incredulidad aun en aquellos que son víctimas de
él; suscita risas y burlas en quienes no creen; suscita estupor y hasta
escándalo en aquellos que deberían conocer su naturaleza, origen y causa, y
deberían sugerir modos y medidas para defenderse e indicar los medios para
combatirlo.
Pero ¿quiénes son éstos que fingen estupor y asombro cuando oyen hablar de
«maleficio»? Es increíble decir hasta dónde llega la perfidia de los demonios y
de sus aliados y colaboradores en la tierra; porque estos son sacerdotes,
obispos y hasta cardenales, que descaradamente con engañosos pretextos, con una
malicia y perfidia satánica y con un nauseabundo y fingido celo, prohíben a los
sacerdotes confiados a su cuidado usar los medios buenos y eficaces, ya
indicados en el pasado por la Iglesia, aceptados por la cristiandad y usados por
todos los santos, quienes han apreciado su utilidad y su eficacia, presentando
como cobertura de su hipocresía la aplicación del Concilio, entendida como
quitar de en medio los tabúes que podrían disminuir el prestigio de la Iglesia.
Se ha llegado a prohibir a los sacerdotes el bendecir a personas maleficiadas
y a limitar el uso del agua bendita, y todo, naturalmente, bajo la apariencia de
cuidar celosamente el prestigio de la liturgia.
Negar hechos y consecuencias de la pérfida actividad de las potencias oscuras
del Infierno es como negar a Dios, el Cual, para liberar a la humanidad de tanto
mal me ha enviado a la tierra a Mí, Verbo Eterno de Dios hecho carne, a morir en
la Cruz.
Almas maleficiadas. Me propongo continuar con la conversación del mensaje
anterior, en el que he querido aclararte algunos aspectos de uno de los tantos
medios con los cuales las potencias oscuras del infierno embaucan a las almas
inexpertas, imprudentes, siempre deseosas de novedades, débiles o indefensas,
por estar privadas de la asistencia espiritual, o por su negligencia, o por el
incumplido deber de quienes por vocación habían sido designados para cuidar su
vida religiosa, almas lisonjeadas por espejismos prohibidos, y casi siempre
engañadas. Pero no intento incluir a todas las almas en las susodichas
categorías, porque en efecto hay también almas buenas, santas, almas en serio
camino hacia la perfección que por Voluntad permisiva de Dios son maleficiadas,
en cuanto a que el sufrimiento que les procura el «maleficio», para ellas se
convierte en medio de expiación, de purificación, de santificación, de
enriquecimiento y de redención; porque el sufrimiento, de cualquier parte que
provenga, si es aceptado con fe y generosamente ofrecido, se cambia en
santificación.
¿ Qué almas pueden ser maleficiadas? Teóricamente todas. Unas directa o
indirectamente por obra de las fuerzas del mal, y otras por Voluntad permisiva
de Dios. Pero el «maleficio» lleva siempre en él el sello del infierno.
¿Por qué lo permite Dios? Dios nos ha creado libres, y cada uno será juzgado
de acuerdo a lo que hayamos hecho con nuestra libertad. Si hicimos bien,
merecemos premio; si hicimos mal, merecemos castigo. Podemos mandar matar a
alguien y Dios no lo impide, así mismo se puede pagar a un mago para que haga un
maleficio contra una persona, y aquí tampoco Dios lo impide, aunque de hecho
muchas veces sí lo hace, como por ejemplo, en quien vive en gracia de Dios,
quien ora más intensamente, es más salvaguardado que quien no es practicante.
El campo de las brujerías y de los maleficios es el paraíso de los embusteros;
los casos verdaderos son poquísimos en relación a los que se presentan en total
en esos sectores. Este terreno se presta mucho a las sugestiones, a los
caprichos de mentes débiles.
¿Qué medios se deben usar para liberar a las almas que son afectadas por él?
Hijo mío, te dije en otra ocasión que el exorcista no debe esperar consuelos,
sino sólo y siempre sufrimiento, y que raramente ve el resultado de su acción
pastoral, la más directa pastoral, de la que Yo, Verbo eterno de Dios, he dado
tantas veces ejemplo arrojando los demonios y curando a los enfermos, pero para
que este ministerio pastoral surta sus efectos debe ser ejercido por santos
sacerdotes. Vendrá el día en el que Obispos verdaderamente santos se acordarán
de la validez de mi mandamiento “Id y predicad el Evangelio a todas las gentes,
bautizándolas, curando a los enfermos y arrojando a los demonios.”
El exorcista, además de ser santo, debe ser hombre de profunda oración, debe
usar todos los medios consentidos como los sacramentos, en los que hoy ya casi
ninguno cree, mientras su eficacia depende de la fe y de la Gracia de quien los
usa; impartirá también las bendiciones, que si son en forma privada no necesitan
de ninguna licencia del ordinario, pero si en cambio el exorcismo es público y
hecho en nombre y en unión con la Iglesia, necesita el permiso del ordinario del
lugar en el que se realiza.
La hora de la liberación de un alma golpeada por un «maleficio» está siempre
determinada por la Voluntad Divina y puede ser anticipada por la colaboración,
la fe y el deseo de liberación del afectado, o puede ser prolongada por la falta
de colaboración, de fe y del deseo de ser librado, o también por la acción
maléfica aún en acto por parte de quien ha procurado el maleficio. El
«maleficio» también puede ser mantenido o prolongado por un designio misterioso
de Amor, dirigido a salvar almas relacionadas con el maleficiado en un plano
particular de salvación.
Es conveniente hablar sobre «la noche del espíritu»[51] Toda persona que busque
a Dios en serio, tarde o temprano penetrará en una fase conocida como «la noche
del espíritu» Es una fase de la evolución espiritual, es necesaria para
penetrar en la vida mística. Esta purificación se hace a través del sufrimiento
aceptado con amor a Dios y perseverancia. Consiste en una serie de tentaciones
obsesivas de origen demoníaco, como tentaciones de ateismo, contra la fe, de
escrúpulos, de suicidio, de depresión, blasfemias, etc., pero muy intensas. El
demonio se empeña en detener el avance espiritual haciendo caer a la persona en
graves pecados.[52] Esta noche termina cuando el alma se conforma al
sufrimiento, apegándose a las normas puestas por Dios. Esto concuerda
perfectamente con lo dicho por Jesús a Luisa Piccarreta en el primer volumen de
sus escritos.[53]
Los dones de Satanás.
Continúa el P. Amorth. “También Satanás da poderes a sus devotos. A veces,
como auténtico mentiroso que es, los destinatarios de estos poderes no
comprenden pronto la proveniencia, o no quieren comprenderla. Puede suceder que
una persona tenga un don de previsión; otros, con solo ponerse frente a una hoja
y con una pluma en la mano, escriben espontáneamente páginas y páginas de
mensajes; otros tienen la impresión de poder desdoblarse, y que una parte de su
ser puede penetrar en casas y en ambientes aun lejanos; es muy común que algunos
escuchen una voz, que en ocasiones pueda sugerir oraciones u otras cosas. ¿De
donde viene esto? Es necesario un estudio o un discernimiento hecho por
personas competentes para establecer la verdad. Cuando San Pablo estaba en
Tiatira le sucedió que era seguido por una esclava que tenía el don de adivinar,
y con esta dote procuraba mucho dinero a sus patrones, pero era un don de origen
diabólico, que desapareció después de que San Pablo arrojó al maligno.[54]
Puede provocar estigmas.[55]
En un testimonio firmado por Erasmo di Bari, dice que años después de haber
participado en un juego de tipo espiritista sin saberlo, fue investido de varias
facultades paranormales, como clarividencia, lectura del pensamiento, poder
conocer la vida de personas tanto vivas como muertas, diagnóstico clínico,
anular el dolor físico por la imposición de las manos eliminando así el estado
de sufrimiento,[56] etc. Sin embargo, a pesar de que esto le reportaba
ganancias y la posibilidad de acercarse a la gente, las personas que lo hacían,
poco tiempo después quedaban más desorientadas por lo que él les había dicho,
pero lo principal era que él mismo se daba cuenta que su vida no había cambiado
en nada, continuaba siendo fácil a la ira, lento al perdón, fácil al
resentimiento, susceptible a la ofensa, con miedo a tomar su cruz, miedo al
futuro y a la muerte. Todos estos poderes cesaron después de un exorcismo. En
estos casos es necesario oponerse y vencer estas tendencias para alcanzar la
curación.”
6).- Tratando de desenmascarar al demonio para vencerlo.[57]
Una cosa son sus acciones y la forma en que pueden manifestarse, y otra cosa es
como es que la gente los ve, los percibe; aquí, las falsas concepciones, la
fantasía, los miedos irracionales, los mitos, la moda, las conveniencias, etc.,
dan lugar a una manifestación variadísima de los demonios, pero casi siempre
distorsionada y exagerada en manera tal, que difícilmente podríamos reconocer en
ella al verdadero enemigo de nuestras almas.
