ángeles malos (demonios)
”Revestios de toda la armadura de Dios, para poder contrarrestar
las acechanzas
del diablo. Porque no es nuestra pelea solamente contra hombres de
carne y sangre, sino contra los príncipes y potestades, contra los
adalides de estas tinieblas del mundo, contra los espíritus malignos
esparcidos en los aires.”[2]
INTRODUCCIÓN
Después de haber hablado acerca de los ángeles, de haber conocido
en que forma fueron creados, su naturaleza, su prueba, sus acciones,
sus diferentes características y división en coros, de saber en qué
se basa esta diferencia, etc., forzosamente tenemos que abordar el
difícil tema de los ángeles malos (demonios[3]), los que no pasaron
la prueba. Si al hablar de los ángeles en general nos encontramos
con la dificultad de la falta de información segura en las Sagradas
Escrituras, y que mucha de la doctrina referente a ellos es de tipo
deductivo, aunado a la enorme cantidad de información proveniente de
la fantasía popular, de la distorsión de esta información que en
algunos casos es «malintencionada»; al hablar de los demonios nos
encontramos con más ideas producto de esta exagerada fantasía, de
mitologías, de consejas populares, mitos, temores exagerados, miedos
irracionales; encontramos también ideas provenientes del paganismo,
acerca de sus deidades (politeísmo), entremezcladas con la verdad
acerca de los demonios, etc., así que en la actualidad esta
información sobre la realidad espiritual de los demonios está muy
distorsionada: esta distorsión se debe principalmente a que ya no se
cree en él, distorsionada por el no entendible silencio de la
Iglesia acerca de su realidad patente, por el ridículo afán de
novedad y de exhibicionismo de las generaciones actuales que han
hecho un verdadero culto a la figura y a la persona del demonio,
elevándolo hasta la envidiable posición de un «ídolo», sectas
que abiertamente se proclaman satánicas, etc. Aunado a lo anterior,
las corrientes modernas de pensamiento:
racionalismo, positivismo, etc., donde lo único que toman en cuenta
es lo que se puede estudiar, examinar, y sobre todo que puede ser
repetible en sus operaciones, han venido a poner en tela de juicio la
fe acerca de la vida espiritual en general, no sólo de los demonios.
Y para colmo, lo poco que conoce el hombre moderno es la patraña
New Age o el horror satanista.
Así que para no desviarnos de nuestra intención, que es la de que
el creyente tenga ante su vista esta patente realidad, que a pesar de
tenernos apesadumbrados y que nos ha impuesto una carga casi
insostenible, no es visible ante nuestra miope visión, pero de
acuerdo a nuestra fe, basados en las Sagradas Escrituras y en el
Magisterio de la Iglesia. Esta realidad es una de las bases de
nuestra fe, pues si el demonio como entidad real, personal, no
existe, nada de lo que hemos creído tiene significado,[4] es por eso
que esta acción de pasar inadvertido, aun dentro de la Iglesia, es
la más colosal hazaña de Satanás en nuestro mundo actual. Triste
conclusión: «La acción del ser espiritual es una
de las realidades más ignoradas de la actualidad».
Dividiremos nuestro estudio en seis puntos fundamentales, tratándolos
al principio desde el punto de vista teológico, y agregando todo lo
que la razón ha podido discernir acerca de ello, y sobre todo, la
opinión de aquellos que se han dedicado a conocer y combatir a estas
entidades espirituales, me refiero a los demonólogos y a los
exorcistas. En algunos lugares, al igual que al hablar de los
ángeles, tendremos que intercalar conceptos vertidos en las
revelaciones privadas, cuidando que sean las más confiables:
1) El pecado de los ángeles.
2) El castigo.
3) Acción de los ángeles malos entre sí.
4) Acción sobre el mundo material.
5) Acción sobre el hombre.
6) Tratando de desenmascarar al demonio para vencerlo.
Al final de este recorrido, daremos un vistazo a esta realidad desde
el punto de
vista de la Divina Voluntad, el que se nos ha dado a conocer a través
de los
escritos de Luisa Piccarreta.
Pecado de los ángeles.
La lógica nos impone tratar primero la posibilidad del pecado en los
ángeles, para poder hablar después de la caída, y todo lo
referente a ella. Como vimos en lo expuesto en los ángeles, Dios
creó a estos seres en estado de gracia, [5] pero es una verdad
incuestionable que existen los demonios, por lo que es evidente que
algunos ángeles pecaron. Vale la pena entender, que si la propia
voluntad del ángel o la del hombre
fueran la regla de la moralidad, resultaría que tanto el ángel como
el hombre serían impecables por naturaleza, ya que cualquier cosa
que hicieran voluntariamente, estaría siempre dentro de la regla de
la moralidad. Pero como la regla de la moralidad no es la voluntad
del ser creado, sino la Voluntad de Dios, entonces sólo Él es
impecable por naturaleza, de lo que resulta que el alejarse, gracias
al libre albedrío, de esta Voluntad de Dios, apartándose del orden
establecido por Él, es la causa del pecado, o mejor dicho, el pecado
mismo.
En cuanto al «acto» del pecado, nada se puede decir con seguridad.
Algunos santos Padres y escritores antiguos, tomando al pie de la
letra las palabras de la Sagrada Escritura en Gn 62,[6] llegaron a
decir que el primer pecado de los ángeles fue un pecado carnal, y
por eso les atribuyeron también una especie de cuerpo aéreo y
sutil, pero esta creencia fue abandonada a partir del siglo IV en
Oriente y del V en Occidente. El pecado en los seres espirituales[7]
sólo puede ser aquél al que puede inclinarse la naturaleza
espiritual, puesto que nadie se inclina a lo que es contrario a su
propia naturaleza, puesto que todas las cosas tienen el deseo natural
de conservar su propio ser, por eso no puede inclinarse a los bienes
propios del cuerpo (materia), y esta es la razón por la que el
pecado de los ángeles no pudo ser un pecado carnal, aunado a que no
tienen cuerpo, y si bien es verdad que pueden formarse una especie de
cuerpo para manifestarse, también es verdad que no pueden realizar
ninguna función fisiológica a través de dicho cuerpo. Su pecado
fue de soberbia,[8] y como consecuencia de ella sobrevino el pecado
de envidia.[9] Como vemos, esto coincide perfectamente con lo dicho
por Sor María de Jesús de Ágreda, expuesto en la meditación
anterior (Los ángeles).
No viene al caso repetir lo expuesto acerca de la prueba, por lo que
solamente nos limitaremos a concluir, que del resultado de esta
prueba, tuvo origen la naturaleza angélica caída, o sea los
«demonios»
El castigo.
Una vez consumada la culpa, cuando la rebelión contra Dios fue un
hecho cumplido, y que la voluntad de los ángeles, por ser de
naturaleza espiritual, tuvo pleno conocimiento y consentimiento del
hecho, habiendo resistido las tentativas de la Gracia para su
conversión, dicha voluntad quedó congelada en su decisión y fue
dictada la sentencia condenatoria.[10]¿En qué consistió el
castigo? Según Sto. Tomás[11] consta de varias
consecuencias, de las cuales, las principales son estas cinco:
a) Privación de todos los dones gratuitos que habían
recibido de Dios.
b) Exclusión de la eterna bienaventuranza y lanzamiento al
infierno.
c) Obscurecimiento de su inteligencia.
d) Obstinación de su voluntad en el mal.
e) Vehemente dolor.
Veamos: La culpa ocasionó que su ser quedara simplemente con los
bienes naturales que les fueron dados de acuerdo a su naturaleza,
perdiendo seguidamente los dones sobrenaturales que se les habrían
adjudicado por gracia, en caso de haberse adherido a la Voluntad de
Dios mientras estaban en estado de viadores, perdiendo así la
posibilidad de llegar a la visión beatífica, que es la
bienaventuranza eterna.
Se habla de una batalla en el Cielo,[12] encabezada por San Miguel
Arcángel y Lucifer.[13] ¿Habrá sido una batalla para arrojar a
los demonios del Cielo? El ángel es un ser incorpóreo, no tiene
materia, no ocupa un lugar, trátese del ángel bueno o del malo; y
si esto es con la naturaleza espiritual creada, con muchísima más
razón debe ser para la naturaleza espiritual Increada, o sea Dios.
Por lo tanto, el Cielo no lo debemos considerar como un lugar donde
está Dios,[14] si fuera así, el infierno, ¿dónde estaría?
¿Fuera de Dios? Por supuesto que no, pues no existe nada fuera de
Él, ¿En su Justicia? Podría ser, pero seguiría estando dentro
de Dios, en uno de sus atributos, así que la batalla no hubiera
tenido sentido, y Dios no hace nada sin sentido. El ángel es un ser
intelectivo que se pone en contacto con las demás inteligencias
creadas por medio de especies inteligibles, no por medio de palabras;
¿será acaso que esto es lo que se le prohibió a los demonios, y
por eso se dice que fue arrojado
del Cielo? Para resolver lo anterior baste revisar la Sagrada
Escritura, donde se habla de que Satanás se presenta ante Dios,
recibe órdenes, disputa con San Miguel por el cuerpo de Moisés,
sirve como acusador de los hombres ante la presencia de Dios, etc.,
lo cual nos dice claramente que no están incomunicados; que no
quieran comunicarse mutuamente, o que no tengan nada que comunicarse,
es otra cuestión, pero no que exista la imposibilidad de hacerlo,
por lo que tampoco fue ésta la razón. Así que podemos concluir
que el castigo no fue el haber sido arrojado del Cielo; pero,
¿entonces qué es el Cielo? El Cielo es un estado, el estado de
unión con nuestro Creador, con su Divina Voluntad, el Cielo es un
participar de la Vida Divina a su máxima expresión, en cuanto a
criatura es posible, es disfrutar de todos los bienes divinos que
contienen los actos comunicados por la Divina Voluntad en el acto de
haber sido creada la naturaleza espiritual, y de los que la
naturaleza humana haya conquistado a través de su vida, y cada cual
participará de acuerdo al número de actos comunicados, pues esos
serán los bienes que posea. ¿Qué tenemos ahora? «Que el haber
sido arrojado del Cielo» y precipitado en el infierno[15] no es un
castigo impuesto por Dios, sino consecuencia lógica de haberse
apartado “voluntariamente” de la participación, tanto de la Vida
de la Divina Voluntad, como de sus bienes que posee y quería
comunicar a su criatura.[16]
En cuanto al obscurecimiento de su inteligencia, cabe mencionar que
su inteligencia natural, muy superior por naturaleza a la humana,
quedó íntegra, sin merma, lo que perdió fue la participación de
los conocimientos que se les habrían infundido por participación
(sobrenaturales), pues perdieron la posibilidad de la unión con su
Creador.
La obstinación en el mal no la podemos tomar como un castigo, pues
sería tanto como decir que Dios los obliga a seguir siendo malos,
aunque, si se pudiera dar, se arrepintieran. Escoto atribuye esta
obstinación a la carencia de gracia habitual; San Buenaventura,
Durando, Vázquez, Suárez, etc., dicen que obedece a la sustracción
de los auxilios sobrenaturales. Sto. Tomás y muchos de los teólogos
modernos, afirman que la obstinación proviene de la misma naturaleza
y condición del entendimiento y de la voluntad angélicos, que se
adhieren de manera inamovible a los objetos aprehendidos y libremente
elegidos. Tal como lo habíamos expuesto.
Padecen vehementes dolores, dice Sto. Tomás, pero si el dolor es la
percepción sensible de un estímulo en un sentido, es obvio que los
demonios no pueden sentir dolor, puesto que carecen de órganos
corporales, por lo que sería mejor decir que están sujetos a
vehementes «sufrimientos» de orden intelectual y afectivo.[17]
Acción de los ángeles malos entre sí.
Existe entre los demonios mutuas relaciones que tienen por objeto el
mal y el aumento de las tinieblas del pecado. Persiste entre ellos
el orden de mayor o menor perfección de la naturaleza que cada uno
recibió de Dios, pues los dones naturales no se perdieron, de esto
se entiende que hay demonios más inteligentes y poderosos que otros,
y por eso algunos ejercen el mando sobre otros. Esta subordinación
no procede de la amistad que pudieran tener entre ellos, sino de la
maldad común con que odian a los hombres y se oponen a Dios. Entre
ellos se comunican, pero no se puede llamar iluminación como en los
ángeles buenos, en que los superiores participan sus dones a los
inferiores, no, sino que aquí es un simple fraguar cómo hacer más
mal.
Acción sobre la materia.
En este punto, simplemente enumeraremos todo lo que se dijo en la
meditación de los ángeles en general, puesto que las dotes que les
correspondían por ser de naturaleza espiritual no les fueron
quitadas: Ejercen su influencia sobre las cosas corporales; no
tienen poder alguno creador, ni pueden transformar substancialmente,
con el imperio de su voluntad, unos seres materiales en otros, pero
pueden utilizar las causas naturales para producir rápidamente sus
efectos y producir con ello efectos sorprendentes y aparentemente
milagrosos; pueden mover las cosas, trasladándolas de un lugar a
otro (Mt 4 5 y 8, Hech 8 39); conocen mucho más que nosotros las
leyes físicas, por lo que pueden hacer cosas que a nosotros nos
parecerían milagrosas, pero que están dentro de lo natural para
ellos; pueden formar cuerpos aparentes, no reales, para presentarse
ante
las criaturas, (pero sin poder llevar a cabo ninguna función en él,
como respirar, comer, beber, etc.), o confundir haciendo aparecer o
desaparecer un cuerpo u objeto ante nuestra vista, pueden influir
sobre los animales, se dice que pueden actuar sobre los elementos;
pueden provocar ruidos; etc.
Acción sobre el hombre.
Ahora sí, hemos llegado al punto crucial de nuestra meditación,
pues el punto neurálgico de la historia de la humanidad está
centrado en esta «gran batalla» que se libra en la tierra, como una
continuación de aquella que se libró en el Cielo; [18] es una
guerra que se libra en el campo de batalla del alma, propiamente en
la inteligencia y la voluntad; se trata de inducir a estas potencias
hacia su Creador, o a ponerse en contra de Él, prefiriendo el vivir
sin Dios y aficionándose a los dones naturales, ya sea los propios o
los ajenos.
Es una batalla con algunas diferencias substanciales, pues aquí
nuestro líder no es un arcángel, o un trono, o un serafín, no, es
el mismo Jesucristo quien se pone a la cabeza junto con su Madre
Santísima y la misma Iglesia fundada por Él; del lado contrario
Satanás y sus ejércitos. Jesús trae consigo las armas de sus
méritos, de sus virtudes, de sus sufrimientos, de su Pasión, de su
sangre derramada por todos nosotros, de su muerte y resurrección.