Como punto de partida diremos que el demonio, desde el momento mismo de su
rebelión, tiene un plan perfectamente trazado para quitar al hombre del puesto
al que Dios lo había destinado. En el momento en que el ángel comete la culpa
se divide la creación pensante, desde ese instante existen ya dos razas, dos
iglesias, dos generaciones: La de Dios y la opuesta a ella, la de Satanás; ésta
se trasladó a la tierra para hacer guerra a la Iglesia de Dios en los hombres.
Mientras llegaba el momento de iniciar la batalla en los padres de la humanidad,
Adán y Eva, Lucifer estrenó el infierno[58] usando toda su sabiduría y malicia
diabólica para ponerse de acuerdo con los otros demonios, para ver cómo podrían
ofender más a Dios, y para satisfacer su espíritu de soberbia y rebeldía. La
conclusión fue que la mayor venganza y agravio contra Dios, puesto que conocían
cómo habría de amar a los hombres, sería impedir los efectos de aquel amor,
engañando, persuadiendo y, en cuanto les fuese posible, forzando a los mismos
hombres para que perdiesen la amistad y gracia de Dios, y le fuesen ingratos y
rebeldes. Decía Lucifer: “Tenemos que trabajar empleando todas nuestras
fuerzas, dedicación y ciencia; someteremos a las criaturas humanas a nuestra
doctrina y voluntad para destruirlas; los perseguiremos y los privaremos del
premio que les ha sido prometido; procuremos que no lleguen a ver la cara de
Dios, pues a nosotros se nos ha negado con injusticia. Sembraré nuevas sectas,
errores y leyes contrarias a las del Altísimo; levantaré de entre esos hombres,
profetas y caudillos que engrandezcan las doctrinas que yo sembraré en ellos;
[59] afligiré a los pobres, oprimiré a los afligidos y perseguiré al
desalentado; sembraré discordias, ocasionaré guerras, moveré unas gentes contra
otras; engendraré soberbios y arrogantes y extenderé la ley del pecado;[60] y
cuando en ella me hayan obedecido, los sepultaré en este fuego eterno. Este
será mi reino y el premio que yo daré a mis siervos.
Al Verbo humanado haré sangrienta guerra, aunque sea Dios, pues también será
hombre de naturaleza inferior a la mía. Levantaré mi trono y dignidad sobre la
suya, lo venceré y lo derribaré con mi potencia y astucia; y la mujer que ha de
ser su Madre perecerá a mis manos; ¿qué es para mi potencia y grandeza una sola
mujer? Y vosotros, fingid que amáis a los hombres para perderlos; sírvanlos
para destruirlos y engañarlos; asístanlos para pervertirlos y traerlos a mis
infiernos.”
Allí se fraguaron todos los vicios y pecados que iban a ser inoculados en el
hombre, de allí salieron la mentira, las sectas y errores, y toda iniquidad tuvo
su origen de aquel caos y congregación abominable.
Todo estaba consumado. Había sido puesta fuera toda la maldad, el engaño, la
mentira, los embustes, el odio, el fingimiento, etc., que junto con el inmenso
poder de las dotes de su naturaleza angélica, desencadenarían en contra del
linaje humano la más grande batalla que se ha de librar en el curso de la
historia, siendo su principal objetivo el ataque hacia Jesús y su Madre
Santísima. El envilecimiento de la naturaleza humana era y sigue siendo el
punto crucial para lograr su plan.
Pero el toque maestro en este plan era el volverse invisible: Invisible por dos
razones:
1.- Por necesidad absoluta. Su sola presencia reafirma en forma contundente la
existencia de Dios. El demonio es un ser creado, no subsistente por sí mismo,
por lo tanto, el hacerse una realidad presente a nuestra inteligencia y voluntad
a través de nuestros sentidos, nos llevaría sin duda alguna a la confirmación
del Creador, sin importar cual nombre o concepción le diéramos. Así que su sola
existencia es la mejor arma para contrarrestarlo y reafirmar nuestra fe.
¡Insensata locura y obstinación la de los ángeles caídos, que no supieron ver en
la existencia de Luzbel la confirmación de que sólo Dios es el único Ser
subsistente por Sí mismo, generador de todas las bellezas de lo creado, sin
importar que naturaleza tengan! De aquí la necesidad absoluta de no
manifestarse abierta y rotundamente. En contadísimas ocasiones lo hace ante
aquellos que voluntariamente han aceptado el mal, desconociendo al bien.
En el seno de la creación jamás habrá seres espirituales o materiales «malos»
La palabra «ser» y «malo» son contradictorias entre sí. Él ha conseguido
deshonrar el oficio sagrado que se le otorgaba, pero no ha podido deshonrar su
«ser», el cual sigue honrando al Creador, puesto que sigue «siendo» No importa
lo malo que sea, los actos nefastos que cometa, no puede corromper su acto de
existencia, la cual se manifiesta como acto supremo de una sabiduría y potencia
tal, que es imposible el no pensar en el Ser Creador como el Ser perfecto. Así
que para mayor condenación de él, y me atrevo a decir que sea el mayor
sufrimiento (infierno) que tenga, es que su sola existencia ha servido, sirve y
servirá como testimonio fiel de la existencia y Majestad de Dios.
2.- Por necesidad relativa. Para que sus enemigos no tomen acciones para
prevenir sus ataques, o recurran a las armas necesarias para contrarrestarlo.
Para tal efecto debía diversificar a tal grado su acción, que nadie pudiera
relacionarlo con ellas, haciendo de estas acciones un conjunto que a la vista
parecieran como cosas diferentes, aisladas entre sí, pero todas dirigidas hacia
un mismo fin:
a).- Quitar de la mente de la familia humana el recuerdo de Dios.[61]
b). Abolir todos los tabúes que limitan la acción de aquello que aparentemente
es nuestro mayor tesoro, nuestra naturaleza humana,[62] exaltando a tal grado
las pasiones y los vicios, que debieran parecer virtudes. Junto con ello,
destruir al ser humano; pero como no le fue concedido atentar contra su vida en
forma directa,[63] se dedicó a instigar guerras ilícitas, donde mueren miles, y
en ocasiones millones de personas, masacradas por el odio y la injusticia,
apoyados en la fuerza irracional; además se dedicó a destruir la realeza que le
correspondía por creación (el rey de la creación, dominador de todo, aun de sí
mismo), poniéndolo por debajo de la naturaleza animal; apoderándose del ser
humano como se apoderó de los cerdos en el territorio de los gerasenos,[64]
llevándolos al despeñadero, así los lleva a la droga, a los crímenes, a la
prostitución, en resumen, los lleva a los 7 pecados capitales, con la soberbia
como cabeza de esta lista, para precipitarlos en el infierno.
c).- Denigrar y destruir la unidad creada por Dios para multiplicar sus hijos,
sus imágenes: La familia. Haciendo que de una misión como era, pasara a ser un
simple contrato entre dos personas que aceptan vivir juntos por momentos, no en
totalidad de tiempo, para convivir, pero en gran parte para satisfacción
personal, por no decir sexual; para construir no una familia, sino un consorcio
comercial; y en caso de hastío, el que lógicamente se da cuando no existe el
vínculo espiritual fortalecido por el Sacramento, pasar a una nueva unión a
través del divorcio, (adulterio). Cabe mencionar en este punto, la abominable
aceptación de la homosexualidad, y ahora la “unión legal” de dos personas del
mismo sexo en una unión familiar con todos los derechos civiles, y lo más
absurdo, tener la posibilidad de adoptar niños,[65] con todas las consecuencias
que esto trae en la formación de estos pequeños, y la repercusión moral y
espiritual no sólo en ellos, sino en toda la humanidad.[66]
d).- Como dentro del ser humano existe el anhelo de Dios, y existe la
conciencia que nos provoca remordimientos, que nos llevan al arrepentimiento,
los cuales no son otra cosa que la Divina Voluntad en nuestra alma, que
convulsiona en agonía por nuestra actitud,[67] nuestro enemigo tuvo que inventar
cientos de teorías religiosas, múltiples deidades, todas diferentes pero con
cierta similitud para poder engañar y hacer creer que todo se debe a una
invención del ser humano, o lo más descabellado, que la creencia en un solo Dios
proviene de ideas más antiguas, al igual que la imagen de Cristo; junto con una
infinidad de ideas que sirvieran para distraernos, etc.[68] Para esto requería
de aliados dentro de la misma familia humana, y no tardó en encontrarlos, usando
siempre los mismos métodos, ofreciendo todo aquello que la naturaleza caída del
ser humano anhela, o sea, primero lo material (riqueza, poder, placer), con
ello, también ofrecía satisfactores al entorno moral (sabiduría, conocer todos
los secretos, el bien y el mal, el ser admirado, reconocido, el ser superior a
los demás), para que al final, pudiera saborear las “delicias” en lo espiritual,
«ser como Dios», pero sin Dios. En fin, podríamos seguir mencionando
estrategias que ha usado, pero creo que con lo dicho es suficiente para darnos
una idea de la actividad y fines que lleva este ser.