Trae consigo el amor del Padre, el suyo, y el del Espíritu Santo,
con el cual trata, no por sugerencias, no por visiones infundidas en
nuestra mente, sino con su misma Vida, atraernos a Sí; y por si
fuera poco, trae las armas de su Vida Sacramental, de su palabra;
pero el arma más mortífera para el enemigo es su Divina Voluntad
como vida. Su Madre, la Santísima Virgen María, también Madre
nuestra, lo acompaña con los dones de su Inmaculada Concepción;[19]
con todos los merecimientos que conquistó por haber vivido toda su
Vida en la Divina Voluntad, por lo que habiendo permanecido siempre
en el acto en el que fue creada, sin salir jamás de él, fue la
llena de Gracia, o sea, la llena de Dios; con los méritos de sus
sufrimientos que unidos a los de su Hijo, son de la misma valía que
los de Él; y con toda la riqueza inmensa que su Hijo deja a su
Iglesia, de la cual Ella es depositaria y dispensadora. Por si fuera
poco, se encuentra la Iglesia, que al ser fundada por Jesús, y
siendo María su Madre, es una Iglesia Santa, que durante dos
milenios ha germinado en méritos y ha producido un sinnúmero de
almas santas, que de alguna manera han incrementado las gracias que
están a nuestra disposición. La comunión de los santos, o sea
todos aquellos bienaventurados que están en el Cielo o en el
purgatorio, junto con todos los ángeles fieles, también están
prontos a darnos toda la ayuda necesaria para salir victoriosos.
Del lado de los demonios, las armas son: El engaño, la mentira, el
doblez, el envilecimiento, el odio, la degradación, la esclavitud,
la soberbia, etc., pero muy bien disfrazadas con apariencia de
iluminación, de conocimiento, de conveniencia, de superación, de
libertad, de reconocimiento, de comodidad, de riqueza, de placer, de
poder, de ciencia. Llegan a tratar de llenar el enorme vacío que
deja la ausencia de Dios, que ellos mismos han ido instigando, para
que sea la criatura la que se despoje de Él, con «bienes» finitos
y efímeros.
Uno de estos grupos quiere emprender la batalla por amor a nosotros,
y porque quiere volvernos ricos en méritos, para que nos sirvan de
moneda para el Cielo, donde seremos bienaventurados por toda la
eternidad, en la unión con nuestro Dios, disfrutando junto con todos
los bienaventurados. El otro grupo emprende esta batalla con la
única finalidad de dañar a Dios en sus criaturas, y de destruir a
la criatura, instigado por la envidia, la cual se convierte en odio
sin cuartel. Realmente, con esta disparidad en el poderío de estos
dos grupos, solamente aquél que quiera ser derrotado lo será, pero
todo aquél que quiera
resistir tiene a la mano todo lo necesario para imponerse sobre el
enemigo, el cual tiene dos aliados poderosísimos, que son: el mundo
y la carne. ¿Qué no haríamos por conquistarlos? Todo. Pero el
arma más destructiva que tiene el enemigo, y que por cierto no es de
él, (podríamos compararla a la estrategia que usan las artes
marciales: usar la fuerza del enemigo, no la propia) es la voluntad
humana, la cual es como una caña al viento, movida por los violentos
vientos de las pasiones y las tendencias, los cuales son ayuda a
nuestra concupiscencia para inclinarnos hacia la satisfacción de
nuestras tendencias naturales, lo que la convierte en nuestro más
fiero enemigo y también de Dios.[20] Esta lucha contra el demonio
es actual, porque el demonio es un ser vivo y obrante en el mundo.
En efecto, el mal que hay en él, el desorden que se encuentra en la
sociedad, la incoherencia del hombre, la fractura interior de la cual
es víctima, no son solamente las consecuencias del pecado original,
sino también efecto de la acción infestadora y obscura de
Satanás.[21] Ahora, con estas premisas que hemos puesto, iniciemos
nuestra búsqueda: Según la Teología, las tres principales
actividades diabólicas sobre el hombre, son:[22]
a) La tentación.[23]
b) La obsesión.
c) La posesión.
Tentar puede tener dos sentidos principales: Tantear, poner a
prueba, experimentar, sondear. Y el segundo, Instigar al mal,
solicitar, inducir al pecado, seducir. Según estos diversos
sentidos se dice que tienta Dios, que tienta el demonio, que tienta
la carne y el mundo, que tienta el hombre a Dios, y que tienta el
hombre al hombre, veamos de qué manera:
Dios tienta al hombre en el sentido de que le pone a prueba,
(enviándole dolores, enfermedades, persecuciones, etc.) para saber
si lo amamos de verdad o no. Estas tentaciones de Dios tienden
siempre al bien, nunca al mal.[24]
El demonio en cambio, tienta siempre para dañar, induciendo al
pecado, y en este punto se dice que tentar es oficio propio de los
demonios.[25]
La carne y el mundo se dice que tientan instrumental o
materialmente,
y así se puede conocer quién es el hombre, por el hecho de seguir o
resistir las
concupiscencias de la carne, o por despreciar las cosas prósperas y
adversas del
mundo.
d) El hombre tienta a Dios cuando tiene la osadía de explorar
el poder de
Dios, como dudando de Él.
e) El hombre tienta al hombre, unas veces para incitarlo al
bien, y otras
para incitarlo al mal.
Para nuestro consuelo, aunque el demonio dispone de una enorme fuerza
de
sugestión para seducir al alma inclinándola al pecado, tiene sin
embargo dos
grandes limitaciones:
a) Una por parte de Dios, que no permitirá jamás que seamos
tentados más
allá de nuestras fuerzas, como dice San Pablo: Fiel es Dios que no
permitirá
que seáis tentados sobre vuestras fuerzas. I Cor. 1013
b) Otra por parte de nuestra voluntad, pues no pueden entrar
en la
fortaleza de nuestro entendimiento ni de nuestra voluntad, y así no
pueden
obligarnos a pecar si nosotros no queremos rendirnos voluntariamente.
El pecado
es siempre voluntario, tan voluntario, que sin la voluntad no puede
haber
pecado. El demonio lo que puede hacer es alterar las potencias
inferiores, o
sea los sentidos externos y la imaginación, los cuales pueden de
alguna manera
inclinar a la voluntad hacia el pecado.
En ocasiones los demonios pueden actuar sobre nosotros como enviados
de
Dios;[26] pero no para inducirnos al pecado; en ocasiones actúan
como
instrumentos de su justicia, y en otras como medio de purificación
de aquella
alma. Sin embargo conviene aclarar que no todos los pecados que
cometen los
hombres proceden de la incitación inmediata del diablo, sino que la
gran mayoría
proceden del libre albedrío y de la corrupción de la carne.[27]
Los demonios no pueden seducir a los hombres por medio de verdaderos
milagros;
pero sí pueden realizar cosas sorprendentes que superan las fuerzas
humanas, con
el fin de inducir a los hombres al pecado; el mismo Cristo nos lo
advirtió.[28]
Ahora tratemos de analizar un poco la acción de la tentación:
Dentro de las
naturalezas intelectivas creadas, en el principio de ellas no podemos
encontrar
una figura que se parezca a la «tentación», pero en las dos
existentes, la
angélica y la humana, encontramos una prueba puesta por Dios,[29]
prueba cuya
finalidad era que ambas naturalezas consiguieran la ratificación,
por medio del
uso de su libre albedrío, a la bienaventuranza eterna, (visión
beatífica de
Dios), para la cual habían sido creadas, pero que por necesidad de
semejanza con
su Creador habían sido creadas libres, y en el ejercicio de esta
libertad
consiguieran los méritos para gozarla, pero sobre todo, que llegaran
a amar
libremente a Dios, el cual quería ser amado por sus criaturas, por
sus hijos,
pero no con un amor forzado, obligado por la misma naturaleza de las
criaturas,
pues hubiera sido indecoroso para la Majestad Divina, sino con un
amor libre y
anhelante de amar a su Creador.
Después del pecado de los ángeles, el mal ha sido «creado» en el
universo, pues
no existía, y conviene aclarar esto para quitar cualquier duda
acerca del mal
como existente desde el principio,[30] dos principios antagónicos,
bien y mal.
El mal NO existe por sí mismo. El mal es una ausencia, ausencia de
bien, es
como la luz y las tinieblas: la luz existe, es una realidad
operante; las
tinieblas, aunque existen, existen en función de la ausencia de la
luz, pues si
ésta hace su aparición, las tinieblas desaparecen, lo que no puede
suceder en
forma inversa, pues si está presente la luz, las tinieblas no pueden
hacer su
aparición pues no son realidades operantes, sino en función de la
deficiencia de
la luz. Falta saber qué o quién puede quitar el bien para que haga
su aparición
el mal. Veamos, ¿qué es el bien? La respuesta salta a la vista:
«Dios». ¿Qué
es aquello que puede quitar al bien? Sólo la voluntad libre, tanto
angélica
como humana, que haciendo uso de su libre albedrío escoge alejarse
de aquel
bien. Así que el mal fue introducido en el universo por la voluntad
angélica
rebelde, y así hace su aparición el malo, el cual es el inspirador
de la
rebeldía en los demás; esta función la inició, como ya se dijo,
en el Cielo, con
los ángeles indecisos, pero que no tuvo éxito, pues fue derrotado
por los
buenos, que consiguieron el mayor número de adeptos. Y así el malo
(Satanás y
sus seguidores) no encontraron lugar en el Cielo (no encontraron
donde actuar) y
fueron arrojados a la tierra.
El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, fue creado varón
y hembra,
con una finalidad específica, la cual era ser imagen y semejanza del
Verbo
encarnado (otros Jesús), pues Él es nuestro hermano mayor, nuestro
modelo puesto
por el Padre celestial, nuestro camino. Pero también fuimos dotados
de una
voluntad con libre albedrío, por lo que teníamos que ejercitarlo.
Para esto
Dios nos pone una prueba, al igual que a los ángeles, pero en este
suceso se
introduce un nuevo “ingrediente”, la presencia del malo, el cual
desea continuar
con la batalla que inició en el Cielo, y en Eva encuentra un terreno
fértil para
inocular su soberbia, su rebeldía, su envidia, su gula, y todos los
vicios
existentes en su naturaleza, casi casi como si fueran “dones
preternaturales”
dados a ella por el maligno, si aceptaba unirse a él. Lo que ella
aceptó. En
este momento se dio la primera «tentación» en el mundo, la cual
tiene una
característica muy peculiar, que tanto en Eva como en Adán no
existía la
concupiscencia (tendencia al mal)[31] pues eran inmaculados, pero que
a raíz del
pecado de Adán, no del de Eva, pues ella no era cabeza de misión,
aparece y
vuelve más vulnerables a los descendientes de ellos, y así el
demonio toma más
fuerza en su acción ordinaria, pues no sólo propone a la
inteligencia y a la
voluntad, sino que ahora agrega la acción sobre este fomes peccati.
Él,
haciendo uso de su inteligencia superior, sabe en que punto atacar,
cuál
concupiscencia (vicio) es donde puede tener éxito, pues no le gusta
ser
derrotado (Sant. 114-15).[32]
Al ser el demonio un ser inteligente, personal, no una fuerza o
energía, casi
nunca llega haciendo uso de la fuerza, sino que siempre trata de
convencernos
por medio de razonamientos precisos y orientados a exaltar nuestra
naturaleza,
inclinaciones, debilidades, confrontándolas con nuestras normas de
vida
fundamentada en Dios. Es a través de esta tentación que nos vamos
introduciendo
cada vez más en el mundo sin Dios, y esto, además de alejarnos de
Él, de
sumirnos cada vez más en el “pecado” y poner en riesgo aun
nuestra salvación,
puede ser la puerta de entrada para las acciones extraordinarias del
demonio.
Cabría la pregunta, ¿por qué Dios no limita la acción de los
demonios para que
sus hijos no sean tentados? Aquí nos enfrentamos a un verdadero
misterio, sin
embargo debemos estar ciertos, de que si lo permite es para bien de
las almas y
para mayor gloria suya.
Hay que recordar que Jesús fue tentado. Se dice: “No podía
pecar.” Esto sería
exacto si hubiese sido sólo Dios, Dios no puede pecar siendo
perfección, pero su
segunda naturaleza estuvo sujeta a tentaciones, y las tentaciones son
medios
para pecar si no son rechazadas, y duras tentaciones fueron
desencadenadas
contra Él. Pero Jesús no pecó porque no quiso pecar, y también
por esto es
declarado Hijo de Dios, no sólo por su naturaleza divina. Veamos
entonces cómo
rechaza Jesús las tentaciones, para aprender a hacerlo nosotros.
Analicemos
este pasaje en Mt. 4
...En aquella sazón, Jesús fue conducido del Espíritu de Dios al
desierto, para
que fuese tentado allí por el diablo.[33] Y después de haber
ayunado cuarenta
días con cuarenta noches, tuvo hambre. Entonces, acercándose el
tentador le
dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en
panes. Mas
Jesús le respondió: Escrito está: No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda
palabra o disposición que sale de la boca de Dios. Después de esto
lo
transportó el diablo a la santa ciudad de Jerusalén, y lo puso
sobre lo alto del
templo, y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo,
pues está
escrito: Que te ha encomendado a sus ángeles, los cuales te tomarán
en las
palmas de sus manos para que tu pie no tropiece contra alguna piedra.
Le
replicó Jesús: También está escrito: No tentarás al Señor tu
Dios. Todavía le
subió el diablo a un monte muy encumbrado y le mostró todos los
reinos del mundo
y la gloria de ellos, y le dijo: Todas estas cosas te daré si,
postrándote
delante de mí me adorares. Le respondió entonces Jesús: Apártate
de ahí,
Satanás; porque está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a
Él solo
servirás. Y con esto le dejó el diablo; y he aquí que se
acercaron los ángeles
y le servían.
Satanás se presenta siempre en apariencia benévola y en forma
ordinaria. Si las
almas están atentas y sobre todo en contacto espiritual con Dios,
advierten el
aviso que las pone alertas para combatir las acechanzas del demonio.
Pero si no
hacen caso al aviso divino, se separan debido a pensamientos del todo
humanos
que entorpecen; si no buscan ayuda en la oración que las une a Dios
y que da
fuerzas al corazón humano, difícilmente pueden ver la trampa
escondida bajo una
apariencia inofensiva, y helas aquí que caen. Librarse después de
esa trampa,
sí que es difícil.
Los dos caminos más usados por Satanás para llegar a las almas son
el sentido y
la gula. Siempre empieza por la materia. Cuando ésta ha sido
derrotada y
sujeta, el ataque continúa en las partes superiores del hombre:
primero la parte
moral, el pensamiento con su soberbia y avidez; después el espíritu,
al quitarle
no sólo el amor divino, que ya no existe desde el momento en que ha
sido
substituido por otros amores humanos, sino también el temor de Dios.
Entonces
es cuando el hombre se entrega a Satanás en alma y cuerpo con la
condición de
poder gozar de lo que quiera y gozar siempre. Hay que comportarse
como Jesús:
Silencio y oración.
Silencio. La razón es que si Satanás se presenta seductor y se
acerca, se le
debe soportar sin tantas impaciencias y temores inútiles. Es
menester
reaccionar con valor a su presencia y a su seducción con la
plegaria.[34] Es
inútil discutir con Satanás, vencería él, porque tiene una lógica
más fuerte.
Nadie, más que Dios puede vencerle y por eso es necesario recurrir a
Dios, que
hablará por nosotros, a través de nosotros. Enseñar a Satanás el
nombre y la
señal de Jesús, no tan solo escritos en el papel o grabados en
madera, sino
escritos y grabados en el corazón. Contraatacar a Satanás usando
las palabras
de Dios, tan solo cuando insinúa que él es como Dios. El demonio
no las
soporta. A continuación, después de la lucha, viene la victoria y
los ángeles
vienen y ayudan al vencedor contra el odio de Satanás, lo confortan
como rocío
del cielo con la gracia que derraman a manos llenas en el corazón
del hijo y la
bendición que acaricia el alma. Es necesario tener voluntad de
vencer a
Satanás, y fe en Dios y en su ayuda. Fe en el poder de la oración
y en la
bondad del Señor; entonces no puede hacer ningún mal.
Generalmente la criatura cuando es tentada se siente culpable e
impotente, y eso
la lleva a seguir pensando en lo mismo, lo que produce debilidad y
desesperación, y esto la envuelve en una red.[35] El demonio es
demasiado
astuto, y usa las dos posibilidades de acción; me explico con un
ejemplo: puede
ser que la tentación sea a dejar la oración, pero si no tiene
éxito, puede
tentar a excederse en la oración omitiendo sus deberes. A veces
puede tentar a
desesperación haciendo que la criatura se vea demasiado pecadora, o
por el
contrario, que exalte su virtud y nazca la soberbia espiritual,
pensando que ya
está muy lejos del pecado. El exceso de confianza pierde al hombre,
sobre todo
cuando esta confianza se finca en las propias virtudes, fuerzas o
acciones.
Este es el modo de vencer; no otro, así que aprendámoslo y
ejercitémonos en él,
para vencer cualquier asechanza de nuestro mayor enemigo.
Además de la simple tentación, el demonio puede ejercer su acción
maléfica sobre
el hombre mediante la obsesión y la posesión. Nadie está exento
de la
tentación. Varían las formas, cambian los procedimientos, aumenta
o disminuye
su intensidad, pero el hecho mismo de la tentación permanece
constante a lo
largo de la vida espiritual. Pero a veces el demonio no se contenta
con la
simple tentación, tratándose sobre todo de almas muy elevadas, a
las que apenas
impresionan las tentaciones ordinarias, despliega todo su poder
infernal,
llegando, con el permiso de Dios, hasta la obsesión, y a veces
posesión corporal
de su víctima. En la obsesión, la acción es extrínseca a la
persona, mientras
que en la posesión, el demonio entra realmente en el cuerpo de su
víctima y le
maneja desde dentro.[36]
Puntos de vista según los exorcistas y los demonólogos.[37] Ahora
vamos a ver
todo lo que han dicho del demonio aquellas personas que lo conocen
más de cerca,
que se han enfrentado a él, me refiero a los exorcistas, y también
tomaremos la
opinión de dos connotados demonólogos.
Habla Don G. Amorth:[38] “En primer lugar, por parecernos una
cuestión por
demás importante, ponemos la siguiente afirmación: Es equivocado
afirmar la
existencia de otras fuerzas o entidades espirituales, ignoradas por
la Biblia e
inventadas por los espiritistas, por los seguidores de las ciencias
esotéricas u
ocultas, por los seguidores de la reencarnación o por los que
sostienen a las
llamadas almas errantes.[39] No existen espíritus buenos fuera de
los ángeles;
ni existen espíritus malos fuera de los demonios. Las almas de los
difuntos van
inmediatamente, o al paraíso o al infierno o al purgatorio, como ha
sido
definido por dos concilios, el de Lion y el de Firenze. Los
espíritus que se
presentan en las sesiones espiritistas, o las almas de los difuntos
presentes en
seres vivientes para atormentarlos, no son otra cosa que demonios.
Las
rarísimas excepciones permitidas por Dios, son excepciones que
confirman la
regla.
¿Cuáles son los disturbios que el demonio puede causar a los
hombres mientras
están en vida?
a) Acción ordinaria, la cual está dirigida a todos los hombres, que
es la de
tentarlos al mal.[40] No todas las tentaciones provienen del
demonio, al menos
por vía directa, pues en ocasiones tienen origen en nuestra
naturaleza caída,
que al ser puesta en contacto con imágenes, conversaciones, personas
y ambientes
malos, puede sentirse atraída hacia el mal.[41] Sólo diremos que
según el p.
Fortea, la tentación nunca es crónica, y nunca deja secuelas, lo
que sirve para
diferenciarla de los procesos patológicos.
b) Acción extraordinaria, que es la que Dios le concede sólo en
determinados
casos, y puede ser clasificada en 6 formas diferentes:[42]
1.- Sufrimientos físicos causados por Satanás externamente. Se
trata de los
fenómenos que leemos en tantas vidas de santos, ejemplo, el cura de
Ars y Padre
Pio. Es una forma en que nunca ha habido una influencia interna en
las personas
que la sufren y jamás ha sido necesario el exorcismo; cuando más la
oración de
personas que están al corriente de cuanto sucede.
2.- La posesión diabólica. Es el tormento más grave y tiene
lugar cuando el
demonio se apodera de un cuerpo «no de un alma» haciéndolo obrar o
hablar como
él quiere, sin que la víctima pueda resistir, y por tanto, sin que
sea
responsable moralmente. Según Mons. Balducci, es el dominio que
Satanás ejerce
directamente sobre el cuerpo, e indirectamente sobre el alma de una
persona.[43]
Esta posesión transforma a un individuo en un instrumento
fatalmente dócil al
poder despótico y perverso del demonio, pero no se es responsable de
las
acciones realizadas, aunque sean ofensivas en grado sumo para todo lo
que es
sagrado y divino, aunque sean brutales, inmorales y, en fin,
contrarias a
cualquier ordenamiento positivo y natural. No siempre ese dominio se
realiza en
forma plena; a veces deja una lucidez suficiente para mantener al
sujeto
consciente de lo que sucede, aunque sea impotente para reaccionar
(posesión
mitigada); otras veces se limita a una simple molestia física, a
veces
inexplicable, misteriosa (posesión física). En este estado, el
individuo con
razón se dice poseído, endemoniado, porque es instrumento y víctima
del poder
diabólico. Así, tenemos dos elementos en la posesión: la
presencia del demonio
en el cuerpo del hombre y el ejercicio de un poder.
Esta forma es también la que se presta a fenómenos espectaculares,
señales más
vistosas: el demonio puede mover a una persona, levantarla,
suspenderla en el
aire inclusive por largo tiempo, transportarla a cualquier lugar, y
todo con la
mayor facilidad y rapidez. Con mayor razón puede mover cada una de
las partes
del cuerpo de las maneras más extrañas, ridículas y espantosas,
puede comunicar
una fuerza superior a la edad y sexo, puede alterar la conformación
exterior del
cuerpo, causar todos los tipos de enfermedad y hasta la muerte, puede
modificar
la voz. Hace hablar en lenguas nuevas, revelar cosas ocultas.[44]
Puede
extender su acción a todas las funciones de la vida vegetativa y
sensitiva, y a
través de los sentidos, tanto externos como internos, indirectamente
llega al
entendimiento y a la voluntad.
Una cosa es si la posesión diabólica es posible en sí misma,
independientemente
del hecho de que se realice o no, y otra es ver si concretamente se
dan casos
ciertos, seguros (posibilidad concreta)
Que sea posible es fácil darse cuenta por el concepto mismo del
fenómeno; en
efecto, nada impide que el demonio pueda entrar en un cuerpo y
servirse de él a
su gusto como dócil instrumento. Esta posibilidad resulta también
del hecho que
Cristo confirió a los apóstoles el poder para liberar a los
endemoniados. Sin
embargo, la posesión no se queda solamente en el campo de una
posibilidad
abstracta, teórica, sino que entra en el mundo de las realidades
concretas.
3.- La vejación diabólica. Disturbios y enfermedades de graves a
poco graves,
pero que no llegan a la posesión y a hacer perder la conciencia ni
hacer cumplir
acciones o pronunciar palabras de las cuales no sea responsable,
ejemplo
bíblico, Job, la mujer encorvada y el sordomudo curados por Jesús.
Otro ejemplo
sería san Pablo, que tenía una vejación diabólica que consistía
en un disturbio
maléfico.[45] Coincide con la infestación personal de Mons.
Balducci.
4.- Obsesión diabólica. Se trata de asaltos espontáneos, en
ocasiones
continuos, de pensamientos obsesivos, y frecuentemente, racionalmente
absurdos,
pero tales, que la víctima no esté en posibilidades de librarse de
ellos, por lo
que la persona vive en un continuo estado de postración,
desesperación,
tentaciones de suicidio. Casi siempre las obsesiones influyen
también en los
sueños. Coincide con la infestación personal de Mons. Balducci.
5.- Sujeción diabólica. Llamada también dependencia diabólica;
se cae en este
mal cuando voluntariamente nos sometemos al servicio del demonio, las
más usadas
son el pacto de sangre y la consagración a Satanás.[46] Una de las
primeras
referencias del pacto con el demonio es a través de San Jerónimo.
No siempre el
demonio tiene la capacidad de cumplir los deseos, aunque puede
prometer mucho.
Estas acciones se pueden romper, pues nadie nos puede quitar la
libertad.
6.- Infestaciones diabólicas sobre casas, objetos, animales. La
opinión de G.
Amorth, es que esta clase de mal siempre se refieren a cosas, no a
personas.
Según Mons. C. Balducci, esto sería la infestación local, que es
una actividad
que el demonio ejerce directamente sobre la naturaleza inanimada,
perteneciente
al reino animal y vegetal, para luego llegar indirectamente al hombre
con
intenciones siempre maléficas.
Visto todo lo anterior, oigamos algo de lo que Nuestro Señor dice a
Monseñor
Ottavio Michelini acerca del demonio:
- Siendo superior a la naturaleza humana, puede mucho sobre ella, y
se vale de
esta superioridad para azuzar al hombre al mal, él sabe induciros a
un radical
cambio en el modo de vivir.
- Él puede mucho más sobre la naturaleza humana de lo que el hombre
puede sobre
la naturaleza animal, y tú ves cuánto puede el hombre sobre la
naturaleza
animal.
- El hombre puede dominar a un animal, pero Satanás puede dominar a
un hombre
mucho más, mucho más.
¿Cómo defendernos de todos estos males? Los exorcismos solamente
para la
posesión diabólica, verdadera y propia; para los otros casos deben
bastar los
medios comunes de la Gracia: la oración, los sacramentos, la
limosna, la vida
cristiana, el perdón de las ofensas y el recurrir al Señor, a la
Virgen, a los
Santos y a los ángeles.
Querer profundizar más acerca de las acciones de Satanás en el
hombre, y de las
características de cada una de las formas extraordinarias de acción,
exceden con
mucho la finalidad de este trabajo, por lo que lo dejaremos de lado
para no
extendernos demasiado.
Sólo quisiera citar las palabras del apóstol Juan en su primera
carta 518:
«Sabemos que todo aquél que es hijo de Dios, no peca, mas el
nacimiento que
tiene de Dios por la gracia le conserva; y el maligno espíritu no le
toca»[47]
El mal está en nuestra falta de fe, en nuestro mal obrar, en la
falta de
oración, falta de verdadera vida Eucarística, falta de intimidad
con nuestra
Madre Santísima y con la corte celestial.
Según el Jesuita francés Tonquédec, notable exorcista, dice que
hay un
grandísimo número de infelices que, aun no presentando señales de
posesión
diabólica recurren al ministerio del exorcista para ser liberados de
sus
sufrimientos: enfermedades rebeldes, adversidades, desgracias de todo
tipo. Los
endemoniados son muy raros, pero estos infelices son legiones. Sin
embargo en
mi experiencia, dice el p. Amorth, tengo la seguridad de que en la
época actual
el número de afectados ha aumentado grandemente. Un primer factor
para esto es
la situación del mundo consumista de occidente, en el cual el
sentido
materialista y hedonístico de la vida ha hecho que la mayoría
pierdan la fe,[48]
y a medida que disminuye la religión aumenta la superstición.
Junto con lo
anterior, enumera el p. Amorth algunas causas, según él, del
aumento en los
casos de acción demoníaca en las personas: la práctica del yoga,
del zen, de la
meditación trascendental; prácticas basadas en la reencarnación,
en el
disolverse la persona humana en la divinidad, en fin, sobre doctrinas
inaceptables para un cristiano. La magia, el espiritismo, la
multiplicación de
«espectáculos» del horror, donde al sexo y a la violencia se le
agrega
frecuentemente un sentido de perfidia demoníaca. Ni qué decir
acerca de la
negligencia de la jerarquía de la Iglesia, donde se ha descuidado el
punto
crucial de la batalla en contra del demonio y por lo mismo se ha
disminuido la
práctica del exorcismo, hasta el punto de que muchos Obispos nunca
han visto,
mucho menos practicado uno.[49]
¿Cómo se puede caer en los disturbios extraordinarios del demonio?
Las causas
se pueden resumir como sigue:
A.- Por permisión de Dios. Vale la pena mencionar a dos personas
que
recientemente fueron beatificadas por el Papa Juan Pablo II: Don
Calabria y Sor
María de Jesús crucificado, los cuales, sin que hubiera ninguna
causa humana, ni
culpa por parte de ellos, ni maleficios realizados por otras
personas, tuvieron
períodos de verdadera y propia posesión diabólica, en los cuales,
los dos beatos
han dicho y hecho cosas contrarias a su santidad, y sin tener ninguna
responsabilidad, porque era el demonio quien obraba sirviéndose de
sus miembros.
B.- Cuando se sufre un «maleficio». También aquí no hay culpa
por parte de
quien es víctima de este mal. El «maleficio» es dañar a otros a
través de la
intervención del demonio. El modo más usado es la brujería, y
también es la
causa más frecuente de posesión y de otros disturbios maléficos.
Hay maleficios
para matar, para provocar posesión, para que le vaya mal en los
negocios, para
provocar enfermedades, etc.
C.- Por un estado grave y endurecido de pecado. Este estado en la
actualidad va
en aumento, por lo que también va en aumento el número de personas
afectadas por
el demonio. El evangelio nos presenta un caso emblemático en la
figura de
Judas. ¿Quién sabe cuántos esfuerzos haya hecho Jesús por
llamarlo y
corregirlo? Recibiendo sólo rechazos y endurecimiento en el vicio,
hasta que
llegó al colmo: «¿Cuánto me dais si os lo entrego?» Y le
fijaron 30 monedas
(Mt. 2615) Luego leemos aquella tremenda frase durante la última
cena: «Y
entonces Satanás entró en él» Jn. 1317 En la actualidad hay
familias en las
cuales las personas viven estados matrimoniales desordenados,
abortos,
perversiones sexuales aberrantes, homosexualidad, drogadicción, etc.