Después llega el momento en que deben ser creados los primeros seres humanos.
¡...Pero ya todo estaba preparado!
Así que para conocer la maldad, el envilecimiento de este ser espiritual, no es
necesario investigar los efectos de este plan,[69] pues ese es, ni más ni menos,
su verdadero plan: «Desorientarnos», y así forzosamente escoger alguna de estas
acciones, no sólo para seguirla, sino también en modo opuesto, escoger alguna o
algunas para combatirlas, descuidando las demás y poder ser atacados en los
puntos débiles. No, no tenemos que conocer todos los efectos, pues aunque lo
llegáramos a hacer, esto nos ocuparía tal cantidad de tiempo, que ya no
podríamos dedicarnos a Dios como Él quiere, no estaríamos siguiendo el consejo
para alcanzar la «perfección»: “Ve, vende todo lo que tienes y luego ven y
sígueme.” Mejor será conocer la idea madre, para no errar en nuestra búsqueda
pensando y analizando si esto es bueno o no, si será de Dios o no. Sus aliados
forman la iglesia de Satanás en la tierra, y son más que aliados, se convierten
en su descendencia, la cual se enfrentará con la descendencia de la Mujer.[70]
De ahí en adelante se empieza a desarrollar todo el plan, todos sabemos el odio
que desencadenó en contra de todos aquellos que permanecían fieles, sabemos la
forma despiadada en que atacó a Jesús y a su Madre, cómo envileció a los
apóstoles, hasta hacer de uno de ellos el traidor, el hijo de la perdición, y de
Pedro el negador de su maestro. Conocemos la historia de las persecuciones
instigadas por este inicuo ser; el transcurso de estos veinte siglos está lleno
de estos ejemplos, todos ellos producto del odio y sed insaciable de venganza de
Satanás.
De las dos acciones que tiene para atacar al hombre, ¿cuál será la más
peligrosa? ¿La habitual (tentación), o la extraordinaria (sufrimientos físicos,
posesión, vejación, obsesión, sujeción, infestaciones)? Por supuesto que la
habitual, pues es la forma de llevarnos al pecado consciente, voluntario y con
pleno conocimiento. La otra, aunque puede inducirnos al pecado, siempre habrá
una atenuante, pues de alguna forma nos hemos visto obligados a hacerlo. En
caso de las posesiones, entonces sí, no hay culpa, pues el hombre no es más
dueño de sus actos, y resulta que por muy malos que pudieran ser, a él le sirven
de mérito por el sufrimiento interior que le provoca la posesión, junto con la
extensión de los méritos a otras personas que lo necesitan.
Siendo entonces la tentación la más peligrosa, deberemos poner toda nuestra
atención en ella. Ésta se puede desarrollar de dos maneras: la primera es
cuando nos lleva, con un acto conciente, a desobedecer la ley de Dios y hacer
nuestra voluntad por sobre la Voluntad Divina. La segunda forma es que nos
lleve a lo mismo, pero engañados; en este supuesto, se pueden dar dos formas
más: la primera sería en caso de que lo que se haga engañado se haga con la
plena conciencia de estar haciendo lo correcto, y entonces no se comete culpa
alguna, pues el pecado o falta no está en el acto en sí, sino en la voluntad de
transgredir el orden establecido. La segunda forma, es que a pesar de haber
sido engañados, de alguna manera nos damos cuenta, no completamente, del engaño,
y hacemos el acto con cierta conciencia de estar haciendo lo no correcto,
entonces existe la culpa, pero se tiene una atenuante en la medida que nos dimos
cuenta o no, y el resultado es un acto con culpa relativa. El resultado de la
tentación, el pecado, solamente es válido si somos concientes de lo que hacemos,
pues si no es por voluntad que se rompe con la ley de Dios, no se tiene culpa.
Así que nuestra atención se debe centrar en la tentación directa, puesto que los
engaños sólo sirven para desviar esta atención y no fijarnos en lo que debemos.
Para ejemplo baste comparar la ley de Dios (los 10 mandamientos) con los «Los
logros sociales» o deberíamos mejor decir «Los robos sociales» robos por
habernos robado la Gracia, la amistad con nuestro Creador, la posibilidad de la
bienaventuranza eterna, etc., aparte de las ideas que han ido imponiéndose como
deseables, y a las que nadie osa enfrentarse, todo lo cual ha servido para
influenciar negativamente la conciencia del ser humano. Analicemos algunos de
estos «logros», los cuales en múltiples ocasiones han sido producto de
movimientos sociales, de leyes,[71] de teorías científicas, de razonamientos
filosóficos, pero sobre todo, de la búsqueda afanosa por parte de toda la
sociedad de placeres y comodidades, por lo tanto, impuestos por personas sin
Dios, serviles a los intereses de su padre, Satanás.
MandamientoLogro (robo) social
1º Amaras a Dios sobre todas las cosas. Este mandamiento nos prescribe
las virtudes de fe, esperanza, caridad y religión, y nos prohíbe los
pecados que van contra ellas.Estímulo a nuestra propia excelencia, lo que
nos hace olvidar que Dios es nuestro Creador, que es nuestro fin, y nos
lleva a buscar no su gloria, sino nuestra gloria y satisfacción.
Nos lleva a no someternos, desconociendo sus derechos y a quebrantar su
ley. Esto hace “nacer y crecer” desmesuradamente la soberbia.
Es frecuente el dar culto a las criaturas, lo que es contrario al culto
que debemos dar a Dios.
Nos imponen la evolución como doctrina. El estado como máxima autoridad
posible, la irreligiosidad en toda la vida civil, por la cual hay que
desterrar la idea de Dios, educación laica, etc.
2º No jurar su santo nombre en vano. Este mandamiento nos manda respetar
el nombre de Dios y nos prohíbe profanarlo, lo que sucede de 4 maneras:
pronunciándolo sin respeto, blasfemia, juramento indebido, y el voto no
cumplido.Blasfemia (palabra de injuria, maldición y desprecio).
Juramento, poner a Dios por testigo de que se dice la verdad, las promesas
de futuros gobernantes; en los juicios, jurando decir la ¿verdad? sobre la
Biblia; en falsas declaraciones sobre todo de los dirigentes, etc.
3º Santificarás las fiestas. Nos manda honrar a Dios con actos de culto
el día de fiesta, y nos prohíbe en ellos ciertas obras.En este capítulo,
solamente diremos que la falta más común, es el trabajo por el deseo
inmoderado de ganancia, y el no atender a nuestra obligación de oír misa.
4º Honrarás a tu padre y madre. Comprende los deberes de los hijos para
con sus padres, de los inferiores con los superiores; a su vez los de los
padres hacia los hijos, y de los superiores hacia los inferiores. Los
hijos deben a sus padres respeto, amor, obediencia y socorro.Los hijos
deben denunciar a sus padres; no les merecen respeto aduciendo libertad
psicológica e independencia. Asilos, guarderías.
5º No matarás. Prohíbe el suicidio, homicidio, duelo, aborto, eutanasia.
Para que una guerra sea lícita, debe llenar 3 condiciones: 1.- Ser
decretada por una legítima autoridad. 2.- Causa justa y grave, y 3.- Ser
necesaria, o sea, último remedio.Aborto, uso del dispositivo intrauterino
(abortivo), eutanasia, pena de muerte, guerras motivadas por intereses,
odios, clonación, fertilización in vitro, obtención de células madre de
embriones, etc.
6º No fornicar. Nos impone la virtud de la castidad, prohíbe la impureza.
Tener relaciones sexuales antes del matrimonio es bueno y hasta deseable
(según la psicología), la masturbación es normal, es autoconocimiento
(psicología), lecturas inadecuadas, películas de tipo sexual, modas.
Homosexualidad, etc.
7º No hurtarás. Este se quebranta de 3 maneras: 1.- El robo 2.- La
injusta detención de los objetos. 3.- El daño injustoQuizá el más usado en
nuestra sociedad actual sea la injusta retención, delincuentes de cuello
blanco, impunidad, usura, etc.
8º No levantar falso testimonio ni mentir.Es mal común de toda la
sociedad.
9º No desear la mujer de tu prójimo. Es similar al 6ºDivorcio, validez de
nuevas uniones bajo pretexto de derechos humanos y libertad, intercambio
de pareja, etc.
10º No codiciar los bienes ajenos.También es un mal común.
Dice el refrán que para muestra basta un botón, lo anterior es más que un botón,
los cuales son practicados, impuestos y aceptados, por todos. ¿Queremos otra
muestra de la acción destructora de la tentación manejada por Satanás?