En todos
estos casos, el camino de curación inicia en una sincera conversión.
Aquí el p.
Fortea introduce el término “hechizo”, el cual es aquella
operación que se hace
para obtener algo positivo con el concurso de los demonios. El
hechizo no suele
conseguir lo que se busca con él, pero puede provocar posesión, o
algún tipo de
influencia, siempre en el que lo hace o en quien lo encarga.
D.- Por frecuentar lugares o personas maléficas. Esto es la
práctica o la
asistencia a sesiones espiritistas,[50] magia, cultos satánicos o
sectas,
prácticas de ocultismo, frecuentar magos o hechiceros, escuelas
satánicas. Son
formas que exponen al peligro de incurrir en un maleficio, en una
consagración o
pacto con el demonio.
Es oportuno poner aquí las palabras de Jesús a Mons. Ottavio
Michelini en el
libro “Confidencias de Jesús a un sacerdote”
Un Arma Tremenda: El «Maleficio»
...La perfidia y la malicia de las potencias oscuras del mal es
tal, que muy
difícilmente se puede conocer toda su extensión. ¿Puedes tú hoy
contar las
herejías que laceran a la Iglesia?
Las potencias oscuras del Infierno además, sometiendo a sí a los
hijos de su
iglesia, querida para diseminar todos los males posibles con los
cuales golpear,
lacerar y atormentar almas y cuerpos, tienen también a disposición
un mal
grande, un arma tremenda para golpear, no sólo el espíritu sino
también los
cuerpos de los miembros de mi Iglesia: «El maleficio»
«Maleficio» Presencia de oscuras fuerzas ocultas. Este es un
aspecto
negativo y demoledor, pero son tantos los aspectos negativos y
demoledores de la
Pastoral moderna, desviada como está de su finalidad fundamental,
que es la de
arrancar a las almas de las garras de las fuerzas oscuras del mal.
¿Qué quiere decir «maleficio» y qué es? Es la presencia de
“fuerzas oscuras”
ocultas en personas, lugares o cosas, con las cuales en general se
crean
situaciones de sufrimiento espiritual y material.
Del «maleficio» ¿cuántos son víctimas hoy? ¡Un número sin
número! Sin
embargo esta palabra: «Maleficio», que es causa de indescriptible
sufrimiento,
suscita perplejidad, dudas e incredulidad aun en aquellos que son
víctimas de
él; suscita risas y burlas en quienes no creen; suscita estupor y
hasta
escándalo en aquellos que deberían conocer su naturaleza, origen y
causa, y
deberían sugerir modos y medidas para defenderse e indicar los
medios para
combatirlo.
Pero ¿quiénes son éstos que fingen estupor y asombro cuando
oyen hablar de
«maleficio»? Es increíble decir hasta dónde llega la perfidia de
los demonios y
de sus aliados y colaboradores en la tierra; porque estos son
sacerdotes,
obispos y hasta cardenales, que descaradamente con engañosos
pretextos, con una
malicia y perfidia satánica y con un nauseabundo y fingido celo,
prohíben a los
sacerdotes confiados a su cuidado usar los medios buenos y eficaces,
ya
indicados en el pasado por la Iglesia, aceptados por la cristiandad y
usados por
todos los santos, quienes han apreciado su utilidad y su eficacia,
presentando
como cobertura de su hipocresía la aplicación del Concilio,
entendida como
quitar de en medio los tabúes que podrían disminuir el prestigio de
la Iglesia.
Se ha llegado a prohibir a los sacerdotes el bendecir a personas
maleficiadas
y a limitar el uso del agua bendita, y todo, naturalmente, bajo la
apariencia de
cuidar celosamente el prestigio de la liturgia.
Negar hechos y consecuencias de la pérfida actividad de las
potencias oscuras
del Infierno es como negar a Dios, el Cual, para liberar a la
humanidad de tanto
mal me ha enviado a la tierra a Mí, Verbo Eterno de Dios hecho
carne, a morir en
la Cruz.
Almas maleficiadas. Me propongo continuar con la conversación
del mensaje
anterior, en el que he querido aclararte algunos aspectos de uno de
los tantos
medios con los cuales las potencias oscuras del infierno embaucan a
las almas
inexpertas, imprudentes, siempre deseosas de novedades, débiles o
indefensas,
por estar privadas de la asistencia espiritual, o por su negligencia,
o por el
incumplido deber de quienes por vocación habían sido designados
para cuidar su
vida religiosa, almas lisonjeadas por espejismos prohibidos, y casi
siempre
engañadas. Pero no intento incluir a todas las almas en las
susodichas
categorías, porque en efecto hay también almas buenas, santas,
almas en serio
camino hacia la perfección que por Voluntad permisiva de Dios son
maleficiadas,
en cuanto a que el sufrimiento que les procura el «maleficio», para
ellas se
convierte en medio de expiación, de purificación, de santificación,
de
enriquecimiento y de redención; porque el sufrimiento, de cualquier
parte que
provenga, si es aceptado con fe y generosamente ofrecido, se cambia
en
santificación.
¿ Qué almas pueden ser maleficiadas? Teóricamente todas. Unas
directa o
indirectamente por obra de las fuerzas del mal, y otras por Voluntad
permisiva
de Dios. Pero el «maleficio» lleva siempre en él el sello del
infierno.
¿Por qué lo permite Dios? Dios nos ha creado libres, y cada uno
será juzgado
de acuerdo a lo que hayamos hecho con nuestra libertad. Si hicimos
bien,
merecemos premio; si hicimos mal, merecemos castigo. Podemos mandar
matar a
alguien y Dios no lo impide, así mismo se puede pagar a un mago para
que haga un
maleficio contra una persona, y aquí tampoco Dios lo impide, aunque
de hecho
muchas veces sí lo hace, como por ejemplo, en quien vive en gracia
de Dios,
quien ora más intensamente, es más salvaguardado que quien no es
practicante.
El campo de las brujerías y de los maleficios es el paraíso de los
embusteros;
los casos verdaderos son poquísimos en relación a los que se
presentan en total
en esos sectores. Este terreno se presta mucho a las sugestiones, a
los
caprichos de mentes débiles.
¿Qué medios se deben usar para liberar a las almas que son
afectadas por él?
Hijo mío, te dije en otra ocasión que el exorcista no debe esperar
consuelos,
sino sólo y siempre sufrimiento, y que raramente ve el resultado de
su acción
pastoral, la más directa pastoral, de la que Yo, Verbo eterno de
Dios, he dado
tantas veces ejemplo arrojando los demonios y curando a los enfermos,
pero para
que este ministerio pastoral surta sus efectos debe ser ejercido por
santos
sacerdotes. Vendrá el día en el que Obispos verdaderamente santos
se acordarán
de la validez de mi mandamiento “Id y predicad el Evangelio a todas
las gentes,
bautizándolas, curando a los enfermos y arrojando a los demonios.”
El exorcista, además de ser santo, debe ser hombre de profunda
oración, debe
usar todos los medios consentidos como los sacramentos, en los que
hoy ya casi
ninguno cree, mientras su eficacia depende de la fe y de la Gracia de
quien los
usa; impartirá también las bendiciones, que si son en forma privada
no necesitan
de ninguna licencia del ordinario, pero si en cambio el exorcismo es
público y
hecho en nombre y en unión con la Iglesia, necesita el permiso del
ordinario del
lugar en el que se realiza.
La hora de la liberación de un alma golpeada por un «maleficio»
está siempre
determinada por la Voluntad Divina y puede ser anticipada por la
colaboración,
la fe y el deseo de liberación del afectado, o puede ser prolongada
por la falta
de colaboración, de fe y del deseo de ser librado, o también por la
acción
maléfica aún en acto por parte de quien ha procurado el maleficio.
El
«maleficio» también puede ser mantenido o prolongado por un
designio misterioso
de Amor, dirigido a salvar almas relacionadas con el maleficiado en
un plano
particular de salvación.
Es conveniente hablar sobre «la noche del espíritu»[51] Toda
persona que busque
a Dios en serio, tarde o temprano penetrará en una fase conocida
como «la noche
del espíritu» Es una fase de la evolución espiritual, es
necesaria para
penetrar en la vida mística. Esta purificación se hace a través
del sufrimiento
aceptado con amor a Dios y perseverancia. Consiste en una serie de
tentaciones
obsesivas de origen demoníaco, como tentaciones de ateismo, contra
la fe, de
escrúpulos, de suicidio, de depresión, blasfemias, etc., pero muy
intensas. El
demonio se empeña en detener el avance espiritual haciendo caer a la
persona en
graves pecados.[52] Esta noche termina cuando el alma se conforma al
sufrimiento, apegándose a las normas puestas por Dios. Esto
concuerda
perfectamente con lo dicho por Jesús a Luisa Piccarreta en el primer
volumen de
sus escritos.[53]
Los dones de Satanás.
Continúa el P. Amorth. “También Satanás da poderes a sus
devotos. A veces,
como auténtico mentiroso que es, los destinatarios de estos poderes
no
comprenden pronto la proveniencia, o no quieren comprenderla. Puede
suceder que
una persona tenga un don de previsión; otros, con solo ponerse
frente a una hoja
y con una pluma en la mano, escriben espontáneamente páginas y
páginas de
mensajes; otros tienen la impresión de poder desdoblarse, y que una
parte de su
ser puede penetrar en casas y en ambientes aun lejanos; es muy común
que algunos
escuchen una voz, que en ocasiones pueda sugerir oraciones u otras
cosas. ¿De
donde viene esto? Es necesario un estudio o un discernimiento hecho
por
personas competentes para establecer la verdad. Cuando San Pablo
estaba en
Tiatira le sucedió que era seguido por una esclava que tenía el don
de adivinar,
y con esta dote procuraba mucho dinero a sus patrones, pero era un
don de origen
diabólico, que desapareció después de que San Pablo arrojó al
maligno.[54]
Puede provocar estigmas.[55]
En un testimonio firmado por Erasmo di Bari, dice que años después
de haber
participado en un juego de tipo espiritista sin saberlo, fue
investido de varias
facultades paranormales, como clarividencia, lectura del pensamiento,
poder
conocer la vida de personas tanto vivas como muertas, diagnóstico
clínico,
anular el dolor físico por la imposición de las manos eliminando
así el estado
de sufrimiento,[56] etc. Sin embargo, a pesar de que esto le
reportaba
ganancias y la posibilidad de acercarse a la gente, las personas que
lo hacían,
poco tiempo después quedaban más desorientadas por lo que él les
había dicho,
pero lo principal era que él mismo se daba cuenta que su vida no
había cambiado
en nada, continuaba siendo fácil a la ira, lento al perdón, fácil
al
resentimiento, susceptible a la ofensa, con miedo a tomar su cruz,
miedo al
futuro y a la muerte. Todos estos poderes cesaron después de un
exorcismo. En
estos casos es necesario oponerse y vencer estas tendencias para
alcanzar la
curación.”
6).- Tratando de desenmascarar al demonio para vencerlo.[57]
Una cosa son sus acciones y la forma en que pueden manifestarse, y
otra cosa es
como es que la gente los ve, los percibe; aquí, las falsas
concepciones, la
fantasía, los miedos irracionales, los mitos, la moda, las
conveniencias, etc.,
dan lugar a una manifestación variadísima de los demonios, pero
casi siempre
distorsionada y exagerada en manera tal, que difícilmente podríamos
reconocer en
ella al verdadero enemigo de nuestras almas.
Como punto de partida diremos que el demonio, desde el momento mismo
de su
rebelión, tiene un plan perfectamente trazado para quitar al hombre
del puesto
al que Dios lo había destinado. En el momento en que el ángel
comete la culpa
se divide la creación pensante, desde ese instante existen ya dos
razas, dos
iglesias, dos generaciones: La de Dios y la opuesta a ella, la de
Satanás; ésta
se trasladó a la tierra para hacer guerra a la Iglesia de Dios en
los hombres.
Mientras llegaba el momento de iniciar la batalla en los padres de la
humanidad,
Adán y Eva, Lucifer estrenó el infierno[58] usando toda su
sabiduría y malicia
diabólica para ponerse de acuerdo con los otros demonios, para ver
cómo podrían
ofender más a Dios, y para satisfacer su espíritu de soberbia y
rebeldía. La
conclusión fue que la mayor venganza y agravio contra Dios, puesto
que conocían
cómo habría de amar a los hombres, sería impedir los efectos de
aquel amor,
engañando, persuadiendo y, en cuanto les fuese posible, forzando a
los mismos
hombres para que perdiesen la amistad y gracia de Dios, y le fuesen
ingratos y
rebeldes. Decía Lucifer: “Tenemos que trabajar empleando todas
nuestras
fuerzas, dedicación y ciencia; someteremos a las criaturas humanas a
nuestra
doctrina y voluntad para destruirlas; los perseguiremos y los
privaremos del
premio que les ha sido prometido; procuremos que no lleguen a ver la
cara de
Dios, pues a nosotros se nos ha negado con injusticia. Sembraré
nuevas sectas,
errores y leyes contrarias a las del Altísimo; levantaré de entre
esos hombres,
profetas y caudillos que engrandezcan las doctrinas que yo sembraré
en ellos;
[59] afligiré a los pobres, oprimiré a los afligidos y perseguiré
al
desalentado; sembraré discordias, ocasionaré guerras, moveré unas
gentes contra
otras; engendraré soberbios y arrogantes y extenderé la ley del
pecado;[60] y
cuando en ella me hayan obedecido, los sepultaré en este fuego
eterno. Este
será mi reino y el premio que yo daré a mis siervos.
Al Verbo humanado haré sangrienta guerra, aunque sea Dios, pues
también será
hombre de naturaleza inferior a la mía. Levantaré mi trono y
dignidad sobre la
suya, lo venceré y lo derribaré con mi potencia y astucia; y la
mujer que ha de
ser su Madre perecerá a mis manos; ¿qué es para mi potencia y
grandeza una sola
mujer? Y vosotros, fingid que amáis a los hombres para perderlos;
sírvanlos
para destruirlos y engañarlos; asístanlos para pervertirlos y
traerlos a mis
infiernos.”
Allí se fraguaron todos los vicios y pecados que iban a ser
inoculados en el
hombre, de allí salieron la mentira, las sectas y errores, y toda
iniquidad tuvo
su origen de aquel caos y congregación abominable.
Todo estaba consumado. Había sido puesta fuera toda la maldad, el
engaño, la
mentira, los embustes, el odio, el fingimiento, etc., que junto con
el inmenso
poder de las dotes de su naturaleza angélica, desencadenarían en
contra del
linaje humano la más grande batalla que se ha de librar en el curso
de la
historia, siendo su principal objetivo el ataque hacia Jesús y su
Madre
Santísima. El envilecimiento de la naturaleza humana era y sigue
siendo el
punto crucial para lograr su plan.
Pero el toque maestro en este plan era el volverse invisible:
Invisible por dos
razones:
1.- Por necesidad absoluta. Su sola presencia reafirma en forma
contundente la
existencia de Dios. El demonio es un ser creado, no subsistente por
sí mismo,
por lo tanto, el hacerse una realidad presente a nuestra inteligencia
y voluntad
a través de nuestros sentidos, nos llevaría sin duda alguna a la
confirmación
del Creador, sin importar cual nombre o concepción le diéramos.
Así que su sola
existencia es la mejor arma para contrarrestarlo y reafirmar nuestra
fe.
¡Insensata locura y obstinación la de los ángeles caídos, que no
supieron ver en
la existencia de Luzbel la confirmación de que sólo Dios es el
único Ser
subsistente por Sí mismo, generador de todas las bellezas de lo
creado, sin
importar que naturaleza tengan! De aquí la necesidad absoluta de no
manifestarse abierta y rotundamente. En contadísimas ocasiones lo
hace ante
aquellos que voluntariamente han aceptado el mal, desconociendo al
bien.
En el seno de la creación jamás habrá seres espirituales o
materiales «malos»
La palabra «ser» y «malo» son contradictorias entre sí. Él ha
conseguido
deshonrar el oficio sagrado que se le otorgaba, pero no ha podido
deshonrar su
«ser», el cual sigue honrando al Creador, puesto que sigue «siendo»
No importa
lo malo que sea, los actos nefastos que cometa, no puede corromper su
acto de
existencia, la cual se manifiesta como acto supremo de una sabiduría
y potencia
tal, que es imposible el no pensar en el Ser Creador como el Ser
perfecto. Así
que para mayor condenación de él, y me atrevo a decir que sea el
mayor
sufrimiento (infierno) que tenga, es que su sola existencia ha
servido, sirve y
servirá como testimonio fiel de la existencia y Majestad de Dios.
2.- Por necesidad relativa. Para que sus enemigos no tomen acciones
para
prevenir sus ataques, o recurran a las armas necesarias para
contrarrestarlo.
Para tal efecto debía diversificar a tal grado su acción, que nadie
pudiera
relacionarlo con ellas, haciendo de estas acciones un conjunto que a
la vista
parecieran como cosas diferentes, aisladas entre sí, pero todas
dirigidas hacia
un mismo fin:
a).- Quitar de la mente de la familia humana el recuerdo de
Dios.[61]
b). Abolir todos los tabúes que limitan la acción de aquello que
aparentemente
es nuestro mayor tesoro, nuestra naturaleza humana,[62] exaltando a
tal grado
las pasiones y los vicios, que debieran parecer virtudes. Junto con
ello,
destruir al ser humano; pero como no le fue concedido atentar contra
su vida en
forma directa,[63] se dedicó a instigar guerras ilícitas, donde
mueren miles, y
en ocasiones millones de personas, masacradas por el odio y la
injusticia,
apoyados en la fuerza irracional; además se dedicó a destruir la
realeza que le
correspondía por creación (el rey de la creación, dominador de
todo, aun de sí
mismo), poniéndolo por debajo de la naturaleza animal; apoderándose
del ser
humano como se apoderó de los cerdos en el territorio de los
gerasenos,[64]
llevándolos al despeñadero, así los lleva a la droga, a los
crímenes, a la
prostitución, en resumen, los lleva a los 7 pecados capitales, con
la soberbia
como cabeza de esta lista, para precipitarlos en el infierno.
c).- Denigrar y destruir la unidad creada por Dios para multiplicar
sus hijos,
sus imágenes: La familia. Haciendo que de una misión como era,
pasara a ser un
simple contrato entre dos personas que aceptan vivir juntos por
momentos, no en
totalidad de tiempo, para convivir, pero en gran parte para
satisfacción
personal, por no decir sexual; para construir no una familia, sino un
consorcio
comercial; y en caso de hastío, el que lógicamente se da cuando no
existe el
vínculo espiritual fortalecido por el Sacramento, pasar a una nueva
unión a
través del divorcio, (adulterio). Cabe mencionar en este punto, la
abominable
aceptación de la homosexualidad, y ahora la “unión legal” de
dos personas del
mismo sexo en una unión familiar con todos los derechos civiles, y
lo más
absurdo, tener la posibilidad de adoptar niños,[65] con todas las
consecuencias
que esto trae en la formación de estos pequeños, y la repercusión
moral y
espiritual no sólo en ellos, sino en toda la humanidad.[66]
d).- Como dentro del ser humano existe el anhelo de Dios, y existe
la
conciencia que nos provoca remordimientos, que nos llevan al
arrepentimiento,
los cuales no son otra cosa que la Divina Voluntad en nuestra alma,
que
convulsiona en agonía por nuestra actitud,[67] nuestro enemigo tuvo
que inventar
cientos de teorías religiosas, múltiples deidades, todas diferentes
pero con
cierta similitud para poder engañar y hacer creer que todo se debe a
una
invención del ser humano, o lo más descabellado, que la creencia en
un solo Dios
proviene de ideas más antiguas, al igual que la imagen de Cristo;
junto con una
infinidad de ideas que sirvieran para distraernos, etc.[68] Para
esto requería
de aliados dentro de la misma familia humana, y no tardó en
encontrarlos, usando
siempre los mismos métodos, ofreciendo todo aquello que la
naturaleza caída del
ser humano anhela, o sea, primero lo material (riqueza, poder,
placer), con
ello, también ofrecía satisfactores al entorno moral (sabiduría,
conocer todos
los secretos, el bien y el mal, el ser admirado, reconocido, el ser
superior a
los demás), para que al final, pudiera saborear las “delicias”
en lo espiritual,
«ser como Dios», pero sin Dios. En fin, podríamos seguir
mencionando
estrategias que ha usado, pero creo que con lo dicho es suficiente
para darnos
una idea de la actividad y fines que lleva este ser.
Después llega el momento en que deben ser creados los primeros seres
humanos.
¡...Pero ya todo estaba preparado!
Así que para conocer la maldad, el envilecimiento de este ser
espiritual, no es
necesario investigar los efectos de este plan,[69] pues ese es, ni
más ni menos,
su verdadero plan: «Desorientarnos», y así forzosamente escoger
alguna de estas
acciones, no sólo para seguirla, sino también en modo opuesto,
escoger alguna o
algunas para combatirlas, descuidando las demás y poder ser atacados
en los
puntos débiles. No, no tenemos que conocer todos los efectos, pues
aunque lo
llegáramos a hacer, esto nos ocuparía tal cantidad de tiempo, que
ya no
podríamos dedicarnos a Dios como Él quiere, no estaríamos
siguiendo el consejo
para alcanzar la «perfección»: “Ve, vende todo lo que tienes y
luego ven y
sígueme.” Mejor será conocer la idea madre, para no errar en
nuestra búsqueda
pensando y analizando si esto es bueno o no, si será de Dios o no.
Sus aliados
forman la iglesia de Satanás en la tierra, y son más que aliados,
se convierten
en su descendencia, la cual se enfrentará con la descendencia de la
Mujer.[70]
De ahí en adelante se empieza a desarrollar todo el plan, todos
sabemos el odio
que desencadenó en contra de todos aquellos que permanecían fieles,
sabemos la
forma despiadada en que atacó a Jesús y a su Madre, cómo envileció
a los
apóstoles, hasta hacer de uno de ellos el traidor, el hijo de la
perdición, y de
Pedro el negador de su maestro. Conocemos la historia de las
persecuciones
instigadas por este inicuo ser; el transcurso de estos veinte siglos
está lleno
de estos ejemplos, todos ellos producto del odio y sed insaciable de
venganza de
Satanás.
De las dos acciones que tiene para atacar al hombre, ¿cuál será la
más
peligrosa? ¿La habitual (tentación), o la extraordinaria
(sufrimientos físicos,
posesión, vejación, obsesión, sujeción, infestaciones)? Por
supuesto que la
habitual, pues es la forma de llevarnos al pecado consciente,
voluntario y con
pleno conocimiento. La otra, aunque puede inducirnos al pecado,
siempre habrá
una atenuante, pues de alguna forma nos hemos visto obligados a
hacerlo. En
caso de las posesiones, entonces sí, no hay culpa, pues el hombre no
es más
dueño de sus actos, y resulta que por muy malos que pudieran ser, a
él le sirven
de mérito por el sufrimiento interior que le provoca la posesión,
junto con la
extensión de los méritos a otras personas que lo necesitan.
Siendo entonces la tentación la más peligrosa, deberemos poner toda
nuestra
atención en ella. Ésta se puede desarrollar de dos maneras: la
primera es
cuando nos lleva, con un acto conciente, a desobedecer la ley de Dios
y hacer
nuestra voluntad por sobre la Voluntad Divina. La segunda forma es
que nos
lleve a lo mismo, pero engañados; en este supuesto, se pueden dar
dos formas
más: la primera sería en caso de que lo que se haga engañado se
haga con la
plena conciencia de estar haciendo lo correcto, y entonces no se
comete culpa
alguna, pues el pecado o falta no está en el acto en sí, sino en la
voluntad de
transgredir el orden establecido. La segunda forma, es que a pesar
de haber
sido engañados, de alguna manera nos damos cuenta, no completamente,
del engaño,
y hacemos el acto con cierta conciencia de estar haciendo lo no
correcto,
entonces existe la culpa, pero se tiene una atenuante en la medida
que nos dimos
cuenta o no, y el resultado es un acto con culpa relativa. El
resultado de la
tentación, el pecado, solamente es válido si somos concientes de lo
que hacemos,
pues si no es por voluntad que se rompe con la ley de Dios, no se
tiene culpa.
Así que nuestra atención se debe centrar en la tentación directa,
puesto que los
engaños sólo sirven para desviar esta atención y no fijarnos en lo
que debemos.
Para ejemplo baste comparar la ley de Dios (los 10 mandamientos) con
los «Los
logros sociales» o deberíamos mejor decir «Los robos sociales»
robos por
habernos robado la Gracia, la amistad con nuestro Creador, la
posibilidad de la
bienaventuranza eterna, etc., aparte de las ideas que han ido
imponiéndose como
deseables, y a las que nadie osa enfrentarse, todo lo cual ha servido
para
influenciar negativamente la conciencia del ser humano. Analicemos
algunos de
estos «logros», los cuales en múltiples ocasiones han sido
producto de
movimientos sociales, de leyes,[71] de teorías científicas, de
razonamientos
filosóficos, pero sobre todo, de la búsqueda afanosa por parte de
toda la
sociedad de placeres y comodidades, por lo tanto, impuestos por
personas sin
Dios, serviles a los intereses de su padre, Satanás.
MandamientoLogro (robo) social
1º Amaras a Dios sobre todas las cosas. Este mandamiento nos
prescribe
las virtudes de fe, esperanza, caridad y religión, y nos
prohíbe los
pecados que van contra ellas.Estímulo a nuestra propia
excelencia, lo que
nos hace olvidar que Dios es nuestro Creador, que es nuestro
fin, y nos
lleva a buscar no su gloria, sino nuestra gloria y
satisfacción.
Nos lleva a no someternos, desconociendo sus derechos y a
quebrantar su
ley. Esto hace “nacer y crecer” desmesuradamente la
soberbia.
Es frecuente el dar culto a las criaturas, lo que es contrario
al culto
que debemos dar a Dios.
Nos imponen la evolución como doctrina. El estado como máxima
autoridad
posible, la irreligiosidad en toda la vida civil, por la cual
hay que
desterrar la idea de Dios, educación laica, etc.
2º No jurar su santo nombre en vano. Este mandamiento nos
manda respetar
el nombre de Dios y nos prohíbe profanarlo, lo que sucede de 4
maneras:
pronunciándolo sin respeto, blasfemia, juramento indebido, y
el voto no
cumplido.Blasfemia (palabra de injuria, maldición y
desprecio).
Juramento, poner a Dios por testigo de que se dice la verdad,
las promesas
de futuros gobernantes; en los juicios, jurando decir la
¿verdad? sobre la
Biblia; en falsas declaraciones sobre todo de los dirigentes,
etc.
3º Santificarás las fiestas. Nos manda honrar a Dios con
actos de culto
el día de fiesta, y nos prohíbe en ellos ciertas obras.En
este capítulo,
solamente diremos que la falta más común, es el trabajo por
el deseo
inmoderado de ganancia, y el no atender a nuestra obligación
de oír misa.
4º Honrarás a tu padre y madre. Comprende los deberes de los
hijos para
con sus padres, de los inferiores con los superiores; a su vez
los de los
padres hacia los hijos, y de los superiores hacia los
inferiores. Los
hijos deben a sus padres respeto, amor, obediencia y
socorro.Los hijos
deben denunciar a sus padres; no les merecen respeto aduciendo
libertad
psicológica e independencia. Asilos, guarderías.
5º No matarás. Prohíbe el suicidio, homicidio, duelo,
aborto, eutanasia.
Para que una guerra sea lícita, debe llenar 3 condiciones: 1.-
Ser
decretada por una legítima autoridad. 2.- Causa justa y grave,
y 3.- Ser
necesaria, o sea, último remedio.Aborto, uso del dispositivo
intrauterino
(abortivo), eutanasia, pena de muerte, guerras motivadas por
intereses,
odios, clonación, fertilización in vitro, obtención de
células madre de
embriones, etc.
6º No fornicar. Nos impone la virtud de la castidad, prohíbe
la impureza.
Tener relaciones sexuales antes del matrimonio es bueno y hasta
deseable
(según la psicología), la masturbación es normal, es
autoconocimiento
(psicología), lecturas inadecuadas, películas de tipo sexual,
modas.
Homosexualidad, etc.
7º No hurtarás. Este se quebranta de 3 maneras: 1.- El robo
2.- La
injusta detención de los objetos. 3.- El daño injustoQuizá
el más usado en
nuestra sociedad actual sea la injusta retención, delincuentes
de cuello
blanco, impunidad, usura, etc.
8º No levantar falso testimonio ni mentir.Es mal común de
toda la
sociedad.
9º No desear la mujer de tu prójimo. Es similar al
6ºDivorcio, validez de
nuevas uniones bajo pretexto de derechos humanos y libertad,
intercambio
de pareja, etc.
10º No codiciar los bienes ajenos.También es un mal común.
Dice el refrán que para muestra basta un botón, lo anterior es más
que un botón,
los cuales son practicados, impuestos y aceptados, por todos.
¿Queremos otra
muestra de la acción destructora de la tentación manejada por
Satanás?
Digámoslo abiertamente, es la más contundente arma en contra de
Dios y de
nosotros, por eso la insistencia en no fijarnos en las acciones
extraordinarias,
pues son muy infrecuentes, y a excepción de la vejación en la salud
o en nuestro
entorno socioeconómico, no representan otra cosa que la aceptación
por parte
nuestra de las sugerencias de él.