Digámoslo abiertamente, es la más contundente arma en contra de Dios y de
nosotros, por eso la insistencia en no fijarnos en las acciones extraordinarias,
pues son muy infrecuentes, y a excepción de la vejación en la salud o en nuestro
entorno socioeconómico, no representan otra cosa que la aceptación por parte
nuestra de las sugerencias de él.
Entendido lo anterior, y captada en mínima parte la destrucción que ha logrado
hacer, debemos hacer un acto de análisis, para conocer cuál es la razón de todo
esto: En primer lugar, y hay que recalcarlo muy bien, se debe a la indiferencia
generalizada hacia Dios por parte de toda la sociedad, causada en gran medida
por una búsqueda desenfrenada de riqueza, comodidad, bienestar, placer. En
segundo lugar, a los colaboradores de Satanás, los cuales, infiltrados en todos
los altos niveles de mando de las sociedades actuales, han ido tomando las
líneas de corrupción queridas por su padre (Satanás), y las han ido imponiendo
como leyes civiles, o como ideas generalizadas basadas en los «derechos
humanos», con lo que resulta prácticamente imposible disentir de ellas, sin
riesgo de ser considerado como obtuso o retrograda. Y en tercer lugar, da
escalofrío el decirlo, a la indiferencia culpable de aquellos que deberían ser
los adalides en esta batalla, me refiero a aquellos a los que Jesús les deja el
mandato de cuidar, pastorear, guiar a sus ovejas, pero sobre todo, el
defenderlas de sus enemigos.[72]
Jesús dentro de su actuación en el mundo mostró que era importante el arrojar
demonios, tanto, que lo deja como parte de la misión de sus discípulos y
apóstoles. Cuando una persona peca, generalmente no tiene un demonio dentro,
pero si la idea se hace obsesiva por instigación del demonio, el pecado se hace
frecuente, éste lleva a la adquisición de un hábito, y de ahí pasa a ser una
vicio. Cuando llega a este punto se vuelve irrefrenable, y es donde podemos
decir que tenemos un demonio dentro que nos excita nuestra concupiscencia, junto
con nuestro desordenado deseo, o sea, estamos poseídos. De María Magdalena
Jesús arrojó 7 demonios, un verdadero caso de posesión, sin embargo ella no
tenía la apariencia externa de una endemoniada, pero en su actuar, en su forma
de vida sí que era una verdadera poseída, con plena conciencia y por lo tanto
con culpa. Si la viéramos en la actualidad, lo que menos pensaríamos es que
está endemoniada, lo que diríamos es que es una mujer degradada, y lo que menos
se nos ocurriría es hacerle un exorcismo o hacer oración de liberación, sin
embargo Jesús dice que la curó de la posesión de 7 demonios.[73] Esta clase de
demonios son los que se deben exorcizar, sacar, pero para que surta efecto la
curación es necesario que la criatura tenga plena conciencia de lo que pasa, y
el firme deseo de ser liberada; Jesús logra lo anterior con su palabra, al
sembrar en el alma la visión de la realidad de su mísera vida, la grandeza del
alma en gracia de Dios, el deseo de la regeneración, la firme convicción de que
Dios la ama, y la esperanza de poder alcanzarlo. Esto, basado en el amor, pues
esta virtud es la única que nos puede lanzar a esa ardua tarea de
perfeccionamiento, y la única que nos puede unir a nuestro Creador.
La forma de vencer la tentación, es la que dejamos asentada cuando hablamos de
las tentaciones de Jesús, sin embargo, si ya caímos y somos presa de ella y
queremos salir, entonces queda como recurso infalible la oración, la humildad,
la mortificación y sobre todo la conversión.[74]
Qué decir entonces, ¿la tentación es nuestro enemigo? ¿Satanás la usa como arma
para perdernos?
¡Pobre Satanás! Aun en esto, que él considera su mejor estrategia para apartar
al hombre de su Creador, (y que con el hombre duro de corazón sí resulta), se
equivoca, su soberbia no lo deja ver que se ha vuelto el mejor cooperador de
Dios para purificar a todas aquellas almas que van en busca de la perfección,
las cuales darán a Dios la gloria y el amor establecidos por Él desde toda la
eternidad. Así que podríamos decir, sin temor a equivocarnos, ¡gracias Satanás
por tentarnos, gracias por ayudarnos a superar nuestras miserias![75]
Veamos ahora qué nos dice Jesús en los escritos de la Divina Voluntad acerca del
demonio y la tentación:
Finalidad de las tentaciones. Mira, quiero purificar tu alma de todo mínimo
defecto que pudiera impedir mi Amor en ti, quiero probar tu fidelidad, ¿pero
cómo puedo ver si esto es verdad si no es poniéndote en medio de la batalla?
Debes saber que quiero ponerte en medio de los demonios, les daré libertad de
atormentarte y de tentarte a fin de que cuando hayas combatido los vicios con
las virtudes opuestas, te encontrarás ya en posesión de esas mismas virtudes que
creías perder, y después tu alma purificada, embellecida, enriquecida, será como
un rey que regresa vencedor de una ferocísima guerra, que mientras creía perder
lo que tenía, vuelve en cambio más glorioso y lleno de inmensas riquezas. Mira,
quiero purificar tu alma de todo mínimo defecto que pudiera impedir mi Amor en
ti, quiero probar tu fidelidad, ¿pero cómo puedo ver si esto es verdad si no es
poniéndote en medio de la batalla? Debes saber que quiero ponerte en medio de
los demonios, les daré libertad de atormentarte y de tentarte a fin de que
cuando hayas combatido los vicios con las virtudes opuestas, te encontrarás ya
en posesión de esas mismas virtudes que creías perder, y después tu alma
purificada, embellecida, enriquecida, será como un rey que regresa vencedor de
una ferocísima guerra, que mientras creía perder lo que tenía, vuelve en cambio
más glorioso y lleno de inmensas riquezas.[76]
¿Pueden los demonios tomar posesión de mí a la fuerza? Hija mía, ¿por qué te
perturbas tanto? ¿No sabes tú que si se unieran juntas todas las potencias
diabólicas, no pueden entrar dentro de un corazón y tomar dominio de él, a menos
que el alma misma, por propia voluntad les dé la entrada? Sólo Dios tiene este
poder de entrar en los corazones y dominarlos como le place.[77]
¿Puede el demonio formar su vida en mí por medio de la posesión? Hija mía, sólo
mi Voluntad tiene este poder de formarse una Vida en la criatura.[78]
Ahora escucha hija buena el gran prodigio de nuestra Vida en la criatura, que
ningún otro, por cuanto amor y potencia tenga, puede decir: Yo puedo bilocarme,
y mientras quedo lo que soy, puedo formar otra vida mía dentro de una persona.