Entendido lo anterior, y captada en mínima parte la destrucción que
ha logrado
hacer, debemos hacer un acto de análisis, para conocer cuál es la
razón de todo
esto: En primer lugar, y hay que recalcarlo muy bien, se debe a la
indiferencia
generalizada hacia Dios por parte de toda la sociedad, causada en
gran medida
por una búsqueda desenfrenada de riqueza, comodidad, bienestar,
placer. En
segundo lugar, a los colaboradores de Satanás, los cuales,
infiltrados en todos
los altos niveles de mando de las sociedades actuales, han ido
tomando las
líneas de corrupción queridas por su padre (Satanás), y las han
ido imponiendo
como leyes civiles, o como ideas generalizadas basadas en los
«derechos
humanos», con lo que resulta prácticamente imposible disentir de
ellas, sin
riesgo de ser considerado como obtuso o retrograda. Y en tercer
lugar, da
escalofrío el decirlo, a la indiferencia culpable de aquellos que
deberían ser
los adalides en esta batalla, me refiero a aquellos a los que Jesús
les deja el
mandato de cuidar, pastorear, guiar a sus ovejas, pero sobre todo, el
defenderlas de sus enemigos.[72]
Jesús dentro de su actuación en el mundo mostró que era importante
el arrojar
demonios, tanto, que lo deja como parte de la misión de sus
discípulos y
apóstoles. Cuando una persona peca, generalmente no tiene un
demonio dentro,
pero si la idea se hace obsesiva por instigación del demonio, el
pecado se hace
frecuente, éste lleva a la adquisición de un hábito, y de ahí
pasa a ser una
vicio. Cuando llega a este punto se vuelve irrefrenable, y es donde
podemos
decir que tenemos un demonio dentro que nos excita nuestra
concupiscencia, junto
con nuestro desordenado deseo, o sea, estamos poseídos. De María
Magdalena
Jesús arrojó 7 demonios, un verdadero caso de posesión, sin
embargo ella no
tenía la apariencia externa de una endemoniada, pero en su actuar,
en su forma
de vida sí que era una verdadera poseída, con plena conciencia y
por lo tanto
con culpa. Si la viéramos en la actualidad, lo que menos
pensaríamos es que
está endemoniada, lo que diríamos es que es una mujer degradada, y
lo que menos
se nos ocurriría es hacerle un exorcismo o hacer oración de
liberación, sin
embargo Jesús dice que la curó de la posesión de 7 demonios.[73]
Esta clase de
demonios son los que se deben exorcizar, sacar, pero para que surta
efecto la
curación es necesario que la criatura tenga plena conciencia de lo
que pasa, y
el firme deseo de ser liberada; Jesús logra lo anterior con su
palabra, al
sembrar en el alma la visión de la realidad de su mísera vida, la
grandeza del
alma en gracia de Dios, el deseo de la regeneración, la firme
convicción de que
Dios la ama, y la esperanza de poder alcanzarlo. Esto, basado en el
amor, pues
esta virtud es la única que nos puede lanzar a esa ardua tarea de
perfeccionamiento, y la única que nos puede unir a nuestro Creador.
La forma de vencer la tentación, es la que dejamos asentada cuando
hablamos de
las tentaciones de Jesús, sin embargo, si ya caímos y somos presa
de ella y
queremos salir, entonces queda como recurso infalible la oración, la
humildad,
la mortificación y sobre todo la conversión.[74]
Qué decir entonces, ¿la tentación es nuestro enemigo? ¿Satanás
la usa como arma
para perdernos?
¡Pobre Satanás! Aun en esto, que él considera su mejor estrategia
para apartar
al hombre de su Creador, (y que con el hombre duro de corazón sí
resulta), se
equivoca, su soberbia no lo deja ver que se ha vuelto el mejor
cooperador de
Dios para purificar a todas aquellas almas que van en busca de la
perfección,
las cuales darán a Dios la gloria y el amor establecidos por Él
desde toda la
eternidad. Así que podríamos decir, sin temor a equivocarnos,
¡gracias Satanás
por tentarnos, gracias por ayudarnos a superar nuestras miserias![75]
Veamos ahora qué nos dice Jesús en los escritos de la Divina
Voluntad acerca del
demonio y la tentación:
Finalidad de las tentaciones. Mira, quiero purificar tu alma de todo
mínimo
defecto que pudiera impedir mi Amor en ti, quiero probar tu
fidelidad, ¿pero
cómo puedo ver si esto es verdad si no es poniéndote en medio de la
batalla?
Debes saber que quiero ponerte en medio de los demonios, les daré
libertad de
atormentarte y de tentarte a fin de que cuando hayas combatido los
vicios con
las virtudes opuestas, te encontrarás ya en posesión de esas mismas
virtudes que
creías perder, y después tu alma purificada, embellecida,
enriquecida, será como
un rey que regresa vencedor de una ferocísima guerra, que mientras
creía perder
lo que tenía, vuelve en cambio más glorioso y lleno de inmensas
riquezas. Mira,
quiero purificar tu alma de todo mínimo defecto que pudiera impedir
mi Amor en
ti, quiero probar tu fidelidad, ¿pero cómo puedo ver si esto es
verdad si no es
poniéndote en medio de la batalla? Debes saber que quiero ponerte
en medio de
los demonios, les daré libertad de atormentarte y de tentarte a fin
de que
cuando hayas combatido los vicios con las virtudes opuestas, te
encontrarás ya
en posesión de esas mismas virtudes que creías perder, y después
tu alma
purificada, embellecida, enriquecida, será como un rey que regresa
vencedor de
una ferocísima guerra, que mientras creía perder lo que tenía,
vuelve en cambio
más glorioso y lleno de inmensas riquezas.[76]
¿Pueden los demonios tomar posesión de mí a la fuerza? Hija mía,
¿por qué te
perturbas tanto? ¿No sabes tú que si se unieran juntas todas las
potencias
diabólicas, no pueden entrar dentro de un corazón y tomar dominio
de él, a menos
que el alma misma, por propia voluntad les dé la entrada? Sólo
Dios tiene este
poder de entrar en los corazones y dominarlos como le place.[77]
¿Puede el demonio formar su vida en mí por medio de la posesión?
Hija mía, sólo
mi Voluntad tiene este poder de formarse una Vida en la criatura.[78]
Ahora escucha hija buena el gran prodigio de nuestra Vida en la
criatura, que
ningún otro, por cuanto amor y potencia tenga, puede decir: Yo
puedo bilocarme,
y mientras quedo lo que soy, puedo formar otra vida mía dentro de
una persona.
Sería una locura y un absurdo el decirlo, ni el ángel, ni el santo
tienen este
poder, sólo tu Dios, tu Jesús tiene este poder.[79]
Así que Satanás está perdido ante el alma resuelta a despreciarlo
manteniéndose
unida con su Creador, y tiene que aceptar que lo que haga en su
contra servirá
para hacerla adquirir más méritos. Pero si esta alma vive en la
Divina
Voluntad, entonces el mismo Dios pelea en ella, y ¿quién como Dios?
Esto para
el demonio significa que se le duplica su condenación, se le duplica
su
infierno.[80] Por eso es que la mayor tentación en la actualidad
para el alma
deseosa de perfección, no está dirigida tanto a hacerla pecar, no,
sino que va
dirigida a alejarla de la Divina Voluntad, pues teme en tal forma a
la criatura
que vive en Ella, que haría cualquier cosa con tal de
disuadirla.[81] Debemos
mencionar que Satanás ha intentado en varias ocasiones y de diversas
maneras
malograr este reino, pero en todas las ocasiones ha fracasado: El
primer ataque
fue contra Luisa para que no escribiera, y esto lo vemos en sus
escritos, sobre
todo en los primeros volúmenes, donde la tentación era que Luisa
tuviera dudas
si realmente eran comunicaciones de Jesús o de él, o quizá
producto de su
fantasía, en otras ocasiones no quería que se publicara nada, tenía
dudas acerca
de si serían útiles o no, etc. Pero a través de su obediencia, su
entrega y
amor a Jesús, y sobre todo a la presencia continua de Él y su
enseñanza, pudo
superarla. La segunda tentativa fue: No publiquen. Y aquí utilizó
a las mismas
autoridades de la Iglesia, quienes habiendo condenado tres escritos:
Las Horas
de la Pasión, La reina del Cielo en el reino de la Divina Voluntad,
y un pequeño
librito que contenía algunos extractos de los escritos, al momento
de acudir con
ella para confiscar estos escritos, se llevaron todos los demás, sin
ninguna
justificación, pues no habían sido motivo de la condena, aunado a
que ya tenían
el Nihil Obstat y el Imprimatur, o sea, tenían la autorización
eclesiástica y se
hacía constar que no había nada en contra de la fe. Nunca se dio
explicación
del por qué. La tercera embestida fue y es aún, similar a la
anterior, pero a
Dios gracias los escritos a pesar de todo lo que ha hecho para
impedirlo, ya
están circulando por el mundo. Su última tentativa se puede dar en
dos modos
diferentes: El primero será en no acepten, no crean, no lean. Esto
es una
realidad patente, basta ver la cantidad de ataques que ha recibido
esta sublime
doctrina, los escrúpulos de almas buenas, la cantidad de malas
interpretaciones
que se han dado. El segundo modo se dirigirá a la forma de vivir
esta Divina
Voluntad, me atrevo a decir que es acción de él, querer convertir a
la Divina
Voluntad en una devoción más, en quererla mezclar con otras
prácticas, buenas en
sí mismas, pero que le quitan la parte sustancial. Así que para el
alma que
quiere vivir en la Divina Voluntad, es necesario que use toda su
atención en
esto, y que se desprenda de todo lo demás.[82]
EL ANTICRISTO
El Anticristo. Ciertamente en las Sagradas Escrituras se nombra a
este
personaje. Describen las señales que precederán a la venida de
Cristo y los
exhorta a permanecer en la doctrina. Veamos algunas de estas
lecturas para
constatar que es una realidad:
...Entretanto, hermanos, os suplicamos por el advenimiento de nuestro
Señor
Jesucristo y de nuestra reunión al mismo, que no abandonéis
ligeramente vuestros
primeros sentimientos, ni os alarméis con supuestas revelaciones,
con ciertos
discursos, o con cartas que se supongan enviadas por nosotros, como
si el día
del Señor estuviera ya muy cercano. No os dejéis seducir de nadie
en ninguna
manera; porque no vendrá este día sin que primero haya acontecido
la apostasía,
casi general de los fieles, y aparecido el hombre del pecado, el hijo
de la
perdición, el cual se opondrá a Dios, y se alzará contra todo lo
que se dice
Dios, o se adora, hasta llegar a poner su asiento en el templo de
Dios, dando a
entender que es Dios. ¿No os acordáis que cuando estaba todavía
entre vosotros,
os decía estas cosas? Ya sabéis vosotros la causa que ahora le
detiene, hasta
que sea manifestado o venga en su tiempo señalado. El hecho es que
ya va obrando
o formándose el misterio de iniquidad; entretanto el que está firme
ahora,
manténgase, hasta que sea quitado el impedimento.[83]
...Hijitos míos, ésta es ya la última hora, o edad del mundo; y
así como habéis
oído que viene el Anticristo, así ahora muchos se han hecho
anticristos, por
donde echamos de ver que ya es la última hora. De entre nosotros o
de la Iglesia
han salido, mas no eran de los nuestros; que si de los nuestros
fueran con
nosotros sin duda hubieran perseverado en la fe; pero ellos se
apartaron de la
Iglesia, para que se vea claro que no todos son de los nuestros. Pero
vosotros
habéis recibido la unción del Espíritu Santo, y de todo estáis
instruidos. No os
he escrito como a ignorantes de la verdad, sino como a los que la
conocen y la
saben; porque ninguna mentira procede de la verdad, que es
Jesucristo. ¿Quién es
mentiroso, sino aquel que niega que Jesús es el Cristo o Mesías?
Este es un
anticristo, que niega al Padre y al Hijo. Cualquiera que niega al
Hijo, tampoco
reconoce al Padre; quien confiesa al Hijo, también al Padre
confiesa, o
reconoce.[84]
Todo espíritu, que desune a Jesús, no es de Dios; antes éste es
espíritu del
Anticristo, de quien tenéis oído que viene, y ya desde ahora está
en el mundo. Y
entonces se dejará ver aquel perverso, a quien el Señor Jesús
matará con el
resuello o el sólo aliento de su boca, y destruirá con el
resplandor de su
presencia, a aquel inicuo que vendrá con el poder de Satanás, con
toda suerte de
milagros, de señales y de prodigios falsos, y con todas las
ilusiones que pueden
conducir a la iniquidad a aquellos que se perderán, por no haber
recibido y
amado la verdad a fin de salvarse.[85]
Y vi una bestia que subía del mar, la cual tenía siete cabezas y
diez cuernos, y
sobre los cuernos diez diademas, y sobre las cabezas nombres de
blasfemia. Esta
bestia que vi, era semejante a un leopardo, y sus pies como los de
oso, y su
boca como la de león. Y le dio el dragón su fuerza y su gran
poder.[86]
Como vemos hay dos ideas fundamentales: La primera es que el
anticristo no es
un ser personal, sino que es el espíritu del Anticristo actuando en
diferentes
personas; pues hay muchos, han salido de nosotros; todo aquél que
niega a Jesús
es un anticristo;, etc. Por lo que la idea que queda es que son
muchos, o sea,
todos aquellos que de alguna manera se oponen a Cristo. Pero, quizá
la
característica más sobresaliente sea: «El que divide a Cristo» O
sea: Que le
quita ya sea la Divinidad, o la Humanidad. Así que estemos alertas,
cualquier
doctrina que no acepte a Jesús como Hombre y Dios verdadero; a Jesús
Hijo de la
Virgen María, engendrado sin concurrencia de hombre; que vino al
mundo para
derrotar al demonio a través del sufrimiento y la Cruz; que murió
una sola vez y
ascendió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre; que
quiera
desvirtuar la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento;
que nos quiera
hablar del Amor sin la presencia de Jesús; que quiera separar la
Iglesia (cuerpo
místico de Jesús) de su cabeza, que es Él mismo; que quiera abolir
las palabras
de Jesús al dejar el mando de su Iglesia a Pedro, y la organización
de la misma
a sus apóstoles, legítimamente establecidos; etc., esa doctrina es
un
Anticristo.
Todo movimiento requiere de una cabeza que lo dirija, y toda cabeza
requiere un
movimiento que la impulse. Pio XI en su encíclica Divini
Redemptoris, dice del
comunismo: Por naturaleza es antirreligioso y ateo, y es
intrínsecamente
perverso. León XIII en su encíclica Humanum Genus, pone de
manifiesto que la
masonería con sus doctrinas filosóficas y morales, llevan a la
negación de Dios,
a la negación de la moral, abriendo el camino al ateismo. Así que
cabría la
posibilidad de que alguno de estos dos movimientos engendrara en él
el espíritu
del Anticristo, o quizá los dos, pero el comunismo prácticamente ha
desaparecido, aunque no podemos negar que la filosofía queda; sin
embargo, la
masonería es la más abocada para encarnar en nuestro mundo a este
espíritu,
sobre todo que Nuestro Señor la nombra como la iglesia de
Satanás[87]
La segunda idea es la de un Anticristo personal, el hombre del pecado
o de la
perdición, la bestia que sube del mar, el cual no ha salido a la luz
porque hay
quien se lo impide, pero en cuanto sea quitado este impedimento se
manifestará;
junto con lo anterior, se requiere que haya una apostasía casi
general. Éste se
opondrá a Dios, hasta llegar a poner su asiento en el templo de
Dios. A quien
el Señor Jesús matará con el solo aliento de su boca, y destruirá
con el
resplandor de su presencia.
No se oponen o contradicen estas ideas, es muy probable que puedan
existir las
dos, es más, todo parece indicar que se complementan, que el
Anticristo
“movimiento” prepare el camino al Anticristo “personal.”
¿Valdrá la pena el tratar de investigar acerca de la posible
persona de este
Anticristo? ¿Será tal vez el señor Maitreya el verdadero
Anticristo? ¿Está
próxima su venida? ¿Los signos de los tiempos son ya apremiantes?
¿Nos irá a
poner en la mano derecha y en la frente su marca? ¿Cuál será el
nombre de este
ser, si su número es el 666?
Hay cosas que creo que es necesario ir aclarando para no estar
esperando sucesos
extraordinarios, y simplemente externos, pues esto es otro truco de
Satanás, con
el cual quiere mantenernos ocupados y «alertas» en la parte
externa, pero en la
fundamental, en la verídica, que es la parte interna, quiere
mantenernos en la
total ignorancia. Veamos: Nos va marcar en la mano y en la frente.
Una marca
externa no podría dañarnos, y si lo hacemos porque no se puede ni
comprar ni
vender sin esta marca, todo está justificado, existe un atenuante,
pues la marca
la puedo tener, aunque en el interior puedo disentir de la doctrina
del tirano.
Que diferencia si esa marca se refiere a: La de la mano, a las
obras, o sea que
mis malas obras son la mejor marca de adhesión a esta doctrina. La
mejor marca
para la frente serían los malos pensamientos, y entonces sí, todo
tiene
congruencia, pues le pertenezco por total entrega voluntaria, pienso
igual que
él y actúo acorde a estos pensamientos. El no tener la marca
equivale a obrar y
pensar conforme a Dios, y estos seres en un mundo totalmente
desacralizado,
difícilmente podrán encontrar mercado para sus obras. Habrá
persecuciones y
matanzas de los fieles a Dios por parte de las huestes del
Anticristo. Y ahí
nos tienen, esperando ver los ejércitos armados hasta los dientes,
persiguiendo
al resto fiel, y haciendo matanzas inmensas, ante las cuales, las
persecuciones
y matanzas en el tiempo de los Césares serían juego de niños,
esperamos ver
correr ríos de sangre por las calles, etc. ¿Acaso no nos hemos
dado cuenta de
la terrible persecución que sufrimos todos, especialmente los
jóvenes y niños?
Persecución en la calle, espectáculos obscenos, anticatólicos,
medios de
comunicación que lo único que les importa es exaltar la obscenidad,
los
escándalos; persecución dentro de los hogares, sobre todo con los
niños ante la
televisión. Millones de almas asesinadas por las ideas corruptas y
ofensivas.
No hemos reparado en los antimandamientos que ya hemos citado, y que
nos
procuran una vida hedonística; múltiples ejemplos de
anticristianismo, aun
dentro de la Iglesia. Y con todo esto ante nuestros ojos, aún no
vemos nada, y
esperamos a los ejércitos armados hasta los dientes para tomar
medidas
precautorias: quizá comprar velas benditas para los tres días de
oscuridad;
proveernos de una despensa suficiente, pero eso sí, que no sean
productos de
compañías que cooperen con Maitrya. Terrible ceguera espiritual,
terrible
materialismo que se ha apoderado hasta de lo más íntimo de nuestro
ser. Se
habla de apariciones de la Virgen donde nos avisa de esta terrible
realidad
inminente. ¿Acaso no hemos entendido que si Dios se toma la
molestia de
advertirnos, es para urgirnos a poner una salvaguarda a nuestro
espíritu? Se
sentará en el trono de Dios. ¿Cuál? ¿A qué trono se refiere?
¿A la silla de
Pedro en el Vaticano? ¿Será que va a usurpar el nombre y la
personalidad de
Jesús? Muy probable, pero ese trono es inexpugnable, pues Jesús lo
venció, y
aunque él se hiciera pasar por Jesús, para su soberbia no sería
honroso sentarse
en Aquél que lo ha vencido y humillado con la humildad, el
sufrimiento y la
muerte de Cruz, aparte de que no podría dañarlo en lo absoluto, y
sería muy
obvio el engaño, el cual sería descubierto rápidamente por las
almas fieles.
¿Entonces, de que trono se nos habla? De nuestras almas, esas almas
que han
sido creadas para que Dios se repose en ellas y por medio de su
Divina Voluntad
obrante en la criatura, pueda repetir su misma Vida. Ese trono sí
que es
anhelado por Satanás, y ese solamente lo puede alcanzar si la
criatura se lo
ceda voluntariamente, no lo puede arrebatar a la fuerza, así que
deberá pelear
por él. ¿Cómo? Por medio del engaño, de la tentación, del
movernos batalla
continua, para que así seamos nosotros mismos, quienes cegados por
todo aquello
que nos ofrece, se lo entreguemos a cambio de baratijas, y al igual
que Esaú le
cambiaremos nuestra primogenitura por un plato de lentejas.[88]
Jesús lo
derrotará con el aliento de su boca. ¿Dónde? ¿En qué campo de
batalla? En el
de nuestras almas, en lo más profundo de nuestro ser, ¿y será Él
quien lanzará
al demonio de ahí? Por supuesto que no, será precisamente con el
aliento divino
con el que seremos restablecidos a nuestra santidad y dignidad de
origen, nos
será restituida la Divina Voluntad obrante en nosotros, para repetir
la Vida
Divina, y ante Ella, Satanás no puede nada, por lo tanto no sólo
quedará
derrotado, sino que será inutilizado de manera total.[89] Esa será
la verdadera
derrota, cuando las almas vivan en la Divina Voluntad. Por lo tanto
debemos
olvidarnos de los signos externos, debemos olvidar nuestros sueños
de
protagonismo luchando cuerpo a cuerpo con el enemigo, debemos temer
los tres
días de tinieblas, pero no las externas, sino las internas, que por
cierto no
nos hemos dado cuenta que llevamos no tres días, sino muchísimo más
tiempo en la
total oscuridad en todo lo referente a Dios, pues si Él es Luz, por
fuerza su
ausencia deben ser tinieblas. Esforcémonos más en buscar los
signos de los
tiempos,[90] pero todo debe ser en nuestro interior. Sin embargo,
algunos
seguirán esperando los grandes acontecimientos sin verlos, al igual
que el judío
sigue esperando a su Mesías. El verdadero demonio (anticristo) y el
más
peligroso, soy yo, mi voluntad, pues Satanás lo más que podría
hacerme, en caso
extremo y siempre con permiso divino, en caso de que no me entregue
voluntariamente a él, sería llegar a quitarme la vida material, y
eso no hay que
temerlo dice Jesús, debemos temer a aquel que nos puede arrojar al
infierno, o
sea a mi voluntad, que es la única que puede condenarme.[91]
Satanás sólo
presenta ideas, símbolos, pero el que acepta soy yo. Por eso
aquella frase: La
verdad os hará libres, porque sólo aceptando a Jesús nos
quitaremos lo nuestro,
y podremos vencer al enemigo.
Esto no quita el que puedan suceder cosas externas, que pueda
aparecer el
Anticristo personal y hacer maravillas para engañar a todos, si
fuera posible
aun a los mismos elegidos, y que por amor a ellos será acortado el
tiempo.
Tenemos en nuestras manos la elección: Esperar a ser agredidos
externamente,
cuando nuestro interior esté totalmente desprevenido; o
fortalecernos
interiormente derrotando a Satanás antes de que sucedan los
acontecimientos
externos.
No teman, Dios está con nosotros, y ha querido darnos su Voluntad
como
generadora y salvaguarda de nuestra santidad divina.
Salvador Thomassiny
[1] Diablo: del griego diabollein (el que divide), del latín
diabollo (sembrar
división). Por este significado es tal vez por lo que San Juan, en
su primera
carta, dice que esas son las condiciones para que alguien sea
considerado
partícipe del espíritu del anticristo, que divida a Cristo. I Jn 43
[2] Ef. 611-12 Con estas palabras el Apóstol nos revela la esencia
de nuestra
vida espiritual: "Que no es nuestra lucha contra la sangre y la
carne, sino
contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores
de este
mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires, no contra
los enemigos
tradicionales, como serían nuestros semejantes, nuestro entorno
social, laboral,
económico, etc."
[3] La existencia de los demonios consta en multitud de pasajes de la
Sagrada
Escritura y en las declaraciones dogmáticas de la Iglesia: Lc 1018,
Jn 844, Mt
2541, 2 Pe 24
[4] Si Satanás con las hordas infernales no existe, si Satanás es
sólo un tabú
inventado por la Iglesia, falsa es la misión confiada a Jesús por
el Padre,
falsa también la Encarnación, la Pasión y muerte en cruz, no es
realidad la
Iglesia; invención la Resurrección y Ascensión al Cielo, pura
invención la
Biblia, invenciones los Evangelios, no verdaderas las enseñanzas de
los Padres y
de los Doctores de la Iglesia, una falsificación la vida de los
santos, un
embuste el sacrificio sublime de los mártires, toda una colosal y
gigantesca
mentira en la que han creído generaciones y pueblos de toda la
tierra.
[5] "Si alguno dice que el diablo no fue primero un ángel
bueno creado por
Dios, y que su naturaleza no fue obra de Dios, sino que dice que
emergió de las
tinieblas y que no tiene autor alguno de sí, sino que él mismo es
el principio y
la sustancia del mal, como dijeron Maniqueo y Prisciliano, sea
anatema.
(Concilio de Braga, 561; Denzinger 237).
"Creemos que el diablo se hizo malo no por naturaleza, sino por
albedrío." (IV
Concilio de Letrán, 1215, Denzinger 427).
[6] Viendo los hijos de Dios la hermosura de las hijas de los
hombres, tomaron
de entre todas ellas por mujeres las que más les agradaron.
[7] Espíritu, del latín Spiritus (soplo, hálito)
[8] Se aficionó en modo desordenado a sus propios bienes,
olvidándose de Dios
creador y supremo Bien, queriéndose hacer semejante a Dios. Cfr I
63,2 y 3 La
soberbia roe la Gracia; en los soberbios no hay otra cosa que un
vacío todo
lleno de humo que produce la ceguera. La soberbia no hace más que
hacer de sí
mismo un ídolo, así que el soberbio no tiene a Dios consigo; con
ella ha buscado
destruirlo en su corazón, y levantando un altar en él se pone
encima y se adora
a sí mismo. (Luisa Piccarreta Vol. 3 19/11/99)
[9] Porque se dolió del bien del hombre y lo ambicionó para él.
Ibíd
[10] Puesta la cuestión de esta manera, parecería que Dios los
manda al castigo
eterno, y que es Él el que determina su cuantía y el que jamás se
les perdone.
No debemos olvidar que Dios no es el que condena, y esto es valido
tanto para el
hombre como para el ángel; Dios, por naturaleza siempre debe tender
al bien, y
no puede dejar de amar lo que ha salido de sus manos creadoras,
solamente acepta
la decisión de su criatura, que gracias a su libre albedrío ha
tomado, y la
ratifica, retirando o poniendo todo lo necesario para que se lleve a
cabo lo que
libremente decidió la criatura, pero no la impone; igualmente la
actitud de Dios
es acorde a la decisión de ella: “Venid, benditos de mi Padre, a
tomar posesión
del reino celestial, o, apartaos de mí, malditos; id al fuego
eterno, que fue
destinado para el diablo y sus ángeles Mt 2532 ss.” El hecho de
no ser
perdonable es por la naturaleza de la voluntad angélica, que una vez
decidida no
puede cambiar, no por parte de Dios.
[11] Tratado de los ángeles, Suma Teológica.
[12] Para conocer el tipo de batalla, consultar la meditación de los
ángeles.
[13] Probablemente el principal de los ángeles que pecaron era el
más perfecto y
encumbrado de todos los ángeles. Cfr I 63, 6 y 7
[14] ¿Dónde está Dios? En el Cielo, en la Tierra y en todo lugar.
[15] Infierno quiere decir “lo que está debajo.”
[16] Esta interpretación la podemos avalar con los siguientes
pasajes de la
Sagrada Escritura: «Veía yo a Satanás caer del Cielo como un rayo
Lc 1018»
Dice: veía caer, no dice: vi cómo era arrojado. «A los ángeles
que no guardaron
su dignidad y abandonaron su propio domicilio, los tiene reservados
en perpetua
prisión para el juicio del gran día. Jud 6» Es muy clara la
redacción “que no
guardaron su dignidad y abandonaron”, entonces, por no haber
guardado y por
haber abandonado, es por lo que los tiene reservados para ratificar
su condición
el día del juicio.
[17] El sufrimiento, en cuanto simple acto de la voluntad, no es otra
cosa que
una reacción de la voluntad contra lo que es o no es; y es indudable
que los
demonios quisieran que no fuesen muchas cosas que son, o que fuesen
muchas que
no son.
[18] Ap 12
[19] El Papa Pio IX, en la Bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre
de 1854,
definió solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción.
[20] Voluntad Divina y humana son los más fieros enemigos entre
ellas. Vol. 17
21/05/25
[21] Discurso de Juan Pablo II sobre Satanás, el 24 de Mayo de 1987
en el
Santuario de San Miguel Arcángel.
[22] Dios y su obra, P. Antonio Royo Marín, III p. A 8.
[23] Que los demonios tientan a los hombres consta en las Sagradas
Escrituras y
en el magisterio de la Iglesia Ef. 611-12, I Tesal. 35,
I Pe. 58, D 428, D 907,
[24] Puesto que eres acepto a Dios, necesario fue que la tentación
te
aquilatare. Tob. 1213
[25] San Pablo define al demonio como el tentador. I Tes. 35
[26] Dios procura el bien del hombre de dos maneras. Una,
directamente, lo cual
ocurre siempre que alguien es atraído al bien o alejado del mal, y
esto en
ocasiones se hace por medio de los ángeles buenos. Otra,
indirectamente, y esto
ocurre cuando alguien que es combatido se ejercita en rechazar al
adversario, y
esto fue conveniente que se hiciera por medio de los ángeles malos.