Sería una locura y un absurdo el decirlo, ni el ángel, ni el santo tienen este
poder, sólo tu Dios, tu Jesús tiene este poder.[79]
Así que Satanás está perdido ante el alma resuelta a despreciarlo manteniéndose
unida con su Creador, y tiene que aceptar que lo que haga en su contra servirá
para hacerla adquirir más méritos. Pero si esta alma vive en la Divina
Voluntad, entonces el mismo Dios pelea en ella, y ¿quién como Dios? Esto para
el demonio significa que se le duplica su condenación, se le duplica su
infierno.[80] Por eso es que la mayor tentación en la actualidad para el alma
deseosa de perfección, no está dirigida tanto a hacerla pecar, no, sino que va
dirigida a alejarla de la Divina Voluntad, pues teme en tal forma a la criatura
que vive en Ella, que haría cualquier cosa con tal de disuadirla.[81] Debemos
mencionar que Satanás ha intentado en varias ocasiones y de diversas maneras
malograr este reino, pero en todas las ocasiones ha fracasado: El primer ataque
fue contra Luisa para que no escribiera, y esto lo vemos en sus escritos, sobre
todo en los primeros volúmenes, donde la tentación era que Luisa tuviera dudas
si realmente eran comunicaciones de Jesús o de él, o quizá producto de su
fantasía, en otras ocasiones no quería que se publicara nada, tenía dudas acerca
de si serían útiles o no, etc. Pero a través de su obediencia, su entrega y
amor a Jesús, y sobre todo a la presencia continua de Él y su enseñanza, pudo
superarla. La segunda tentativa fue: No publiquen. Y aquí utilizó a las mismas
autoridades de la Iglesia, quienes habiendo condenado tres escritos: Las Horas
de la Pasión, La reina del Cielo en el reino de la Divina Voluntad, y un pequeño
librito que contenía algunos extractos de los escritos, al momento de acudir con
ella para confiscar estos escritos, se llevaron todos los demás, sin ninguna
justificación, pues no habían sido motivo de la condena, aunado a que ya tenían
el Nihil Obstat y el Imprimatur, o sea, tenían la autorización eclesiástica y se
hacía constar que no había nada en contra de la fe. Nunca se dio explicación
del por qué. La tercera embestida fue y es aún, similar a la anterior, pero a
Dios gracias los escritos a pesar de todo lo que ha hecho para impedirlo, ya
están circulando por el mundo. Su última tentativa se puede dar en dos modos
diferentes: El primero será en no acepten, no crean, no lean. Esto es una
realidad patente, basta ver la cantidad de ataques que ha recibido esta sublime
doctrina, los escrúpulos de almas buenas, la cantidad de malas interpretaciones
que se han dado. El segundo modo se dirigirá a la forma de vivir esta Divina
Voluntad, me atrevo a decir que es acción de él, querer convertir a la Divina
Voluntad en una devoción más, en quererla mezclar con otras prácticas, buenas en
sí mismas, pero que le quitan la parte sustancial. Así que para el alma que
quiere vivir en la Divina Voluntad, es necesario que use toda su atención en
esto, y que se desprenda de todo lo demás.[82]
EL ANTICRISTO
El Anticristo. Ciertamente en las Sagradas Escrituras se nombra a este
personaje. Describen las señales que precederán a la venida de Cristo y los
exhorta a permanecer en la doctrina. Veamos algunas de estas lecturas para
constatar que es una realidad:
...Entretanto, hermanos, os suplicamos por el advenimiento de nuestro Señor
Jesucristo y de nuestra reunión al mismo, que no abandonéis ligeramente vuestros
primeros sentimientos, ni os alarméis con supuestas revelaciones, con ciertos
discursos, o con cartas que se supongan enviadas por nosotros, como si el día
del Señor estuviera ya muy cercano. No os dejéis seducir de nadie en ninguna
manera; porque no vendrá este día sin que primero haya acontecido la apostasía,
casi general de los fieles, y aparecido el hombre del pecado, el hijo de la
perdición, el cual se opondrá a Dios, y se alzará contra todo lo que se dice
Dios, o se adora, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios, dando a
entender que es Dios. ¿No os acordáis que cuando estaba todavía entre vosotros,
os decía estas cosas? Ya sabéis vosotros la causa que ahora le detiene, hasta
que sea manifestado o venga en su tiempo señalado. El hecho es que ya va obrando
o formándose el misterio de iniquidad; entretanto el que está firme ahora,
manténgase, hasta que sea quitado el impedimento.[83]
...Hijitos míos, ésta es ya la última hora, o edad del mundo; y así como habéis
oído que viene el Anticristo, así ahora muchos se han hecho anticristos, por
donde echamos de ver que ya es la última hora. De entre nosotros o de la Iglesia
han salido, mas no eran de los nuestros; que si de los nuestros fueran con
nosotros sin duda hubieran perseverado en la fe; pero ellos se apartaron de la
Iglesia, para que se vea claro que no todos son de los nuestros. Pero vosotros
habéis recibido la unción del Espíritu Santo, y de todo estáis instruidos. No os
he escrito como a ignorantes de la verdad, sino como a los que la conocen y la
saben; porque ninguna mentira procede de la verdad, que es Jesucristo. ¿Quién es
mentiroso, sino aquel que niega que Jesús es el Cristo o Mesías? Este es un
anticristo, que niega al Padre y al Hijo. Cualquiera que niega al Hijo, tampoco
reconoce al Padre; quien confiesa al Hijo, también al Padre confiesa, o
reconoce.[84]
Todo espíritu, que desune a Jesús, no es de Dios; antes éste es espíritu del
Anticristo, de quien tenéis oído que viene, y ya desde ahora está en el mundo. Y
entonces se dejará ver aquel perverso, a quien el Señor Jesús matará con el
resuello o el sólo aliento de su boca, y destruirá con el resplandor de su
presencia, a aquel inicuo que vendrá con el poder de Satanás, con toda suerte de
milagros, de señales y de prodigios falsos, y con todas las ilusiones que pueden
conducir a la iniquidad a aquellos que se perderán, por no haber recibido y
amado la verdad a fin de salvarse.[85]
Y vi una bestia que subía del mar, la cual tenía siete cabezas y diez cuernos, y
sobre los cuernos diez diademas, y sobre las cabezas nombres de blasfemia. Esta
bestia que vi, era semejante a un leopardo, y sus pies como los de oso, y su
boca como la de león. Y le dio el dragón su fuerza y su gran poder.[86]
Como vemos hay dos ideas fundamentales: La primera es que el anticristo no es
un ser personal, sino que es el espíritu del Anticristo actuando en diferentes
personas; pues hay muchos, han salido de nosotros; todo aquél que niega a Jesús
es un anticristo;, etc. Por lo que la idea que queda es que son muchos, o sea,
todos aquellos que de alguna manera se oponen a Cristo. Pero, quizá la
característica más sobresaliente sea: «El que divide a Cristo» O sea: Que le
quita ya sea la Divinidad, o la Humanidad. Así que estemos alertas, cualquier
doctrina que no acepte a Jesús como Hombre y Dios verdadero; a Jesús Hijo de la
Virgen María, engendrado sin concurrencia de hombre; que vino al mundo para
derrotar al demonio a través del sufrimiento y la Cruz; que murió una sola vez y
ascendió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre; que quiera
desvirtuar la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento; que nos quiera
hablar del Amor sin la presencia de Jesús; que quiera separar la Iglesia (cuerpo
místico de Jesús) de su cabeza, que es Él mismo; que quiera abolir las palabras
de Jesús al dejar el mando de su Iglesia a Pedro, y la organización de la misma
a sus apóstoles, legítimamente establecidos; etc., esa doctrina es un
Anticristo.
Todo movimiento requiere de una cabeza que lo dirija, y toda cabeza requiere un
movimiento que la impulse. Pio XI en su encíclica Divini Redemptoris, dice del
comunismo: Por naturaleza es antirreligioso y ateo, y es intrínsecamente
perverso. León XIII en su encíclica Humanum Genus, pone de manifiesto que la
masonería con sus doctrinas filosóficas y morales, llevan a la negación de Dios,
a la negación de la moral, abriendo el camino al ateismo. Así que cabría la
posibilidad de que alguno de estos dos movimientos engendrara en él el espíritu
del Anticristo, o quizá los dos, pero el comunismo prácticamente ha
desaparecido, aunque no podemos negar que la filosofía queda; sin embargo, la
masonería es la más abocada para encarnar en nuestro mundo a este espíritu,
sobre todo que Nuestro Señor la nombra como la iglesia de Satanás[87]
La segunda idea es la de un Anticristo personal, el hombre del pecado o de la
perdición, la bestia que sube del mar, el cual no ha salido a la luz porque hay
quien se lo impide, pero en cuanto sea quitado este impedimento se manifestará;
junto con lo anterior, se requiere que haya una apostasía casi general. Éste se
opondrá a Dios, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios. A quien
el Señor Jesús matará con el solo aliento de su boca, y destruirá con el
resplandor de su presencia.
No se oponen o contradicen estas ideas, es muy probable que puedan existir las
dos, es más, todo parece indicar que se complementan, que el Anticristo
“movimiento” prepare el camino al Anticristo “personal.”
¿Valdrá la pena el tratar de investigar acerca de la posible persona de este
Anticristo? ¿Será tal vez el señor Maitreya el verdadero Anticristo? ¿Está
próxima su venida? ¿Los signos de los tiempos son ya apremiantes? ¿Nos irá a
poner en la mano derecha y en la frente su marca? ¿Cuál será el nombre de este
ser, si su número es el 666?
Hay cosas que creo que es necesario ir aclarando para no estar esperando sucesos
extraordinarios, y simplemente externos, pues esto es otro truco de Satanás, con
el cual quiere mantenernos ocupados y «alertas» en la parte externa, pero en la
fundamental, en la verídica, que es la parte interna, quiere mantenernos en la
total ignorancia. Veamos: Nos va marcar en la mano y en la frente. Una marca
externa no podría dañarnos, y si lo hacemos porque no se puede ni comprar ni
vender sin esta marca, todo está justificado, existe un atenuante, pues la marca
la puedo tener, aunque en el interior puedo disentir de la doctrina del tirano.
Que diferencia si esa marca se refiere a: La de la mano, a las obras, o sea que
mis malas obras son la mejor marca de adhesión a esta doctrina. La mejor marca
para la frente serían los malos pensamientos, y entonces sí, todo tiene
congruencia, pues le pertenezco por total entrega voluntaria, pienso igual que
él y actúo acorde a estos pensamientos. El no tener la marca equivale a obrar y
pensar conforme a Dios, y estos seres en un mundo totalmente desacralizado,
difícilmente podrán encontrar mercado para sus obras. Habrá persecuciones y
matanzas de los fieles a Dios por parte de las huestes del Anticristo. Y ahí
nos tienen, esperando ver los ejércitos armados hasta los dientes, persiguiendo
al resto fiel, y haciendo matanzas inmensas, ante las cuales, las persecuciones
y matanzas en el tiempo de los Césares serían juego de niños, esperamos ver
correr ríos de sangre por las calles, etc. ¿Acaso no nos hemos dado cuenta de
la terrible persecución que sufrimos todos, especialmente los jóvenes y niños?