Sto. Tomás
Tratado de los Ángeles
[27] Sant. 114
[28] Porque aparecerán falsos Cristos y falsos profetas, y harán
alarde de
grandes maravillas y prodigios, de manera que aun los escogidos, si
posible
fuera, caerían en error. Mt. 2424
[29] Dios tienta al hombre, en el sentido de que le pone a prueba,
para saber si
lo amamos de verdad o no. Estas tentaciones de Dios tienden siempre
al bien,
nunca al mal. Sto. Tomás: Suma Teológica
[30] Sí el mal existiera desde siempre, no habría más que dos
posibilidades:
Que existiera por sí mismo, lo cual nos pondría en una dualidad de
“existencias” opuestas entre sí, poniendo a Dios a la par de su
contra. O que
hubiera sido creado, y el único Creador es Dios, por lo tanto el mal
habría sido
creado por Dios. ¡Absurdo!
[31] Fomes: En el bautizado permanecen ciertas consecuencias
temporales del
pecado, así como una inclinación al pecado que la Tradición llama
concupiscencia, «fomes peccati»: «La concupiscencia, dejada para
el combate,
no puede dañar a los que no la consienten y la resisten con coraje
por la gracia
de Jesucristo. Antes bien "el que legítimamente luchare, será
coronado" (2 Tm
2, 5)» Catecismo 1264
[32] Cada uno es tentado, atraído y halagado por la propia
concupiscencia.
Después la concupiscencia, llegando a concebir los deseos malos,
pare el pecado,
el cual una vez que sea consumado, engendra la muerte.
[33] Hay que hacer notar que es el Espíritu de Dios quien lo conduce
para que
sea tentado, o sea, Dios mismo lo lleva a la tentación, y el demonio
actúa como
agente servil de Dios.
[34] Esto es: rechazarla y no dialogar con ella. Mons. Fortea
[35] “Hija mía, el pensar en vosotros mismos ciega la mente y os
forma una
especie de encanto humano, y este encanto humano forma una red en
torno al
hombre; esta red está formada de debilidad, de opresiones, de
melancolías, de
temores y de todo lo que de mal contiene la naturaleza humana, y por
cuanto más
se piensa en sí mismo, aun bajo aspecto de bien, más densa se hace
la red y más
ciega queda el alma. Vol. 11 16/08/12 Luisa Piccarreta
[36] Teología de la perfección cristiana.
[37] Se trata del P. José Antonio Fortea, Diócesis de Alcalá de
Henares (España)
Está considerado como uno de los mejores demonólogos del mundo, y
de Monseñor
Corrado Balducci, otro de los demonólogos de más prestigio a nivel
mundial. Como
exorcista, tomaremos la opinión del presidente de la asociación
internacional de
los exorcistas, Don Gabriele Amorth, exorcista de la diócesis de
Roma desde
1994.
[38] Un esorcista racconta. 16 edición, 1998. Edizioni Dehoniane
Roma
[39] En este punto, hay gente muy reconocida, como el p. Fortea, que
sostiene
que sí existen.
[40] Concuerda con Monseñor C. Balducci, quien dice que esta es la
forma
ordinaria de acción sobre los hombres, por su frecuencia, extensión
y
naturaleza.
[41] Esta acción ya fue revisada por lo que no se habla más de
ella.
[42] Monseñor Balducci pone sólo 3 formas en las acciones
extraordinarias y
excepcionales: La infestación local, la infestación personal y la
posesión
diabólica.
[43] Aclara un poco más, aunque dejándolo aún con incógnitas,
pues al decir que
se apodera indirectamente del alma, no aclara en que manera y hasta
que punto es
este dominio.
[44] De esto tenemos un claro ejemplo en el endemoniado de Gerasa.
[45] 2 Cor. 127 Y para que la grandeza de las revelaciones no me
desvanezca, se
me ha dado el estímulo de mi carne, que es como un ángel de
Satanás, para que me
abofetee.
[46] Es tanta la falta de capacidad de creer del hombre, que ni
siquiera se cree
cabalmente en Satanás, y le hace falta un signo externo para estar
seguro, pero
el pacto de sangre o la consagración no agregan nada a la adhesión
voluntaria
que el hombre hace.
[47] Esta es la clave. No se requieren exorcismos, oraciones de
liberación,
etc., sólo una sincera conversión, y para ello se requiere “un
ángel” (enviado)
que lo incite a esta conversión a través de la buena noticia
(Evangelio) y una
voluntad que se dirija al bien incansablemente.
[48] El materialismo, que desde hace decenios y decenios se desfoga,
alimentado
por Satanás, ha contaminado a la humanidad; él está apagando cada
vez en más
almas el don incomparable de la fe, de la esperanza, de la caridad,
de la vida
interior y de la Gracia divina, sin la cual ninguno puede salvarse.
[49] Esto deben comprender los Obispos, y para esto deben obrar,
hacia esto
deben orientar su pastoral, dejando de lado todo lo que es marginal;
una vez
más, hijo, afirmo que el problema central de la Pastoral a la que
pastores y
sacerdotes deben enderezar sus energías espirituales y materiales,
porque el
cuerpo es soporte del alma y para el alma ha sido dado, es el de
arrebatar las
almas a Satanás y a sus secuaces para volvérmelas a dar a Mí,
porque a Mí me
pertenecen, e impedir de todos los modos que los rectos y los puros
de corazón
tengan que ser engañados y arrollados por las astucias del Enemigo.
Mons. O.
Michelini Tú sabes que te amo.
[50] El “espiritismo”, que es evocación de fuerzas ocultas,
jamás es de Dios,
sino siempre del Infierno y es medio para extender en la tierra el
reino del
príncipe de las tinieblas, y así los sometidos a la iglesia de
Satanás, son
otros tantos celosos apóstoles de ocultas presencias en almas,
lugares y cosas,
artífices por consiguiente de tanto sufrimiento.
[51] Según Mons. Balducci
[52] San Ignacio de Loyola, Sta. Teresa de Liseaux, tentaciones de
suicidio.
San Juan de la Cruz, contra la fe.
[53] Cfr Finalidad de las tentaciones pag. 32
[54] Hech. 1616-18,
[55] Esto lo afirma el Cardenal Bona (Discret. Spir.
C7, n11)
[56] En estos tres últimos puntos, es conveniente recordar que en
los últimos
años han aparecido un sinnúmero de técnicas diagnósticas y
terapias no
tradicionales, que dan mucho que pensar.
[57] Desenmascarar al demonio es vencerlo. Ejercicios espirituales
San Ignacio
de Loyola
[58] Cfr nota 14
[59] Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que sembrarán
doctrinas
perversas con el fin de atraerse a sí discípulos. (Hech., 2030)
[60] Ellos que habían colocado la mentira en el lugar de la verdad
de Dios,
dando culto y sirviendo a las criaturas en lugar de adorar al
Creador, por eso
los entregó Dios a pasiones infames, pues sus mismas mujeres
invirtieron el uso
natural, en el que es contrario a la naturaleza, del mismo modo
también los
varones, desechando el uso natural de la mujer, se abrasaron en
amores brutales
de unos con otros, cometiendo torpezas nefandas varones con varones,
y
recibiendo en sí mismo la paga merecida de su obcecación, pues como
no quisieron
reconocer a Dios, Dios los entregó a un réprobo sentido, de suerte
que han hecho
acciones indignas del hombre, quedando atestados de toda suerte de
iniquidad, de
malicia, de fornicación, de avaricia, de perversidad; llenos de
envidia,
homicidas, pendencieros, fraudulentos, malignos, chismosos,
infamadores,
enemigos de Dios, ultrajadores, soberbios, altaneros, inventores de
vicios,
desobedientes a sus padres, irracionales, desgarrados, desamorados,
desleales.
Rm 1
[61] Nada de creación, no, evolución. Redención, no, una ilusión,
Jesús, no,
una invención de la Iglesia para seguir manipulando al pueblo. El
pueblo judío
es ejemplo fiel de la acción del demonio, pues a pesar de todos los
indicios que
Dios les había dado para reconocer a su Mesías, su enemigo los
oscureció en las
mentes del pueblo, usando cuanta mentira podía inventar; el
resultado, lo
conocemos todos. ¿Qué decir de la Santificación? Aunado a esto y
para darle
mayor fuerza a este desconocimiento, la “creación” de múltiples
creencias,
diversas entre ellas, pero siempre exaltando la presencia de seres
divinos, para
diluir, según él, la figura de su, y nuestro Creador.
[62] Lo que no dice es que es la naturaleza humana caída.
[63] En cuanto a familia humana en general, pues a veces destruye la
vida en
forma particular.
[64] Los espíritus infernales le rogaban diciendo: Envíanos a los
cerdos para
que vayamos y estemos dentro de ellos; y Jesús se los permitió al
instante; y
saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y con gran
furia toda
la piara corrió a precipitarse en el mar, en donde se ahogaron
todos. Mc. 512-13
[65] No cabe duda, nos han puesto al nivel de los brutos, mejor
dicho, por
debajo de ellos, pues ellos no se oponen a la ley puesta por Dios:
sus
instintos; sólo así se entiende cómo hemos podido aceptar esto.
[66] Mas quien escandalizare a uno de estos párvulos que creen en
mí, mejor le
sería que le colgasen del cuello una de esas piedras de molino que
mueve un
asno, y así fuese sumergido en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo
por razón de
los escándalos!, porque si bien es forzoso, que haya escándalos;
sin embargo,
¡ay de aquel hombre que causa el escándalo! Mt. 1867
[67] Vol. 20 19/11/26 Luisa Piccarreta.
[68] Hinduismo, Budismo, sectas cristianas, no cristianas, magia,
hechicería,
esoterismo, astrología, espiritismo, espiritualismo, naturismo,
adivinación,
satanismo, etc.; maestros ascendidos, avatares, consumismo, control
mental,
extraterrestres, reencarnación, etc., etc., etc.
[69] El plan 666, los protocolos de los sabios de Sión, las vías de
iluminación
de las filosofías orientales, hinduistas, el tercer camino, etc.
[70] Yo pondré enemistades entre ti y la mujer, y entre tu
descendencia y la
descendencia suya: ella quebrantará tu cabeza, y andarás acechando
a su
calcañar. Gn 115
[71] Justa pena por haber elegido por gobernantes hombres sin Dios,
de mala
vida, sin justo derecho para ser cabezas, que merecían más una
cárcel que el
derecho de regir. Luisa Piccarreta Vol. 30 3/01/32
[72] Fuertes los enemigos de Dios por la debilidad de Su Iglesia,
envalentonada
la iglesia de Satanás, por el asentimiento de quienes deberían
estar dispuestos
a dar la vida en defensa de la Verdad, se hace cada vez más audaz y
agresiva y
pasa a la ofensiva, cada vez más venenosa, sobre los dos frentes, el
de los
"principios" y el de la "moral", herejías
fomentadas y difundidas con profusión
de medios, pornografía difundida con otra tanta largueza de medios:
prensa,
cine, moda, corrupción que irrumpe por todas partes como caudaloso
torrente
arrollando la inocencia de los pequeños, la adolescencia, la
juventud, la
familia, la escuela, las instituciones religiosas; divorcio,
anticonceptivos,
aborto, he aquí la victoria de la iglesia de Satanás, hecha fuerte,
agresiva por
la debilidad, por el temor, por el respeto humano, por el
profesionalismo que se
ha sustituido al apostolado de la Iglesia de Dios. Mons. Ottavio
Michelini
[73] Poema del Hombre Dios, María Valtorta.
[74] Arrepentimiento, contrición, confesión, comunión y vida de
acercamiento a
Dios.
[75] Cfr. Dt. 1313, Eclesiástico 21, 25, 3410, I Cor. 413, St.
112, I Pe 16-7.
Nadie se conoce a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado
si no vence,
ni puede vencer si no pelea, ni puede pelear si no tiene un enemigo y
unas
tentaciones. Obras San Agustín, tomo XXII, narraciones sobre los
salmos.
[76] Vol. 1 Guerra contra los demonios. Luisa Piccarreta
[77] Vol. 6 2/09/04 Luisa Piccarreta
[78] Vol. 17 15/03/25 Luisa Piccarreta
[79] Vol. 32 2/04/33 Luisa Piccarreta
[80] Ante la Luz de mi Voluntad tiembla, huye, y cada verdad sobre mi
Voluntad
es para él un infierno de más, y como no quiso ni amarla ni
hacerla, se cambió
para él en tormentos que no tendrán fin; él, ante la sola palabra
Voluntad de
Dios se siente de tal manera quemar, que monta en furor y odia
aquella Santa
Voluntad que lo atormenta más que el mismo infierno. Por eso puedes
estar
segura de que Voluntad de Dios y enemigo infernal no están jamás de
acuerdo, ni
juntos, ni cerca, su Luz lo eclipsa y lo precipita en las
profundidades del
infierno. Luisa Piccarreta Vol. 23 21/09/23
[81] Si permití al enemigo infernal penetrar en el edén, no
permitiré que ponga
un pie en el edén del reino del Fiat, y por eso permití que se
acercase a Mí en
el desierto, para debilitarlo y ponerle termino a sus pasos y
cerrarle el camino
para que no osara entrar en él. ¿No sientes tú misma cómo tu
presencia
aterroriza al enemigo y se pone en fuga para no verte? Es la fuerza
de mi
victoria que lo precipita, y sintiéndose confundido huye. Luisa
Piccarreta
Vol. 23 9/02/28
[82] Se requiere atención suma, y mi Voluntad hará todo lo que se
necesita para
formar su Vida en la criatura. Luisa Piccarreta Vol. 34
5/01/36
[83] 2 Tes. 2
[84] I Jn 218-22
[85] I Jn 43
[86] Ap. 131
[87] Una vez más te recuerdo que la oscuridad es la soberbia,
pecado de
Satanás, personificado en la iglesia de Satanás, que es la
Masonería que impera
en el mundo y en la misma Iglesia mía.
Yo, Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, he fundado mi Iglesia
jerárquica... y jerárquica es la iglesia de Satanás en la tierra,
la Masonería.
Confidencias de Jesús a un sacerdote. Mons.
Ottavio Michelini.
[88] Gn 2533-ss
[89] Ahora, ¿qué cosa se necesita para restablecer a este hombre?
Volveremos a
infundirle nuestro aliento con más fuerte y creciente amor, le
infundiremos el
aliento en el fondo del alma, pondremos nuestro aliento más
fuertemente en el
centro de su voluntad rebelde, pero tan fuerte de sacudirle los males
a los
cuales está unido; sus pasiones quedarán aterradas y aterrorizadas
ante la
potencia de nuestro aliento; se sentirán quemar por nuestro fuego
divino, y la
voluntad humana sentirá la Vida palpitante de su Creador, que ella,
como velo lo
esconderá en sí misma y volverá a ser la portadora de su Creador.
Vol. 35
21/12/37 Luisa Piccarreta
[90] Oscuridad, tormentas en nuestro interior que arrojan a la
voluntad de un
vicio a otro, y de ellos al remordimiento, a la angustia, a la
desesperación.
Pero el signo más claro, que como rayo cruza el firmamento y nos
anuncia nuestra
liberación, el cual es La Divina Voluntad obrante en las criaturas.
[91] Nada temáis a los que matan el cuerpo y no pueden matar el
alma. Temed
antes al que puede arrojar alma y cuerpo en el infierno. Mt 1028