Persecución en la calle, espectáculos obscenos, anticatólicos, medios de
comunicación que lo único que les importa es exaltar la obscenidad, los
escándalos; persecución dentro de los hogares, sobre todo con los niños ante la
televisión. Millones de almas asesinadas por las ideas corruptas y ofensivas.
No hemos reparado en los antimandamientos que ya hemos citado, y que nos
procuran una vida hedonística; múltiples ejemplos de anticristianismo, aun
dentro de la Iglesia. Y con todo esto ante nuestros ojos, aún no vemos nada, y
esperamos a los ejércitos armados hasta los dientes para tomar medidas
precautorias: quizá comprar velas benditas para los tres días de oscuridad;
proveernos de una despensa suficiente, pero eso sí, que no sean productos de
compañías que cooperen con Maitrya. Terrible ceguera espiritual, terrible
materialismo que se ha apoderado hasta de lo más íntimo de nuestro ser. Se
habla de apariciones de la Virgen donde nos avisa de esta terrible realidad
inminente. ¿Acaso no hemos entendido que si Dios se toma la molestia de
advertirnos, es para urgirnos a poner una salvaguarda a nuestro espíritu? Se
sentará en el trono de Dios. ¿Cuál? ¿A qué trono se refiere? ¿A la silla de
Pedro en el Vaticano? ¿Será que va a usurpar el nombre y la personalidad de
Jesús? Muy probable, pero ese trono es inexpugnable, pues Jesús lo venció, y
aunque él se hiciera pasar por Jesús, para su soberbia no sería honroso sentarse
en Aquél que lo ha vencido y humillado con la humildad, el sufrimiento y la
muerte de Cruz, aparte de que no podría dañarlo en lo absoluto, y sería muy
obvio el engaño, el cual sería descubierto rápidamente por las almas fieles.
¿Entonces, de que trono se nos habla? De nuestras almas, esas almas que han
sido creadas para que Dios se repose en ellas y por medio de su Divina Voluntad
obrante en la criatura, pueda repetir su misma Vida. Ese trono sí que es
anhelado por Satanás, y ese solamente lo puede alcanzar si la criatura se lo
ceda voluntariamente, no lo puede arrebatar a la fuerza, así que deberá pelear
por él. ¿Cómo? Por medio del engaño, de la tentación, del movernos batalla
continua, para que así seamos nosotros mismos, quienes cegados por todo aquello
que nos ofrece, se lo entreguemos a cambio de baratijas, y al igual que Esaú le
cambiaremos nuestra primogenitura por un plato de lentejas.[88] Jesús lo
derrotará con el aliento de su boca. ¿Dónde? ¿En qué campo de batalla? En el
de nuestras almas, en lo más profundo de nuestro ser, ¿y será Él quien lanzará
al demonio de ahí? Por supuesto que no, será precisamente con el aliento divino
con el que seremos restablecidos a nuestra santidad y dignidad de origen, nos
será restituida la Divina Voluntad obrante en nosotros, para repetir la Vida
Divina, y ante Ella, Satanás no puede nada, por lo tanto no sólo quedará
derrotado, sino que será inutilizado de manera total.[89] Esa será la verdadera
derrota, cuando las almas vivan en la Divina Voluntad. Por lo tanto debemos
olvidarnos de los signos externos, debemos olvidar nuestros sueños de
protagonismo luchando cuerpo a cuerpo con el enemigo, debemos temer los tres
días de tinieblas, pero no las externas, sino las internas, que por cierto no
nos hemos dado cuenta que llevamos no tres días, sino muchísimo más tiempo en la
total oscuridad en todo lo referente a Dios, pues si Él es Luz, por fuerza su
ausencia deben ser tinieblas. Esforcémonos más en buscar los signos de los
tiempos,[90] pero todo debe ser en nuestro interior. Sin embargo, algunos
seguirán esperando los grandes acontecimientos sin verlos, al igual que el judío
sigue esperando a su Mesías. El verdadero demonio (anticristo) y el más
peligroso, soy yo, mi voluntad, pues Satanás lo más que podría hacerme, en caso
extremo y siempre con permiso divino, en caso de que no me entregue
voluntariamente a él, sería llegar a quitarme la vida material, y eso no hay que
temerlo dice Jesús, debemos temer a aquel que nos puede arrojar al infierno, o
sea a mi voluntad, que es la única que puede condenarme.[91] Satanás sólo
presenta ideas, símbolos, pero el que acepta soy yo. Por eso aquella frase: La
verdad os hará libres, porque sólo aceptando a Jesús nos quitaremos lo nuestro,
y podremos vencer al enemigo.
Esto no quita el que puedan suceder cosas externas, que pueda aparecer el
Anticristo personal y hacer maravillas para engañar a todos, si fuera posible
aun a los mismos elegidos, y que por amor a ellos será acortado el tiempo.
Tenemos en nuestras manos la elección: Esperar a ser agredidos externamente,
cuando nuestro interior esté totalmente desprevenido; o fortalecernos
interiormente derrotando a Satanás antes de que sucedan los acontecimientos
externos.
No teman, Dios está con nosotros, y ha querido darnos su Voluntad como
generadora y salvaguarda de nuestra santidad divina.
Salvador Thomassiny
[1] Diablo: del griego diabollein (el que divide), del latín diabollo (sembrar
división). Por este significado es tal vez por lo que San Juan, en su primera
carta, dice que esas son las condiciones para que alguien sea considerado
partícipe del espíritu del anticristo, que divida a Cristo. I Jn 43
[2] Ef. 611-12 Con estas palabras el Apóstol nos revela la esencia de nuestra
vida espiritual: "Que no es nuestra lucha contra la sangre y la carne, sino
contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este
mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires, no contra los enemigos
tradicionales, como serían nuestros semejantes, nuestro entorno social, laboral,
económico, etc."
[3] La existencia de los demonios consta en multitud de pasajes de la Sagrada
Escritura y en las declaraciones dogmáticas de la Iglesia: Lc 1018, Jn 844, Mt
2541, 2 Pe 24
[4] Si Satanás con las hordas infernales no existe, si Satanás es sólo un tabú
inventado por la Iglesia, falsa es la misión confiada a Jesús por el Padre,
falsa también la Encarnación, la Pasión y muerte en cruz, no es realidad la
Iglesia; invención la Resurrección y Ascensión al Cielo, pura invención la
Biblia, invenciones los Evangelios, no verdaderas las enseñanzas de los Padres y
de los Doctores de la Iglesia, una falsificación la vida de los santos, un
embuste el sacrificio sublime de los mártires, toda una colosal y gigantesca
mentira en la que han creído generaciones y pueblos de toda la tierra.
[5] "Si alguno dice que el diablo no fue primero un ángel bueno creado por
Dios, y que su naturaleza no fue obra de Dios, sino que dice que emergió de las
tinieblas y que no tiene autor alguno de sí, sino que él mismo es el principio y
la sustancia del mal, como dijeron Maniqueo y Prisciliano, sea anatema.
(Concilio de Braga, 561; Denzinger 237).
"Creemos que el diablo se hizo malo no por naturaleza, sino por albedrío." (IV
Concilio de Letrán, 1215, Denzinger 427).
[6] Viendo los hijos de Dios la hermosura de las hijas de los hombres, tomaron
de entre todas ellas por mujeres las que más les agradaron.
[7] Espíritu, del latín Spiritus (soplo, hálito)
[8] Se aficionó en modo desordenado a sus propios bienes, olvidándose de Dios
creador y supremo Bien, queriéndose hacer semejante a Dios. Cfr I 63,2 y 3 La
soberbia roe la Gracia; en los soberbios no hay otra cosa que un vacío todo
lleno de humo que produce la ceguera. La soberbia no hace más que hacer de sí
mismo un ídolo, así que el soberbio no tiene a Dios consigo; con ella ha buscado
destruirlo en su corazón, y levantando un altar en él se pone encima y se adora
a sí mismo. (Luisa Piccarreta Vol. 3 19/11/99)
[9] Porque se dolió del bien del hombre y lo ambicionó para él. Ibíd
[10] Puesta la cuestión de esta manera, parecería que Dios los manda al castigo
eterno, y que es Él el que determina su cuantía y el que jamás se les perdone.
No debemos olvidar que Dios no es el que condena, y esto es valido tanto para el
hombre como para el ángel; Dios, por naturaleza siempre debe tender al bien, y
no puede dejar de amar lo que ha salido de sus manos creadoras, solamente acepta
la decisión de su criatura, que gracias a su libre albedrío ha tomado, y la
ratifica, retirando o poniendo todo lo necesario para que se lleve a cabo lo que
libremente decidió la criatura, pero no la impone; igualmente la actitud de Dios
es acorde a la decisión de ella: “Venid, benditos de mi Padre, a tomar posesión
del reino celestial, o, apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno, que fue
destinado para el diablo y sus ángeles Mt 2532 ss.” El hecho de no ser
perdonable es por la naturaleza de la voluntad angélica, que una vez decidida no
puede cambiar, no por parte de Dios.
[11] Tratado de los ángeles, Suma Teológica.
[12] Para conocer el tipo de batalla, consultar la meditación de los ángeles.
[13] Probablemente el principal de los ángeles que pecaron era el más perfecto y
encumbrado de todos los ángeles. Cfr I 63, 6 y 7
[14] ¿Dónde está Dios? En el Cielo, en la Tierra y en todo lugar.
[15] Infierno quiere decir “lo que está debajo.”
[16] Esta interpretación la podemos avalar con los siguientes pasajes de la
Sagrada Escritura: «Veía yo a Satanás caer del Cielo como un rayo Lc 1018»
Dice: veía caer, no dice: vi cómo era arrojado. «A los ángeles que no guardaron
su dignidad y abandonaron su propio domicilio, los tiene reservados en perpetua
prisión para el juicio del gran día. Jud 6» Es muy clara la redacción “que no
guardaron su dignidad y abandonaron”, entonces, por no haber guardado y por
haber abandonado, es por lo que los tiene reservados para ratificar su condición
el día del juicio.
[17] El sufrimiento, en cuanto simple acto de la voluntad, no es otra cosa que
una reacción de la voluntad contra lo que es o no es; y es indudable que los
demonios quisieran que no fuesen muchas cosas que son, o que fuesen muchas que
no son.
[18] Ap 12
[19] El Papa Pio IX, en la Bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854,
definió solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción.
[20] Voluntad Divina y humana son los más fieros enemigos entre ellas. Vol. 17
21/05/25
[21] Discurso de Juan Pablo II sobre Satanás, el 24 de Mayo de 1987 en el
Santuario de San Miguel Arcángel.
[22] Dios y su obra, P. Antonio Royo Marín, III p. A 8.
[23] Que los demonios tientan a los hombres consta en las Sagradas Escrituras y
en el magisterio de la Iglesia Ef. 611-12, I Tesal. 35, I Pe. 58, D 428, D 907,
[24] Puesto que eres acepto a Dios, necesario fue que la tentación te
aquilatare. Tob. 1213
[25] San Pablo define al demonio como el tentador. I Tes. 35
[26] Dios procura el bien del hombre de dos maneras. Una, directamente, lo cual
ocurre siempre que alguien es atraído al bien o alejado del mal, y esto en
ocasiones se hace por medio de los ángeles buenos. Otra, indirectamente, y esto
ocurre cuando alguien que es combatido se ejercita en rechazar al adversario, y
esto fue conveniente que se hiciera por medio de los ángeles malos. Sto. Tomás
Tratado de los Ángeles
[27] Sant. 114
[28] Porque aparecerán falsos Cristos y falsos profetas, y harán alarde de
grandes maravillas y prodigios, de manera que aun los escogidos, si posible
fuera, caerían en error. Mt. 2424
[29] Dios tienta al hombre, en el sentido de que le pone a prueba, para saber si
lo amamos de verdad o no. Estas tentaciones de Dios tienden siempre al bien,
nunca al mal. Sto. Tomás: Suma Teológica
[30] Sí el mal existiera desde siempre, no habría más que dos posibilidades:
Que existiera por sí mismo, lo cual nos pondría en una dualidad de
“existencias” opuestas entre sí, poniendo a Dios a la par de su contra. O que
hubiera sido creado, y el único Creador es Dios, por lo tanto el mal habría sido
creado por Dios. ¡Absurdo!
[31] Fomes: En el bautizado permanecen ciertas consecuencias temporales del
pecado, así como una inclinación al pecado que la Tradición llama
concupiscencia, «fomes peccati»: «La concupiscencia, dejada para el combate,
no puede dañar a los que no la consienten y la resisten con coraje por la gracia
de Jesucristo. Antes bien "el que legítimamente luchare, será coronado" (2 Tm
2, 5)» Catecismo 1264
[32] Cada uno es tentado, atraído y halagado por la propia concupiscencia.
Después la concupiscencia, llegando a concebir los deseos malos, pare el pecado,
el cual una vez que sea consumado, engendra la muerte.
[33] Hay que hacer notar que es el Espíritu de Dios quien lo conduce para que
sea tentado, o sea, Dios mismo lo lleva a la tentación, y el demonio actúa como
agente servil de Dios.
[34] Esto es: rechazarla y no dialogar con ella. Mons. Fortea
[35] “Hija mía, el pensar en vosotros mismos ciega la mente y os forma una
especie de encanto humano, y este encanto humano forma una red en torno al
hombre; esta red está formada de debilidad, de opresiones, de melancolías, de
temores y de todo lo que de mal contiene la naturaleza humana, y por cuanto más
se piensa en sí mismo, aun bajo aspecto de bien, más densa se hace la red y más
ciega queda el alma. Vol. 11 16/08/12 Luisa Piccarreta
[36] Teología de la perfección cristiana.
[37] Se trata del P. José Antonio Fortea, Diócesis de Alcalá de Henares (España)
Está considerado como uno de los mejores demonólogos del mundo, y de Monseñor
Corrado Balducci, otro de los demonólogos de más prestigio a nivel mundial. Como
exorcista, tomaremos la opinión del presidente de la asociación internacional de
los exorcistas, Don Gabriele Amorth, exorcista de la diócesis de Roma desde
1994.
[38] Un esorcista racconta. 16 edición, 1998. Edizioni Dehoniane Roma
[39] En este punto, hay gente muy reconocida, como el p. Fortea, que sostiene
que sí existen.
[40] Concuerda con Monseñor C. Balducci, quien dice que esta es la forma
ordinaria de acción sobre los hombres, por su frecuencia, extensión y
naturaleza.
[41] Esta acción ya fue revisada por lo que no se habla más de ella.
[42] Monseñor Balducci pone sólo 3 formas en las acciones extraordinarias y
excepcionales: La infestación local, la infestación personal y la posesión
diabólica.
[43] Aclara un poco más, aunque dejándolo aún con incógnitas, pues al decir que
se apodera indirectamente del alma, no aclara en que manera y hasta que punto es
este dominio.
[44] De esto tenemos un claro ejemplo en el endemoniado de Gerasa.
[45] 2 Cor. 127 Y para que la grandeza de las revelaciones no me desvanezca, se
me ha dado el estímulo de mi carne, que es como un ángel de Satanás, para que me
abofetee.
[46] Es tanta la falta de capacidad de creer del hombre, que ni siquiera se cree
cabalmente en Satanás, y le hace falta un signo externo para estar seguro, pero
el pacto de sangre o la consagración no agregan nada a la adhesión voluntaria
que el hombre hace.
[47] Esta es la clave. No se requieren exorcismos, oraciones de liberación,
etc., sólo una sincera conversión, y para ello se requiere “un ángel” (enviado)
que lo incite a esta conversión a través de la buena noticia (Evangelio) y una
voluntad que se dirija al bien incansablemente.
[48] El materialismo, que desde hace decenios y decenios se desfoga, alimentado
por Satanás, ha contaminado a la humanidad; él está apagando cada vez en más
almas el don incomparable de la fe, de la esperanza, de la caridad, de la vida
interior y de la Gracia divina, sin la cual ninguno puede salvarse.
[49] Esto deben comprender los Obispos, y para esto deben obrar, hacia esto
deben orientar su pastoral, dejando de lado todo lo que es marginal; una vez
más, hijo, afirmo que el problema central de la Pastoral a la que pastores y
sacerdotes deben enderezar sus energías espirituales y materiales, porque el
cuerpo es soporte del alma y para el alma ha sido dado, es el de arrebatar las
almas a Satanás y a sus secuaces para volvérmelas a dar a Mí, porque a Mí me
pertenecen, e impedir de todos los modos que los rectos y los puros de corazón
tengan que ser engañados y arrollados por las astucias del Enemigo. Mons. O.
Michelini Tú sabes que te amo.
[50] El “espiritismo”, que es evocación de fuerzas ocultas, jamás es de Dios,
sino siempre del Infierno y es medio para extender en la tierra el reino del
príncipe de las tinieblas, y así los sometidos a la iglesia de Satanás, son
otros tantos celosos apóstoles de ocultas presencias en almas, lugares y cosas,
artífices por consiguiente de tanto sufrimiento.
[51] Según Mons. Balducci
[52] San Ignacio de Loyola, Sta. Teresa de Liseaux, tentaciones de suicidio.
San Juan de la Cruz, contra la fe.
[53] Cfr Finalidad de las tentaciones pag. 32
[54] Hech. 1616-18,
[55] Esto lo afirma el Cardenal Bona (Discret. Spir. C7, n11)
[56] En estos tres últimos puntos, es conveniente recordar que en los últimos
años han aparecido un sinnúmero de técnicas diagnósticas y terapias no
tradicionales, que dan mucho que pensar.
[57] Desenmascarar al demonio es vencerlo. Ejercicios espirituales San Ignacio
de Loyola
[58] Cfr nota 14
[59] Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que sembrarán doctrinas
perversas con el fin de atraerse a sí discípulos. (Hech., 2030)
[60] Ellos que habían colocado la mentira en el lugar de la verdad de Dios,
dando culto y sirviendo a las criaturas en lugar de adorar al Creador, por eso
los entregó Dios a pasiones infames, pues sus mismas mujeres invirtieron el uso
natural, en el que es contrario a la naturaleza, del mismo modo también los
varones, desechando el uso natural de la mujer, se abrasaron en amores brutales
de unos con otros, cometiendo torpezas nefandas varones con varones, y
recibiendo en sí mismo la paga merecida de su obcecación, pues como no quisieron
reconocer a Dios, Dios los entregó a un réprobo sentido, de suerte que han hecho
acciones indignas del hombre, quedando atestados de toda suerte de iniquidad, de
malicia, de fornicación, de avaricia, de perversidad; llenos de envidia,
homicidas, pendencieros, fraudulentos, malignos, chismosos, infamadores,
enemigos de Dios, ultrajadores, soberbios, altaneros, inventores de vicios,
desobedientes a sus padres, irracionales, desgarrados, desamorados, desleales.
Rm 1
[61] Nada de creación, no, evolución. Redención, no, una ilusión, Jesús, no,
una invención de la Iglesia para seguir manipulando al pueblo. El pueblo judío
es ejemplo fiel de la acción del demonio, pues a pesar de todos los indicios que
Dios les había dado para reconocer a su Mesías, su enemigo los oscureció en las
mentes del pueblo, usando cuanta mentira podía inventar; el resultado, lo
conocemos todos. ¿Qué decir de la Santificación? Aunado a esto y para darle
mayor fuerza a este desconocimiento, la “creación” de múltiples creencias,
diversas entre ellas, pero siempre exaltando la presencia de seres divinos, para
diluir, según él, la figura de su, y nuestro Creador.
[62] Lo que no dice es que es la naturaleza humana caída.
[63] En cuanto a familia humana en general, pues a veces destruye la vida en
forma particular.
[64] Los espíritus infernales le rogaban diciendo: Envíanos a los cerdos para
que vayamos y estemos dentro de ellos; y Jesús se los permitió al instante; y
saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y con gran furia toda
la piara corrió a precipitarse en el mar, en donde se ahogaron todos. Mc. 512-13
[65] No cabe duda, nos han puesto al nivel de los brutos, mejor dicho, por
debajo de ellos, pues ellos no se oponen a la ley puesta por Dios: sus
instintos; sólo así se entiende cómo hemos podido aceptar esto.
[66] Mas quien escandalizare a uno de estos párvulos que creen en mí, mejor le
sería que le colgasen del cuello una de esas piedras de molino que mueve un
asno, y así fuese sumergido en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por razón de
los escándalos!, porque si bien es forzoso, que haya escándalos; sin embargo,
¡ay de aquel hombre que causa el escándalo! Mt. 1867
[67] Vol. 20 19/11/26 Luisa Piccarreta.
[68] Hinduismo, Budismo, sectas cristianas, no cristianas, magia, hechicería,
esoterismo, astrología, espiritismo, espiritualismo, naturismo, adivinación,
satanismo, etc.; maestros ascendidos, avatares, consumismo, control mental,
extraterrestres, reencarnación, etc., etc., etc.
[69] El plan 666, los protocolos de los sabios de Sión, las vías de iluminación
de las filosofías orientales, hinduistas, el tercer camino, etc.
[70] Yo pondré enemistades entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la
descendencia suya: ella quebrantará tu cabeza, y andarás acechando a su
calcañar. Gn 115
[71] Justa pena por haber elegido por gobernantes hombres sin Dios, de mala
vida, sin justo derecho para ser cabezas, que merecían más una cárcel que el
derecho de regir. Luisa Piccarreta Vol. 30 3/01/32
[72] Fuertes los enemigos de Dios por la debilidad de Su Iglesia, envalentonada
la iglesia de Satanás, por el asentimiento de quienes deberían estar dispuestos
a dar la vida en defensa de la Verdad, se hace cada vez más audaz y agresiva y
pasa a la ofensiva, cada vez más venenosa, sobre los dos frentes, el de los
"principios" y el de la "moral", herejías fomentadas y difundidas con profusión
de medios, pornografía difundida con otra tanta largueza de medios: prensa,
cine, moda, corrupción que irrumpe por todas partes como caudaloso torrente
arrollando la inocencia de los pequeños, la adolescencia, la juventud, la
familia, la escuela, las instituciones religiosas; divorcio, anticonceptivos,
aborto, he aquí la victoria de la iglesia de Satanás, hecha fuerte, agresiva por
la debilidad, por el temor, por el respeto humano, por el profesionalismo que se
ha sustituido al apostolado de la Iglesia de Dios. Mons. Ottavio Michelini
[73] Poema del Hombre Dios, María Valtorta.
[74] Arrepentimiento, contrición, confesión, comunión y vida de acercamiento a
Dios.
[75] Cfr. Dt. 1313, Eclesiástico 21, 25, 3410, I Cor. 413, St. 112, I Pe 16-7.
Nadie se conoce a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no vence,
ni puede vencer si no pelea, ni puede pelear si no tiene un enemigo y unas
tentaciones. Obras San Agustín, tomo XXII, narraciones sobre los salmos.
[76] Vol. 1 Guerra contra los demonios. Luisa Piccarreta
[77] Vol. 6 2/09/04 Luisa Piccarreta
[78] Vol. 17 15/03/25 Luisa Piccarreta
[79] Vol. 32 2/04/33 Luisa Piccarreta
[80] Ante la Luz de mi Voluntad tiembla, huye, y cada verdad sobre mi Voluntad
es para él un infierno de más, y como no quiso ni amarla ni hacerla, se cambió
para él en tormentos que no tendrán fin; él, ante la sola palabra Voluntad de
Dios se siente de tal manera quemar, que monta en furor y odia aquella Santa
Voluntad que lo atormenta más que el mismo infierno. Por eso puedes estar
segura de que Voluntad de Dios y enemigo infernal no están jamás de acuerdo, ni
juntos, ni cerca, su Luz lo eclipsa y lo precipita en las profundidades del
infierno. Luisa Piccarreta Vol. 23 21/09/23
[81] Si permití al enemigo infernal penetrar en el edén, no permitiré que ponga
un pie en el edén del reino del Fiat, y por eso permití que se acercase a Mí en
el desierto, para debilitarlo y ponerle termino a sus pasos y cerrarle el camino
para que no osara entrar en él. ¿No sientes tú misma cómo tu presencia
aterroriza al enemigo y se pone en fuga para no verte? Es la fuerza de mi
victoria que lo precipita, y sintiéndose confundido huye. Luisa Piccarreta
Vol. 23 9/02/28
[82] Se requiere atención suma, y mi Voluntad hará todo lo que se necesita para
formar su Vida en la criatura. Luisa Piccarreta Vol. 34 5/01/36
[83] 2 Tes. 2
[84] I Jn 218-22
[85] I Jn 43
[86] Ap. 131
[87] Una vez más te recuerdo que la oscuridad es la soberbia, pecado de
Satanás, personificado en la iglesia de Satanás, que es la Masonería que impera
en el mundo y en la misma Iglesia mía.
Yo, Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, he fundado mi Iglesia
jerárquica... y jerárquica es la iglesia de Satanás en la tierra, la Masonería.
Confidencias de Jesús a un sacerdote. Mons. Ottavio Michelini.
[88] Gn 2533-ss
[89] Ahora, ¿qué cosa se necesita para restablecer a este hombre? Volveremos a
infundirle nuestro aliento con más fuerte y creciente amor, le infundiremos el
aliento en el fondo del alma, pondremos nuestro aliento más fuertemente en el
centro de su voluntad rebelde, pero tan fuerte de sacudirle los males a los
cuales está unido; sus pasiones quedarán aterradas y aterrorizadas ante la
potencia de nuestro aliento; se sentirán quemar por nuestro fuego divino, y la
voluntad humana sentirá la Vida palpitante de su Creador, que ella, como velo lo
esconderá en sí misma y volverá a ser la portadora de su Creador. Vol. 35
21/12/37 Luisa Piccarreta
[90] Oscuridad, tormentas en nuestro interior que arrojan a la voluntad de un
vicio a otro, y de ellos al remordimiento, a la angustia, a la desesperación.
Pero el signo más claro, que como rayo cruza el firmamento y nos anuncia nuestra
liberación, el cual es La Divina Voluntad obrante en las criaturas.
[91] Nada temáis a los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma. Temed
antes al que puede arrojar alma y cuerpo en el infierno. Mt 1028